Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 16: Incluso Sin Saber la Razón de Nuestro Adiós

Capítulo 2: La existencia de la muerte

El gremio de ladrones en Altana en el Poblado del Oeste. Ese día, en la oscuridad de una habitación oculta en el interior, Haruhiro había estado solo con Barbara.

O eso había pensado.

Una vez que le explicó la situación, para su satisfacción, Barbara encendió las luces.

La habitación secreta no estaba dividida por paredes, sino por una tela ignífuga especialmente tratada. Al parecer, había varias habitaciones como esta en el gremio de ladrones. Solo los agentes de alto rango del gremio, llamados mentores, sabían dónde estaban todas.

Los mentores, como su nombre sugiere, guiaban y dirigían a los ladrones. Además de eso, también proporcionaban inteligencia al Margrave y a los altos mandos del Ejército de la Frontera.

—No mucha gente se da cuenta, pero nuestro gremio de ladrones está bastante involucrado políticamente.

Esa sugerente sonrisa en el rostro de Barbara quedó grabada en la memoria de Haruhiro.

No se desvanecería tan fácilmente.

—Sin embargo, estoy mucho más interesada en el sexo que en la política.

—Ehh, ya es suficiente de bromas…

—¿Crees que estoy bromeando?

Barbara tocó una parte sensible de su anatomía.

—Oye, espera…

Barbara parecía disfrutar viendo cómo se ponía nervioso.

—Está bien. Puedes gemir un poco. No podrán escucharnos afuera. La habitación fue construida para estar seguros de eso. Por eso me gusta más este lugar.

—Es cierto, no nos oirán afuera.

Cuando escuchó otra voz, claramente no la de Barbara, decir eso, Haruhiro se sorprendió.

—¡¿Eh?! Qu-Qu…  ¿Eh? ¿Q-Quién está ahí…?

—Te lo dije, ¿no? —Barbara se aclaró la garganta con picardía—. El gremio de ladrones es una organización política. Gracias a eso, hemos aprendido a mantener separados nuestros cargos públicos y privados. Somos reservados, ¿sabes? Tendrás que aprender a ser igual.

—¿Yo? ¿Ser reservado? ¿Eh? ¿Qué quieres decir…?

—Cuando cayó Altana, recibimos un golpe doloroso. Muy doloroso. Pero pareceríamos bastante incompetentes si tu Barbara-sensei fuera la única sobreviviente, ¿no es así?

—Ella no es realmente mía…

—No me importa si quieres ponerte posesivo conmigo. Disfruto ser amada.

—Basta de tonterías, Barbara —dijo la otra voz. Sonaba femenina.

Barbara se encogió de hombros.

—Ya sé.

Haruhiro miró alrededor de la habitación secreta. Había una mesa redonda, una lámpara encima, cuatro hojas de tela ignífuga, y Barbara, además de Haruhiro, obviamente, y eso era todo. Estaba seguro de que eso era todo lo que había en la habitación y, sin embargo, esta otra voz pasó a presentarse.

—Soy Eliza.

—Ella siempre ha sido tímida —explicó Barbara con una sonrisa—. Me pregunto cuándo fue la última vez que vi bien su cara.

—…  ¿Eres mentora en el gremio de ladrones? —preguntó Haruhiro.

—Sí —respondió la voz incorpórea de Eliza—. Principalmente actúo como observadora y contacto con el Cuerpo de Soldados Voluntarios.

—El Cuerpo de Soldados Volun…

Altana cayó, el general Rasentra murió en un duelo con el orco Jumbo, el Ejército de la Frontera fue destruido y el Cuerpo de Soldados Voluntarios huyó derrotado. Obviamente, tenía que haber algunos supervivientes. ¿Pero cuántos? ¿Y dónde? Eso no estaba claro.

Eso era lo que había pensado Haruhiro.

¿Estaba equivocado?

—¿Dónde está el Cuerpo de Soldados Voluntarios…?

