Isekai Mahou wa Okureteru (NL)

Volumen 7

Capitulo 2: Las Malas Noticias Siempre Vienen Con Mal Clima

Parte 6

En el momento en que Liliana terminó su cántico, una luz azul pálida idéntica a la de Howler comenzó a brotar de su mano derecha enguantada. Se parecía a la luminiscencia de otro mundo que a veces se ve en los cementerios por la noche: la luz de los espíritus persistentes.

La mano brillante de Liliana se movió hacia Aerith. Había tardado en realizar maniobras evasivas y la mano de Liliana le rozó el brazo.

Pero lo siguiente que llamó su atención fue el gruñido de un perro que venía detrás de ella. En el momento en que lo escuchó, abandonó todas las apariencias y se lanzó al suelo. Todo lo que le importaba en ese momento era evitar a Howler. Mientras rodaba por el suelo de la arena, las mandíbulas de Howler rompieron el aire donde acababa de estar parada.

Si no hubiera escuchado sus instintos, habría sido comida para perros. Un sudor frío le bajó por la columna cuando se puso de pie, pero parecía que todavía no estaba fuera de peligro.

“U-Urgh… ¿Q-Qué es esto?”

Aerith descubrió de repente que  ya no podía levantar el brazo. Ella inmediatamente lo miró. No había ningún signo de lesión, pero por alguna razón, simplemente no se movía como ella quería. Fue minado por una sensación de lentitud como si acabara de despertar, pero la sensación se limitaba solo a su brazo.

Era, por supuesto, el brazo que Liliana había rozado. Debe haber sido el efecto de su brillante magia fantasmal. Aerith apretó los dientes cuando llegó a esa conclusión, pero Liliana habló antes de que pudiera hacer algo al respecto.

“¿Qué pasa? A pesar de estar tan ansiosa… ¿no estás un poco demasiado… desprevenida? ¿No ibas a mostrarme… el poder de un miembro real… de los Elite Doce?”

“¡Urgh! ¡Perra!”

Escuchar a Liliana burlarse de ella justo cuando había sumado dos y dos, casi como si hubiera cronometrado todo el asunto, Aerith no pudo soportarlo más. Escuchar sus propias palabras en contra de ella solo lo empeoró. Estaba indignada y Liliana la miró como si supiera exactamente lo que estaba haciendo.

“Para irritarse tan fácilmente… Como miembro de la Élite Doce, ¿qué… tienes que decir por ti misma? La mera provocación de un niño… ¿No deberías poder ignorarla? ¿O es porque… era yo quien lo decía? Eso es lo mucho que… no puedes soportarme. Eso es… ¿no? Eres simplemente… ese tipo de persona después de todo”.

“¡Silencio! ¡Cierra esa boca tuya inmediatamente!”

“Te preocupas por ti misma… demasiado. Por eso… no estás preparada para pelear… contra oponentes tan cercanos a ti. Representan una amenaza… para tu propio ser precioso… ¿Me equivoco?”

“¡No actúes como si lo supieras todo! Yo… ¡odio esa parte de ti!”

“Yo también… lo sé. No tienes que ir a gritarlo… después de todo este tiempo, ¿verdad?”

“¡CALLATEEEEEEEEEEEE!”

Aerith dejó que explotara su odio hirviente por Liliana. Un mago nunca debería perder la compostura. Si lo hicieran, ¿cómo podrían alguna vez controlar su magia? Aprender a mantener la calma en todo momento era una parte básica del entrenamiento de cualquier mago. Eso incluía el de Aerith.

Pero en ese momento, ella simplemente no pudo contener su rabia. No solo estaba siendo insultada personalmente, sino que Liliana se atrevió a burlarse de los Elite Doce. Fue una ofensa grave más allá de los límites de lo que podía soportar Aerith.

Sin embargo, solo aullar de rabia no haría nada para cambiar la situación. Ella tenía que hacer algo. Sin embargo, si confiara en la emoción pura para armar un hechizo en este momento, un intento de magia tan desenfocado nunca tendría ningún efecto en Howler, y mucho menos en Liliana. E incluso si comenzaba con un cántico más largo para recuperarse, Howler nunca la dejaría terminarlo.

Frente a ella estaba Liliana Zandyke. Y detrás de ella estaba la pálida bestia. Fue injusto. Totalmente injusto. Esas palabras subieron gradualmente a la garganta de Aerith. A pesar de que se trataba de un combate uno a uno, estaba luchando contra dos oponentes. Fue una táctica cobarde.

