Isekai Mahou wa Okureteru (NL)

Volumen 7

Prologo: La Mujer Poseída

 

 

Isekai Mahou wa Okureteru Vol 7 Prologo Novela Ligera

 

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En ese momento, había una ligera tensión llenando el aire en el callejón donde se encontraba la residencia Yakagi en el Imperio de Nelferiano. Sin embargo, no era el tipo de tensión que precedía a una pelea o presagiaba algún siniestro giro de los acontecimientos.

Para hacer una comparación, fue más como el momento durante un hechizo de invocación en el que el invocador se enfrenta al diablo convocado. Era la tensión de dos fuerzas poderosas midiéndose entre sí.

Y esas dos fuerzas poderosas en este caso resultaron ser Yakagi Suimei y la chica que estaba frente a él. Llevaba guantes sin dedos y una bufanda roja sobre su uniforme escolar.

En cuanto a la moda, ciertamente dio una fuerte impresión. También tenía el pelo largo y negro brillante y un rostro encantador con ojos grandes y redondos. Esta era la buena amiga de Suimei, Anou Mizuki. O al menos, se suponía que debía estarlo. La tensión entre los dos sugirió que algo andaba mal. Pero eso no fue todo.

Mizuki tenía ojos negros, pero esta chica miró a Suimei con sus extraños ojos, uno negro y otro dorado. Mizuki siempre tenía una sonrisa amable, pero esta chica tenía la sonrisa provocadora de un demonio. De hecho, algo se había apoderado de ella. Ella era diferente. Sí, ahora mismo, ella era Io Kuzami, o así se llamaba a sí misma.

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¿Cuánto tiempo habían estado parados allí así? Las miradas de Suimei e Io Kuzami simplemente chocaron en silencio. Finalmente, hizo una expresión exasperada como si se hubiera cansado de esperar.

“Entonces, ¿no es hora de que me dejes pasar?”

“… Francamente, no quiero dejar que un bicho raro como tú entre en mi casa”.

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“¡Hmph!”

Ante la declaración de Suimei, el rostro de Io Kuzami se volvió severo. En realidad, no fue tan sorprendente. Ella era un ser cuya verdadera naturaleza era completamente desconocida, por lo que las quejas de Suimei con ella eran bastante comprensibles.

Sin embargo, también era comprensible que estuviera algo molesta por eso. Y estaba a punto de decir algo al respecto cuando…

“Pero… no es como si pudiera simplemente rechazarte”.

Como si insinuara que la dejaría entrar después de todo, Suimei se volvió para entrar a la casa él mismo. Ciertamente no le sentó bien dejar que un ser tan sospechoso entrara en su casa, pero nada resultaría de continuar con este punto muerto. Y si la conducía hasta aquí, perdería la oportunidad de saber algo sobre ella. Ese no era un precio que estuviera dispuesto a pagar.

Suimei quería saber qué era ella y determinar si causaría algún daño o no. Para llegar a tales conclusiones, tendría que observarla. Tendría que analizar todo lo que ella dijo e hizo. Y con ese fin, las cosas serían más sencillas si la dejaba entrar.

Pero Io Kuzami estalló en una risa burlona por su comportamiento.

“Eres todo un enigma para un humano, ¿no es así, bastardo? A pesar de querer vivir una vida simplista, no puedes evitar ser atraído por la oscuridad de la teoría y el misterio. ¿No te vas a meter en problemas de esa manera?”

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“Cállate. ¿Qué clase de mago no se atrinchera en la teoría y el misterio? Desconcertar cada pequeña cosa para llegar a tu propia conclusión… Ahí es donde la magia toma forma por primera vez, ¿verdad? Considere la curiosidad como una enfermedad profesional. Negarme eso sería como negarme la comida”.

Suimei habló un tanto sin rodeos por la irritación, pero Io Kuzami no cambió. Ella continuó hablando a su manera frívola y entrecerró los ojos.

“¿Así qué? ¿Me dejarás entrar o no?”

“… ¿Es cierto que no pretendes hacer daño?”

“Odio la charla ociosa”.

“Eso es generoso, viniendo de alguien que suelta basura sin sentido todo lo que quiere”.

“Hmph. Si quisiera hacerte daño, habría actuado mientras no sabías nada.

¿No entiendes eso sin que yo tenga que explicarte cada pequeño detalle?”

“Solo me estoy asegurando. Si no me lo vas a contar todo, al menos quiero escucharte decir que no vas a hacer nada”.

“¿De verdad crees que mentiría?”

“Por eso digo que quiero escucharlo directamente de la boca del caballo”.

La razón por la que Suimei estaba siendo tan persistente era para mantener a raya a Io Kuzami. En este tipo de intercambio desigual, ni siquiera tenía que mentir para tenerlo en desventaja.

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Todo lo que tenía que hacer era guardar silencio. Es por eso que Suimei tuvo que inmovilizarla y hacerle decir que no tenía intenciones de hacerle daño. Si ella fuera un espíritu puro, mentir debería estar por debajo de ella. Y finalmente, ella retrocedió como si estuviera cediendo.

“No tengo ninguna intención de hacerles daño, bastardos. Si lo hiciera, no los habría salvado”.

“Entonces déjame preguntarte: ¿qué sacas de todo esto?”

“Aceptar mi amabilidad con tanta descortesía… Eres una gran pelmazo, ¿no es así?”

“Ese es mi trabajo. Reiji y Mizuki son buenas personas, así que tengo que ser yo quien desconfía”.

