Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 16: Incluso Sin Saber la Razón de Nuestro Adiós

Capitulo Extra 2: El Monstruo Susurra

Un guía de baja estatura con ojos del color del té negro, casi rojo, abrió el camino por una escalera de caracol. Shinohara sabía que la escalera en sí era una reliquia. Porque si no lo era, ¿qué más podría ser? Estas escaleras, que parecían estar hechas de algo más que hierro o piedra, daban vueltas y más vueltas hacia arriba, en un espacio abierto que no era claro ni oscuro. Sin nada que se parezca a las paredes. Solo la escalera de caracol.

Las escaleras, que parecían interminables, se detuvieron abruptamente y salieron a lo que parecía ser un bosque. Miró hacia arriba, pero no había sol, ni luna ni estrellas. En cambio, había luces globulares que colgaban de las ramas o que estaban encima de los tocones.

El guía se volvió para hablar con él. —El amo te espera.

Habiéndole informado secamente de eso, el guía trató de irse, pero Shinohara no pudo evitar preguntar—: ¿Cómo te llamas?

—Alice.

—¿El Sr. Unchain es un buen amo?

—Es el tipo de persona que te convertirá en un monstruo si confías en él. No es que crea que sea una persona. —El guía sonrió levemente, luego advirtió a Shinohara—: Tú también te convertirás en un monstruo, muy pronto. Creo que yo me he convertido en uno ya. O al menos estoy cerca.

Con eso dicho, el guía se fue. Shinohara se vio obligado a caminar por el último piso de la Torre Prohibida, buscando a su amo, solo.

El amo estaba sentado en un sillón, sus ojos hundidos enfocados en el libro que yacía en su regazo. Shinohara se sorprendió al ver que su sombrero alto de ala ancha no estaba en su cabeza, sino en el suelo a sus pies. Junto al sillón había un árbol, cuyo interior había sido tallado para crear una estantería. Las ramas entrelazadas de arriba formaban una jaula, aprisionando a una mujer semidesnuda en el interior.

—Has venido, ¿verdad? —El Sr. Unchain cerró su libro y volvió su rostro hacia Shinohara. Si pudieras llamar rostro a lo que tenía. Bueno, probablemente lo era. El hombre parecía un cadáver ahogado levantado de las profundidades del mar, pero su cabello largo y rizado y su barba estaban llenos de vida. Cada cabello parecía que podría comenzar a revolverse por sí solo en cualquier momento.

—Logramos asegurar nuestra participación en el Ejército de la Frontera. Pensé en venir a presentar mis respetos.

—Será reconfortante tenerte ahí.

El Sr. Unchain se levantó del sillón con movimientos torpes pero silenciosos, devolviendo el libro a la estantería del árbol.

—¿Qué impresión tienes de él? ¿Cómo estaba el comandante Mogis?

—Está muy contento. El hombre parece serio acerca de convertirse en rey.

—En rey, ¿eh?

Cuando Sir Unchain levantó su mano derecha, un bastón blanco apareció de algún lugar y voló hacia su agarre.

—Eventualmente, el Rey No Vivo se despertará y se presentará ante todos los reyes.

—¿Dónde duerme nuestro el rey?

Sir Unchain, es decir, Ainrand Leslie, dejó escapar un sonido extraño que podría haber sido una risa, pero no respondió.

—¿Quién eres…? —preguntó en voz baja la mujer encarcelada en el árbol.

—Me llamo Shinohara —respondió con una sonrisa, y la mujer repitió su nombre con los ojos hundidos.

—¿Sabes…  quién soy…?

—Sí. Solo un poco.

—Yo…  no…  Solo…  mi nombre… —La mujer negó con la cabeza—. Dark…

¿Lo había convocado? Como si saliera de una puerta invisible frente a su pecho, aparecieron largos hilos negros, entrelazándose. En poco tiempo, habían asumido una forma humanoide.

—Es… —Los ojos de Shinohara se agrandaron. Era magia, sin duda, pero no del tipo que había visto antes.

—Retrocede —gruñó el Sr. Unchain. Shinohara lo hizo de inmediato.

Este Dark, o lo que fuera, dejó escapar ruidos extraños, girando en sentido contrario al reloj a medida que se hacía más grande.

La jaula de ramas se astilló. La mujer cayó.

Por un instante, Shinohara se preguntó si debería lanzarse y atraparla. Pero no, no era necesario. Dark la sostuvo.

La mujer descendió con Dark envuelta alrededor de ella.

Como si le hubieran brotado unas alas de oscuridad.

—Soy…  Shihoru…  solo sé mi nombre…  y el de Dark…  pero… —La mujer miró al Sr. Unchain—. Él dice que si hago lo que me pide… podré irme a casa…

—Es correcto. —Sir Unchain siempre decía palabras melosas en un tono brusco.

Era como si este monstruo no tuviera sentimientos propios.

 —Si se alcanza nuestro objetivo, podrás regresar a casa, a tu mundo. El mundo del que vienes. El lugar en el que deberías estar.

-FIN DEL VOLUMEN 16-