Imouto Sae Ireba Ii (NL)

Volumen 1

Capítulo 1: El Novelista Está Loco Por Las Hermanitas

 

 

Imouto Sae Ireba Ii Vol 1 Capítulo 1 Novela Ligera

 


 

“Vamos, Onii-chan, tienes que levantarte, arriba, vaaamooos…”

Mientras abría mis ojos al escuchar esa voz, ante mi vista vi a Alice, completamente desnuda.

Alice es mi hermanita. Este año cumplió catorce años y su largo cabello rubio y sus ojos carmesí como rubíes dejaban una impresión inolvidable. Es una chica bella; nadie podría tener algo en contra de ella.

“Mngh, Buenos días, Alice” Tartamudeé, aún medio dormido. Como respuesta a eso, ella rio.

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“¡Cielos, Onii-chan, estabas durmiendo como un angelito! Y tengo algo perfecto para un hermano dormilón como tú…”

Enseguida empujó su rostro con el mío… y me besuqueó.

“¡…!”

Los suaves labios de Alice se pegaron a los míos, eliminando todo rastro de soñolencia que aún quedaba. “¿Ya te sientes más animado?” Ella retiró sus labios, mostrándome una mirada pícara. Sus mejillas se sonrojaron un poco. “¡Alice te hizo un desayuno súper- duper especial! ¡Bajemos antes de que se enfríe!”

“¡Oh! Bien”, le respondí. Ella asintió, pareciendo satisfecha por mi respuesta, y, desnuda, salió de la habitación. Su trasero, suave y elástico como un fresco

camarón pelado, se meneaba de un lado a otro con mucha tranquilidad.

Esto ha pasado cientos de veces por las mañanas, pero nunca me canso de ello. Reflexionando sobre la felicidad que me traía esta situación, me levanté de la cama, deseoso de comer la más reciente obra maestra culinaria de mi hermanita.

De camino, lavé mi cara con el agua caliente de la bañera que mi hermanita acababa de usar y me sequé con su sostén que aún estaba tibio, luego me dirigí hacia la mesa del comedor. Yoshiko estaba ahí, lo cual era una sorpresa, teniendo en cuenta que pensé que ella ayer había muerto.

“Muy bien, Nii-san” Alice completamente desnuda dijo a viva voz con una sonrisa, “¡Come mientras está caliente!”

“¡Gracias!”

Su Omurice era, como siempre, una obra maestra. La leche que ella me sirvió acabó con la noción que tenía sobre el sabor que podía llegar a tener la leche. Los huevos que puso por mí y su leche recién exprimida no podrían complementarse mejor.

“¡Ooh, Onii-chan, tienes kétchup en la boca! Ooh, nyaaa, ¿Qué haré contigo? Umm, algo para limpiarte, algo para limpiarte…”

Abriendo hábilmente un portal transdimensional a un universo paralelo, Alice sacó sus braguitas suaves y calientitas y las usó para limpiar una de las esquinas de

mi boca. La fragancia embriagadora de la Alice de la dimensión alterna pasaba por mis fosas nasales, estimulándolas y abriendo mi apetito aún más. Sin duda desearía comerme estas braguitas1. *Ñam, ñam, ñam…*

¡Ups! Las mastiqué. *Ñam, ñam, ñam, ñam*… Cielos, saben de maravilla.

En poco tiempo las había devorado por completo. Alice respondió tímidamente con un puchero. “Ooh, Onii-chan… Si te querías comer mis bellas braguitas, habría preparado otro par calientito— ¡junto con más de mi fresca leche! ¡Tee-jee!

“¡Sí que me conoces, hermanita! ¡No puedo esperar para oler tus braguitas de encaje recién horneadas, recién quitadas y de fresco sabor!”

“¡¿Qué demonios es esto?!”

“¡Vaya! Qué… ¿Qué pasa?”

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Itsuki se tensó mientras Toki gritaba y lanzaba su manuscrito contra la mesa.

“¿Tú que crees que pasa? …E-Este mundo tuyo es tan enfermo… ¡Por un momento pensé que estaba de camino al manicomio!” Dijo Toki mientras lo miraba fijamente, intentando recuperar el aliento.