No había otra forma de describirlo: era una cobarde absoluta. Quería llamar a Liliana por eso, pero su orgullo como miembro de los Doce Élite mantuvo sus labios sellados. Sin embargo, aunque no había dicho nada, Liliana parecía saber exactamente lo que estaba pensando.

“Realmente no me importa… si Howler da un paso atrás… ¿sabes? Con mucho gusto lo despediré… si dices en voz alta… qué piensas… que esta es una pelea injusta”.

Sin un mínimo de consideración por los sentimientos de Aerith, Liliana le dio ese ultimátum. Todo lo que tenía que hacer para igualar el campo de juego era admitir que estaba en desventaja. Todo lo que tenía que hacer era quejarse y quejarse. Todo lo que tenía que hacer era arrastrar la dignidad de los Elite Doce por el barro.

Si el único problema fuera ser superado en número, Aerith no se habría molestado. Sus sentidos eran agudos, tan agudos que incluso había escuchado al público sorprendido dejar caer las frutas y otros alimentos que comían con sorpresa mientras se desarrollaba la pelea.

Ella podría haber estado rodeada por diez asesinos profesionales, y habría escuchado a todos y cada uno de ellos acercándose sigilosamente a ella.

Ni siquiera se sentiría amenazada. Pero en este momento, su cerebro no estaba reaccionando adecuadamente a la niña pequeña y la bestia pálida. No pudo idear un solo plan defensivo en el lugar que contuviera agua.

Mientras daba vueltas a las ideas en su cabeza, Liliana una vez más comenzó a murmurar un cántico. Todas y cada una de las palabras de su boca sonaron como otro insulto para Aerith.

Incluso cuando Liliana estaba lanzando un hechizo, era como si se estuviera burlando de ella. Aerith tuvo que callarla de alguna manera.

Sí, todo lo que tenía que hacer era sellar esa miserable boquita. Era la raíz de todo lo que la amenazaba, tanto esos terribles hechizos como esas terribles palabras burlonas. Para poner fin a todo, apostaría todo en su próximo movimiento. Avivando las llamas del odio en su corazón, Aerith desató todo su maná.

Pero esa masa de maná ardiente fue rápidamente ahogada por una ola de algo mucho más poderoso que la superó.

“El que está en nuestro entorno, el que nuestros ojos no pueden ver—”

***

Poco antes de que Liliana asestara el golpe decisivo contra Aerith…

Suimei, quien también estaba programado para pelear ese día, estaba viendo el encuentro actual con Felmenia. Estaban intencionalmente apartados un poco de Reiji y los demás para poder hablar sobre la actuación de Liliana sin que los oyeran.

Liliana acababa de llamar a Howler. Felmenia miró con atención absorta, y luego se volvió hacia Suimei con una expresión de desconcierto.

“¿Es eso… un familiar?”

“Sí. Hay muchos familiares que toman la forma de animales, y eso es lo que estás viendo: un familiar hecho de un encanto dado una forma”.

Felmenia no estaba segura de este asunto del “encanto”, y el surco de su frente se profundizó en consecuencia.

“¿Por encanto, dices? ¿Ella no lo hizo salir de la magia?”

“Sí, un encanto. Decir que lo hizo gracias a la magia… No está mal, pero no es exactamente específico. Esa cosa no fue formada por un hechizo, per se, sino por el poder peculiar de las palabras que usó”.

“¿Y eso es lo que llamas un encanto?”

Mientras observaba a Aerith blandir su hoja de agua, Suimei asintió en respuesta a la pregunta de Felmenia. Luego le dirigió una mirada desafiante.

“Si estuvieras tú ahí, ¿cómo superarías eso?”

“¿Cómo trataría con el familiar de Liliana? Hmm, hrmm…”

Una respuesta no apareció de inmediato en la mente de Felmenia, y comenzó a gemir con una expresión sombría y pensativa en su rostro. En medio de esto, alguien los llamó desde atrás.

“¿Oh? ¿Flama Blanca-dono no lo sabe?”

Cuando se volvieron hacia la dueña de la voz profunda y encantadora, vieron a una mujer de cabello dorado vestida con uniforme militar: Graziella Filas Rieseld. Habiendo escuchado la pregunta de Suimei, intervino con una leve sonrisa en sus labios como si supiera la respuesta. Felmenia luego respondió en un tono algo sorprendido por su llegada.

