Wortenia Senki (NL)

Volumen 10

Capítulo 2: El Consejo de Julianus I

Parte 1

Esa noche, Ryoma Mikoshiba entró en una habitación del castillo real en la capital de Xarooda, Peripheria. El rey Julianus I lo había llamado allí de repente y sin explicación alguna con el propósito de una reunión privada.

Era un rincón del castillo especialmente vacío. Una sirvienta llevó a Ryoma a la habitación y pronto desapareció. Había soldados haciendo guardia afuera, y aunque no podía verlos, podía sentir por la atmósfera tensa que también había guardias expertos en el sigilo escondidos en las sombras alrededor de la habitación.

El mensajero que entregó la citación dejó en claro que Ryoma vendría solo. Sin embargo, si las sospechas de Ryoma sobre por qué fue llamado eran correctas, no debería haber sido necesaria tanta seguridad. Julianus I debió haber temido mucho a que alguien escuchara esta reunión.

Pero por lo puntual que se decía que era, todavía no se había mostrado a pesar de que casi era la hora señalada. Qué está pasando? Si está siendo cauteloso, esto sólo puede significar..

Ryoma se sirvió un vaso de agua de una jarra que estaba sobre el escritorio y se lo llevó a los labios. La posibilidad más probable era que quisiera que asesinaran a Ryoma.

Al igual que la reina Lupis temía el ingenio de Ryoma después de que concluyó la guerra civil, quizás Julianus también llegó a temerle. Como decía el refrán, cuando el enemigo era derrotado, los soldados victoriosos podían morir. Sin embargo, Ryoma dudaba que ese fuera el caso. Por un lado, Lupis y Julianus I estaban en diferentes posiciones.

A juzgar por esta agua, no parece que quiera hacerme daño. Sintiendo el líquido correr agradablemente por su garganta, Ryoma entrecerró los ojos pensativo.

Era agua corriente, pero incluso una sencilla jarra sobre una mesa podía ofrecer una gran cantidad de información. Había una especie de cítricos parecidos al limón mezclados junto con hielo para mantenerlo frío.

Se le había prestado algo de atención y cuidado. Pero seguía siendo solo agua. Era preferible al agua tibia, pero normalmente no se le prestaba atención.

Sin embargo, los estándares en este mundo eran diferentes de los de Ryoma. Este mundo no tenía refrigeradores, por lo que el hielo era bastante raro y caro.

Las únicas fuentes de enfriamiento reales fueron la nieve, recogida durante el invierno y almacenada en cámaras frías, y el hielo producido por la taumaturgia verbal.

Y a diferencia de la taumaturgia marcial, la taumaturgia verbal requería una gran cantidad de educación e inteligencia, haciendo que los practicantes fueran pocos y distantes.

La taumaturgia verbal también requirió maestros dedicados, y aprendieron el oficio leyendo numerosos textos. Naturalmente, necesitaban saber leer y escribir, lo que significa que solo los ricos podían dominar la taumaturgia verbal.

Requería más que simplemente absorber el prana de los enemigos derrotados y activar los chakras, especialmente porque derrotar a los enemigos desde lejos solo otorgaba la mitad de la cantidad normal de prana.

Sin embargo, eso no significaba que los ataques a distancia fueran menos efectivos. Como prueba, muchos mercenarios y aventureros expertos se tomaron la molestia de aprender unos cuantos hechizos ofensivos. Aunque no podían ser llamados taumaturgos verbales, todavía veían el valor de ese poder. E incluso sabiendo que poco atrajo la atención de los demás.

Por ejemplo, el grupo mercenario de Lione, los Leones Carmesí, fue reconocido como bastante hábil, y una gran parte de esa reputación podría atribuirse al hecho de que muchos de ellos podrían utilizar la taumaturgia verbal.

Esta fue la razón por la que, a pesar de que la mayoría de los caballeros en el continente vieron los ataques como cobardes, muchos países todavía los animaron proactivamente a aprender taumaturgia verbal hasta cierto punto. Ante el noble propósito de defender una nación, las pequeñas disputas de los caballeros significaban poco.

