Wortenia Senki (NL)

Volumen 10

Prologo: Iglesia de Meneos

Era temprano en la mañana. Una brisa helada rozó la piel. Aunque, tal vez la mañana no fue del todo precisa ya que el sol ni siquiera había comenzado a asomarse por el horizonte. La noche aún reinaria durante una hora más. La única iluminación en el área era la tenue luz de las lámparas que sostenían los vigilantes de la propiedad de Liu Daijin y las estrellas tililantes.

Pero una sombra se deslizó a través de la oscuridad. Una niebla blanca salió de sus labios y se desvaneció en el aire. Sin embargo, su respiración agitada no era sorprendente; había pasado una hora realizando la técnica de respiración de Rituzenn.

La técnica era, bastante simple en sí misma. Banal, incluso. Uno separaba las piernas hasta los hombros y bajaba la cintura. Luego tendrían los brazos frente a su pecho, formando un anillo. Lo importante era juntar los dedos de ambas manos para formar un anillo más pequeño.

Era como sentarse en una silla invisible. Mantener esta postura durante un tiempo parecía ejercer una gran presión sobre la mitad inferior de uno, pero así era sólo como se veía desde un lado. Se utilizó un ejercicio similar para el entrenamiento muscular, pero este tenía otro propósito que no fue inmediatamente obvio.

“Mm. Parece estar funcionando bien. Me he acostumbrado a esto”, pronunció Zheng Motoku, satisfecho de ver que el entrenamiento de Neigong que Liu Daijin le transmitió estaba funcionando de manera efectiva.

Estampado en la carne de Zheng, desde la espalda hasta el flanco, había un tatuaje de nueve dragones. Un famoso artesano lo había marcado con este tatuaje después de que dejó el ejército popular de liberación y comenzó a trabajar para la mafia de Hong Kong como asesino profesional. Fue diseñado a partir de Shi Jin, uno de los héroes de Water Margin, de quien se decía que tenía un tatuaje similar.

Los dragones de tinta ondulaban con cada respiración mientras continuaba practicando. Innumerables gotas de sudor brillaban en su frente, goteando hasta el suelo y formando una gran mancha visible. A pesar de mantener esta postura durante horas, Zheng había mantenido la respiración.

La pura resistencia requerida para mantener esta postura fue bastante asombrosa, sin embargo, permaneció perfectamente quieto. Su rostro no delataba ni disgusto ni dolor, simplemente sonrió.

Cualquier residente de esta finca se sorprendería co esta sonrisa. Zheng era, por principio, un hombre de pocas palabras y poca expresión emocional. Siempre estaba vestido con un frac perfectamente en

tallado, su cabello peinado a la perfección. Sus ojos siempre estaban tan claros y fríos como un lago invernal.

Un hombre tan frío como el hielo y tan firme como el acero. Una encarnación humana de la lealtad a su amo.

Esa fue la impresión que la mayoría de los residentes de la finca tenían de Zheng. Pero esa sonrisa demostró que de ninguna manera era un muñeco, ni tampoco una especie de monstruo. Pará Zheng, este entrenamiento era su único placer en la vida, lo único que podía llamar pasatiempo. La práctica de artes marciales chinas era, para él, la única vocación que tenía fuera de sus funciones.

Esta formación se puede dividir en dos tipos: externa e interna. Entrenamiento externo enfocado en la carne y los músculos.

Entrenamiento interno enfocado en los órganos internos, la respiración y la conciencia. Zheng, sudando profusamente, estaba practicando una técnica de entrenamiento interno extremadamente exigente y efectiva conocida como Qigong.

Los medios populares en Rearth a menudo retrataban al Qigong como una forma de desarrollar poder sobrenatural, pero no era tal cosa. Era la forma en que el cuerpo humano regulaba de forma natural e inconsciente la respiración, la conciencia y el movimiento muscular.

Todos ellos fueron controlados a la vez para producir la fuerza adecuada en un momento dado.

Imagina a una persona que levanta u n objeto pesado. Contenían momentáneamente la respiración, cerraban la boca y apretaba los dientes. Si no hacían esto, su cuerpo no podría reunir la fuerza necesaria para completar la tarea.

El propósito del Qigong era aplicar este uso natural y apropiado del cuerpo a las artes marciales chinas. Al emplear un método de respiración especial, uno podría guiar su conciencia hacia el interior del cuerpo, permitiéndoles controlar y comprender la tensión que dirige los movimientos de su cuerpo.

