Isekai Mahou wa Okureteru (NL)

Volumen 7

Capitulo 4: Para Que Pueda Ser Yo Mismo

Parte 3

A pesar de ver su silueta decidida, Titania todavía insistió en detenerlo. Pero antes de que pudiera, Jillbert sacó su alabarda para detenerla.

“Déjalo hacerlo. Todos sienten que tienen que hacerlo ellos mismos de vez en cuando”.

“¿Que estas…?”

“Es un ritual. Para que un hombre se convierta en un guerrero, ¿verdad? También eres de esos tipos, ¿no es así?”

Diciendo eso, Jillbert le guiñó un ojo y le sonrió a Titania. Era cierto que uno tenía que mantenerse firme para convertirse en guerrero, por lo que Titania no pudo responder. Cuando Reiji dio un paso adelante en su camino para convertirse en hombre, Grallajearus comenzó a hacer un alboroto.

“¿Nos derrotarás a todos por tu cuenta, dices? ¡Ya se demostró que tu lamentable poder no es suficiente para derrotarnos! ¡¿Estas mal de la cabeza?!”

“No me he vuelto loco ni nada. Es solo porque… esto es lo que debo hacer. Así que lo haré”.

“¡No te dejes llevar, maldito mocoso! ¡¿Has confundido el poder que te dio la diosa con tu propia fuerza?!”

“Sé muy bien que este es un poder temporal que se me dio. Por eso… ¡Por eso exactamente! ¡Necesito superar mis límites!”

“¿Estás diciendo que somos tu maldito trampolín o algo así?”

“¡Así es! ¡Te derrotaré y traspasaré ese límite!”

Con un rugido, Reiji avanzó hacia Grallajearus. Mientras gritaba, se lanzó hacia adelante con el fin de superar esa pared. A medida que se acercaba, los guijarros de Isa se dispararon en un instante. Y Reiji comenzó a evadirlos mientras rodeaba a Grallajearus.

“Después de aullar tan vigorosamente, ¡¿todo lo que puedes hacer es evadir, HEROEEEEEEEEE?!”

“Ugh…”

Un guijarro de Isa rozó el rostro de Reiji y dejó un corte en su mejilla. Dio un paso adelante con convicción, pero como si estuvieran jugando con él, le costó todo su esfuerzo seguir moviéndose. No pudo detectar ninguna apertura por la que atacar, y mucho menos para obtener la victoria.

No, ese tipo de cosas nunca existieron en primer lugar. Con el solo hecho de que se había precipitado a una dura pelea, cualquier esperanza de victoria había sido aniquilada.

Pero aun así, Reiji tuvo que escalar esa pared. Incluso si fue imprudente, incluso si fue una tontería. Fue rechazado por Rajas, Elliot se lo tomó con calma, Ilzarl lo sometió por completo… Incluso aquí y ahora, fue completamente superado. No podía simplemente resignarse a ser un héroe a medias de ahora en adelante.

Eso era porque tenía compañeros en los que podía confiar. Incluso ahora, estaban detrás de él, llamándolo preocupados. Cooperemos y derrotémoslo. No seas imprudente. Todo lo que escuchó fueron voces amables.

Siempre estaba siendo salvado así por alguien. ¿Pero era eso realmente lo que era un héroe? ¿Estaba realmente bien para él llamarse a sí mismo un héroe así? ¿Sin salvar a nadie, mientras sólo se salva él mismo? ¿Solo para ser colocado en un pedestal y llevado por encima de otros como un bufón?

No podía aceptar eso. Alguna vez. Ser una obra maestra llamativa y nada más no tenía sentido. No había forma de que pudiera aceptar tal engaño.

“¡No perderé!”

“¡¿Por el bien de la Diosa?! ¡¿O quizás por el bien de la gente?!”

“¡Equivocado! ¡No tiene nada que ver con héroes, diosas o la gente de este mundo! ¡Es todo por mí!”

Por eso. Eso fue exactamente por qué. El momento de dar un gran paso era ahora. Hasta ahora se mantuvo igual y aprovechó la buena voluntad de sus compañeros. Pero era hora de separarse de esa dependencia.