Y la reputación de taumaturgia verbal fue bien ganada. Se decía que algunos de los taumaturgos verbales más famosos de la historia de este mundo eran capaces de aniquilar ejércitos enteros. Y así el Reino de Xarooda, por ejemplo, empleó a múltiples taumaturgos de la corte.

Todos eran nobles, pero incluso si uno de ellos fuera un plebeyo, no habría importado. Una vez que uno se vuelve lo suficientemente hábil para servir como taumaturgo de la corte, ya sea un plebeyo o incluso un esclavo, todavía se le otorga un título noble para que coincida con su función.

Después de todo la taumaturgia verbal era muy buscada. Por supuesto, ningún plebeyo normalmente sería lo suficientemente hábil para alcanzar ese nivel de dominio sobre ese arte…

El hielo está en cubos grandes y uniformes, así que por su aspecto diría que lo hizo un taumatólogo verbal, Ryoma pensó para sí mismo mientras miraba los cubos de hielo flotando dentro de su vaso.

Luego tomó un dulce horneado del cuenco que estaba al lado de la jarra y lo mordió.

Está demasiado dulce.

Era, honestamente, como un terrón de azúcar. Ryoma había probado algunos dulces de tiendas famosas en su mundo, y para él, esto tenía el sabor crudo, sin refinar que uno podría encontrar en el campo. Una mordida fue suficiente para hartarlo de la dulzura.

Aún así, podía decir eso porque era japonés y no de aquí. En este mundo, la mayoría de los dulces eran de frutas, tanto frescas como secas, o miel. Los dulces hechos de azúcar eran caros. Un plebeyo probablemente nunca probaría el azúcar en toda su vida.

Esto era algo que Ryoma sabía cuando motivó a sus jóvenes soldados durante el entrenamiento dándoles gominolas. El precio de los dulces de azúcar era alto, y no había mucho en circulación.

Las gomitas que Ryoma les dio a los niños eran los dulces más baratos disponibles en Japón, pero un puñado de ellos probablemente costaría mil monedas de oro en este mundo.

Y así, el significado detrás de los dulces de azúcar que tenía ante él difería de la impresión culinaria que Ryoma tenía de ellos. El señor de este castillo estaba haciendo una demostración de su poder y riqueza seguro, pero como anfitrión estaba saludando a Ryoma con la mayor hospitalidad posible.

Pero incluso basándose en lo que Ryoma sabía de este mundo, esto le pareció extraño. A menos que fuera una fiesta de té, la hospitalidad en este mundo significaba comida y alcohol.

Desde que se tomaron la molestia de servir esto, supongo que quieren evitar beber aquí. Pero nunca he oído nada de que Juliano sea un bebedor débil. Supongo que quiere que me mantenga sobrio y lúcido.

Justo cuando Ryoma consideró esa explicación, oyó un golpe en la puerta.

“Estás listo para vernos, Sir Ryoma?” le preguntó una voz conocida, amortiguada por la puerta. Probablemente fue Grahalt, quien había venido como escolta y guardaespaldas.

Trae a su propio guardaespaldas después de prohibirme traer a mis guardias? Sea lo que sea esto, debe ser un asunto delicado.

Ryoma era sólo un general enviado por Rhoadseria, mientras que Julianus I era el rey de Xarooda. Era natural que trajera guardaespaldas, pero Ryoma sospechaba que había algo más que eso. “Entra,” dijo Ryoma.

La puerta se abrió suavemente y Julianus I entró en la habitación, acompañado por Grahalt.

“Perdona mi tardanza, especialmente porque soy yo quien te llamó aquí”, dijo Julianus. “Algunos asuntos que no podía posponer surgieron, y tratar con ellos tomó algún tiempo. Perdóname.”

Ryoma asintió pero permaneció en silencio. Esta reacción normalmente sería vista como bastante grosera e insolente, pero todos los presentes la pasaron por alto. Grahalt, que estaba al lado del rey, no parecía culpar a Ryoma por ello.

