Isekai Mahou wa Okureteru (NL)

Volumen 7

Epilogo: La Codicia De Los Diez

La batalla con los demonios llegó a su fin, y la atmósfera tranquila del cuartel general imperial que estaba allí antes del ataque sorpresa había comenzado a regresar.

Debido a que todavía tenían que limpiar, la mayoría de la gente todavía se movía inquieta, pero el caos y el peligro de la sed de sangre en el aire ya se habían desvanecido.

Dado que los líderes del Imperio y la fuerza principal gozaban de buena salud, no habían sufrido bajas importantes. Los soldados comenzaron a recuperarse rápidamente, y los esfuerzos de Felmenia y el estilo de lucha de Reiji fueron bastante efectivos.

Y así, por el poder abrumador que ejercía Reiji, el general demonio derrotado, Grallajearus, fue capturado vivo. El núcleo que unía sus muchas conciencias había sido cortado por la espada de Reiji, y su cuerpo se había derrumbado a medias, pero quedó vivo para ser interrogado.

Se podría decir que Reiji no estaba atrapado por la necesidad de matar, y una prueba de ello se vio en su razonamiento para capturar al demonio general.

Al crear un muro de soldados alrededor de la parte trasera de la gran tienda principal, estaba claro que no se permitiría escapar o resistir a su prisionero. A pesar del ataque de Reiji, que debería haber sido imposible en primer lugar, las medidas defensivas implementadas fueron en su mayoría solo una precaución.

Naturalmente, Reiji y los demás estaban parados a la cabeza del muro de soldados, y Reiji tenía su espada empujada hacia adelante. Atravesando la multitud, Reanat dio un paso adelante. Parecía que sus órdenes a los otros grupos finalmente habían terminado. Gorgan y los otros miembros de los Elite Doce estaban junto a él, garantizando su seguridad. Luego habló con Grallajearus.

“General Demonio. ¿Por qué pudiste golpearnos por la retaguardia?

“¿Creen ustedes bastardos… que diríamos cualquier cosa… que los beneficiaría…?”

“Así parece. No hay forma de que simplemente responda honestamente, ¿verdad? Supongo que en ese caso, solo significa que tendremos que escucharlo por la fuerza”.

Cuando Reanat levantó la mano por encima de su cabeza, los Elite Doce comenzaron a moverse. Y tal como él dijo, comenzaron a lastimarlo y probablemente se estaban preparando para torturarlo.

Sin embargo, incluso en ese vórtice de dolor, Grallajearus derramó desprecio con una voz débil mientras jadeaba.

“General Demonio, ¿qué es tan ridículo?”

“Es gracioso… ¿No es obvio… que es gracioso? Pensar que les daríamos información, solo por el dolor… Ustedes, bastardos humanos, son verdaderamente… verdaderamente tontos…”

Con una risa sardónica, mostró su intención de no ceder. Mientras Grallajearus continuaba soltando carcajadas, Jillbert, que había estado escuchando cerca, interrumpió la conversación.

“¿No tiene sentido preguntar ese tipo de cosas? Esos demonios son seres que piensan de manera diferente a nosotros, después de todo. Incluso si los amenaza con violencia y los tortura, no dirán nada. Básicamente, no conocen el concepto de valorar la vida de uno”.

“¡Así es! Conceder el deseo más querido del Dios Maligno Zekaraia, construir el honor del Señor Demonio Nakshatra, ¡ese es el camino de nosotros, los demonios! ¡No tememos ni al dolor ni a la muerte!”

Después de dejar escapar un fuerte grito, sonó un coro de risas. Ese estridente ruido ciertamente no era otro que la risa loca de alguien al borde de la muerte. Un interrogatorio fue inútil. En ese caso, solo había una cosa por hacer. Justo cuando Reanat miró hacia Reiji pidiéndole que lo terminara…

“Eso es obvio. Si no fuera el caso, serían más inútiles que la basura”.

