Imouto Sae Ireba Ii (NL)

Volumen 1

Capítulo 10: Día de San Valentín

 

 

Una semana después de que se inventaran los Rollos Primavera del Norte y Sur, el calendario marcaba el 14 de febrero—Día de San Valentín. Haruto Fuwa, el Novelista Rompecorazones, estaba frente a la puerta de Itsuki.

“Hola. Traje algo de chocolate.”

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“¿…Por qué tengo que aceptar chocolate de ti?”

Haruto pasó por delante del molesto Itsuki, abriendo la nevera y metiendo varias botellas de cerveza color oscuro en el interior.

“¿Más belgas?”

“Nah, estas son japonesas.”

“Wow… eso es poco común en ti.”

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Por lo general, Haruto no traía más que cervezas importadas (principalmente de Bélgica), casi nunca una elección nacional.

“Es como la cerveza del día de San Valentín, ¿sabes? Es una gran tradición japonesa dar chocolate en San Valentín y supongo que esta cervecería también lo está probando con cerveza.”

“Eh,” dijo Itsuki, levantando una botella por curiosidad. Era la Imperial Chocolate Stout de la Cervecería Sankt Gallen, situada al suroeste de Tokio.

“¿…Esto tiene chocolate?”

“No, tiene malta tostada, lo que le da un sabor a chocolate,” explicó Haruto. “Es una cerveza más negra, y sólo la hacen en esta época del año. Es deliciosa. ¿Quieres un poco?”

“…S-Sí,”  contestó   Itsuki,  tragando    en   respuesta. Haruto le dio una sonrisa sádica.

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“Je-je-je… Alguien está siendo codicioso hoy, ¿eh?”

“¡Pfft, vamos…! No lo estoy…”

“¿Seguro? Entonces, ¿por qué te aferras tanto a ella?”

“¡…! Ngh, argh, ¡déjame beberla!”

“Wow, wow, ¿no sabes que se supone que debes pedirlo amablemente? Vamos. Ruega por ella.”

“¿Por qué debería rogarte por esto…?”

“Oh, deja de ocultarlo. Quieres esto desesperadamente ahora mismo, ¿no es así? ¿Esta gran botella negra? No puedes esperar a llenar tu boca con el líquido espeso y viscoso que hay dentro, ¿verdad?”

“¡Yo…! ¡No, yo…!”

“¿…Qué están haciendo?”

Ambos se congelaron y luego se dieron la vuelta.

Nayuta estaba allí, junto a la puerta principal.

“Practicando mi sadismo,” explicó Haruto alegremente. “Supuse que a las chicas les gustaría un personaje como ese.”

“¿De verdad…?” dijo sorprendido Itsuki. No tenía ni idea.

“…No tengo ningún interés en cualquier tipo de acto que estés realizando, Príncipe Mujeriego Crónico, pero fue genial ver a Itsuki acobardarse ante ti de esa manera…

Tal vez también yo debería actuar mucho más agresivamente con él.”

“Mira, no empieces a tener ideas estúpidas, Kanikou…”

La cara de Nayuta estaba serena mientras entraba, ignorando la evidente precaución de Itsuki. Un momento después, los tres estaban en el kotatsu, mientras Haruto abría una botella y servía la cerveza en vasos para él mismo e Itsuki. El líquido de color marrón chocolate creó una atractiva espuma en el vaso, llenando el aire de seductoras fragancias.

“Oigan, eso huele bien. Desearía poder probar un poco.”

“Tú puedes tomar cerveza de raíz.”

“Creo que lo haré,” respondió bruscamente Nayuta mientras sacaba una lata exactamente de esa cerveza de raíz de su mochila y se servía. A primera vista se parecía un poco a la cerveza de chocolate, dejando salir un olor medicinal único de su vaso que hizo que Haruto e Itsuki se estremecieran.

“Maldición, huele como una toalla húmeda…”

“¿…Realmente trajiste eso contigo?” Preguntó Itsuki. “Mhm. Compré toda una caja en Amazon.”