“Ahora, Grahalt… tendré que pedirte que te vayas.”

A las órdenes de Julianus, Grahalt simplemente se inclinó y salió de la habitación.

“Estás seguro de que deberías haberlo hecho?” preguntó Ryoma. Julianus era el rey de Xarooda. Incluso si fuera su propio castillo, su posición significaba que despedir a sus guardaespaldas era impensable. Julianus I, sin embargo, simplemente agitó la cabeza. “No me importa.

Después de todo, te llamé aquí sin ninguno de tus guardias. Es justo que yo haga lo mismo.”

Ya que le había pedido a Ryoma que hiciera algo, el debería responderle de forma similar. Pero dada su posición como rey, no hace falta decir que fue un acto de impresionante resolución.

Este viejo tiene agallas.

Los países circundantes llamaban a Julianus I “el rey mediocre”, pero hasta donde Ryoma podía ver, era un astuto zorro viejo. A pesar de las tendencias rebeldes de sus nobles, de alguna manera había mantenido a Xarooda unificado bajo su gobierno. Esto se debió probablemente a sus habilidades como rey.

“Ahora, creo que hablar estando de pie sería grosero…” Julianus I dijo mientras se sentaba en el sofá frente a Ryoma. “Primero, debo disculparme y agradecerte.”

Inclinó la cabeza ante Ryoma. Probablemente por eso le pidió a Grahalt que se fuera. Esto ciertamente no era un espectáculo que pudiera dejar ver a otros.

“Gracias a ti, nuestro país sobrevivió a esta guerra, así que primero permítanme darles las gracias en nombre de Xarooda y de todo su pueblo. Te estamos eternamente agradecidos. y… también debo disculparme. Su audaz ataque y conquista del Fuerte Notis cortó la línea de suministro del ejército O’ltormeano, y a pesar de eso, terminé esta guerra con un alto el fuego. Perdóname.”

Esta fue la mayor gratitud y disculpa que un rey pudo dirigir a un general.

“Su Majestad…” Ryoma se quedó mudo, incluso nervioso, y señaló al rey que levantara la cabeza. Incluso Ryoma, a pesar de toda su audacia, no podía permanecer compuesto con un rey tan viejo como su abuelo disculpándose con él de esa manera.

“Puedo relacionarme con sus sentimientos, Su Majestad. Al menos, puedo entender por qué permitió el alto el fuego, pero…”

Julianus I levantó la cabeza. “Lo sé. Todo esto nos da tiempo.”

Ryoma miró a Julianus I con ojos graves. “Si entiendes eso, no estoy en condiciones de decir nada más. Pero si pudiera decir una sola cosa, por muy descortés que sea, es que su país tiene mucho tiempo prestado … ”

“Ya veo… También te parece corto?”

“Sí.”

“Cuántos años dirías que tenemos?”

“Depende en gran medida de cuán hábilmente negocies las cosas, pero la próxima guerra vendrá dentro de diez años, a más tardar.”

Julianus I miró a Ryoma con una sonrisa desagradable. “Kehehe… Mentir no es bueno, Sir Ryoma. No importa cuánto intentes extender las cosas, tengo cinco años como mucho, no?”

Julianus I entonces sonrió suavemente otra vez. Ésa era la cifra exacta a la que Ryoma llegó también.

“Entonces sabías…” murmuró. Julianus asintió con la cabeza. “Puede que sea lo suficientemente tonto como para que mis vecinos me llamen burlonamente rey mediocre, pero aún he reinado durante décadas. Me enorgullece el hecho de haber defendido y construido este país durante tanto tiempo”.

Sus palabras estaban cargadas de resolución y determinación. Incluso cuando los que lo rodeaban se burlaban de él y lo llamaban mediocre, este sabio gobernante siempre había vigilado de cerca el estado de las cosas. Es cierto que no logró ningún logro que llamara la atención.

Julianus I probablemente pasaría a los anales de la historia como un rey mediocre y poco impresionante de Xarooda. Pero su firme voluntad de defender y desarrollar su país no era de ninguna manera inferior a la de cualquier otro gobernante.