Una voz salió de la nada. Era una voz mucho más severa incluso que el clima riguroso de este territorio imperial del norte. No quedó claro de inmediato si era la voz de un hombre o de una mujer.

Tenía cierta belleza. Y si no hubiera dicho palabras tan duras, habría sido un placer escucharlas. Sin embargo, esa hermosa voz era una que el grupo de Reiji había escuchado antes. No, no había forma de que lo olvidaran.

“Esa voz es…”

“¡No podría ser!”

Olvidando que tenía una espada apuntando a Grallajearus, tanto Reiji como Titania levantaron la voz mientras miraban hacia la fuente de la voz. Y allí de pie, con el pelo largo y blanco y los ojos rojo intenso de un dios feroz, estaba Ilzarl.

“Estás…”

“Ha sido un tiempo, héroe. Pensar que derrotarías a Grallajearus. Superó mis expectativas, ¿no lo sabes?”

La desconcertante declaración de Ilzarl lo hizo sonar como si estuviera encantado por la derrota de su aliado. Sin embargo, Reiji tenía diferentes preocupaciones…

“¿Estabas mirando?”

“Sí, estaba mirando. Desde el principio.”

Suavemente, pero con una mirada claramente alegre, se echó a reír. Por otro lado, preguntándose quién era Ilzarl, Reanat se volvió hacia Graziella.

“Lyla, ¿quién es…?”

“Un general demonio. Uno poderoso… ”

“¿Eso es un demonio…?”

Su desconcierto probablemente se debió al hecho de que Ilzarl parecía más humano que demonio. Reanat, los Elite Doce y todos los soldados imperiales comenzaron a moverse; sin embargo, a la orden inmediata de Graziella, prepararon su magia y desenvainaron sus espadas. Y durante eso, una persona dio un paso adelante. Fue el que pudo competir con Ilzarl en el Estado autónomo, Io Kuzami.

“Pensar que una vez más mostrarías tu rostro ante mí, demi-ogro.”

“Tienes bastante boca como siempre, pequeña. Te devoraré más tarde, así que espera ahí por ahora”.

Mientras Io Kuzami e Ilzarl estaban teniendo su pequeño intercambio… “¿Ya es hora de que salgas?”

Otra voz sonó de la nada. Mientras se preguntaban de dónde venía esa voz, un demonio apareció casualmente de la sombra de Ilzarl. Tenía el pelo rubio y un flequillo que le caía ligeramente sobre la frente y un rostro esbelto.

Completo con una atmósfera sombría, parecía parecerse bastante a un humano, pero tenía cuernos extraños en la cabeza y un poder oscuro se cernía sobre él. Definitivamente era un demonio. Y cuando ese demonio salió, de repente adoptó un comportamiento bastante caballeroso y se inclinó.

“Por el momento, permítame ofrecerle mis felicitaciones. Héroe del Reino de Astel, Reiji Shana. Haber alcanzado el resplandor azul más allá de la distancia que tanto deseaba, permítame dar mi más sincero placer por las buenas noticias”.

“Por qué tu—”

Conoces mi nombre y sobre el resplandor azul. Cuando Reiji estaba a punto de preguntar eso, el demonio que apareció de la sombra lo interrumpió.

“Aah, parece que he olvidado mis modales. Es un placer conocerte. Mi nombre es Lishbaum. No soy un general demonio, pero se me permite desempeñar un papel similar. Es un placer conocerlos”.

Mientras hablaba con una cortesía excesiva que uno nunca usaría con sus enemigos, Lishbaum se presentó sin problemas. Reiji no podía decir si solo estaba mostrando su actitud serena, simplemente tenía tiempo libre para presentarse, o la situación en sí no tenía valor para él.

“Ilzarl, Lishbaum, ¿por qué ahora de todos los tiempos…?”

Por otro lado, el que habló fue Grallajearus. Definitivamente había enojo en su voz cuando los criticó por llegar tan tarde. Sin embargo, Ilzarl no le prestó atención.