Incluso si no pudiera volar, mientras nunca diera el salto por su cuenta, nunca lo aprendería por sí mismo. Por eso tenía que dar un paso adelante ahora. Por eso—

“¡Lo haré… me volveré más fuerte! ¡Quiero ser más fuerte!”

Sus pensamientos, sus deseos, se los gritó a sí mismo, y justo en ese momento…

Si lo deseas, pídelo y llámalo. “¿Eh…?”

La puerta final que se conecta a un gran poder en todo momento existe dentro de ti.

“Qu-Quien…”

Cuando un pronunciamiento robótico resonó repentinamente en su cabeza, Reiji inesperadamente levantó la voz para cuestionarlo. Y cuando se dio cuenta de esto, estaba parado solo en medio de una oscuridad parecida al barro.

“¿Q-Qué? ¿Dónde? ¿Por-por qué…?”

Cuando una situación desconcertante se presentó a su alrededor, Reiji fue tomado por sorpresa. Definitivamente estaba en el campamento militar del ejército imperial, y estaba justo en frente de Grallajearus. Y a pesar de eso, no podía ver esas cosas por ningún lado. Ellos no podían ser encontrados por ningún lado. Dondequiera que mirara, solo había oscuridad y algo que parecía una luz en la distancia.

Sin embargo, todo eso desapareció en un instante. Eso fue porque la pequeña luz en las profundidades de la oscuridad se volvió más y más azul…

“Ah…”

Como fascinado por la distante luz azul brillante, una voz extasiada salió de su boca sin que él se diera cuenta. Su mente era la misma que esa voz embelesada, simplemente estupefacta. Esa pasión con la que se negaba a sí mismo mientras gritaba fue borrada, y lo único que quedó fue esa luz azul.

Había visto esa luz antes. No era otra que la luz que desprende la gema instalada en el Sacramento.

Y en ese instante, de repente lo entendió. Esa luz era algo hacia lo que tenía que dirigirse sin importar qué. Más allá de esa luz, le esperaba la respuesta a todo.

Por eso se echó a correr. Corrió y corrió, con todas sus fuerzas para agarrar esa luz azul.

E inmediatamente, las palabras aparecieron en su cabeza. Una voz sin voz, y eso fue…

Con el brillo azul de mi Lapis, cristaliza el espíritu de la espada.

Y a medida que esas palabras se repitieron, la luz azul se hizo más fuerte. Y cuando esa luz se extendió, se reunió en su mano, pero antes de que pudiera escuchar las últimas palabras, la deslumbrante luz se desvaneció.

Cuando volvió en sí, ese túnel de oscuridad y la luz azul ya no estaban allí, y el escenario volvió al del campamento militar imperial. Y ante sus ojos, Grallajearus estaba burlándose.

“Hmph. Justo cuando me preguntaba qué estabas haciendo, todo lo que hizo fue emitir un poco de luz “.

“…”

Si era como decía, probablemente Reiji estaba emitiendo una luz azul en este momento. En su mano derecha, de repente estaba agarrando el Cúmulo de Ishar. Lo había agarrado inconscientemente, o quizás la luz azul que estaba agarrando era, de hecho, el Sacramento mismo.

Mientras el Sacramento continuaba emitiendo una luz pálida, era como si estuviera mirando el recuerdo de esa luz azul. Si fue justo como dijo Grallajearus, todo lo que hizo fue emitir luz. Probablemente estaba parado allí mientras una luz azul se desbordaba de su mano.

Como prueba de ello, a diferencia de la vez que luchó contra Ilzarl, el Sacramento no se convirtió en un arma. Debido a que no pudo escuchar esas últimas palabras para manifestar el arma, esto fue solo una deducción natural.

Sin embargo, aun así, todavía pudo captar esa luz azul. Podía ver el camino. Pudo ver la puerta. Podía escuchar los misterios de esa luz azul, la voz sin voz. Por lo tanto, la cantidad de poder que agarró, no fue cero.

“¡¿Qué—?!”

Agarrando su espada de oricalco una vez más, se movió con la misma velocidad que abrumaba a Ilzarl, y pudo escuchar un coro de conmoción frente a él. Era probable que pareciera que se había desvanecido ante sus muchos ojos.