La persona común podría llamarlo reunir la energía dentro del cuerpo de uno, pero no era ni de lejos tan simple. El entrenamiento muscular requirió un gran esfuerzo para dominarlo, pero el entrenamiento interno requirió aún más.

Y además, se necesitaba un maestro habilidoso para vigilar cautelosamente su entrenamiento. Esto no quiere decir que la formación autodidacta sea una mala idea.

Los viejos maestros que desarrollaron las artes marciales no tenían maestros en los que confiar después de todo, por lo que un maestro no era absolutamente necesario.

Pero aún quedaba un nivel que era difícil, sino imposible de alcanzar sin la ayuda de un maestro. Las enseñanzas de los predecesores de uno fueron una acumulación de historia, y cada vida individual fue corta. Usar el tiempo limitado de uno en este mundo a prueba y error era ineficaz. Pararse sobre los hombros de los gigantes que vivieron antes que tú fue mucho más productivo.

Pero depender de la sabiduría de los precursores presentaba un problema claro… Se podría realmente encontrar al maestro adecuado para instruirlos? Si el entrenamiento era como escalar montañas, entonces un maestro era un guía. Y si el alumno creía que ese guía lo llevaría a la cima, podría optar por convertirse en su aprendiz.

Y, sin embargo, la pregunta siempre fue si ese maestro realmente conocía el camino. Lamentablemente, como sucedía a menudo con estas cosas, había más maestros mentirosos y fraudulentos que verdaderos maestros. Un encuentro con un verdadero maestro era raro y precioso.

Afortunadamente, Zheng fue uno de los pocos agraciados con tal preciosa suerte.

Aprender bajo su tutela es una de las pocas bendiciones que este mundo me ha otorgado…

Zheng sonrió suavemente incluso cuando el sudor que brotaba de su rostro nublaba su visión. Había sido convocado a un mundo similar a la edad oscura, sólo para ser sometido a una existencia infernal, enviado al campo de batalla como esclavo.

Durante un tiempo, había vivido en el abandono de sí mismo. Se había ahogado en alcohol, se había impuesto a las mujeres y vivía sus días a caballo entre la linea entre la vida y la muerte.

Sin embargo, todo era escapismo, un intento de apartar la mirada de una vida en la que cada día precedía a un mañana incierto.

Pero mirando hacia atrás ahora, venir a este mundo trajo algo bueno a su vida. Durante las varias décadas que había vivido, podía decir que algunos de sus mejores días, incluso la joya de la corona de su vida, los pasó en este mundo.

Nada podría ser más impresionante que un verdadero maestro de las artes, o quizas, un guerrero verdaderamente habilidoso.

De hecho, cuando Zheng vivía en China, había visto a algunos artistas marciales de pedigri que se llamaban a sí mismos maestros de artes marciales, pero ninguno de ellos se sentía como alguien a quien no pudiera matar. Había sido parte de las fuerzas especiales del ejército popular de liberación y tenía la sangre de innumerables personas en sus manos.

Pará él, esos artistas marciales eran debiluchos que vivían en un capullo de seguridad cubierta de azúcar.

Es cierto que, en términos de maestría, fueron sin duda sus superiores en este momento. Pero la mayoría de ellos no aprendieron artes marciales por el simple hecho de matar.

El entrenamiento de autodefensa no anticipó un combate real. Pará algunos de ellos, esta era sólo una profesión para ganarse el pan de cada día.

Solo los más sofisticados podrían haberlo aprendido por respeto y adhesión a la importancia cultural de las artes. Pero la mayoría de ellos hacían eco de eslóganes que se habían aceptado entre el público en general: mantener la salud, aliviar el estrés, ampliar el conocimiento, etc. Cuando Zheng se fue de China continental a Hong Kong, alguien incluso le preguntó si él también tenía como objetivo convertirse en una estrella de cine de kung fu.

Era esa la esencia de las artes marciales? Zheng lo dudaba.

Sea como fuese, Zheng sabía que era mejor no rechazar estas razones por completo. algunas de esas mismas personas bien podrían haber alcanzado un verdadero dominio. Pero a sus ojos, sólo aprendieron los aspectos superficiales del arte sin tratar de comprender la esencia del mismo.

Eso fue algo que rechazó enérgicamente y por lo tanto, los lemas que promovían las artes marciales como un medio para un fin no relacionado lo perturbaron enormemente.