“Grallajearus. ¿Estás resentido con nosotros por no haber venido a salvarte? Que tonto. Trasladar el pecado de ser demasiado débil a los demás, es una actitud demasiado despiadada para que la adopte un general demonio”.

“Bastardo… ¿Estás diciendo que eres diferente a nosotros?”

“Por supuesto. No nací del Dios Maligno. Simplemente significa que mi forma de pensar es diferente”.

Mientras Ilzarl y Grallajearus estaban teniendo una pequeña disputa, Graziella gritó.

“¡Todos tomen sus posiciones! ¡Estos no son enemigos a subestimar!”

Los soldados ya estaban preparados para la batalla, pero después de recibir el mando de Graziella, sabían que no debían moverse descuidadamente. Había dos enemigos en el nivel de los demonios generales antes que ellos. Además, acababan de pasar por una batalla difícil.

“Meras ofrendas, ¿quieres probar?”

Mientras Ilzarl les apuntaba sin miedo con sus colmillos, Reiji les gritó. “¡No saldrá como la última vez!”

“No te creas mucho solo porque derrotaste a Grallajearus. Bueno, esa maga y el enano de allí parece que valen la pena comerlos, aunque…”

“¡Soy tu oponente!”

Mientras Ilzarl se enfocaba en Felmenia y Jillbert, Reiji le apuntó con su espada de oricalco. Y justo cuando la batalla estaba a punto de comenzar…

“No me importa particularmente ir contigo aquí, pero… ¿Hmm?”

“Heh. Un obstáculo, es—”

Justo cuando Ilzarl y Lishbaum parecieron notar algo, de repente saltaron hacia atrás. E inmediatamente después de eso, desde el cielo azul claro, un relámpago golpeó el suelo entre Reiji e Ilzarl. Se produjo un temblor por el poderoso golpe y se levantó una nube de polvo. Y finalmente, desde dentro de ese polvo, apareció un hombre soltero con cabello verde y cuernos plateados, Eanru.

Al ver esa ropa blanca que se parecía a la ropa tradicional japonesa, Jillbert gritó de repente con ira.

“¡Maldito dragonnewt! ¡¿Por qué diablos viniste aquí?! Esta no es tu maldito puesto, ¿sabes?”

“Eh, no es nada. Terminé terminando allí rápidamente, ya ves. Escuché que iba a pasar algo interesante, así que vine corriendo. Pero pensar que estaría en este nivel, ¡eh!”

Al decir eso, la sonrisa intrépida de Eanru creció aún más. Fue como si hubiera encontrado oro. Mientras Reiji y los demás estaban completamente confundidos por la apariencia de alguien que no conocían, una voz que sí reconocieron llegó corriendo.

“¡No te vayas solo, maldita sea!”

“Encontré algo interesante, así que mi reflejo se activó”.

Y en la dirección en la que Eanru estaba hablando, pudieron ver la figura de Suimei. Al ver esto, Reiji le gritó.

“¡Suimei!”

“Oh, genial, acabo de regresar, y ahora parece que algo escandaloso—”

Y justo cuando Suimei estaba tratando de hablar, una poderosa rabia comenzó a crecer desde el otro lado. Venía de la dirección en la que Reiji y los demás se estaban enfrentando, desde donde estaba parado el que se parecía a un dios feroz, Ilzarl.

Sus ojos brillantes se encendieron aún más, y dejó escapar una presión espeluznante que conmocionó la piel de todos. Y el que recibió esa mirada llena de ira fue definitivamente el dragonnewt de cabello verde, Eanru.

“Bastardo, el Silver Dew…”

“Ha, ¡HAHAHAHAHA! ¡Cuánto tiempo ha pasado! ¡Realmente ha pasado mucho tiempo, comehombres! Pensar que todavía estás vivo. Contrario a lo esperado, ¡eres bastante tenaz! ¿Qué? ¿Tuviste comidas frías en las regiones traseras del norte para sobrevivir?”

