Imouto Sae Ireba Ii (NL)

Volumen 1

Capítulo 2: Ingenio y Perversión

El apartamento de Itsuki Hashima estaba en el segundo piso de un edificio de tres pisos construido hacía diez años, la construcción de placa hormigonada usual con cocina, un baño, una sala, piso de madera laminada y una lavadora. El lugar estaba lleno hasta el tope con un escritorio de trabajo, una cama plegable, un televisor, un kotatsu grande y una estantería de metal multiusos repleta de libros, CDs, videojuegos, DVDs, juegos de mesa y figuras, todo organizado con mucho cuidado.

La gran cantidad de cosas hacía que el lugar se sintiera estrecho, pero para alguien que vivía solo, estaba muy limpio y sin desorden. Eso era 100 por ciento gracias al hermano del inquilino en cuestión, por supuesto.

Estar a solo cinco minutos a pie de la editorial de sus novelas (así como también a diez minutos de la estación de tren más cercana) hacía de esta residencia un lugar de reunión popular para los demás autores que trabajaban para la compañía.

Cuando se mudó, Itsuki compró un kotatsu mucho más grande de lo necesario, y aunque al principio estuvo arrepentido, pensando que no sería más que un estorbo, era perfecto para entretener a los invitados.

La escritora que estaba de visita en el apartamento de Itsuki lo estaba usando en este momento, de hecho, se estaba acurrucando en él, para sentir el calor que el aparato proveía.

Nayuta Kani estaba leyendo una novela en silencio, su rostro no mostraba emoción alguna. Tenía dieciocho años y era hermosa, de cabello plateado y ojos azules que la hacían parecer un espíritu de un reino de fantasía y a pesar de que era muy baja de estatura, tenía un pecho bien dotado.

Nayuta Kani era su seudónimo. Ni el mismo Itsuki conocía su verdadero nombre.

Ella debutó hace un año, luego de participar en el mismo concurso que Itsuki una vez había ganado, convirtiéndose así él en una especie de mentor para ella. La primera obra publicada de la chica fue Panorama argénteo, un éxito instantáneo, y su popularidad (y ventas) aumentaban con cada nueva salida de la serie Panorama.

Hasta el momento, esta consistía en cuatro libros, y ya había sobrepasado las ventas de todo lo que Itsuki tenía impreso junto. Tomar a tu ‘mentor’ y, como dicen, dejarlo hecho polvo, eran cosas que pasaban a menudo en este negocio.

***

Nayuta e Itsuki se conocieron por primera vez en la fiesta de premiación para un concurso de nuevos autores, no pasado mucho tiempo antes de que ella fuera a debutar. Itsuki había estado hablando con otros escritores y Nayuta, de diecisiete años y siendo una de las estrellas de la noche, fue llevada hacia ellos por su editora.

Sus hermosos rasgos se sonrojaron salvajemente mientras sus ojos se llenaron con emoción. Esos ojos se enfocaron directamente en Itsuki, y las primeras palabras que salieron de su boca fueron:

“…Lo amo.”

Itsuki,  junto  con  todos  los  demás  en  el  grupo, escupieron sus bebidas.

“Amo su trabajo”, continuó.

“¡Di eso primero!” dijeron todos a la vez. Ella no dejó que eso la molestara, al menos no externamente. Itsuki estudió su rostro, un poco dudoso, mientras que la clara piel de la chica gradualmente comenzaba a ponerse aún más pálida y entonces:

“Hrgghhhhhh…”

Un cambio de suerte.

Para Itsuki, fue su primera experiencia en donde una chica que no conocía para nada se le acercó y vomitó encima. O en realidad, era la primera vez en que alguien que no conocía para nada lo hacía.

Aparentemente, como se pudo dar cuenta más tarde, encontrarse con un autor que ella respetaba tanto le puso los nervios de punta, junto con su estómago.

Nayuta y su editora fueron al apartamento de Itsuki dos días después con una caja de bombones y suficiente efectivo para cubrir el viaje a la tintorería.

Con mucho gusto él aceptó ambos. Tiene buen ojo, Pensó Itsuki, y pensar que aprecia el trabajo de alguien como yo. Seré un buen mentor para ella. Podría escribir una buena propaganda para la portada de su novela, o tal vez podríamos hacer un pequeño taller privado de escritores…

¡¡Ah-ja-ja-ja-ja!!