“¿Su Alteza Imperial lo sabe?”

“Bueno sí.”

“Si te parece bien, ¿puedo pedirte que me expliques?”

“No me importa particularmente, pero no tiene mucho sentido si no le ofrece al Sr. Gruñón aquí su propia respuesta. No creo que a él tampoco le complazca que le estropee la diversión”.

En cuanto al que Graziella había llamado “Sr. Gruñón”… “No soy un profesor aguafiestas”.

“¿No? ¿No estabas guardando la respuesta a propósito? ¿No es esto lo que llamarías… una zanahoria colgando?”

“No es gran cosa si alguien más explica el truco”.

“¿No es una práctica estándar colgar la zanahoria el mayor tiempo posible?”

“Si crees que es mi única zanahoria, estás completamente equivocada. En mi opinión, debería tener tantos como sea posible. De hecho, llamarlas zanahorias es un poco estúpido… Pero entiendes lo que estoy diciendo, ¿verdad?”

“Es una forma de pensar extravagante, pero por ahora simplemente diré que no te equivocas”.

Graziella respondió de una manera un tanto evasiva. Probablemente no quería estar de acuerdo con su rival demasiado fácilmente. Pero dejando a Suimei a un lado, Felmenia la miraba con ojos ansiosos. Graziella captó la indirecta y comenzó a explicar.

“Si no puedes encontrar la respuesta, Flama Blanca-dono, eso significa que lo estás pensando demasiado. Esa cosa a la que llamas familiar fue creada por las palabras de Liliana Zandyke. En esencia, es un grupo de palabras.

Es decir, por así decirlo, funciona y lucha en función de las palabras que utilizó para crearlo. Las palabras son conceptos a los que damos voz, y sin ellos, digamos, si se los robaran a ella, esa cosa ya no podría tomar forma.

Robar conceptos en sí mismos probablemente sea bastante difícil, pero en este caso, bastaría con robar la base de esas palabras: el sonido. ¿Qué hay sobre eso?”

Graziella miró expectante a Suimei, quien le dio a su respuesta una calificación aprobatoria sin dudarlo.

“Si, exacto. Estrictamente hablando, la respuesta es simplemente anular el sonido en el área, pero se podría decir que robar el sonido es una forma elegante de hacerlo”.

Al escuchar la explicación de Graziella y el resumen de Suimei, algo finalmente hizo clic para Felmenia. Cuando lo hizo, levantó la mano con entusiasmo.

“¡También pensé en algo!”

“¿Quieres decir… algo más que lo que acabamos de decir?”

“¡Sí! Si el familiar de Liliana  está hecho de palabras, entonces usar palabras con significados contrarios al de ella (antónimos, si se quiere) ¡podría negar su existencia! ¿Correcto?”

Después de dar su respuesta, Felmenia esperó la respuesta de Suimei conteniendo el aliento. Graziella pareció encontrar la idea de Felmenia bastante novedosa, y sonrió con una mirada comprometida en su rostro.

“¿Oh? Antónimos, eh… En otras palabras, usar otro canto para oponerse directamente al primero, ¿no?”

Felmenia asintió en respuesta a la interpretación de Graziella. Suimei luego hizo lo mismo.

“Esa también es una opción. Usar magia con el efecto contrario es una estrategia perfectamente viable”.

Al escuchar eso, Felmenia adoptó una pose triunfante. Estaba encantada de no haberse quedado atrás de Graziella.

“Ahora tú, Suimei Yakagi. Si fuera usted, ¿cómo lo manejaría?”

“¿Yo? Hubiera obstruido esa magia antes de que pudiera unirse por completo, desarmarla y usar aire de rebote para hacer que el lanzador se comiera sus propias palabras. Bueno, pero eso es solo si tomó tiempo construir el hechizo como lo hizo el de Liliana”.

“Hmph. ¿Qué es este ‘aire de rebote’?”

“Es el defecto fatal de la magia de alto rango, o más bien, la fase final de la magia que toma múltiples pasos. Justo antes de que se manifieste el hechizo, si se obstruye el factor principal del misticismo del hechizo, retrocederá hacia el lanzador”.

“He tenido mi magia obstruida muchas veces, pero eso nunca ha sucedido.