—En el Wonder Hole —respondió Eliza—. Ha aparecido una nueva raza ahí, por lo que difícilmente llamaría segura su situación, pero Britney, Orion, las Wild Angels, Iron Knuckle y los Berserkers han logrado construir y defender una base ahí.

Mary le había dado a Haruhiro y los demás un resumen general de los soldados voluntarios y sus terrenos de caza. Aun así, su percepción era bastante vaga de cómo eran realmente. Tenía un esquema de todo ese conocimiento en su cabeza, pero era débil, sin detalles.

—… Ya veo. Entonces están en el Wonder Hole. Bueno, teníamos sospecha que podría haber sido así. Pero el área estaba llena de enemigos, así que no pudimos acercarnos.

—Hay exploradores de la Expedición Sur acechando por las Llanuras Ventosas —dijo Eliza, introduciendo un término con el que Haruhiro no estaba familiarizado.

—¿Expedición Sur? —preguntó.

—Es el enemigo —explicó Barbara.

—Los clanes orcos y el ejército de no muertos se movieron hacia el sur y se unieron a los goblins y kobolds. Los agrupamos a todos como la «Expedición Sur».

La Expedición Sur aparentemente se había dividido en dos grupos.

Uno había avanzado a través del Bosque de las Sombras, donde vivían los elfos, luego cruzó las Llanuras Ventosas y conquistó la Fortaleza Capomorti y Altana.

El otro había regresado, río arriba, hacia la Fortaleza de Hierro de Riverside, que también atacaron y tomaron.

Posteriormente, se entregó Altana a los goblins, mientras que la Fortalza de Hierro de Riverside se otorgó a los kobolds.

La mayor parte de la Expedición Sur se dirigió hacia el norte, y una grupo de orcos se quedó en Riverside para monitorear la situación.

—¿Se dirigieron al norte? ¿A dónde? ¿Simplemente…  se fueron a casa?

—Los otros mentores están investigando eso.

Según Barbara, había cuatro mentores sobrevivientes del gremio de ladrones. Barbara y Eliza, junto con los hermanos Fudaraku y Mosaic. Los hermanos estaban buscando a la Expedición Sur o siguiéndolos, pero aún no habían regresado.

—Me cuesta imaginar que los atraparon a los dos.

—Cuando no hay noticias son malas noticias —dijo Eliza.

—¿El dicho no es «cuando no hay noticias son buenas noticias»? —Barbara la corrigió con un toque de exasperación en su tono—. Aunque es cierto que no podemos decir qué está sucediendo ahí. Quiero decir, conociendo a esos hermanos, es posible que simplemente hayan abandonado la misión y hayan huido.

—Dijiste que yo también tendré que ser reservado, ¿verdad, Barbara-sensei?

Barbara no le había contado a Anthony, que había venido con Haruhiro y su grupo, sobre el Cuerpo de Soldados Voluntarios. Eso tenía que significar que Barbara y los demás no querían mostrar su mano a la Fuerza Expedicionaria. Al menos todavía no.

—Quieres proporcionar información limitada a la Fuerza Expedicionaria. ¿Se supone que debo cooperar contigo en eso?

Barbara negó con la cabeza.

—No exactamente.

—¿Eh?

—Queremos que te conviertas en un mentor en el gremio de ladrones.

—… ¿Qué cosa?

—Lamento decir esto cuando ha perdido tus recuerdos, pero estamos cortos de manos en estos días. Aceptaremos a cualquiera, incluso a un gato viejo.

—¿Realmente estoy hecho para esto…?

—Más vale que sí. Eliza.

Cuando Bárbara la llamó por su nombre, una mujer pequeña emergió de uno de los pliegues de la tela. Debe haber habido una costura ahí.

Por un instante, vio su rostro de perfil.

Sin embargo, estaba medio envuelto en una bufanda y su largo cabello cubría casi por completo sus ojos. Llevaba un atuendo que era de un color oscuro suave, y era difícil distinguir su figura.