La ira de este dios feroz se combinó con una risa agradable de Eanru. Al ver esa actitud, se pudo escuchar el sonido de Ilzarl rechinando los dientes mientras expresaba su severa ira.

En cuanto a Reiji y los demás, ver a un oponente que mantenía una compostura ilimitada contra ellos se derrumbó de rabia los dejó completamente perplejos. Después de venir aquí, las personas desconocidas aparecían solas una tras otra, por lo que no podía evitarse que estuvieran confundidas. En cualquier caso, como Eanru le mostró a Ilzarl una feroz sonrisa.

“Qué suerte. Pensar que podría verte. Aunque es inesperado que estés junto con esas plagas”.

“Yo también soy afortunado. Finalmente puedo devolver la deuda que te debo”.

Los dos dispararon chispas el uno al otro. Uno mostraba alegría por su reunión, no, revancha, mientras que el otro estaba lleno de rabia mientras se limpiaba la baba. Por la forma en que hablaban, ya se conocían bien, y era seguro que había algo de historia entre ellos. Mientras sus tremendos espíritus de lucha chocaban entre sí, Reiji llamó casualmente a Suimei por costumbre.

“Suimei… ¿Suimei?”

Llamó, pero Suimei no respondió. Mientras Reiji lo miraba, simplemente estaba mirando un solo punto. Reiji pensó que Suimei estaba atado en su lugar por la aterradora colisión del espíritu de lucha, pero en verdad, Suimei lo estaba ignorando por completo. Sí, porque una existencia mucho más grande que esos dos estaba ante sus ojos.

“¿Ocurre algo? Pareces haber visto un fantasma. ¿Sucedió algo tan inesperado?”

De repente, una voz salió de la nada, y Reiji y los demás no pudieron decir quién estaba hablando por un momento. Todo lo que podían oír era una voz de hombre profunda, fría pero juvenil. Pero Reiji recordó haber escuchado esa voz en algún lugar antes. No había pasado tanto tiempo desde que solo estaba hablando con el dueño de esa voz. Sí, el que estaba hablando era el demonio llamado Lishbaum.

“Por qué tu…”

Fue un murmullo de asombro y perplejidad. Tal como dijo, era una voz dominada por el miedo como si hubiera visto un fantasma. Y el que lo hizo no fue otro que Suimei, quien se había puesto completamente rígido mientras miraba a Lishbaum.

“¿Por qué estás aquí…? No, por qué estás vivo… Kudrack the Ghosthide? “¿Kudrack?”

“Ghost… ¿hide?”

Cuando Suimei dijo ese nombre hacia Lishbaum, tanto Reiji como Ilzarl reaccionaron. Ambos fruncieron el ceño ante el nombre que nunca habían escuchado antes. Era un nombre completamente diferente del que Lishbaum le presentó a Reiji. Y con un tono completamente diferente al que habló con Reiji, la voz profunda y fría del hombre sonó.

“Ha pasado mucho tiempo, Yakagi Suimei. ¿Conmocionado? Apuesto a que debes estarlo. Debería haber sido borrado por ti en ese entonces, después de todo”.

Como si estuviera satisfecho por la cara de sorpresa de Suimei, Lishbaum dejó escapar una risa débil y sofocada. Y en respuesta…

“… ¿Qué significa esto? ¿Por qué estás vivo? ¿Por qué tienes esa forma?”

“Esa es la pregunta obvia, ¿no es así…? Pero desentrañarlo de manera tan simple no es divertido”.

“¡No bromees!”

Suimei gritó fuertemente con ira, pero Lishbaum no le respondió. Por otro lado, Ilzarl miró a Lishbaum con una mirada escéptica.

“Lishbaum, ¿esa ofrenda es un maldito conocido tuyo?”

Como preguntó Ilzarl, en un cambio completo, Lishbaum respondió en un tono excesivamente educado como lo hizo antes.