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Una cerveza de raíz como ésta, naturalmente carbonatada y hecha con una mezcla real de hierbas y especias, era poco común en Japón fuera de Okinawa, donde la cadena local A&W la había convertido en una de las favoritas de la región.

Su singular sabor y olor hacían que por siempre la amaras o la odiaras, con algunas personas comparándola con ‘parches mentolados bebibles para el dolor’. Miyako solo había consumido la mitad de su bebida  en  A&W,  diciendo  que  sabía  cómo  si  alguien

hubiera vertido jarabe de arce en una caja de parches para aliviar dolores. Itsuki la había bebido por completo; y había dicho: “Es como Dr. Pepper con mucha medicina dentro, no me molesta, pero preferiría tener una Dr. Pepper.” Nayuta, mientras tanto, se había servido cuatro veces diciendo—”¿Qué es esto? ¡Es increíble!” destruyendo completamente su estómago.

“Oh, déjame tomar una foto antes de que la bebas.”

Haruto alineó su vaso y el de Itsuki, con la botella de cerveza frente a su compañero de bebida, haciendo la señal de paz con su mano derecha y enmarcando la toma para no incluir la cara de Itsuki. Luego la tuiteó con el comentario “¡Es Día de San Valentín, así que estoy disfrutando de una cerveza de chocolate con Itsuki! (*^_^*)♥”

“…Aún actuando como puto en twitter, ¿verdad?” preguntó aturdido Itsuki.

“Sí, está funcionando mucho mejor de lo que pensaba. Creo que seguiré haciéndolo hasta que termine la primera emisión del anime. ¿Ves? Ya estoy recibiendo respuestas.”

La pantalla de su smartphone estaba llena de mensajes como “Ustedes sí que están enamorados, ¿eh?”, “¡Que se diviertan!” y ‘ ┌(┌^○^)┐ ’ un emoticón japonés que, en este contexto, era como comentarle ‘PUUUUTOOOO’.

“…Realmente no me podría importar menos el intento del Príncipe Mujeriego Crónico de jugar a ser parte de los LGBT para sus propios fines, pero ¿no van a acosar a Itsuki una vez que él y yo nos casemos?”

“Ahh, creo que está bien. Toda esta gente sabe que

sólo es un pequeño y divertido acto, probablemente.”

Mientras Haruto se ocupaba de las preocupaciones de Nayuta, Itsuki dijo “No tienes que preocuparte de que eso suceda” con un quejido y entrecerró los ojos mientras tomaba un trago.

“¿Ooh…?”

A pesar de tener ‘chocolate’ en la etiqueta, no era muy dulce que digamos. Una viva amargura se extendió por su boca, recordándole al cacao. Esto lo sorprendió.

“Esto es… Creo que algo dulce iría genial con él.”


“Tienes razón. A mí me parece que es como un café, así que creo que funcionaría bien,” dijo Haruto después de probarlo por sí mismo.

“Compré unas trufas de chocolate en Hokkaido. Probemos con esas,” dijo Itsuki, poniéndose de pie antes de que Nayuta lo detuviese.

“¡E-Espera un minuto, Itsuki! ¿Por qué tienes chocolate en tu casa en un momento como este?”

“… ¿Cuál es el problema? No es que tener chocolate cerca sea algo malo.”

Escribir una novela era un gran desafío mental. Asegurarse de que su cerebro retuviera los niveles adecuados de glucosa era vital, y un estómago vacío era un villano diabólico cuando se trataba de mantener la concentración. El chocolate era la droga perfecta para ambas enfermedades. Itsuki siempre tenía un suministro a mano.

“¿Trajiste algo para él, Nayu?”

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“Por supuesto… Sólo estaba esperando la oportunidad correcta para obsequiárselo. Eso es todo.” resopló Nayuta.


“Muy bien. ¿Por qué no te quedas con lo de ella, Itsuki?

