Watashi, Nouryoku Wa Heikinchi De Tte Itta Yo Ne! (NL)

Volumen 1

Capitulo 5: La Diosa Encarnada

Parte 2

Luego, comenzó un hechizo de silencio.

¡Refractar y difundir la luz! ¡Recoge la humedad en hielo! Neutralizar la gravedad y mantener la formación….

Adele solidificó la imagen en su mente y liberó su creación en una ola.

Las partículas brillantes de luz comenzaron a flotar y a arremolinarse alrededor del cuerpo de Adele y los cristales de hielo se acumularon en su espalda.

“Es… una diosa…” susurró débilmente el caballero.

De hecho, una joven estaba ahora de pie ante los soldados, su cuerpo bañado en luz y alas de platino brotando de su espalda.

“¿Qué castigo divino dejaré caer sobre ti? ¿Debo castigar su palacio? ¿O debo erradicar a los nobles, a la realeza y también a los soldados? Mejor aún, tal vez todo el Reino…”

“¡Por favor, espera!”

Una niña salió volando del ostentoso carruaje y corrió desesperadamente hacia Adele, empujando a los dos caballeros que estaban en la puerta.

Tenía el pelo dorado, catorce o quince años de edad; sin duda, ésta era la tercera princesa.

Cuando llegó al lado del caballero, cayó de rodillas, con la cabeza inclinada.

“¡Oh, Diosa, por favor, ¡perdónalos! Este carruaje que tienes delante es mío. Así que, por favor, ¡dirige todos tus castigos hacia mí y perdona a los demás!”

“Su Alteza, ¿qué está haciendo? Como capitán de la guardia, es mi responsabilidad.

¡Debería ser yo quien tenga que cargar con la culpa! Su Alteza es completamente inocente.”

“¡No! Es natural que la persona en la posición más alta reciba el castigo, ¿no es así?”

Hmm, pensó Adele. En lugar de luchar para culparse unos a otros, estos dos estaban luchando para aceptarlo. Tal vez no eran tan malas personas, después de todo….

La multitud estaba empezando a inquietarse, y el propósito original de Adele había sido simplemente distraer a todo el mundo durante el tiempo suficiente para salvar al niño. Necesitaba acabar con esto.

Ya estaba tratando las heridas del niño con magia curativa silenciosa. Ella se aseguró de que cualquier lesión en sus huesos u órganos internos fuera sanada, y que no hubiera daño o sangrado interno alrededor de su cráneo.

“¡Silencio! Detesto tanto parloteo. Muy bien. Gracias a la generosidad de tu princesa, perdonaré este lugar. Sin embargo, no mostraré tal amabilidad la próxima vez. ¡¿Lo entiendes?!”

“¡Lo entendemos! Ofrecemos la mayor gratitud por su perdón.”

¡Qué humilde discurso de una princesa!

Si Adele fuera descubierta, seguramente sería decapitada.

Era hora de dar el toque final.

Adele volteó y miró al soldado que había golpeado al niño. El hombre aún estaba en el suelo.

“Tú, allí. Entiendo que solo pensabas en cumplir con tus obligaciones, pero fuiste estúpido y temerario. La sangre que habrías derramado habría estado en las manos de la princesa. ¿Desearías que un rumor se extendiera por toda la tierra de que la tercera princesa de este país era una tirana cruel que asesinó a niños que se interponían en el camino de su carruaje? ¿Podrías vivir con eso en tus hombros?”

Ante estas palabras, el soldado se sintió abrumado por la gravedad de lo que casi había hecho.

“Y ahora, debo partir”, dijo Adele, y luego añadió: “¡Pero sólo una cosa antes de que lo haga! Esta nave en la que estoy habitando no sabe de mi presencia. No debes hablar de ello con ella. ¡¿Entendido?! ¡No deben hablar de este incidente con nadie!”

Todos, la multitud y los soldados por igual, miraron intensamente a Adele. Asintieron enfáticamente, las caras pálidas.

