Watashi, Nouryoku Wa Heikinchi De Tte Itta Yo Ne! (NL)

Volumen 1

Capitulo 2: Academia Eckland

Parte 3

 

 

Sólo un niño permaneció en el recinto: Kevin Von Bellium, el quinto hijo de un barón empobrecido.

La familia Bellium era pobre. A pesar de ello, el encantador Barón, después de haber sido bendecido con tres hijos y una hija por su esposa, tuvo relaciones con la dama de compañía de su esposa y adquirió dos hijos más, así como otra hija.

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El Barón no era un mujeriego inmoral. Él proveyó ricamente a la doncella que le había concedido esta descendencia. Permitió que sus hijos vivieran en la mansión y los crio como a los demás. Su esposa y sus hijos nunca fueron crueles con ellos, atesorándolos como se haría con familiares.

Y, sin embargo, la familia de la criada aun buscaba dinero.

Originalmente, el Barón había planeado que los hijos de su esposa asistieran a la Academia Ardleigh, pero esto no habría dejado dinero para la matrícula de los hijos de la dama de compañía.

El hijo mayor era el heredero del barón, y el segundo, el de repuesto en caso de que le ocurriera algo al primer hijo. El tercero, si Dios quiere, se convertiría en un caballero o un guardia, o bien en un burócrata de alto rango. Si tenía suerte, podía casarse con la familia de un barón o vizconde sin herederos varones.

Normalmente, las tres niñas habrían sido enviadas a la Academia Eckland, cuya matrícula era una décima parte de la de Ardleigh.

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Sin embargo, con los bienes necesarios, existía la posibilidad de que pudieran casarse con el heredero de un aristócrata o con el hijo de un destacado comerciante, lo cual aumentaría la fortuna de la familia.

Con el fin de dar a sus hijas una mejor oportunidad de encontrar cónyuges elegibles, era necesario que el Barón las enviara a Ardleigh, incluso si eso significaba sobrecargar las escasas cuentas de la familia.

Tales eran las apuestas que tenía que hacer una familia de nobles pobres con la esperanza de ser liberados de sus penurias.

Resultó que la hija de la dama de compañía era una belleza. Tanto es así que, aun siendo la hija ilegítima de un barón, estaba segura de que se casaría bien.

Con la hija de la dama de compañía lista para asistir a la escuela más prestigiosa, era imposible para el Barón enviar a su hija mayor, la hija de la Baronesa, a la academia menor.

Si lo hiciera, la gente podría preguntarse si algo andaba mal con la muchacha, destruyendo así cualquier oportunidad que tuviera de llegar a un buen matrimonio.

Por lo tanto, aunque estaba fuera del alcance de la familia del pobre barón, ambas hijas fueron enviadas a la Academia Ardleigh, y la familia oró para que la belleza de las jóvenes les trajera por fin una fortuna.

Así, llegó a ser que el cuarto hijo del Barón—el primero con la dama de compañía— y el quinto hijo, llamado Kelvin, fueron determinados a asistir a la Academia Eckland. Así es como sería.

Sin embargo, el cuarto hijo tenía un talento mágico. Suficiente talento como para que el chico pudiera ganarse la vida en la carretera, o incluso, según las circunstancias, convertirse en mago de la corte o entrar en el gremio de hechiceros.

Sus padres estaban eufóricos, y en el último minuto, se decidió que él también sería enviado a Ardleigh, dejando sólo a Kelvin, el quinto hijo, para que asistiera por su cuenta a la Academia Eckland.


De siete hijos, él era el único.

¿Cómo? ¿Por qué? Kelvin se quejaba de las injusticias del mundo, aunque, en el fondo de su corazón, sabía que no se podía evitar. Enviar a los hijos a una prestigiosa academia no era una pequeña carga para la familia de un noble empobrecido.

Incluso después de las altas tarifas de entrada, también debían tomarse en cuenta los tres años de matrícula, libros de texto, comida, alojamiento y uniformes. Multiplica eso por siete, y simplemente no había manera de que la familia del Barón pudiera manejarlo.

El costo inesperado de la matrícula del cuarto hijo probablemente ya los había puesto en un aprieto. Incluso vendieron algunas de las joyas de la esposa e hicieron préstamos. Era una gran apuesta colocada sobre el hijo de la dama de compañía.

En lugar de quejarse por el costo de educar a los hijos de la dama de compañía, la esposa del Barón se disculpó profusamente.

Si tan sólo hubiera habido dinero para que Kelvin asistiera a Ardleigh con sus hermanos—pero no lo había.

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Y así Kelvin llegó a la Academia Eckland, que era, al fin y al cabo, una décima parte del costo de una educación en Ardleigh.