Yo tomaré las trufas.”

“¿…El chocolate de Kanikou…?” Una mirada de genuina preocupación surgió en su rostro. “Espero que no le hayas puesto nada.”

“Los compré en una tienda,” contestó Nayuta, sacando dos cajas envueltas en papel de regalo de su mochila y ofreciéndoselas a Itsuki.

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“¿…Dos?”

“Myaa también te compró algo, simplemente por amabilidad.”

“Oh.”

“…En realidad quería hacer el mío propio e infundirlo con mi néctar de amor, pero Myaa dijo que sería una mala idea, así que decidí comprar uno en una tienda.”

“…Lo hiciste bien, Miyako.” Itsuki le agradeció desde el fondo de su corazón.

Ambos paquetes eran de Godiva—el de Nayuta era una edición especial de San Valentín en una caja con forma de corazón, el de Miyako era una barra común y corriente. Itsuki se metió un trozo en la boca después de tomar otro trago de cerveza de chocolate. Una agradable dulzura se extendió por su boca, impulsado por la amargura restante que le quedaba en la lengua.

Esto no hizo desaparecer el umami de la cerveza, sino que lo aumentó.  Un emparejamiento perfecto. Haruto hizo lo mismo con el suyo, sin olvidar twittear primero una foto con la frase

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“Itsuki me dio chocolate >///>“.

La primera botella no duró mucho después de eso. La segunda fue otra especial de Sankt Gallen, una Sweet Vanilla Stout. La vainilla hizo ésta notablemente más dulce, pero fue igual de compatible con el chocolate.

Los tres disfrutaron de una ronda del juego de cartas Dominion ya que Itsuki y Haruto habían pulido sus habilidades; Luego recurrieron a la tierra natal de Godiva, Bélgica, en busca de más inspiración—Gouden Carolus Christmas y Winterkoninkske, dos cervezas muy dulces—y formalmente la reunión para beber comenzó en serio.

A la hora de la cena, decidieron degustar un gratinado de macarrones con queso y un poco de estofado de carne que Chihiro había hecho ayer. La carne en el estofado era agradable y suave aún después de un día, proporcionando un sabor profundo y cremoso.

“¡Cielos! Tu hermano es muy bueno cocinando, ¿no? Podría manejar en serio un restaurante.” El gran elogio de Haruto fue 100 por ciento sincero.

“Hff… me encanta,” añadió Nayuta mientras soplaba la sopa. “Justo lo que esperaría de mi futuro cuñado.”

Itsuki ignoró la fantasía de Nayuta. “…Sabes, creo que usó chocolate como condimento. Dijo algo sobre los polifenoles que afectan el sabor de la carne, creo.”

Y estoy seguro de que está recibiendo toneladas de chocolate de todas las chicas el día de hoy, añadió en silencio.

El timbre sonó mientras comían. Itsuki se levantó de mala gana y miró por el agujero de la puerta. Afuera estaba Kenjiro Toki, su editor.

“¡Oh, mierda! ¡Es el editor! ¡Corran!” Itsuki gritó mientras volteó la cabeza hacia los otros.

Haruto siguió bebiendo su cerveza sin ser afectado. Nayuta se sumergió rápidamente bajo la mesa. Justo cuando Itsuki estaba extendiendo la mano para bloquear la puerta, esta se abrió.

“…Bueno. Parece que alguien se está divirtiendo.”

La cara de Toki era inexpresiva, sus mejillas huecas. Las ojeras bajo sus ojos eran notablemente profundas, ocultando completamente su habitual cara de hombre rudo.

“¿Qu-Qué necesitas…? Aún no tengo ninguna propuesta nueva.” dijo Itsuki.

Toki suspiró cansado. “…No quiero hablar de trabajo por el resto de la noche.”

“¿…No? Entonces, ¿qué te trae por aquí?”

“Tengo tu chocolate de San Valentín. Haruto dijo que estaba contigo en Twitter, así que también traje el suyo.”