¿De verdad sabes de lo que estás hablando? ”

“Sí lo hago. No es algo que suceda solo porque se interrumpe un cántico. A menos que haya un efecto  en el hechizo en sí mientras se está construyendo, entonces no hay dados. ¿Cómo debería decirlo…? Liliana usó el mezclador de fenómenos antes… Es un poco diferente, pero ella practicó una magia similar una vez, ¿verdad?”

“¿Es eso así? La magia de Liliana Zandyke es en gran parte exclusiva de ella. El único que conocía todas sus habilidades era Rogue. Independientemente, ¿qué tipo de daño hace este ‘aire de rebote’?”

“Primero tiene un efecto sobre el cuerpo etéreo y el cuerpo astral. El daño afecta principalmente a los órganos internos. Veamos… ¿Tienes gusto por el alcohol?”

“Bueno sí.”

“Es como el contragolpe de un tiro muy duro… Es como recibir un puñetazo en la boca, ¿verdad? Yo no bebo, así que no puedo jurar que sea la mejor comparación, pero…”

Al escuchar la explicación de Suimei, Graziella pareció saber exactamente de qué tipo de sensación estaba hablando e hizo una mueca en consecuencia.

“Prefiero no experimentar eso. Especialmente no durante una pelea. Sería una molestia bastante desagradable”, dijo. Luego, con una sonrisa arrastrándose por sus labios, continuó: “He tenido una conversación muy divertida contigo, pero…”

“… ¿Qué?”

“Tienes tendencia a la pedantería, ¿no?”

No era como si Suimei no supiera eso, se escuchaba a sí mismo hablar todo el tiempo. Así que en lugar de discutir, sonrió.

“Hah, ¿no todos? Es solo una cuestión de cuánto. Parte de la sed de conocimiento es el deseo de reconocimiento. Créeme, nunca encontrarás un santo que no quiera decirte cómo vivir tu vida”.

“¿Mmm? Olvida eso. Más importante aún, ¿no ha cambiado bastante el flujo del encuentro? ”

“Ciertamente lo ha hecho. Esa chica de Elite Doce parece estar contra una pared”.

“Hey, ustedes eran los que estaban haciendo preguntas…”

Al final, Suimei estaba dispuesto a dejarlo así. Como las otras dos chicas, volvió su atención al partido. Una Aerith extremadamente agitada estaba siendo provocada por Liliana. El hecho de que Aerith estuviera extrañamente concentrada en Liliana era algo que Suimei había captado antes de que la pelea hubiera comenzado. Pero realmente estaba saliendo al frente ahora que estaba afectando su partido.

“Ella es una oponente bastante manejable, ¿eh? Le dio vuelta solo un poco burlándose… No, se voló la parte superior por completo, ¿eh?”

“Ese es un mal tipo de pasión, del tipo que a los Elementos no les gusta”.

Aerith es joven, después de todo. Bueno, supongo que suena extraño viniendo de mí, ya que soy aún más joven. Pero pasó por más que la mayoría debido a su pedigrí, por lo que está bastante orgullosa de sí misma y de lo lejos que ha llegado… Sin embargo, todavía no puedo aceptar que la llevarían tan fácilmente a dar un paseo. Esto necesita ser rectificado… Aunque, a juzgar por cómo se ven las cosas, supongo que ella lo entenderá al final de la pelea”.

Aunque esto se refería a un problema con uno de sus subordinados, Graziella no parecía particularmente preocupada. Tal como sugirió, si Liliana ganaba aquí, Aerith aprendería la lección.

Por supuesto, eso solo sería cierto si Aerith fuera capaz de darse cuenta de por qué había perdido, pero Graziella habló como si esa fuera una conclusión inevitable.

“Espera, ¿no es ella tu subordinada? ¿No la vas a animar?”

“No está en mi naturaleza gritar cosas alentadoras. Además, ella no necesita que lo haga. En cualquier caso, parece que las cosas están terminando aquí, ¿no?”

En la arena, Liliana estaba comenzando un cántico que pondría fin al encuentro.

“El que está en nuestro entorno, el que nuestros ojos no pueden ver. El que se esconde de todas las miradas indiscretas, la voz que nadie puede oír. Ahora, en este mismo momento, revela tu existencia ambigua al mundo y deja al descubierto todo a lo largo y ancho. Tú naciste de mí, te nombro por mí, eres esclavo por mí, no eres otro que mi propia sangre. Así—”