Era el quinto hijo, nacido de una dama de compañía, y aunque era físicamente fuerte, a diferencia de su hermano, no tenía habilidades mágicas.

Sin embargo, Kelvin estaba decidido a sacar lo mejor de su situación.

Si voy a estar atrapado en este lugar, pensó, ¡debería también apuntar a las estrellas! Soñaba con convertirse en el mejor estudiante de Eckland, superando con creces a los hijos e hijas de Ardleigh. Se graduaría con gran fortuna, devolviendo a su madre, a su padre y a la Baronesa todo lo que habían hecho por él.

Gracias al tiempo que Kelvin pasó con sus hermanos mayores, sabía que su cuerpo era fuerte, y esperaba con impaciencia la parte física de la prueba de clasificación.

Ahora mismo, les mostraré quién manda, había pensado Kelvin.

Pero entonces, justo después de haber mostrado su esprín más rápido, la chica que estaba detrás de él hizo exactamente lo mismo.

Se había esforzado hasta el límite en lo que se refiere a las flexiones, pero una vez más, la chica lo miró fijamente y luego completó el mismo número. Peor aún, podía darse cuenta de que ella sólo fingía estar cansada, deteniéndose exactamente en el mismo número que él, a pesar de que ella podría haber continuado por mucho más tiempo.

Fue lo mismo con la jabalina. Y salto de longitud. Y lagartijas.

Ella se detuvo cuando igualó su récord en cada uno de ellos, a pesar de que aún podía dar más.

Y encima de todo eso, ella podía incluso usar magia.

¡Maldita sea! ¡Maldita sea! ¡Maldita sea! 

Ella lo estaba atormentando, pero la próxima vez, Kelvin resolvió que él la derrotaría.

Kelvin Von Bellium, el quinto hijo del barón. Ese fue el momento en que se decidió su meta para los próximos tres años.

***

 

 

Era el día después de la evaluación: el tan esperado día de la distribución de los libros de texto.

En realidad, Adele no estaba muy entusiasmada por recibir los materiales de su curso. Lo que realmente quería era ropa, la cual era distribuida al mismo tiempo.

Había dos uniformes, uno para el verano y otro para el invierno, así como dos uniformes de gimnasia, junto con una variedad de zapatos y medias.

Finalmente, tendría ropa fresca para vestirse y, mientras llevara uniforme, nadie se daría cuenta si usaba lo mismo todos los días. Mejor aún, si le quedara pequeño el uniforme o la ropa de gimnasia, o si cualquiera de los dos estuviera seriamente dañado, podría intercambiarlos.

Si había demasiados intercambios, ella podría recibir artículos usados que otros estudiantes habían dejado, pero esa posibilidad no le preocupaba particularmente.

Sus nuevas posesiones eran demasiado numerosas para llevarlas en una sola carga, así que después de varios viajes al cuarto de suministros, Adele se puso su uniforme.

Le habían dado una que era ligeramente demasiado grande, en previsión de un crecimiento acelerado, pero que le daba una sensación muy “promedio”, que le gustaba.

Su única prenda de ropa personal se había desgastado por haber sido usada durante tantos días seguidos, y para mantenerla a salvo, Adele decidió guardarla dentro de una Caja de Botín.

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De frente al espejo, ella miró su apariencia.

¡Espero hacer cien amigos! Adele, que aún no había hecho amigos en esta vida o en la anterior, resplandecía de esperanza.

***

 

 

Esa tarde, fue al tablón de anuncios y se dio cuenta de que las listas de la clase habían sido publicadas.

Más tarde, por la tarde, se pondrían en fila de acuerdo con estas listas para practicar para la ceremonia de entrada. Mañana será la ceremonia de entrada propiamente dicha, seguida de las presentaciones de cada alumno. Las clases comenzarían la semana siguiente, después del día de descanso.

Como ella esperaba, Adele había sido colocada en la Clase A.

En realidad, esta no era la “A” del alfabeto del mundo de Misato—pero como era típicamente el primer carácter enseñado en el sistema de escritura de ese país, “A” era un buen sustituto.

La práctica de la ceremonia de entrada, y la ceremonia propiamente dicha al día siguiente,  se  llevó  a  cabo  sin  problemas. Algunas  de  las  familias  de  los  niños estuvieron presentes, pero en muchos casos, sus hogares estaban demasiado lejos para que ellos pudieran hacer el viaje.

Además, aunque había más de unas cuantas familias nobles de clase baja que vivían en los alrededores, la ceremonia de entrada de Eckland tuvo lugar al mismo tiempo que la de Ardleigh.