“¡Oh! ¡He estado esperando eso!” La cara de Itsuki se volvió notablemente más brillante.

“…Bueno, aquí estoy,” contestó Toki mientras entraba.

“¡Me alegro de verlo!” Dijo Haruto con una sonrisa.

“Sí, gracias…. Y sé que estás aquí, Nayuta, vi tus zapatos en la puerta principal.”

“Debes haberte equivocado de persona,” dijo Nayuta,

saliendo de debajo del kotatsu. “Mi nombre es Kanikou

Hashima. Soy la esposa de Itsuki. Gracias por cuidar tan bien de mi marido durante todo este tiempo.”

Toki volteo los ojos. “No voy a delatarte. Ni siquiera soy tu editor.”

“¡Oh, qué bien! ¡Siempre eres tan comprensivo!” Nayuta tomó el vaso recién vaciado de Haruto, lo rellenó con cerveza, y se lo ofreció a Toki. “¡Toma!”

“…Está bien. Pero solo uno.”

Toki se lo tomó como si fuera una lata de jugo.

“¡Pfahhh!”

“…Esa cerveza no es barata…”, se quejó silenciosamente Haruto, pero Toki no lo oyó.

“De acuerdo. Aquí está tu chocolate. Y este es para Haruto.”

Les entregó un par de cajas envueltas en papel. El de Itsuki era mucho más grande y pesado que el de su amigo.

“¡Muchísimas gracias!”

“Je-je-je. Más regalos de mis fans, ¿eh?”

Ambos abrieron las cajas y colocaron el contenido en la mesa. Haruto había recibido unos diez paquetes diferentes, pero Itsuki tenía demasiados para caber en la pequeña superficie.

“¡Ja-ja-ja! ¿Ves eso Haruto? ¡Esto es señal de mi verdadera fuerza! ¡Soy tan popular que siento que podría salvar el mundo ahora mismo! Je-je-je… ¡Ahh-ja-ja-ja-ja, cof, cof!” 

Haruto mantuvo su habitual sonrisa pintada en su cara

mientras Itsuki se ahogaba con su propia risa. Un poco

abatido, comentó, “… No es exactamente para ti. Es chocolate para los personajes de tu trabajo.”

“¡Exacto! No es como si fueras popular, Itsuki. Soy la única que realmente te ama.”

“¡Ja-ja-ja! ¡Digan lo que quieran perdedores! ¡¿Cómo se siente, eh?! ¿Cómo se siente que el Novelista Rompecorazones pierda tanto ante alguien como yo?”

“Ugh,” contestó Haruto, empezando a ofenderse mucho por esto.

Cada año, en la época de San Valentín, los lectores enviaban grandes cantidades de chocolate y otros bocadillos a la oficina de la editorial. Parte de ella, una cantidad muy pequeña, iba dirigida a los propios escritores, ya que la mayoría tenía los nombres de sus personajes ficticios escritos en las etiquetas de los regalos.

Sorprendentemente, a pesar de la diferencia en las cifras de ventas, las creaciones ficticias de Itsuki siempre recibían muchas más de estas golosinas que las de Nayuta o Haruto. Esto era comprensible para el caso de Haruto, ya que el público de Caballeros del mundo absoluto era de un 95% masculino.

La serie Panorama de Nayuta presentaba un gran elenco de hombres y mujeres jóvenes, realistas y con defectos, muchos de los cuales contaba con pareja, y la propia Nayuta era mujer, por lo que tenía un montón de fans mujeres. Sin embargo, su trabajo no era del tipo que llevaba a la gente a enviar chocolate en la vida real a sus personajes favoritos.

Itsuki, mientras tanto (aunque recientemente ha traspasado los límites de la cordura con su devoción al estereotipo de hermanita) aún tenía un público femenino notablemente fuerte, gracias a la plétora de personajes masculinos sexualmente atractivos más allá de la realidad que poblaban sus novelas.