“Sí. Ese es el hombre que sirvió como detonante para que yo viniera a este lugar”.

“¿El detonante para traerte aquí, dices?”

“Sí.”

Mientras Lishbaum asintió, Ilzarl no pudo entender. Por otro lado, la ira de Suimei aumentó al ser ignorado, y dejó escapar una voz aún más fuerte que antes.

“Kudrack… ¡Mierda, respóndeme!”

“No tengas tanta prisa, Starfall. Simplemente terminó luchando del lado de los demonios. ¿No  es eso  todo lo que necesitas saber? ¿Qué  más necesitas además de eso? El objetivo que me propongo alcanzar en la batalla… ¿No lo entiendes ya por completo?”

Ciertamente eso era cierto. La historia de Suimei con este hombre era profunda y él la conocía bien. El motivo de lucha de Lishbaum, no, Kudrack el Ghosthide. No importa dónde estaba o qué estaba haciendo, solo había un objetivo. En ese caso…

“… Entonces, ¿por qué estás del lado de los demonios peleando de mala manera? Si tu objetivo es el mismo que antes, ¿qué demonios estás pensando para hacer que se muevan así? ¿Estás realmente motivado?”

“Claro que lo estoy. Ahora, como antes, mi mayor deseo no ha cambiado”.

“¿Entonces por qué…?”

“¿Estoy usando tácticas que desperdician demonios inútilmente, verdad? Veamos. Ciertamente estoy haciendo eso. Seguramente, mis acciones en este momento deben parecerte desconcertantes”.

En un cambio completo de su leve sonrisa, Lishbaum comenzó a reír tristemente con una sombra detrás de sus palabras. Y después de calmarse…

“Supongo que está bien desentrañarlo aquí. Parece que no eres el único que quiere escucharlo, después de todo”.

Al decir eso, Lishbaum miró a Ilzarl y comenzó a explicar.

“Starfall. Creo que ya lo sabes, pero los demonios son una raza nacida del Dios Maligno. Al igual que toda la divinidad, el Dios Maligno presiona a otras religiones de manera antagónica mientras aumenta el número de peones que tiene. Y al desarrollar su poder para interferir con el mundo, aumenta gradualmente aún más el número de sus peones. Eso incluso podría considerarse su trabajo”.

“¿Estás diciendo que es lo mismo que cualquier otro dios?”

“Así es. Sin embargo, incluso si le va bien en aumentar su número de peones, eventualmente surge un problema. Los peones nacidos de su débil poder al principio no pueden seguir el ritmo de los cambios que los rodean. Y gradualmente, se vuelven cada vez más obsoletos. Pero incluso si crean otros nuevos, eventualmente los números se agotan y los asientos permanecen ocupados por los más débiles, creados previamente. Entonces—”

Para mejorar esa situación, ¿qué se debe hacer?

Solo por esa palabra, Suimei lo descubrió todo, y la sorpresa apareció en su rostro mientras murmuraba.

“¿Qué? Entonces no se trata de aumentar los recursos. ¿Estás trabajando para abrir espacios después de alcanzar la capacidad…?”

“Eso es exactamente. Por así decirlo, es como un juego de aventuras de tipo estrategia. Al principio, solo puede permitirse el lujo de soldados pobres debido a los bajos niveles municipales y militares. Pero a medida que avanzas de nivel, puedes reunir soldados mucho mejores. Entonces, en ese caso, es solo una cuestión de dónde enviar a esos soldados de bajo nivel. Es solo el destino de los demonios inútiles, eso es todo”.

Suimei continuó mirando con asombro al lich. El destino de los demonios. Después de decir tanto, no fue difícil llegar a esa respuesta.

En un juego de estrategia, uno simplemente sobrescribe los datos de esos soldados mientras se encuentran en la parte de construcción  de la ciudad, o simplemente los envía a un ataque suicida para liberar espacio. Pero esto no era un juego, era una realidad. Aun así, si eso se pasa por alto…

“Entonces no son tus aliados…”

“¿No lo sabías ya? Como deseo purificar el mundo, es imposible para mí tener verdaderos aliados. Todos los seres vivos, grandes o pequeños, son la misma porquería e inmundicia para mí, después de todo”.