Si los padres tenían hijos en ambas academias, invariablemente asistían a las festividades de la mejor de las dos escuelas.

Los hijos de familias pobres y los que habían sido enviados a Eckland para sacarlos del camino de sus padres también estaban solos, y como era de esperar, Adele estaba entre ellos.

***

 

 

Después de la ceremonia, los maestros mostraron a los estudiantes sus aulas.

Después de tener poco tiempo para conversar entre ellos, finalmente llegó el momento de que los niños conocieran a sus compañeros de clase. El corazón de Adele estaba lleno de expectación y ansiedad. ¿Podría hacer amigos fácilmente? ¿O no sería buena en eso, terminando tan sola como lo estuvo en su vida pasada?

El profesor a cargo de la Clase A era un hombre de constitución sólida, de unos treinta años de edad.

“Soy Abe Von Burgess, el profesor encargado de la Clase A. Seré responsable de cada uno de ustedes este año. De hecho, planeo ser también profesor del segundo año de la Clase A, así que probablemente veré a algunos de ustedes el próximo año también. Dicho esto, al final del curso, la clasificación de clases puede cambiar dependiendo de sus notas, así que me despediré de cualquiera que no mantenga su rendimiento”.

El Sr. Burgess sonaba menos como un maestro y más como un rufián ligeramente viejo, del tipo que sería un cazador de rango medio en el gremio local. Sin embargo, el “Von” en su nombre indicaba que era un aristócrata, y estaba claro que su intención era advertir a los niños nobles de cabeza dura que su estatus no sería sustituto de trabajo duro.


“Ahora, empecemos con las presentaciones. ¿Qué te parece si comenzamos contigo?”

“¡S-Sí, señor!” El niño que estaba al frente de la fila de la izquierda comenzó su presentación, como se le indicó. “Soy Marcus, el tercer hijo de la familia Buick. Soy de la capital. Mis puntos fuertes son…”

La clase estaba compuesta por doce niños y dieciocho niñas—treinta estudiantes— y cada uno dio sus nombres, ciudades de origen, fortalezas, intereses, esperanzas para el futuro, y cosas por el estilo: una introducción bastante estándar.

Era natural que las niñas superaran en número a los niños en esta clase.

Para empezar, había una mayor proporción de niñas en la academia en total, ya que los hijos de los nobles de clase baja y las familias comerciantes tenían más probabilidades de asistir a la escuela superior, mientras que las niñas que no tenían probabilidades de contraer un matrimonio ventajoso eran enviadas a la escuela inferior.

Más allá de esto, muchos niños ponen su esfuerzo en el atletismo más que en sus estudios, lo cual significa que sus calificaciones no eran tan buenas como las de las niñas.

Adele siempre había luchado por recordar rostros, pero como estaba decidida a hacer amigos, hacerlo sería una necesidad absoluta.

Mientras cada estudiante daba su introducción, ella miraba intensamente, memorizando sus rasgos. Aquellos que notaron este extraño comportamiento comenzaron a ponerse nerviosos, con las mejillas enrojecidas, pero Adele no tenía la menor idea de que estaba haciendo algo malo.

“Soy Kelvin Von Bellium, aspirante a caballero. Mi especialidad es la esgrima. También es mi pasatiempo. ¡Mi objetivo mientras estoy en Eckland es volverme lo más fuerte posible!”.

La declaración de Kelvin, tan diferente de las presentaciones de rutina que se habían hecho antes, no pudo evitar despertar el interés de Adele. Por supuesto, apenas se le ocurrió que se trataba del mismo chico al que había seguido tan de cerca durante la evaluación física a principios de esa semana… Tampoco se dio cuenta de la mirada que Kelvin le dirigió cuando miró hacia él.

Las presentaciones continuaron hasta que finalmente le tocó el turno a Adele.

“Soy Adele. No tengo habilidades especiales. No importa cómo lo mires, soy una chica común y corriente”.

Todos en el aula, excepto Adele, pensaban lo mismo a la vez.

Está mintiendo. 

Estaban totalmente de acuerdo.

Esta chica, que podía lanzar ocasionalmente hechizos de combate al mismo nivel que los de las personas de mayor habilidad mágica, quien se ajustaba exactamente a los logros físicos de un hijo noble en plena forma, cuando claramente podía haber ido más lejos—tenía que estar mintiendo.

Tal vez había querido ayudar al niño a guardar las apariencias, pero en realidad, le había hecho daño—aunque ella no parecía darse cuenta de que ese era el caso.