Itsuki se cruzó de brazos y mostró una sonrisa triunfante. “Eh… Veo que mi profesionalmente construido mundo ha capturado el corazón de una persona más…”

“Eres un… demente…” Dijo Toki con la cara tensa.

Itsuki—para ser exactos, Itsuki Hashima—era un novelista de veinte años, de baja estatura y delgado para su edad. Sus ojos eran ‘afilados’ y le daban la apariencia de un villano, pero en su rostro aún podía distinguirse cierta inocencia juvenil—aunque a Toki le tiraba una mirada de descaro, claramente era para molestarlo. Itsuki Hashima era su nombre real; no optó por usar algún nombre artístico como muchos otros autores de su género.

Kenjiro Toki, por otro lado, era el editor de Itsuki y un hombre que daba la impresión de ser ‘intenso’, de veintiséis años, con gafas y un traje de negocios.

Ambos estaban en medio de una reunión editorial. Mantenían contacto por medio de mensajes de texto y conversaciones telefónicas, pero siempre que fuese posible, Itsuki prefería ver a Toki en persona para que este leyera copias físicas de su progreso. Esto le permitía entender mejor las respuestas en tiempo real que su editor daba acerca de su trabajo, o eso pensaba él.

Hoy  estaban  en  el  apartamento  de  Itsuki—no  se trataba  de  un  lugar  raro  para  ellos,  ya  que  este  se encontraba a cinco minutos a pie desde la oficina de Toki.

“Así que sólo para asegurar que nos estamos entendiendo”, se aventuró Toki, su voz debilitada por la fatiga que sentía. “¿Esta es tu propuesta para el capítulo dos de lo que estamos llamando por ahora, El cazador de demonios carmesí?”

“Por supuesto.” Itsuki asintió con emoción. Esto sólo

hizo que Toki se estremeciera aún más.

“Bueno… es extraño, ¿no crees? Porque según el esquema de la trama, el capítulo dos se supone que inicia con el héroe siendo sorprendido al ver a la heroína durante el desayuno, a pesar de que ella murió defendiéndolo del ataque de un demonio al final del capítulo uno… ¿no…?”

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“Sep. Y estoy siguiendo el esquema a la perfección.

Demasiada perfección, si me lo preguntas.”

Toki se refería a un diagrama de flujo escrito a mano que ellos habían hecho de antemano sobre la trama general de la historia.

“¿Siguiendo el esquema en qué forma?”

Itsuki gimió un poco cuando Toki golpeó su mano con fuerza contra la mesa. “¿Qué? El héroe está sorprendido, ¿verdad? Esa chica murió ayer frente a él y ahora se encuentra bien… Um, ¿Cuál era su nombre?”

“¡No puedes olvidar el nombre de la heroína principal! Es Yoshiko, ¿de acuerdo? ¡Yoshiko! ¿Y no crees que es un nombre muy genérico? ¿En serio es un buen nombre para una mujer que lucha sola, sin que nadie lo sepa, en los reinos oscuros contra hordas de demonios? …Quiero decir, muy bien, la metiste ahí e hiciste que el héroe se sorprendiera. Casi me salto esa línea por completo, pero…”

“¿Y así te haces llamar editor?” dijo Itsuki suspirando suavemente. “Quiero decir, ¿no odias cuando escribes en la historia algo claro como el día y la gente lo olvida o se lo salta, y entonces te empiezan a insultar con que no hay presagio alguno sobre lo que va a ocurrir o sobre que la historia no tiene sentido?” contraatacó levantando la voz antes de tomar un gran respiro para calmarse. “Meter el regreso de Yoshiko como idea de último momento es una cosa, pero ese no es ni siquiera el problema principal.”

“¿Y entonces?”

Toki golpeó con el dedo medio la hoja impresa y dijo, “El problema principal aquí es, ¿quién es esta nueva chica, Alice? ¡No recuerdo haber escuchado de ella!”

“Es la hermana del héroe. Lo escribí en la descripción de personajes, ¿no? Sobre que él tenía una hermanita.”

“Si, ¡y eso fue todo lo que escribiste! No entraste en detalles, así que pensé que era un personaje secundario. Y sin previo aviso… ¡me traes a este monstruo…!