“¿Pero todavía sigues a algo más débil que tú?”

“Ese no es el caso. Lo que sigo es una existencia digna de mi devoción”.

Eso… De esa palabra, era el Dios Maligno, o tal vez el Señor Demonio. En cualquier caso, no guarda relación con el asunto que nos ocupa. Cuando Suimei terminó de preguntar todo lo que quería preguntar, todo lo que quedaba era dirigirse hacia la batalla decisiva y amasaba su maná. Ya no le importaba en absoluto ocultarlo ante Reiji.

En el peor de los casos, era posible que fueran completamente aniquilados justo donde estaban. Cuando Suimei comenzó a recolectar maná que superó la fuerza con la que Felmenia lo estaba haciendo antes, Felmenia le gritó.

“¡Suimei-dono!”

“¡Quédense atrás! ¡Este tipo no es un demonio a medias! ¡Es uno de esos liches inmortales de los que te hablé antes!”

Al escuchar esas palabras, Felmenia pudo entenderlo.

La última vez que tuvieron una lección, cuando hablaban del cuerpo etéreo, él le habló de los que se liberaron de la muerte.

Mientras tragaba saliva con fuerza, él pudo ver la tensión en su rostro. A medida que el aire se llenaba aún más de sed de sangre, incluso Ilzarl tenía una cara de sorpresa. En cuanto a Lishbaum, que tenía todo ese maná apuntado hacia él, se estaba acariciando la mandíbula.

“No tienes aliados de los que puedas depender hoy, ¿sabes? La muñeca princesa  de  Alzbayne,  Gerard  the  Melkia  y  Beatorex  no  están  aquí, ¿verdad?”

“Aun así, no renunciaré”.

“Así es. Eso es lo que te convierte en Starfall. Un oponente como tú que es malo para rendirse es el más adecuado para mí”.

Al decir eso, Lishbaum adoptó una actitud como si estuviera aceptando el desafío, pero en el siguiente instante, su actitud cambió repentinamente.

“Bueno, no vine aquí a pelear hoy”.

“¿Qué?”

Como si esperara la pregunta de Suimei, Lishbaum hizo una amplia sonrisa que se extendió a las esquinas de su rostro. Y cuando se dio la vuelta, formando filas frente a su mirada estaba el muro de soldados imperiales. Era una tontería siquiera preguntar qué estaba a punto de hacer. Él era la Codicia de los Diez. No tenía compasión por los humanos. No tenía compasión por ningún ser vivo.

“No puedes ser— ¡DETENTEEEEEEEEEEEE!”

“Phase Severance”.

Inmediatamente después de esa palabra clave, el aire se dividió en dos.

Una línea divisoria apareció en el aire y separó las dos piezas. Era como si todo en el aire se dibujara con un bolígrafo en una sola línea y se separara de arriba a abajo. Y la porción cubierta por esa línea era la mayoría del campamento imperial.

No eran otros que los soldados imperiales. Y cayeron. Cabezas. Cabezas. Cabezas. En un instante, todas las cabezas cayeron al suelo. Fue como una broma realmente mala. El trozo de aire que se deslizaba estaba justo al nivel del cuello de un humano, y todo lo que estaba sobre él, las tiendas de campaña, las colinas detrás, todo se partió en dos y se deslizó hacia un lado.

“Ri… ridículo”.

“De ninguna manera…”

Los únicos que escaparon del daño fueron los que estaban cerca de Suimei, sus compañeros, el grupo de Reiji, Eanru y Jillbert, Reanat y los Elite Doce. Al ver ese paisaje excesivamente extraño y el terrible poder que lo manifestaba, Graziella y Reiji murmuraron, completamente estupefactos. Y durante eso, el que gritó y levantó la voz, como era de esperar, fue Suimei.