En ese entonces, él creyó que tenía la ventaja, y sin embargo…

***

“Itsuki, tengo hambre.”

Nayuta sonaba totalmente indiferente mientras decía este comentario a Itsuki, quien estaba sentado en su escritorio de trabajo. El reloj mostraba las siete de la noche.

“Sí, tal vez es hora de cenar. ¿Algo que quieras comer?”

“Tu pene.”

“Oh, oye, hay algunos camarones de sobra y arroz frito que Chihiro me preparó ayer. ¿Qué tal si lo comemos?”

“…Si vas a ignorarme, ¿por qué te molestaste en preguntar?”

Itsuki trató de no mirar a la malhumorada Nayuta mientras a tropiezos entraba a la cocina y movía un par de recipientes de plástico del refrigerador al microondas.

Pronto, los dos comenzaron a comer en el kotatsu. Nayuta sopló y resopló para enfriar el arroz frito mientras lo mordisqueaba—casi como un gato, pensó Itsuki.

“Hff, hff… Cada vez que vengo puedo comer esta deliciosa comida en el kotatsu… ¿Te casarías conmigo?”

“Cállate, Kanikou. Yo ni siquiera preparé esto. ¿No tienes una familia con que vivir? Si quieres una comida casera, ve con ellos.”

“Mi mamá está mucho tiempo fuera de casa y hace mucho que no nos prepara comida.”

“¿Oh? Entonces aprende a cocinar solita.”

Nayuta otra vez le clavó la mirada al una-vez-más- actuando-autoritario Itsuki.

“…Como si tú supieras cocinar.”

“…Demonios.”

A Itsuki le dolía la idea de tener que confiar en su hermano menor por el resto de su vida. Él pensaba que sería bueno encargarse, aunque fuese un poco de la cocina y aunque en realidad nunca lo había hecho, el sentimiento era lo que contaba.

“Oye, mira, si tuviera una hermanita nivel diosa como Kobato de Haganai o Komachi de Oregairu, apuesto a que en serio querría aprender a cocinarle, ¿bien?”

“…Sigues tan obsesionado con las hermanitas como siempre, ¿no? ¿Qué tal alguien un poco más mandona como Kirino de Oreimo?”

“Claro. Amaría cocinarle todo un banquete, pero no lo haría. Preferiría que me apuntara y dijera: “¿Ni siquiera puedes cocinar? ¡No sirves para nada!”

Nayuta evaluó a Itsuki, impresionada por la tan rápida respuesta.

“…Estás enfermo, ¿sabes?”

“¡Pues qué mejor que una hermanita para contagiarme! …Pero en serio, mi incapacidad para cocinar o limpiar yace en el hecho de que no tengo una hermanita. La vida sería totalmente increíble, veinticuatro horas al día, si tuviera una. ¿Qué hice mal como para no tener una?”

“…Creo que tendrás que pedirles a tus padres uno o dos favores si de verdad quieres una.”

Era la opción más realista, pensó Nayuta. Esto hizo que el normalmente hablador de Itsuki se quedara callado.

“…Eso   es   algo   demasiado…   real,    ¿no    crees? ¿Podríamos dejar de hablar del tema?”

Su padre y la madre de Chihiro habían estado casados por tres años. Tenían una buena relación; la esposa estaba en el mejor punto de sus treinta años y desde un punto de vista biológico, era completamente posible que pudieran concebir un nuevo hijo o hija. Pero, ¿y si eso pasara? ¿Cómo debería reaccionar? Itsuki no estaba seguro.

“Eres un pesado a veces”, dijo Nayuta, sonriendo suavemente mientras sacudía un poco la cabeza. “¿Cómo va el trabajo en tu nueva serie? En el que tu heroína no es el cliché de hermanita.”

Itsuki le había pedido a Nayuta que leyera el capítulo 1 de El cazador de demonios carmesí (título final TBD). Ella lo había disfrutado, rogándole que la dejara leer más cada vez que progresara. Pero Itsuki solo frunció el ceño en respuesta.

“Hmph… terminé tirando la serie a la basura”, respondió Itsuki de mal humor.