Este general demonio no era más fuerte que Ilzarl. En todos los aspectos, fue inferior. Fue notablemente inferior. Si Reiji iba a perder contra tal oponente, su sufrimiento desde este punto sería insondable. Por eso—

La cantidad de veces que pudo engañar a sus ojos fue solo esta vez. Ganar contra un enemigo como este desde el principio fue verdaderamente una victoria digna de elogio.

“…”

Un paso. Con un paso, en completo silencio, blandió su espada de oricalco. Repeler los guijarros, que volaban como balas. Pisoteando la tierra bajo sus pies. Con ese solo paso tenaz, su bota se hundió en el suelo, y el suelo alrededor de su bota se hinchó como la piel de gallina.

“…”

Mientras se acercaba, la voz de Grallajearus no se podía escuchar. Ya no podía oír nada. Estaba levantando un alboroto, pero Reiji ya no lo percibía como un sonido.

Sus palabras  de incredulidad y protesta ni siquiera llegaron a sus oídos. Su sangre se había enfriado por haber sido rechazado por este oponente hace solo un momento, pero ahora Reiji entendía la realidad última.

Sin embargo, no había ni una pizca de felicidad en él. No dio un paso adelante para ganar un sentido de superioridad.

El general demonio estaba a solo unos pasos más de distancia. Estaba dentro del alcance, si empujaba su espada. A esa distancia, el general demonio abandonó la esperanza y disparó mal los guijarros de Isa con desesperación.

Pero fue demasiado lento. Incluso antes de que fueran despedidos, Reiji podía ver a través de todo, y la marcha hacia la victoria estaba determinada incluso antes de que comenzara. Mientras se acercaba con su espada lista, Grallajearus gritó.

“¡Somos legión! ¡Sepa que un ataque con una espada no tiene sentido ante nosotros!”

Podía escuchar voces enojadas. No, hubo una pequeña cantidad de engaños mezclados. Habiendo caído en una posición inferior, se basó en la valentía para animarse. Como había declarado, el hecho de que fuera un ejército era una molestia. Sin embargo.

“¿Es eso así?”

“¿Qué?”

“Incluso si eres una legión, el hecho de que compartas una sola conciencia significa que debe haber algún tipo de fuente que albergue esa conciencia. Si no lo hubiera, sería simplemente un caos desconectado. ¿No es así?”

Cuando la verdad fue revelada antes, la voz de Grallajearus se llenó de pánico.

“¿Por-por qué… por qué lo sabes?”

“Luz…”

“¿Qué?”

“Esa luz azul me lo dijo”.

Lo que le dio esa idea fue la luz azul. Cuando tocó esa luz azul, la voz sin voz se la susurró. “Ese es definitivamente un oponente al que puedes derrotar…”

Y así, mientras Reiji se balanceaba infaliblemente hacia abajo, cortó el pequeño núcleo vital en lo profundo de Grallajearus.

***

Casi al mismo tiempo que comenzó la pelea de Reiji y Titania contra Grallajearus y la pelea de Lefille con Latora…

Después de distanciarse del campamento principal, Suimei estaba enfrentándose con demonios a medio camino de la posición de Lefille.

“Oh flammae, legito. Pro venefici doloris clamore”.

[Oh llamas, reuníos. Como el grito del resentimiento del mago.] 

Siguiendo su canto, Suimei desató la llama de Ashurbanipal sobre el enjambre de demonios entrantes. Basado en una maldición de la leyenda asiria, fue la magia de fuego la que fue notablemente eficiente contra las criaturas vivientes. Al comienzo del canto, formó varios círculos pequeños de magia a intervalos impares en el aire. Y a medida que avanzaba el canto, se formó una esfera de fuego en el centro de todos ellos.

Ardía como si tuviera una piedra brillante en su núcleo, y obviamente no era un fuego normal. Luego, densas llamas salieron disparadas de los círculos de magia más pequeños para incinerar a sus objetivos.