“¡KUDRACK,   BASTARDOOOOOOOOOO!”

“¿Por qué estás tan enojado, Starfall? Los salvé, ¿sabes? Salvé a los atrapados en las cadenas del sufrimiento que es esta vida terrenal, ¡y a muchos de ellos! ¡Tantos de ellos! ¡La muerte es salvación! ¡Es la salvación más allá de todos los demás medios!”

“¡Haciendo esa mierda! ¡¿Tienes la intención de actuar como un maldito dios?!”

“¿Un Dios? Eso está mal. No soy ese tipo de ser. De principio a fin, soy un ser humano que carga con los pecados del mundo. ¡Tomaré los pecados de todos los seres vivos! ¡Sí!  ¡El que carga con todo pecado!  Haha, Hahaha, ¡HAHAHAHAHAHAHAHAHA!”

Lishbaum soltó una risa realmente loca.

“¡Aquel que salva a todos los seres vivos! ¡Demostraré que puedo eliminar toda la suciedad! ¡En todo el mundo! ¡Sin dejar un rastro!”

Cuando Lishbaum terminó de gritar en voz alta en el aire, hizo un cambio completo, como si se accionara un interruptor.

“Ahora bien, se acabó. Retirémonos. Aah, me olvidé de algo”.

“Lish… baum”.

“Grallajearus, tu rol ha llegado a su fin. Vuelve a Su lado”.

“¡BASTARDOOOOOOOOOOO!”

“¿Por qué estás tan enojado? Es el lado del Dios Maligno, ¿sabes? Ha terminado con su deber y ahora está regresando al lugar de donde vino. No creo que haya nada más grande que eso para ti”.

“Crees que Nakshatra-sama permitiría tal—”

“El señor me dijo que hiciera lo que quisiera. Los débiles no tienen calificaciones para vivir en este mundo. Como demonio, lo entiendes, ¿no es así?”

Al escuchar eso, Grallajearus ya no pudo hablar. Un demonio que no debería tener miedo a la muerte estaba sintiendo sentimientos incontenibles de desesperación por ser abandonado por el Señor Demonio.

“Heh, heh… ¡FUAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA!”

Su fuerte risa sonó una vez más. Y al mismo tiempo, su magia se activó, y Grallajearus fue aplastado por las dos fases empujando juntas, aniquilado. Por lo tanto, todos los demonios, aparte de Lishbaum e Ilzarl, desaparecieron del campamento imperial.

“Ahora bien, cederé esto como una victoria al héroe y al Imperio. Bueno, esto es más un empate debido a una lesión”.

Aunque para él, no fue una lesión en absoluto. Iban a recrear todos los demonios. Si su plan desde el principio era que todos desaparecieran, no importaba cuántos murieran.

“Kudrack…”

“Yakagi Suimei. Un día saldaré cuentas contigo. Sin embargo, este no es el escenario para eso. En cualquier caso, prepararé un campo de batalla adecuado para nuestra lucha. Hasta entonces, corre a toda velocidad mientras persigues los misterios y pule ese sueño que tanto deseas”.

Y luego, Lishbaum tarareó esas palabras…

Aquellos que provocan lágrimas, recuerden. En este mundo, no hay lluvia de dolor que no pueda eliminarse. Aquellos que cargan con angustia, recuerden. En este mundo, no hay un resplandor de dolor que no se pueda extinguir. Nosotros los magos de la Sociedad, en nombre del Rey Mágico Nestahaim, con el fin de conceder el deseo que cualquiera desea…

“Sí. No  importa dónde esté, te mostraré que  puedo borrar todo por completo. Liberaré a todos los seres vivientes del vórtice de dolor que está viviendo y los salvaré a todos—”

Dejando atrás esas palabras intoxicadas y distorsionadas, la Codicia de Diez, el lich Kudrack the Ghosthide desapareció junto con Ilzarl en un mundo liminal entre fases.