¿Era esa su verdadera naturaleza? ¿O algún tipo de acto? Desde el momento en que terminaron los exámenes de clasificación, los susurros de este tipo habían estado circulando entre los niños nobles en las áreas comunes y en el comedor.

“Esta es mi primera vez en la capital”, continuó Adele. “Mis intereses son leer y comer cosas deliciosas. No he tenido muchos amigos hasta ahora, así que espero llevarme bien con todos ustedes”. Ella sonrió.

Ella lo había hecho, pensó. Una introducción perfecta por una chica perfectamente normal. Este era el comienzo de su nueva vida “promedio” en la Academia Eckland.

Adele, sin embargo, no tenía idea de que los otros niños habían visto tan fácilmente a través de su acto durante la evaluación física, ni se dio cuenta de que había tenido la mala suerte de copiar sólo a los mejores niños de cada campo.

Había más: a pesar de afirmar que era una plebeya, había tomado la evaluación junto con los hijos de los nobles.

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Además, había hecho la extravagante declaración de que sus intereses eran “leer y comer cosas deliciosas”, a pesar de la improbabilidad de que un plebeyo tuviera acceso a libros caros o a sabrosos bocados. Más extraña aún era su declaración de que había alcanzado la edad de diez años sin amigos.

Sin embargo, Adele realmente creía que encajaría como una estudiante completamente normal. Ella no tenía idea de lo que sus compañeros de clase realmente pensaban.

***

 

Después de las presentaciones vino la orientación. El Sr. Burgess explicó el diseño de la escuela, sus rutinas y reglamentos, y las lecciones que comenzarían a principios de la próxima semana. Luego, los estudiantes se retiraron. Era sólo medio día, y él les instruyó que usaran la tarde y el siguiente día de descanso para hacer las compras necesarias para prepararse para la semana venidera.

La situación de Adele era diferente. Al día siguiente, el panadero la esperaba y, además, todavía no tenía dinero para comprar.

Comprar sus necesidades absolutas, como jabón, cuadernos y tinta, fácilmente agotaría las monedas que había hecho en su primer día en la panadería. Como todos ellos eran considerados bienes de lujo, eran caros. Sus fondos existentes apenas serían suficientes.

Sería mejor, determinó Adele, dejar de lado la paga de mañana para algo igualmente importante. A ella le hubiera gustado comprar dos cambios más de ropa interior por lo menos, pero eso tendría que esperar a otra ocasión.

Mientras reflexionaba sobre su dilema, Adele se encontró rodeada de un círculo de niños.

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“Adele, ¿te gustaría ir de compras conmigo?”

“¡No, ven conmigo! Crecí en la capital, así que conozco las mejores tiendas”.

“¡No, yo conozco las mejores tiendas!”

Adele se retrajo reflexivamente. Y sin embargo…

Aunque los chicos la habían sorprendido, no parecían tener malas intenciones.

¿Significaba esto que ella era… popular?

Adele se quedó de pie un momento, perpleja. Como Misato, había sido preciosa.

A pesar de haber nacido de padres que eran muy sencillos en apariencia, Misato era una belleza clásica, con rasgos finos, el tipo de belleza que uno podría esperar fuera perseguido por los cazatalentos y las agencias de modelos.

Sin embargo, ella nunca había sido ni un poco popular en la escuela. Como todos pensaban que estaba fuera de su alcance, nadie se había atrevido a pedirle que pasara tiempo con ellos.

Aunque Adele tenía una cara bonita y simétrica, su apariencia no era nada extraordinaria. Ella no era glamorosa ni llamativa; más bien, tenía el tipo de apariencia agradable que tendía a poner a la gente a—

Espera.

En ese momento, Adele recordó un programa de televisión que había visto muchos años antes. El presentador había explicado que, si se pudieran promediar los rasgos de cientos de rostros humanos, el resultado sería una “belleza universal”—no una apariencia destacada, sino una apariencia agradable, una que hiciera que la gente se sintiera a gusto.

Si se pudieran promediar las características. Si uno pudiera promediar….7

No. Cuando dijo que quería una apariencia “promedio”, se refería a una apariencia promedio como en ‘una paraciencia normal, genérica—sólo otra cara entre la multitud’. ¡No promedio como en universalmente bella!

“L-Lo siento.” Adele tartamudeó. “¡Ya he terminado mis compras!”

Al ver que Adele se ponía nerviosa y se ruborizaba, los chicos sólo presionaron con más fuerza, y la competencia se volvió feroz.

“¡Chicos! ¡Cálmense!” Una chica con el aire de ‘presidenta de consejo’ los dispersó con un rugido. Adele le dio las gracias y huyó del salón, con la mente agitada.