“Monstruosamente bella, ¿verdad? ¡Ja-ja-ja! ¡Ya lo creo!”

“¡No, idiota! ¡Por el amor de…! Quiero decir, ya es suficientemente escalofriante que desde el principio esté desnuda, pero luego está toda esta demás basura y ¡no sé por dónde comenzar a explicar lo que está más retorcido sobre la historia! Haces que el héroe olfatee sostenes, que literalmente coma panties… ¿Qué clase de maldito trastornado es este sujeto? ¿Estás seguro que no quisiste decir ‘pancakes’ en vez de ‘panties’…?”

“Bueno, esa es una pregunta estúpida. ¿Realmente crees que cometería un error de principiante como ese?”

“Maldita sea, por supuesto… Y, ¿qué es todo esto de la ‘leche’ de Alice o lo que sea?”

“¿Qué? Es justo lo que escribí. Es leche de los pechos de Alice. Muy rica.”

“¿Y los huevos…?”

“Si, son los que ella puso. Son algo así como miles de veces mejores que el caviar, aunque tampoco es como si me gustara tanto el caviar.”

“Ja-ja-ja… ¡Ambos son unos degenerados! ¡Y tú eres el más grande degenerado de todos por idear esta mierda! ¡Y yo que pensé que el héroe estaba destinado a ser un estudiante promedio de una predecible familia moderna! ¡Con este show de fenómenos, los lectores se olvidarán de Clan de los Cazadores de Demonios, y de todo lo demás de la historia!”

La larga reprimenda hizo que Itsuki frunciera el ceño un poco. “Hmm… Bueno, si lo dices de esa forma, tal vez si me pasé con el asunto de la leche y los huevos… Me imaginé, sabes, con todas estas escenas de peleas sobrenaturales, me podría salir con la mía pasándome un poquiiito de la realidad…”

“¿Un poquito…? ¿En serio…?” Toki se estremeció.

“Lo ves todo el tiempo en libros como este. Como que los padres del héroe son aventureros famosos o que en secreto son sucesores de una antigua arte marcial y el héroe tiene talento para ella.”

“Bien, ¿entonces lo que me estás diciendo es que estos psicópatas que ponen huevos y se hartan panties son lo mismo que las historias de trasfondo de cualquier manga de peleas?”

Las sienes de Toki visiblemente palpitaban.

“…Muy bien” Con temor, Itsuki se atrevió a decir, “pero si  tienes  una  hermanita  y  ella  se  baña  primero,  es totalmente  normal  lavarte  la  cara  con  el  agua  tibia sobrante, ¿verdad?”

“¡¿A eso le llamas normal, maldito degenerado amante de las hermanitas?!”

Toki gritó con todas sus fuerzas.

***

 

 

Itsuki Hashima hizo su debut después de ganar un premio para nuevos autores cuando tenía dieciséis años. Pasado unos tres años más, él había publicado un total de veinte novelas—cinco one-shots y tres series de múltiples volúmenes.

Incluso con lo que ya había escrito antes de ser un profesional, veinte lanzamientos en tres años era desconcertante—y con el nivel de calidad que poseía aún a  esa  velocidad,  había  logrado  conseguir  un  número decente de fans.

Muchos de sus títulos se posicionaron al top 10 de los más vendidos de la lista publicada por Oricon, el listado de ventas mejor conocido de todo Japón. Podrías decir, en otras palabras, que él era una estrella en ascenso.

Cuando se trata de velocidad de escritura, imaginación y habilidad para formular una historia convincente y personajes atractivos, Itsuki Hashima tenía lo que hacía falta para crecer y madurar como novelista popular en un futuro—pero a pesar de ello, todos sus trabajos recientes se habían vendido a un nivel algo ‘Meh’.


Algo común en todas sus historias era que la heroína principal entraba siempre en la categoría de “hermana menor”.

Era un tropo común entre novelas de este tipo, y una manera fácil de hacer personajes populares, pero su terca obsesión con ese tipo de heroínas hizo que algunos lectores se lamentaran y dijeran, “No otra vez…” Y teniendo en cuenta que el propio Itsuki se esforzaba constantemente en diferenciar a sus hermanitas de las hermanitas de otras novelas, estos personajes subían en la escala de ‘extremo’ con cada volumen que pasaba.