Este sentimiento no estaba todo fuera de lugar. Después de ser convocado a este mundo, Zheng fue testigo de los mismos artistas marciales que se encontraban con finales espantosos. Había visto a boxeadores y artistas marciales mixtos de fama mundial morir sin ceremonias.

Tampoco se trataba de gente débil. Eran deportistas en todos los sentidos de la palabra. Pero la fuerza en el ámbito de los deportes no era lo que uno necesitaría para sobrevivir en este mundo. Fueron estas experiencias las que le enseñaron a Zheng por qué el corazón era la primera de las tres cualidades que debe poseer un guerrero.

Excepto que, en este caso, ese corazón debe ser capaz de quitarle la vida a otro sin vacilar…

Liu Daijin sabía lo que significaba ese corazón. Conocía la esencia de las artes marciales. Y estudiar con él fue la mayor fortuna que Zheng había conocido. Cualquier arma, sin importar cuán fuerte fuera, era impotente sin sentido, si no se usaba cuando llegaba el momento de usarla.

Esta bien…

Convencido de que su entrenamiento había dado sus resultados, Zheng respiró hondo y deshizo su postura. Cogio una toalla que descansaba sobre la barandilla de la glorieta para secarse el sudor del cuerpo.

Ahora para practicar algunas formas…

Justo cuando ese pensamiento cruzó su mente, Zheng sintió una mirada fugaz sobre él. Sus manos se detuvieron. Enfocó sus sentidos en su entorno oscuro, ajustando su cuerpo para que nadie se diera cuenta de que estaba mirando a su alrededor. Pero esa mirada momentánea se fue sin dejar rastro.

Me lo imaginé?

No…

Hablando de manera realista, la posibilidad más probable era que fuera producto de la imaginación de Zheng. Todos los que trabajaban en la fin de Liu Daijin sabían que estaría aquí a esta hora, practicando sus artes marciales.

También sabían que los artistas marciales aborrecian mostrar sus técnicas a los demás.

La única vez que uno podría acercarse a él durante su entrenamiento sería en un estado de emergencia, como el de hace unos días, donde sospechaban que estaban siendo atacados por otro grupo. Pero si fuera una emergencia, un mensajero no se molestaría en ocultar su presencia.

Lo que nos deja…

La opción más probable entonces, era que un asaltante intentará atentar contra la vida de Liu Daijin.

La organización tenía un alcance mayor que cualquier otro país y funcionaba de manera similar a una organización intergubernamental. Incluso tenía su propio ejercito.

Después de todo, en este mundo, la violencia resolvió la mayoría de los problemas. La ley del imperio se limitaba a las ciudades y sus alrededores. La mayor parte de la tierra estaba invadida por montruos, bandidos y ladrones.

Era similar a la anarquía que había plagado a la frontera estadounidense, excepto que los logros tecnológicos de este mundo estaban muy por debajo de los de Estados Unidos en ese momento. Como tal, la organización tuvo que tomar las armas si quería proteger su autoridad y sus activos.

Sin embargo, esa no fue la única razón por la que la organización tenía sus propias fuerzas armadas. Si bien la razón declarada era la autodefensa, todavía contaban con el ejército más fuerte y más grande del continente occidental.

De hecho, incluso en comparación con el imperio de O’ltormea, el Reino de Helnesgoula y el sagrado imperio Qwiltania, las tres potencias más fuertes del continente, la organización seguiría estando en la cima. Y, por supuesto, tenían la destreza económica para mantener ese ejército.

Pero está fuerza y tamaño solo significaba que la organización tenía más enemigos con los que lidiar. Muchos de ellos eran bandidos, ladrones y contrabandistas que se ocupaban del contrabando prohibido.

Los criminales como ellos eran comunes en todas partes. Sin embargo, algunos de esos enemigos eran personas con poder y dinero, personas que controlaban firmas conocidas e influyentes.

Su antagonismo era una prueba de que en este mundo, incluso el hombre común tenía que estar familiarizado con la violencia.

Por supuesto, la mayoría de ellos no eran ni remotamente una amenaza para la organización. De hecho, su mayor oponente fue un grupo religioso llamado la iglesia de Meneos.

El problema es que, por su propia naturaleza, la organización no puede funcionar abiertamente en la sociedad. De hecho, ni siquiera podría operar abiertamente en el inframundo.

Su existencia era un secreto guardado. Abordaba sus actividades en secreto sin importar con quién o con qué tratara. Así fue como la organización logró extenderse por todo el continente, alcanzando el tamaño que tenía.

