Spy Kyoushitsu (NL)

Volumen 1

Prologo: Mision Especial

Guido se paraba frente a la habitación de cierto hombre. Existía un equipo de espías llamado [Homura], y Guido puso a cargo del equipo a ese hombre. Dicho equipo estaba compuesto de personas extrañas, pero la actitud desconsiderada y casi egoísta del hombre resaltaba de entre todos ellos, y el relativamente racional Guido dejó a cargo a tal persona.

—Bueno, es de esperarse, Guido suspiró.

Después de todo, él fue quien acogió a ese hombre. Él tomó a ese joven huérfano bajo su ala, criándolo para convertirlo en un espía de primera. Aunque ciertamente no había esperado que el hombre se convirtiera en tal impactante existencia.

El hombre simplemente se encerraba en su habitación. Sin salir ya fuera para desayunar o almorzar, él ni siquiera salía para visitar el baño. Exasperado, y preguntándose qué le pasaba al sujeto, Guido tocó la puerta. Después de no recibir respuesta durante cinco segundos, él decidió seguir la ruta menos molesta y simplemente abrir la puerta.

Al ver dentro de la habitación, quedó atónito. El papel tapiz blanco y la alfombra roja—estaban ambos teñidos de un color rojo escarlata. Líquido que recordaba a la sangre fresca estaba salpicado por todo el interior de la habitación, incluso manchando la cama y los closets.

Se veía como una escena de asesinato tan grotesca que incluso el experimentado Guido tuvo problemas para suprimir un grito. El Palacio Kagerou, la anteriormente hermosa habitación occidental, se había vuelto un sitio grotesco.

Un enorme lienzo se encontraba justo en el centro de la habitación, con un hombre parado frente a él. Con una expresión vacía, él veía el lienzo.

“Magnífico—”

Como si intentase lanzar el lienzo al suelo, él movió el pincel, coloreando el lienzo y la alfombra, al igual que el rostro de Guido. Y a continuación, quizás notando que había algo fuera de lugar, el hombre se giró con un intrigado ¿Hm?

“…Maestro, ¿necesita algo de mí?”

“¿Qué te pasó?”

“Sentí la urgencia de dibujar algo. Maestro, ¿podría comprarme algo de pintura?”

“…En serio haces trabajar bastante a tu maestro.”

—Vine por un asunto serio, así que no comiences con tus idioteces, Guido refunfuñó.

Bueno, en vez de actuar como idiota, quizás el hombre era simplemente idiota.

“Una misión especial. Quedas separado del equipo desde mañana, trabajarás a solas un tiempo.”

“¿Misión especial…?”

Guido comenzó a explicar los detalles. Mientras más seguía, más las expresiones faciales del hombre comenzaban a cambiar. La orden que recibió fue tan dura que cualquier otro espía estallaría en ira. Incluso Guido se negó a pesar de ser altamente experimentado. Esto era similar a decirle a alguien que tirara su vida a la basura.

“Incluso tú solo podrías tener un 10% de probabilidades de éxito. Si fallas, mueres. ¿Puedes lograrlo?”

“Acepto—si son sus órdenes, Maestro.”

Una respuesta inmediata. Habiendo esperado una respuesta negativa, Guido quedó asombrado. Por otro lado, el hombre movió el pincel de nuevo sobre el lienzo, coloreándolo de rojo. Asintiendo con la cabeza junto con un Esto debería ser suficiente por hoy, volteó a ver a Guido.

“Maestro, dejaré un testamento si llega el momento en que yo crea necesario dejar uno. Todo lo que tengo al día de hoy es gracias a usted. Usted me acogió cuando era un huérfano y me crio hasta llegar a ser lo que soy ahora. Mi gratitud hacia el jefe es inagotable, y no sería exageración decir que amo a los miembros de [Homura]. No conozco a mi familia real, pero los considero a todos ustedes como una. Y los miembros de mi familia tienen sus propios amigos, parejas, y familiares. Si sumarlos a todos nos da como resultado a este país por completo, entonces amo profundamente a este país.”

“¿No sientes como si quisieras escapar…?”

“Ni en lo más mínimo.”

Guido suspiró. Cuan agradable habría sido si el hombre se hubiese negado aquí y ahora.

“Oye, estúpido discípulo, una vez esta misión acabe, qué te parece si te das un título a ti mismo.”

“¿Y de qué le serviría un título a un espía?”

Una duda inesperada y razonable, pero Guido lo ignoró.

“[El Espía Más Fuerte del Mundo], ¿qué te parece?”

Que infantil era su gusto para los nombres. Sin embargo, la otra persona inesperadamente lo recibió bien.

“Magnífico—”

La salida sería de inmediato. El hombre dejó a un lado el pincel, colocándose su traje, metiendo sus armas dentro. Un reloj de  muñeca, alambre para estrangulaciones, una pluma estilográfica con una grabadora de voz, una hoja de afeitar dentro del cuello de su camisa, y largas agujas ocultas en sus mangas.

Después de que las preparaciones del hombre terminaran en menos de cinco minutos, Guido exhaló unas palabras.

“Que te vaya bien.”

Los ojos del hombre se abrieron de par en par. Parecía haber sido atrapado con la guardia baja por las palabras que no escuchaba a menudo.

“—Ya me voy.”

La relación entre los dos parcialmente se sinceró, el hombre teniendo en su rostro una leve sonrisa avergonzada.