Sus guantes dejaban las puntas de sus dedos expuestas. Parecía que estaba sosteniendo algo. ¿Una botella plateada y un cáliz? Eliza lo dejó sobre la mesa, luego le dio la espalda a Haruhiro, pero no se fue. Parecía no querer que él viera su rostro.

—Nuestro gremio siempre ha sido relajado, por lo que no existe un procedimiento formal para esto.

Barbara abrió la botella y vertió el contenido en el cáliz. ¿Era vino o algo similar?

—Cuando incorporamos a un nuevo mentor, este comparte una bebida ceremonial con otro mentor.

Bárbara le pasó el cáliz a Eliza, quien movió la bufanda y tomó un sorbo del líquido, todavía mirando en la otra dirección. Devolvió el cáliz y Barbara también se lo llevó a los labios.

—Bebe el resto —dijo Barbara, ofreciéndole el cáliz a Haruhiro.

Ella no le pidió su opinión. Insistente, él pensó, pero ya había tomado el cáliz. Después de todo, ella era su maestra. Ella conocía su personalidad.

—¿Qué es esto?

—Sangre —dijo Barbara con una sonrisa—. La sangre de un ladrón.

—¡¿Qué?!

—Eres un poco estúpido, ¿eh? Era broma. Obviamente. Es lo que parece. Alcohol.

—No te burles de mí…

Cuando lo olió, detectó el olor a alcohol. Pero no parecía vino.

Suspiró, tomó un trago y se atragantó.

—¡Arg! Este material es un poco fuerte, ¿no…?

—No tanto. Basta con tomarlo todo de una vez.

—No me emborracharé, ¿verdad…?

—Si te emborrachas y te excitas, no te preocupes, yo te cuidaré.

—No creo que eso vaya a suceder… probablemente. No es que recuerde si alguna vez me emborraché.

Levantó el cáliz y vertió todo el contenido en su garganta. Su cuerpo se calentó rápidamente. Entonces su visión se volvió borrosa.

Haruhiro le devolvió el cáliz a Barbara.

—¿Esto realmente es solo alcohol…?

—No lo sé. La clave es que lo bebas sin preocuparte de que pueda ser veneno.

—Eso nunca se me ocurrió…

—Eso es lo mucho que confías en mí, ¿eh? Incluso si no tienes tus recuerdos, tu cuerpo no me ha olvidado.

—Ahí vas, diciendo cosas así de nuevo…

Después de algún tiempo, la fuerte sensación de alcohol que inundaba su cuerpo había retrocedido considerablemente. ¿Era por la pequeña cantidad? ¿O simplemente no era tan fuerte como había pensado?

—Entonces, lo que estoy escuchando es que nuestro gremio de ladrones no planea depender de la Fuerza Expedicionaria.

—Ya suenas como un mentor, ¿no es así?

—¿Podrías no burlarte de mí por cada pequeña cosa?

—Como mínimo, debemos juzgarlos primero.

—¿Qué pasa con el Cuerpo de Soldados Voluntarios?

—Una vez fuimos soldados voluntarios. Si se trata de si estamos del lado del Cuerpo o de la Fuerza Expedicionaria de Arabakia, es una obviedad. Si parece que podemos utilizar la Fuerza Expedicionaria, lo haremos.

—Su general, Jin Mogis, quiere usarnos en su lugar.

—Y esa es nuestra razón para contenernos. No queremos mostrar demasiado nuestra mano. Si creen que tenemos cien piezas a nuestra disposición, intentarán usar las cien. Pero si escondemos algunas de esas piezas, les hacemos pensar que solo tenemos diez, eso nos permite conservar las noventa restantes, diciendo que no podemos dar lo que no tenemos.

¿Era así como Barbara-sensei le había enseñado a Haruhiro? A pesar de las apariencias, realmente parecía gustarle cuidar a los demás.