“Vaya, incluso las partes de ti que no son bondadosas son ingenuas”.

Con eso, Io Kuzami soltó una risa encantada cuando Suimei apretó amargamente la mandíbula y se alejó. Luego levantó la mano y la llamó con un dedo. Al ver este gesto, ella lo declaró insolente, pero no obstante obedeció. Realmente no podía leer sobre ella.

“…”

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Suimei miró casualmente por el rabillo del ojo a los gatos merodeando en el callejón.

Eran naturalmente sensibles a la presencia de espíritus malignos y reaccionarían ante cualquier amenaza que planteara Io Kuzami. Pero simplemente continuaron holgazaneando, jugando y maullando mientras ella se acercaba. Por lo menos, eso tenía que significar que Mizuki no estaba poseída por el diablo.

Eso alivió una de las preocupaciones de Suimei, pero aún había otras posibilidades oscuras, por lo que tuvo que mantener la guardia alta. Mientras Suimei caminaba con Io Kuzami adentro y le mostraba la sala de estar, se dio cuenta de que todos estaban allí menos Liliana.

“Menia, ¿dónde está Liliana?”

“Lily está en medio de conseguir su refresco para gatos. Parece que se llevó a varios de ellos a su habitación para jugar”.

“Ya veo.”

Después de estar lejos de sus amigos felinos durante tanto tiempo, Liliana quería jugar y abrazarlos tanto como pudiera.

“Bueno, incluso si no todos están reunidos, no me importa en particular”.

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“¿Por qué de repente estás actuando tan malditamente engreído?”

Después de que la dejaran entrar, Io Kuzami estaba actuando de nuevo excesivamente altiva. Suimei simplemente no pudo contener su asombro tras ella. La miró inquisitivamente, como preguntando de qué diablos estaba hablando. Pero eso encendió una sonrisa en su rostro. Uno que fue quizás el primer destello de un incendio muy peligroso.

“¿Me escuchas, mi digno rival? Soy la grandeza encarnada. Supero a todos y cada uno, incluso en los extremos de este universo. Me mostrarás el respeto que uno le mostraría a su amo. Más bien, me dignaré permitirle el privilegio de hacerlo una vez cada diez días. No te pediré que me lamas las nalgas, pero al menos te permitiré que lamas la suciedad de las suelas de mis zapatos”.

“¿Quién va a lamer qué ahora? Escuche, si quieres que la gente se humille por ti, busca una nueva religión o algo así. Obtendrías resultados mucho mejores”.

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“¡Oh! Esa también es una gran idea. Mirad, bastardos. Estás en la cúspide, la víspera de una nueva religión. El nombre de la organización será el Culto de la Madre Oscura… No, Hijos de la Tercera Ley de—”

“¡Oye, basta! ¡Solo para! ¡Hay mucho de malo en esto!”

“¿Qué estás diciendo? ¿No fuiste tú quien me dijo que lo hiciera?”

“No era mi intención salir y hacerlo, maldita sea”.

Incluso mientras Suimei gritaba, Io Kuzami se complació en hacer girar sus tonterías con una fluidez alarmante. Suimei le dio todo tipo de miradas: implorantes, sucias, críticas. Pero todo lo que hizo fue continuar sonriendo con oscura satisfacción como si estuviera jugando con él.

“¿Estas escuchando? Cuando me dirigí a ti, fue como un digno oponente. En otras palabras, un rival. ¿De verdad crees que simplemente me doblegaría ante los deseos de un rival?”

“¡AAAAAH! Hablar contigo se siente como golpear mi cabeza contra una pared, ¡malditaaaaaa seaaaaaaaa!”

Incluso Suimei estaba desesperado tratando de tener una conversación con Io Kuzami. Y el hecho de que se lo estaba poniendo difícil a propósito solo lo empeoraba. Al presenciar este intercambio entre ellos, Felmenia y Lefille miraban con asombro boquiabierto.

“Es algo, ¿no?”

“Ciertamente lo es…”

Nunca habían visto a nadie jugar Suimei así. Gaius y Rumeya habían podido vencerlo de vez en cuando, pero esto era algo completamente diferente. En medio de observarlo, Felmenia le hizo una pregunta desconcertada al frustrado Suimei.

“Um, Suimei-dono… ¿Qué fue lo que causó que Mizuki-dono terminara así?”

“Eso es… yo realmente no lo conozco, pero probablemente se quedará así hasta que vuelva a la normalidad”.

“Ya veo…”

La respuesta algo derrotada de Suimei estaba bastante fuera de lugar para él. Sonaba como si estuviera levantando las manos en el aire. Felmenia no sabía muy bien cómo responder y simplemente dio una respuesta de conformidad.

Mientras tanto, Reiji se rascaba la cabeza y murmuraba: “¿Cómo lo llamó?

¿Mi oscura historia? Mi oscura historia… Hahaha… ”

Suimei entendía muy bien su dolor, pero las chicas, incluida Titania, apenas sabían qué hacer con todo esto.





“De todos modos… ¿Hablamos en detalle sobre lo que sucedió después de que nos separamos?”

“Sí, vamos. También creo que eso es lo que deberíamos priorizar aquí”.

“Por supuesto. Entonces comencemos, bastardos”.

“¡Ya es suficiente de ti! ¡Solo toma un maldito asiento!”

Io Kuzami tomó asiento ante los gritos de Suimei, y comenzó a contar la historia de lo que había sucedido desde la última vez que se vieron.

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