“¡Mi Diosa, tengo que pedirte un favor!”, dijo el capitán de los guardias. “¿Qué pasa?”

“Por lo menos, permítame hablar de esto al rey…”

Durante algún tiempo, Adele reflexionó sobre esta petición del capitán de los guardias, antes de finalmente asentir lentamente.

Con tantos soldados conscientes del incidente, sería impensable no decírselo a su rey.

“Supongo que debe hacerlo. Adelante. Sin embargo, sólo puedes hablar con el rey y con nadie más. Esto debe mantenerse en secreto para los otros nobles”.

“S-sí. Sí, nos aseguraremos”.

En ese momento, una brillante idea surgió en la cabeza de Adele.

Se volvió hacia el capitán de los guardias, poniendo una cara de preocupación.

“Hmm. Esta chica es mi recipiente. Está empobrecida y algo desprovista de nutrición. ¿Le darás un poco del contenido de tu monedero? Llámalo una ‘mención de honor por su valentía’, o lo que sea que quieras”.

“¡Ah! ¡Sí, por supuesto, su grandeza!”

La respuesta del capitán fue inmediata. No es posible que se niegue.

Excelente, pensó Adele. El dinero del capitán sería un consuelo. ¡Ahora, para terminar con esta farsa!

Manteniendo su cara severa, Adele abanicó sus manos sobre el niño. “¡Luz de sanación, alivia sus heridas!”

El cuerpo del niño estaba rodeado de partículas de luz, aunque esto, por supuesto, era sólo para mostrarlo, ya que sus heridas ya habían sido curadas.

Una vez que la luz y las brillantes alas se desvanecieron, Adele regresó a su posición sobre el niño, donde había estado cuando el escudo se había levantado por primera vez.

“Hmm, sí, creo que fue aquí. ¡Ahora, todos y cada uno de ustedes deben cumplir sus promesas!”

Mirando por última vez a los soldados que asintieron con la cabeza y a la multitud, Adele cerró los ojos, y luego los abrió, parpadeando para fingir conmoción.

¿”H-huh”? ¿Qué? ¿No estoy herida? ¿Qué le pasó al soldado con la lanza?” Miró a su alrededor mientras hablaba.

Aparentemente, sus habilidades de actuación habían mejorado un poco en el último año.

“Mmm…. ¿Eh? ¿Quién es usted, señorita?”

El chico finalmente se había despertado. Gracias a la magia, no mostró ni el más mínimo signo de dolor.

Las multitudes que presenciaron la escena murmuraban entre sí, pero no querían arriesgarse a decir algo descuidado.

El capitán de los guardias gritó. “U-um… No, uh, ¡tú allí! ¡Chica!”

“¿Hmm? ¿Te refieres a mí?” Adele se agarró a la barbilla con ambas manos, con los ojos muy abiertos.

Esta vez, al menos, su sorpresa fue artificial.

“S-sí. Debo felicitarla por defender a mi subordinado. Fue valiente, y por eso, me gustaría ofrecerle esta recompensa.”

El guardia sacó un monedero de su bolsillo.

¡Sí! Todo iba perfectamente de acuerdo con su plan.

Adele luchó ferozmente para contener su sonrisa mientras el guardia le entregaba el bolso.

Se sorprendió por el peso de la misma.

Fue entonces cuando se dio cuenta de que todo el mundo la miraba a ella y al niño empobrecido.

Como quiera que lo veas, el niño parecía mucho más pobre que Adele, que vestía un uniforme de la academia.

¿Cómo se vería si tomara el dinero y huyera? Otro problema.

“¡Toma esto!”

“¿Eh?”

“¡Ese caballero de allí dijo que era una disculpa, por asustarte!”

“¿En serio? ¡Gracias!”

Adele gimió interiormente. Ahí se fueron sus fondos de escape. Aun así, entregó el monedero. Sus manos temblaban suavemente. Viendo esto, el capitán de la guardia se enfureció.