Con la cara enrojecida por la sorpresa, Nayuta exclamó:

“¿a la basura…? ¿Por qué?”

“Terminé el capítulo dos y ese imbécil de mi editor insistió en que lo volviera a escribir. Para empezar, con esta serie no tenía ánimos, y si tengo que hacer lo que me podría empezar desde cero.”

“…Es una pena. Era bastante buena la historia.”

Nayuta parecía sinceramente decepcionada. Esto hacía que Itsuki se sintiera un poco culpable.

“…Pero si lo miras de otra forma, supongo que soy la única persona además de tu editor que lo pudo leer, ¿no? Me hace sentir que soy alguien muy especial para ti.”

“Nah, también hice que Miyako y Haruto lo leyeran.” Ambos eran conocidos de ellos dos.

“… ¿Así que ese manuscrito se estuvo viendo con otras personas? Qué zorra.”

Nayuta hizo un puchero antes de volver a su misión de mordisquear el arroz frito.

***

Después de pasar el rato y sin hacer nada (a propósito) suficientemente tardado como para perder el último tren, Nayuta terminó, sin embargo, pasando la noche en el apartamento de Itsuki.

…No puedo creer lo mucho que amo a Itsuki. Cielos, tengo tantas ganas de hacer cosas sucias con él. Si tan solo…

Ella dejó que sus consumados poderes de imaginación como escritora talentosa se volvieran locos mientras tomaba una ducha caliente, haciendo aparecer en su cabeza   imágenes demasiado eróticas como para publicarlas (o incluso decir en voz alta) dejando escapar pequeños y encantadores jadeos mientras su rostro se derretía. No era una expresión que se atrevería a mostrar a otras personas.

Nayuta se había enamorado de Itsuki a los quince años, cuando entró a la preparatoria.

Ella fue víctima de bullying intenso en la escuela, provocando que perdiera mucho tiempo de clases. De casualidad, por aquellos tiempos, ella leyó el primer libro de Itsuki.

La historia era un completo desastre, un enorme alboroto de puros garabatos escritos a toda velocidad, pero estaba repleto de una energía innegable. De principio a fin, se notaba que el autor realmente amaba a sus personajes, que realmente creía en su argumento, y que se estuvo divirtiendo mucho al escribirlo—en otras palabras, gozando su vida.

El hecho de que el autor todavía estaba en preparatoria, siendo esto revelado en el epílogo, sorprendió a Nayuta. Una frase en particular había resonado con ella: No tengo talento físico ni académico y no tengo muchos amigos, pero tengo la costumbre de soñar despierto todo el tiempo durante clases y finalmente eso me llevó a escribir una novela. Sobra decir que era algo muy inocente y tosco, algo que ahora Itsuki nunca escribiría, pero que aportó con honestidad y modestia en esa primera obra de trabajo.

A su manera, Itsuki Hashima le había enseñado a Nayuta que incluso si no puedes encontrar tu propio lugar en la escuela, hay un mundo completamente diferente esperándote.

Ella se preguntó si también podría llegar a ser como él—y si podía, quería de todo corazón llegar a serlo. Y así, mucho antes de que se conocieran o de que incluso supieran cuál era la apariencia el uno del otro, ella se había enamorado de él.

Luego ella escribió su primera novela, la presentó al concurso al igual que Itsuki, y ganó un premio, igual que él. Y esa fue toda la motivación que necesitó para abandonar la preparatoria—no más que una formalidad, en serio; de igual forma, ella no había asistido en mucho tiempo.

El dinero del premio, junto con las regalías que recibió se las dio a sus padres, una muestra de agradecimiento por todos los problemas que les había causado. Incluso con su actual serie de éxitos y sus cheques de pago mensuales que llegaban a cifras inimaginables, mamá y papá aún manejaban todas sus finanzas. A Nayuta no le importaba el dinero—estar junto a Itsuki era lo que la llenaba de alegría.

Y si existiera un deseo que ella quisiera se volviera realidad, este sería que Itsuki al fin la aceptara, por completo y de verdad.

“…Y  en  cambio,  todo  lo  que  le  importa  son  esas hermanitas de sus novelas.”