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Últimamente, incluso sus protagonistas masculinos hablaban de sus hermanitas de forma que podrían describirse como demente, sin duda alguna, esto terminaba por quitarles los ánimos a sus lectores.

Pensando que Itsuki necesitaría alejarse de este tropo por un tiempo si es que quería experimentar una segunda venida, Toki lo había casi obligado a idear El cazador de demonios carmesí (Título final TBD).

Él descubrió que al hacer esto, Itsuki había creado una completamente nueva especie de hermanita monstruo. “Ugh… Este sujeto está loco por las hermanitas…” Toki iba de regreso desde el apartamento de Itsuki hacia la oficina. Suspiró pesadamente, liberando una nube visible de aliento en el fresco aire de enero.

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“¡Oh! ¡Hola, Señor Toki!”

Fue saludado alegremente por un joven chico que llevaba puesto un sudadero y en una mano traía una bolsa de plástico del supermercado.

“Ooh, hola,  Chihiro”  respondió  Toki.  “Justo iba de regreso luego de hablar de algunas ideas con tu hermano.”

“¿Ah sí? Bueno, gracias por serle de tanta ayuda.”

“Oh, no es nada. Al contrario, él me ayuda a mí.”

Este era Chihiro Hashima, el hermano menor de Itsuki. Iba en primer año de preparatoria y con su cabello negro que le llegaba hasta el cuello y su rostro de piel clara y aspecto indiferente, tenía un cierto aire de elegancia y encanto.

Itsuki lo describía como el chico perfecto—líder de la clase, una estrella en el campo de los deportes, todo eso. La casa de la familia Hashima estaba a unos veinte minutos en autobús desde el apartamento actual de Itsuki, y Chihiro hacía el viaje con frecuencia para cocinarle, ordenarle el apartamento, y demás. Esto hizo que él se volviera conocido también de Toki

“¿De nuevo vas a hacerle la cena?”

“Así es, señor.”

“…Cielos, ese tipo tiene suerte de tener un hermano como tú. Estoy casi celoso.”

“Oh, no, para nada…” Chihiro se sonrojó un poco ante el sincero cumplido de Toki. “Bueno, ya debo irme. Avíseme si necesita algo de él.”

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Con una cortés reverencia, él continuó su camino. Toki lo observó irse, reflexionando en ese amable, gentil y galante chico. Un buen cocinero y siempre atento a su hermano mayor. Perfecto.

“…Que mal que Chihiro no haya nacido niña. Entonces, tal vez Itsuki no tendría todos esos degenerados fetiches con las hermanitas… Oh, pero entonces seguramente nunca se habría convertido en novelista… Es algo complicado, supongo…”

***

 

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Algunos minutos después de que Toki se fue, Itsuki escuchó sonar el timbre de la puerta. Abrió la puerta, puesto que esperaba la llegada de Chihiro alrededor de esta hora.

“…Oye.”

“Oye.”

“…Mm.”

Con este intercambio de gruñidos, Itsuki dejó entrar a Chihiro. A pesar del hecho de que eran familiares, había una incomodidad extraña que siempre estaba presente cuando interactuaban. Se habían vuelto hermanastros hace tres años, cuando el padre de Itsuki se casó con la madre de Chihiro—dicho de otra forma, fue cuando Itsuki hizo su debut profesional.

El hijo mayor había estado en su segundo año de preparatoria, el menor en su primer año de secundaria— una época de grandes cambios emocionales para ambos. De repente, el hacerse hermanos los tomó por sorpresa, incapaces de saber cómo actuar el uno con el otro, y al principio actuaron como si de dos personas compartiendo un apartamento se tratara.

Las cosas comenzaron a cambiar cuando Itsuki fue a la universidad y se mudó a su propio apartamento.

Él pudo haberse quedado con el resto de su familia y viajado desde allí con mucha facilidad, pero, de todas formas, alquiló este apartamento con su propio dinero, afirmando que podía usar el tiempo ahorrado para trabajar en sus

libros. Terminó abandonando la universidad en su primer año, pero estar cerca de su editor le funcionó tan bien que decidió seguir viviendo allí.