Todo el color desapareció de su cara, pero no había nada que pudiera hacer para evitar que el bolso cambiara de manos. No podía violar las órdenes de la diosa hablando de lo que había ocurrido antes.

En ese momento, una voz resonó para salvar al capitán, que a estas alturas ya estaba empapado de sudor.

“Permítame, como ayudante del capitán, recompensar a esta valiente joven en lugar del capitán.”

¡Gracias a Dios! el capitán pensó y se recordó a sí mismo que debía agradecer a su ayudante. Había visto su vida pasar ante sus ojos.

Adele también se sintió aliviada. ¡Qué suerte! ¡Ahora debería ser capaz de añadir a mi fondo de escape!

Para salvar la vida de un niño, Adele había utilizado reflexivamente una barrera, un tipo de magia desconocida en este mundo. Además, había fingido la posesión de una diosa, engañado a un grupo de soldados y forzado a todo el mundo a fingir que no había pasado nada.

Y gracias a todo este plan improvisado, ella incluso había terminado con algo de dinero en su bolsillo. Adele estaba llena de una alegría inocente.

Pero era ingenua, carecía de experiencia. No sabía nada de la astucia del hombre. Esas debilidades la dejaron muy abierta.

***

Fue la noche siguiente al incidente.

Dentro del palacio, tres individuos se reunieron en la oficina del rey para una discusión.

Eran el rey, el capitán de la guardia, que se llamaba Bergl, y la tercera princesa, Morena.

“¿Todo esto es verdad?”

“Nunca se me ocurriría contarte una mentira así.”

“¡Padre, debes creerle!”

“Hmm…”

El rey pensó durante mucho tiempo, y luego tomó una decisión. “Muy bien. Trae a esa chica al palacio”.

“¡Padre!”

“¡Su Majestad, no debemos!”

Mientras Bergl y la princesa entraban en pánico, el rey habló claramente.

“Con tanta gente habiendo visto el incidente, no hay manera de evitar que la noticia se extienda. No podemos asumir que una persona tan importante no sea molestada. Aunque algún día aún pueda llamar la atención de algún otro noble o gobernante de otro país, ¿no sería beneficioso que nos congraciásemos con la diosa?

“Podemos decir que simplemente estamos dando gracias a la niña que usó su propio cuerpo para proteger a un niño, que evitó que la imagen de la princesa se empañara.

¿Hay algún problema en ello? ¿No es un curso de acción perfectamente natural para un rey y un padre?”

“Ah…”

“Morena, debes dar gracias a quien te protegió de la desgracia. Debes hacerte amiga de ella, pase lo que pase”.

“Por supuesto, con mucho gusto. Eso es todo lo que podría desear…”

“Muy bien, entonces. Bergl, como conoces la cara de la chica, te dejaré la tarea de localizarla. ¡Comiencen su búsqueda de inmediato!”

“¡Sí, señor!”

***

La búsqueda concluyó rápidamente. 

Adele había estado usando su uniforme, y los guardias estaban bastante familiarizados con los uniformes de las dos academias de la ciudad. Además, el espléndido cabello plateado de Adele la hizo destacar aún más de lo que hubiera podido hacerlo de otra manera. Encontrarla fue fácil.

Inmediatamente, el capitán Bergl se reunió con el decano de Eckland y describió la apariencia de Adele.

No había manera de que el decano pudiera mentir a un caballero real, que había venido por decreto imperial del rey. Naturalmente, ignoró la orden de mordaza del vizconde y le dijo al caballero el nombre completo de Adele y su estatus.

El decano lo hizo sin mala intención, pensando que le daría a la niña una mejor posición. Realmente creía que estaba poniendo a una joven en el camino de la prosperidad.

Y así, el capitán de la guardia informó al rey de los resultados de su investigación. Poco después, la honorable hija del vizconde Ascham recibió un mensaje, invitándola a venir al palacio de inmediato.