En la superficie, todo lo que podía ver era una gran cantidad de empresas y grupos mercenarios desconectados. Pero la organización mantuvo su fuerza oculta a las masas.

Si la realeza y la nobleza se enteraran de su existencia, actuarían para detenerla. Incluso podrían formar una unión que excediera las fronteras de cualquier país para luchar contra ella.

El hecho de que la organización enmascara su existencia y oculta su verdadera fuerza es la razón por la que incluso las pequeñas organizaciones delictivas están dispuestas a oponerse a ella.

Eran ignorantes. Y solo en el último momento, cuando sus grupos fueron purgado hasta el último de sus miembros, estos pequeños criminales se darían cuenta del enemigo en cuya ira habían incurrido.

Es eso…?

Zheng calmó silenciosamente su respiración y enfocó sus nervios. Trató de sentir lo que estaba oculto en la oscuridad. La mirada que había sentido se había ido, eso era cierto.

O lo imaginé… o tal vez es alguien lo suficientemente hábil como para ocultar completamente su presencia…

La sangre de Zheng hervía de anticipación. Hace diez días que varias decenas de enemigos atacaron esta finca. Los asaltantes iban tras la vida de Liu Daijin.

Liu tuvo una tremenda influencia sobre las partes sur de Lentencia, una importante ciudad portuaria en el sagrado imperio Qwinltantia. Pero a pesar de la importancia de su objetivo, los asesinos del enemigo eran meros matones. Eran Nivel 2, quizás Nivel 3, según la clasificación del gremio.

La mayoría de los aventureros y mercenarios los verían como principiantes que acababan de graduarse de ser aficionados.

Esto significaba que su estilo de lucha era mayormente autodidacta, y de la peor manera posible. La mayoría de la gente en este mundo sentía que la experiencia en el campo de batalla era más valiosa que aprender el arte del combate de un maestro.

Esto era quizás inevitable dada la fuerza física que les ofrecía la taumaturgia marcial, la naturaleza despiadada de este mundo. Sin embargo, la mayoría de estas personas solo usaban el pensamiento de ponerlos por encima y más allá de aquellos que no podían ejercer ese poder. Pero eso no significaba nada en términos de verdadero combate.

En ese sentido, los atacantes de la redada de hace diez días eran patéticamente débiles. De hecho, la mayoría de ellos fueron despachados por las fuerzas de seguridad de la finca.

Zheng sólo se deshizo de tres de ellos, y eso sólo sucedió porque las fuerzas de seguridad hicieron que los atacantes entraran en pánico y desesperadamente en la finca, donde corrieron hacia Zheng.

Para Zheng, matar invasores era como matar ganado. Pero esta vez, las cosas parecían diferentes.

Ahí está otra vez. Me está evaluando?

Podía sentir débilmente esa mirada, más suave que una pluma rozándose contra su piel. Definitivamente sintió que alguien dentro de la arboleda se extendía delante de él.

Fascinante.

La habitual actitud fría de Zheng se desvaneció, revelando la expresión de un demonio sediento de sangre. Al momento siguiente, saltó hacia adelante y corrió hacia la arboleda.

¿Dónde? ¿Dónde está?!

Sólo tenía una idea general de dónde estaba su oponente, pero sabía que estaba allí.

La mirada siguió a Zheng mientras avanzaba por la arboleda, pero no era tan tenue como antes. Ahora era una espada fría y afilada llena de sed de sangre. Quienquiera que fuera, renunció a tratar de enmascarar su presencia.

Ya veo. Así que estás ansioso por ir también.

Dado cómo borraron su presencia antes y sólo ahora reveló su sed de sangre, Zheng podría decir que era alguien con un nivel extremadamente raro de habilidad, incluso para los estándares de este mundo. Y ahí radica el significado de luchar contra él.

Zheng despertó el prana en su cuerpo, activando el chakra Vishuddi en su garganta. De los siete chakras del cuerpo humano, el chakra Vishuddi era el quinto y uno de los más elevados.

Un número muy limitado de personas en este mundo eran capaces de activarlo, y los que podían entre los muchos reinos eran aquellos que habían alcanzado el rango de general o superior.

Zheng no era uno de los aficionados que dependía de la taumaturgia marcial para ganar batallas. Él ya era tan mortal como un dragón, que el gremio clasificado como el más peligroso de todos los monstruos.

Corrió a través de la arboleda, corriendo entre los árboles. Las luces de la finca no llegaron a esta zona, por lo que sus alrededores eran totalmente oscuros.