—Los soldados voluntarios en el Wonder Hole tampoco están a salvo. —La voz de Eliza sonaba algo así como la lluvia cayendo al otro lado de una ventana—. Está conectado a una multitud de otros mundos y es muy inestable. Como estaba diciendo antes, una nueva raza poderosa, los grendels, apareció ahí recientemente. Además de tener que luchar contra ellos, también hay escasez de suministros. No pueden quedarse encerrados dentro de esa base en el Wonder Hole para siempre.

—Pero si salen, el área está plagada de enemigos, ¿verdad? —dijo Haruhiro, luego, después de pensar un momento—: Estaba plagado de enemigos, cuando estábamos por ahí —se corrigió a sí mismo—. No sé si podemos llamar a la Fuerza Expedicionaria nuestros aliados, pero no son descaradamente nuestros enemigos. Incluso si no son nuestros amigos, podemos usarlos.

Si el Cuerpo de Soldados Voluntarios se movía por su cuenta, la Expedición Sur, que había tomado la Fortaleza de Hierro de Riverside y la Fortaleza Capomorti, sin duda actuaría para aplastarlos.

Pero si la Fuerza Expedicionaria atacaba Altana, eso cambiaba la situación.

—¿A dónde irá el Cuerpo de Soldados Voluntarios? —preguntó Haruhiro.

—Probablemente a Riverside —respondió Barbara—. Si la Fuerza Expedicionaria son aliados confiables, existe la opción de trabajar juntos en un ataque simultáneo.

—…  Esto es solo mi suposición, pero por lo que he visto, si Jin Mogis se entera de la existencia del Cuerpo de Soldados Voluntarios, no los va a pasar por alto. Podría intentar ponerlos bajo su control.

—El Cuerpo de Soldados Voluntarios no aceptará eso en silencio —dijo Eliza con certeza.

Haruhiro suspiró.

—Parece que la coordinación no va a ser fácil…

Barbara inclinó la cabeza hacia un lado.

—¿Entonces qué haremos?

Esta era una pregunta de su maestra. Como su alumno, necesitaba quemarse los sesos para obtener una respuesta.

—…  ¿Tal vez no nos coordinemos, pero todavía lanzar un ataque simultáneo? Si el Cuerpo de Soldados Voluntarios sabe cuándo atacará la Fuerza Expedicionaria, todavía queda el problema de si pueden prepararse a tiempo, pero no debería ser imposible…  supongo.

Barbara-sensei le dio unas palmaditas en la cabeza a Haruhiro, como para elogiarlo por su aguda percepción.

—Dependiendo de la situación, podemos cambiar de rumbo, pero ese es nuestro objetivo por ahora. Con eso resuelto, ¿cómo lo hacemos realidad? Si ese sujeto Jin Mogis es fácil de manejar, o inesperadamente digno de confianza, eso lo haría rápido. Supongo que debería conocerlo en persona.

Haruhiro se arrepentía.

¿Cómo podría no arrepentirse?

Había tantas cosas de las que arrepentirse de lo sucedido.

¿Y si no hubiera dejado que Barbara-sensei se reuniera con el general? Si Haruhiro hubiera podido manejar al hombre en su lugar, ¿cómo habrían resultado las cosas? O tal vez si Barbara hubiera podido concentrarse por completo en recopilar información dentro de Altana. Ese tipo de arreglo debería haber sido posible. Pero debido a que Haruhiro era tan poco confiable, Barbara se había visto obligada a hacer un poco de todo.

No se culpaba completamente por lo sucedido. Eso estaría sobrestimando enormemente su propia importancia. Pero aun así, si las cosas hubieran sido un poco diferentes, no habría perdido a Barbara-sensei.

La gente muere fácilmente.

Podría ser su turno la próxima vez. O el de uno de sus camaradas.

Cuando cerró los ojos, vio la sonrisa de Barbara-sensei.

—Escucha, Old Cat.

Incluso ahora que se había ido, le enseñó a Haruhiro cosas como esta.

—Ahora mismo, en este momento, tienes que vivir para no arrepentirte. Eso es todo lo que hay.

Ella estaba muerta

Pero no era como si nunca hubiera existido.