Durante el intento fallido de Itsuki en la universidad, Chihiro pasaba a veces con arroz y otros suministros básicos.

Ahora eso pasaba con más frecuencia, el hermano de Itsuki encargándose de las tareas básicas de cocina y limpieza.

Convertirse en un escritor a tiempo completo había acelerado aún más el ritmo tan intenso de Itsuki, pero a la vez había deteriorado su escasa comprensión de las tareas cotidianas. Sus patrones de comida y sueño se volvieron más y más irregulares con el tiempo, y eso era reflejado en la suciedad que cubría su apartamento.

Llegado a cierto punto, Chihiro no pudo soportar mirarlo por más tiempo.

“Voy a cocinar esto.”

“…Claro.”

Ahora Chihiro, con un delantal puesto, estaba alineando sus ingredientes y utensilios de cocina con obvia familiaridad. Itsuki lo miró de reojo unas cuantas veces mientras escribía en su laptop, trabajando en su novela. Media hora después, estaban en lados opuestos de una mesa.

“Gracias.”

“No hay problema.”

Él había preparado camarones en salsa de chili, un poco de sofrito chino y arroz frito— todo hecho desde cero, nada que Itsuki fuera capaz de hacer, y todo desbordaba suficiente sabor para mantener sus palillos ocupados.

Chihiro, dejando ver una leve sonrisa mientras veía a su hermano darse un festín con la comida, se preocupaba por sus modales en la mesa a la vez que comía a un ritmo más tranquilo. Incluso en la mesa, él era la viva imagen de la elegancia. Sofisticado, atractivo, líder de la clase, phys-ed phenom 2 , master chef, el  mejor amo de casa, de personalidad relajada, bien educado—el hermano perfecto, en serio.

Como su hermano mayor—o como otro hombre, en realidad—Itsuki no podía evitar sentir cierto complejo de  inferioridad.  A  veces  esto  hacía  que  él  terminara criticando a Chihiro.

“…Oye, uh ¿Chihiro? Realmente aprecio que siempre vengas, pero, um ¿no tienes algo mejor que hacer? Como… No sé, ¿llevar a tu novia a una cita o algo así?

Chihiro se amargó un poco. “No tengo novia.”

“¿Ah no?”

“No.”

Una decisión personal, sin duda alguna. No había manera en que Chihiro, de todas las personas existentes, no atrajera la atención del sexo opuesto.

“¿Por qué no vas a buscarte una?”

“…No sé. Realmente no quiero una, supongo”, dijo abatido. “Además, ya sabes… me preocupas.”

“Aw, cielos, Chihiro, ¡No tienes que preocuparte por mí!”

Chihiro dejó escapar un suave suspiro. “…Bueno, tal vez no lo haría si pudieras tomarte las cosas un poco más en serio, ¿no crees?”

“¡Oye, eso puedo hacerlo! ¡Podría hacerlo si quisiera!”

“¿En serio? ¿Entonces puedes cocinar tú solo los tres tiempos? ¿Comida de verdad, con verduras y otras cosas y no solo ramen instantáneo? ¿Te limpiarás, te bañarás y mantendrás el reciclaje organizado? ¿Podrías volver a poner por cuenta propia tus juegos porno en el estante?”

“Cla-Claro que puedo…”

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“No, no puedes”, respondió Chihiro al instante. “Mira, hermano, volviste a lavar uno de tus suéteres con el resto de la ropa, ¿no? Siempre haces lo mismo. Siempre tiras todas las cosas dentro, echas la cantidad de detergente que te parezca, luego eliges una configuración aleatoria e inicias el lavado.”

Itsuki arrugó la cara ante el completo acierto de Chihiro.

“¿Hay configuraciones para el lavado…? Um… p-pero te equivocaste en algo, ¡Chihiro!”

“¿Oh?”

“¡No le eché nada de detergente! ¡Se me acabó y nunca me molesté en comprar más!”

“Vaaya, que logro. ¿Y no tienes otra botella debajo del fregadero?”

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“…Oh, ¿había otra ahí?”

“Ugh…” Otro suspiro. “Estarías condenado sin mí, ¿no lo crees?” señaló él, ligeramente complacido.

 

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