Una conflagración se abrió paso a través de la multitud de demonios. A los demonios atrapados en él se les negó la oportunidad incluso de gritar antes de que se derrumbaran al suelo como cenizas.

Entonces, incluso si estaba superado en número, Suimei claramente no estaba sufriendo por la potencia de fuego. Sin embargo, los demonios no vacilaron en su carga hacia él. Era como si fueran máquinas que no supieran nada de adaptabilidad, dedicadas a un solo comando preprogramado.

Suimei actualmente se estaba moviendo contra el ejército de demonios por su cuenta. Su plan era más o menos ‘buscar y destruir’.

Habían pasado unos días desde los partidos de prueba en el campamento, y después de que el ejército imperial había establecido su punto de apoyo en esta batalla, los compañeros de Reiji finalmente pudieron unirse a la lucha.

En una conversación privada con Reanat, Suimei había preguntado si había demonios viajando por algún camino que no tuviera trampas explosivas. Reanat había dicho que sí, por lo que Suimei había pedido hacerse cargo de ellos. Por supuesto, dado que estaba trabajando solo, había agregado la advertencia: ‘En la medida de lo posible’.

“Originalmente, planeé que me pagaran por esto, pero no es tan malo si pienso en ello como un favor para aliviar la carga sobre Lefille y Reiji, de verdad”.

Antes de salir, Suimei había hecho esa declaración en el campamento. En su mundo, el trabajo de los magos tenía un alto precio, por lo que era perfectamente natural para él pensar en una compensación cuando echaba una mano.

Pero esta vez, también había que pensar en sus compañeros, así como en el hecho de que le estaban suministrando alimentos y cualquier otra provisión que necesitara. A la luz de eso, trató de pensar en esto como una especie de intercambio.

Por supuesto, también pensó que sería perfectamente razonable si no sacaba el cuello para nada. Por el momento, para evitar que Reiji sospechara algo, supuestamente estaba ayudando a la unidad de Lefille. Se había ido con ellos, pero luego se separó de ellos para poder moverse por su cuenta.

Extendiendo un mapa y confirmando la posición de las estrellas, determinó dónde estaba y dónde estaban las unidades enviadas para detener a los demonios.

Evitándolos y los caminos que usaban las tropas imperiales, fortaleció su cuerpo con magia y se abrió paso a través del traicionero terreno montañoso, prácticamente saltando y tarareando hasta que se encontró con una fuerza de demonios.

Fácilmente había doscientos de ellos, todos los cuales se movían a pie. Una unidad de infantería, al parecer, avanzaba a través del bosque en un solo grupo. Cortando árboles mientras avanzaban como si fueran dueños del lugar, se veían como una oruga gigante devorando una hoja mientras se movía a través de ella.

Y a diferencia de los demonios, en su mayoría humanoides, que aparecían con tanta frecuencia en las historias de fantasía, estos estaban mucho más cerca de las bestias y los insectos.

Tenían grandes complexiones dos veces más grandes que incluso los jugadores de baloncesto más altos. Tenían exoesqueletos cubiertos de una cutícula de tono negro, que parecía tan duro como una roca. Como si estuvieran hablando entre ellos, sus mandíbulas de araña resonaban siniestramente.

“Ugeh…”

Ellos inspiraron un sentimiento de repulsión sin igual en Suimei.  En comparación con ellos, los demonios que había conocido antes eran mucho más agradables a la vista.

Su apariencia externa estaba mucho más ensamblada que la de estos espeluznantes. Suimei los encontró absolutamente repugnantes e inconscientemente expresó su disgusto con un gemido. Pero ahora que los había encontrado, tenía que hacer algo al respecto. Estaba en la encrucijada de decidir cómo proceder.

¿Debería aniquilarlos? ¿O debería simplemente asestar un golpe devastador al grupo y luego retirarse? Con tantos de ellos, dos o tres grandes magias se encargarían de todo.

Pero pensando en ello desde la perspectiva de la estrategia que el Imperio estaba poniendo en juego, estaría bien si no llegara tan lejos. Todo lo que tenía que hacer era detenerlos y, si las circunstancias lo permitían, eliminar a algunos de ellos antes de informar. Sin embargo…

Considerando lo que está por venir…