También ayudó que, en Hermanitas fundadoras del nuevo mundo, su segundo trabajo, dominara muy poco la adoración a las hermanas (esto fue en el pasado cuando Itsuki escuchaba mayormente lo que su editor le decía).

El ajuste funcionó perfectamente con el arte de Puriketsu; quien demostró un trabajo excelente tanto en los personajes masculinos como en las chicas jóvenes y sus traseros.

La serie había terminado, sí, pero sus personajes aún mantenían a sus fanáticos incondicionales.

Todo esto significaba que, mientras que Itsuki a menudo mantenía un complejo de inferioridad sobre el guapo Haruto y el perfecto Chihiro, San Valentín era el único día del año en el que podía imponerse a ellos con una completa victoria.

“Je-je-je… ¡Hora de comer las ofrendas de mis humildes seguidores!”

A pesar de su tono dominante, se esforzó por desenvolver cuidadosamente cada caja y probar un trozo de todas ellas, claramente saboreándolas mucho más que el chocolate de alta calidad que le habían regalado Nayuta y Miyako. Nayuta intentó asesinarlo con el poder de su mirada mientras él lo hacía.

***

 

 

A su debido tiempo, Toki se emborrachó, se olvidó por completo de su promesa de ‘sólo una’ y empezó a hostigar a Haruto y Nayuta.

“Harutooo, ¿cómo es que sieeempre eres taaan condenadamente bueno con tu trabajo? ¿Eeeh? ¿Y tan puntuaaal?”

“Er, sí, um… Gracias.”

“Desearía que los otros estúpidos escritores e ilustradores que tenemos aprendieran una o dos cosas de ti.”

“Bueno, eso es un poco…”

“¡¡Nayuhhd!!”

“¿S-Sí?”

“¡Tienes que hacer un trabajo para nosotros! ¡Tienes que cumplir con tus plazos! ¡Porque eres uno de nuestros autores principales! Tú y Puriketsu también… ¡¿Cómo es que cuanto más creativos son, menos quieren trabajar?!”

“…Me aseguraré de pensar en eso,” dijo Nayuta, “Y haré todo lo posible por tener en cuenta lo que puedo y no puedo hacer con respecto a los comentarios de los lectores.”

“Sí, probablemente será mejor que nos vayamos a casa, Itsuki…”

“…Cierto. Continúen trabajando así.”

“¡No, esperen! ¡No me abandonen aquí!”

Sin Nayuta ni Haruto, Itsuki era ahora el único que recibía las quejas de Toki.

Hace una semana, una vez que Toki se dio cuenta de que Setsuna ‘Puriketsu’ Ena estaba en Hokkaido, viajó hasta allí él mismo, con su computadora y tablet en mano.

Lo atrapó con éxito en medio del Festival de la Nieve y lo encerró en una habitación de un hotel de Sapporo hasta que terminó sus ilustraciones asignadas. Finalmente había regresado a Tokio esta mañana y se veía totalmente exhausto, en cuerpo y alma.

“¿Qué te parece eso? Voy hasta el maldito Hokkaido, y estoy atrapado en el maldito hotel todo el tiempo. Nada de turismo, nada bueno para comer, sin tampoco poder visitar la zona roja… ¡Nada! Quiero decir… mierdaaaa…”

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“…Sí, eso suena muy duro. Sabes, resulta que tengo un poco de chocolate Royce. ¿Quieres un poco?”

“Ooh… Gracias… Esto es tan, tan genial… Mm, chocolate…”

Toki lloraba mientras saboreaba el regalo, se cayó hacia atrás y se desmayó en el suelo, roncando. No se movió de nuevo hasta la mañana siguiente, cuando se tambaleó hacia su oficina con un dolor de cabeza intenso. Su jefe no lo acusó por esto. Este tipo de cosas les pasaba a los editores todo el tiempo.

 

Imouto Sae Ireba Ii Vol 1 Capítulo 10 Novela Ligera

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