Saliendo desnuda del baño, con la cara metida en los calzoncillos de Itsuki mientras disfrutaba el olor y la sensación de la tela, Nayuta suspiró.

***

El ruido del agua corriendo le dificultaba concentrarse en su escritura, así que Itsuki se puso sus auriculares y la música a todo volumen. Eso, tampoco, le favorecía a sus jugos creativos. Pero ciertamente era mejor que imaginarse a Nayuta desnuda.

Nayuta le había confesado su amor por primera vez cuando esta visitó su apartamento justo después de haberle vomitado encima.

“Ah, no te preocupes por aquello. Todos cometen errores si tienen mariposas en el estómago. No soy el tipo de hombre de mente cerrada que guarda rencor por esas cosas, ¡ja, ja, ja!”, dijo él luego que ella se disculpara.

Nayuta dio un suspiro de alivio, y entonces respiró aún más profundamente.

“Y también, te amo. ¿Podríamos ser pareja?”

“¡Hyah! Ahh… hah… urrp. ¡¿Krpbbh?!”

La máscara del ‘autor de mente abierta’ cayó de su rostro mientras Itsuki perdía por completo la razón de la manera más patética posible.

“¿D-De qué habla, Señorita Kani?”

La editora de Nayuta parecía igual de sorprendida por este giro de los acontecimientos. Nayuta ni se inmutó.

“Desde la primera vez que vi tu trabajo”, comenzó ella, “Desde ese momento he estado enamorada de ti. Cuando te logré conocer en la ceremonia de entrega de premios, me di cuenta de lo real que era ese sentimiento. No es que ame tu trabajo o que te ame como autor—yo te amo a ti, Itsuki Hashima, de una manera romántica. Estoy obsesionada contigo. Necesito que seas mi novio.”

Cada parte de su lenguaje corporal indicaba que estaba diciendo la verdad. Esto hizo que Itsuki entrara en pánico. “…Um, um, déjame pensarlo un poco,  ¿sí…?” Se las arregló para tartamudear mientras Nayuta era arrastrada fuera del apartamento por su editora.

Luego de esto él rodó en su cama y se puso a pensar con la mente acelerada. Esta era la primera vez que una mujer le había dicho algo así. Él nunca había tenido novia.

Para él, esto era un evento tan grande como haber ganado aquel premio. Nayuta no era la hermanita que él deseaba, estrictamente hablando, pero era hermosa y pechugona, y que ella le dijera que lo amaba ciertamente no era un pensamiento deprimente.

Y así, mientras recuperaba la compostura, la mente de Itsuki se tiñó rápidamente de colores rojo y rosa.

“Ohhhh, cieeelooooos, ¿qué voy a haceeeeeeer?! O sea, sé que no quiero perder mi virginidad con nadie excepto con la persona con la que me case, pero… ¡Pfft-jee-jee-jee-jee! La verdad ni siquiera sabemos cómo somos en realidad…  No  se  trata  solo  de  tu  cara  o  tu  cuerpo, ¿verdaaaaad? También está, por ejemplo, la personalidad y esas cosas, ¿no? No es como si pudiéramos salir y, y, y comenzar a juguetear y esas cosas, ¿verdad? Vamos despacio, nos conocemos y poco a poco nos volvemos más cercanos, ¿cierto? Así es como funciona caaaasi siempre, ¿um…?”

Su vista fue a parar a una bolsa de papel sobre el kotatsu con el logotipo de su editorial. Dentro estaba la caja de bombones y un solo libro de Nayuta—Panorama argénteo, el primer trabajo de ella, que saldría a la venta dondequiera que se vendieran libros a la semana siguiente.

…No me gusta mucho la portada. El título es bastante simple, y basado en la propaganda de la contraportada, no tiene una hermanita de heroína ni nada por el estilo, así que no estoy exactamente emocionado por leerlo.

¿Pero tal vez leer esto me enseñará un poco sobre ella…?

Eso fue lo que Itsuki pensó al comenzar a leer Panorama argénteo. Esos pensamientos no duraron mucho.

“Esto… Esto está a un nivel completamente diferente…”, dijo, con voz temblorosa, después de terminar el libro sin haberse detenido ni por un segundo durante la lectura.

Tres días después, respondió a la oferta de Nayuta.