Hasta ahora, ya fuese en su vida como Adele o Misato, los chicos de su clase nunca le habían dicho una palabra más allá de “¡Déjame ver tus tareas!” 

Al regresar al dormitorio, se metió en el baño y se examinó en el espejo, que era poco más que un trozo de metal pulido.

Era un poco más baja de lo normal. Tenía un extraño cabello plateado, heredado de su madre. No irradiaba belleza en la forma en que lo había hecho Misato, pero su rostro estaba bien arreglado, y, supuso, desprendía una sensación de equilibrio.

¿Soy atractiva? 

Una burbuja de risa se elevó en su pecho.

Caminando por la puerta del baño, las otras niñas apartaron los ojos al ver la extraña expresión de Adele.

Todo estaba mal, de todos modos. No se suponía que fuera atractiva. Era una chica común y corriente, y ciertamente no necesitaba un montón de pretendientes— especialmente no antes de que creciera.

Sin embargo, mientras Adele agitaba la cabeza ante el espejo, se le ocurrió otra cosa.

Era extraño, ¿no es así? Que, a la edad de diez años, ella apenas había comenzado a desarrollarse, ¿no? En este mundo, las niñas más precoces empezaban a llegar a la pubertad a alrededor de los siete u ocho años de edad.

La propia Misato había comenzado a desarrollarse a los ocho años, y para cuando cumplió los dieciocho, el tamaño de su busto estaba ligeramente por encima de la media. Adele, por otro lado, no mostraba signos de ningún tipo de desarrollo. Ya había muchas chicas en su clase con senos notables, pero esta era un área en la que Adele no estaba ni mucho menos cerca del “promedio”.

¿Por qué? 

Era cierto que no había comido mucho en los dos años posteriores a la muerte de su madre y su abuelo. ¿Quizás eso había frenado su crecimiento?

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Adele suspiró. Parecía un elfo, o un enano….

Oh, Dios mío. Adele estaba horrorizada en el momento en que se le ocurrió un pensamiento horrible.

Juntos, humanos, elfos y enanos formaban la clase llamada “humanoides”. Sin embargo, si Dios los consideraba a todos como una sola raza…

Debería haber tenido una estatura promedio, pero, de hecho, era más baja. Su pecho estaba casi completamente plano.

¡No, no, no, no, no, no, no, no! 

Había muchos menos enanos y elfos que humanos. Incluirlos en un cálculo de la media no debería haber tenido ningún efecto…bajo circunstancias normales.

Pero en una circunstancia especial…habría sido una molestia calcular un promedio basado en la totalidad de la población mundial, así que ¿qué pasaría si uno simplemente hubiera mirado a un “humano promedio”, a un “enano promedio” y a un “elfo promedio”, para facilitar la comparación?

¿Y si un cierto idiota asumiera que estos tres individuos podrían hacer un promedio exacto?

¡Espera, espera, espera, espera, espera, espera, espera! 

Adele miró frenéticamente a su alrededor. No debería ser posible. No debería. Al menos los orcos y goblins no eran considerados humanoides….

¡Bang bang bang bang bang bang! 

Unos minutos más tarde, los compañeros de clase de Adele la encontraron golpeándose la cabeza contra la pared del pasillo del dormitorio.

***

 

 

Esa misma tarde, acostada en su cama, Adele intentó consolarse. Y al menos las niñas enanas son muy lindas…

De hecho, las enanas no eran tan diferentes de sus contrapartes humanas. Eran un poco más bajitas y algo redondeadas en apariencia, pero no eran fornidas como los hombres, y por supuesto, no les crecían barbas. No eran muy diferentes, pensó Adele, de una pequeña adolescente. Eso al menos ya era algo bueno.

Además, si Adele tuviera características de enana, los aspectos equivalentes al físico de un elfo las anularían. Tanto los elfos hombres como las mujeres eran altos y delgados, de modo que, en lugar de tener una gran influencia en la figura de Adele, sus cualidades enanas serían en su mayoría insignificantes. O eso parecería.





Sin embargo, la estatura de Adele, combinada con el asunto de su pecho… Ella agitó la cabeza. Todo esto era sólo una especulación.

Si ella les preguntara a las nanomáquinas, entonces la verdad…

¡No puedo preguntarles sobre eso! ¡¿Qué haría si todo resulta ser verdad?! Todo esto es demasiado horrible.

 ¿LLAMASTE?

“¡¡NO!!” Adele gritó a todo pulmón, y luego miró a su izquierda y a su derecha con pánico. Afortunadamente, parecía que los ocupantes de las habitaciones vecinas estaban fuera, por lo que no recibió ninguna queja sobre los disturbios

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