Al final, este viejo… era un tramposo.

Los labios de Ryoma se enroscaban en una sonrisa. Él creía que esta mediocridad era una fachada que este viejo astuto escondía sus colmillos. No podía evitar gustarle.

Por un breve momento, Ryoma y Julianus I se miraron sin decir palabra antes de sonreír. Esas sonrisas finalmente dieron paso a una risa rodante.

***

Después de reír por un tiempo, los dos finalmente se calmaron.

“Ha pasado un tiempo desde que disfruté así. No recuerdo la última vez que me reí en voz alta… ”

Julianus I se sirvió un vaso de la jarra antes de que Ryoma pudiera detenerlo. Vació la taza de un trago. Debe haber estado bastante sediento, ya que lo bebió con un vigor que no se esperaría de su edad. “Agradable y frío…” murmuró mientras inclinaba la jarra hacia su vaso de nuevo. Luego volvió sus ojos a los dulces que estaban en el escritorio y sonrió caprichosamente. “Lady Helena mencionó que eres de Rearth? Me dijo que su gente le sirvió una golosina llamada

macarons en una fiesta de té reciente. Parece que la cultura culinaria de su mundo va mucho más allá de la nuestra”.

Ryoma no pudo evitar esbozar una sonrisa sardónica. Bien… Así que ahora vamos al tema principal.

Ryoma nunca le contó a Helena sus orígenes, que él era lo que la gente de este mundo llamaba una persona de otro mundo. Pero Helena era una mujer perspicaz, y Ryoma no trató exactamente de ocultarlo, por lo que probablemente se enteró por alguna fuente.

Le serví macarons hace unos días…

La verdad es que Ryoma no se esforzó mucho para ocultar el hecho de que era de otro mundo. Pero, por qué Helena creyó conveniente decirle a Julianus I sobre esto?

Supongo que Helena podría haberlo dejado escapar por accidente, pero… me cuesta creerlo.

Helena Steiner era la general del Reino de Rhoadseria, la persona a cargo de los asuntos militares del país. Ella era una comandante consumada y también una hábil política. Una mujer como ella realmente dejaría escapar algo así?.

Ella debió habérselo dicho intencionalmente. Este anciano y Helena deben estar muy unidos.

Ryoma sabía que los dos estaban conectados, pero no sabía qué tan profunda era esa conexión.

“Ustedes dos deben ser muy cercanos”, dijo Ryoma.

“Es el sarcasmo lo que veo en su voz, Sir Ryoma?” preguntó el viejo rey, sonriendo sarcásticamente.

“No, solo tengo un poco de curiosidad”.

La expresión de Julianus I se tensó un poco. “Bueno, no tienes que preocuparte tanto. Simplemente consulté a Lady Helena sobre algunos asuntos, y mientras hablábamos, escuché un poco sobre ti”.

“Cómo qué?”

Julianus I quedó en silencio durante un largo momento antes de que volviera a hablar.

“Cuál es su opinión de este mundo, Sir Ryoma?”

“No estoy seguro de haber entendido su pregunta, Su Majestad?” Ryoma dijo, con la cabeza ladeada. Estaba preguntando si este mundo era agradable o conveniente para vivir en comparación con el de Ryoma? Le estaba preguntando sobre el nivel de cultura? No. La intuición de Ryoma le dijo que Julianus estaba preguntando sobre otra cosa.

“Ya veo…” Julianus Negué con la cabeza. “Supongo que mi redacción fue defectuosa. Sir Mikoshiba, no es nativo de este continente occidental. Con eso en mente, les pregunto. No te parece extraño esta tierra, con sus constantes guerras?”

“Extraño, Su Majestad?”

Julianus I asintió. “No te llamé aquí hoy simplemente para darte las gracias y disculparme”.

“Cuál fue tu razón, entonces?”

“Quería hablar de esto con usted, Sir Mikoshiba”.

Con eso dicho, Julianus I separó los labios vacilante. Y mientras hablaba, poco a poco, la expresión de Ryoma se endureció gradualmente.