El juego de pies de Zheng, sin embargo, era seguro e impecable. Había perfeccionado su visión nocturna durante años en el campo de batalla; la tenue luz de las estrellas era suficiente para que la viera.

Te encontré!

Al notar una figura avanzando unos diez metros por delante de él, Zheng aceleró. Por supuesto, por muy buenos que fueran sus ojos para ver a través de la oscuridad, no podía ver tan claramente como lo haría con, digamos, un par de gafas de visión nocturna. Sólo había visto lo que parecía una figura humana moviéndose. Pero las únicas personas allí eran Zheng y el misterioso asaltante. Ver eso era suficiente.

Sin decir ni una palabra de advertencia, Zheng desató un golpe con toda la fuerza que su cuerpo pudo reunir, un puño intenso y poderoso que había cobrado las vidas de innumerables oponentes hasta el momento.

La severidad de su ataque, reforzada por la taumaturgia marcial y fortalecida por el entrenamiento acumulado, fue mucho mayor que el tamaño de su cuerpo podría sugerir. Fácilmente podría romper una roca en pedazos.

Come esto!

Zheng pisoteó la tierra con fuerza, y el retroceso de ese movimiento viajó desde sus piernas hasta su cintura en una espiral como movimiento. ¡La fuerza se transmitió desde su hombro hasta su puño derecho y luego se estrelló contra la figura!

Zheng sintió que la fuerza brotaba de sus vasos sanguíneos, pero no sintió que su puño golpeara su objetivo. La figura levantó la palma de la mano en dirección a Zheng, recibiendo suavemente su puñetazo como si detuviera una hoja que se agitaba en el viento.

No esquivó el ataque. La figura había cogido el puño de Zheng de frente. Era como coger un huevo sin romperlo. Zheng se dio cuenta de lo impresionante que era esta hazaña.

No puede ser. Eso era Haujin?

El nombre de una determinada técnica de artes marciales apareció en su mente. Era una técnica defensiva fundamental para ciertas escuelas, como el Tai Chi Chuan. No se basó en cancelar el ataque con pura fuerza, sino en usar una rotación o drenar la fuerza para detener o desviar el golpe.

La técnica en sí misma no era tan inusual. El Tai Chi Chuan lo practicaba a menudo, y también lo empleaban otros tipos de artes marciales. Incluso el Aikido japonés empleó técnicas similares. A pesar de no conocer al Haujin, muchas artes marciales desarrollaron métodos para evitar ataques que eran esencialmente idénticos a él.

Pero ninguna de esas artes marciales habría podido usar a Haujin para bloquear un golpe reforzado por taumaturgia marcial.

El principio detrás de esto era simple: el ataque era simplemente demasiado poderoso para detenerlo de manera confiable. Por ejemplo, un ser humano no puede esperar bloquear una bala voladora con sus propias manos. A lo sumo, una persona podría esperar esquivar el disparo con éxito.

Pero eso no tiene nada que ver con las artes marciales. Esta no era la bala de un arma. Fue el puño de Zheng, que se desató con más fuerza y velocidad que cualquier bala. Incluso la taumaturgia marcial no sería suficiente para desviar este ataque y permanecer ileso. No, requeriría una técnica de nivel maestro. Y este nivel de dominio no era algo que

Zheng pudiera esperar de nadie en un mundo donde fortalecer el cuerpo a través de la taumaturgia para ganar batallas se consideraba la norma. Ante este resultado imprevisto, el cuerpo de Zheng se congeló por la conmoción.

“Ya veo. Un golpe impresionante”, dijo una voz familiar. En ese momento, Zheng se dio cuenta de todo.

Entonces eso es lo que está pasando…

Zheng conocía al dueño de esta voz. Sabía su nombre, un nombre alabado dentro de la Organización como un héroe. Habló primero con el hace unos días.

Este hombre sirvió a la Organización durante sus primeros días y fue amigo jurado del maestro de Zheng, Liu Daijin. Liu había ordenado que este hombre fuera tratado como un invitado del más alto honor.

Debido a esto, Zheng no podía hablarle irrespetuosamente. Aún así, estaba a cargo de la seguridad de esta propiedad, y había algo que tenía que decir, sin importar con quién estuviera hablando.

“Me disculpo si esto resulta tan irrespetuoso, pero como el que está a cargo de esta finca, encuentro que estos juegos tuyos son bastante molestos, Maestro Koichiro.”

Zheng inclinó su cabeza mientras el viejo ante él giraba su bigote con una sonrisa divertida.