Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 15: Un Efímero Nuevo Juego Plus

Capítulo 16: Otra

Casi al mismo tiempo, podría haber habido un hombre enmascarado, una feroz tempestad de espadas, creando una fina niebla roja y desatando un torrente de gritos mientras continuaba, todavía, cortando, o tal vez no lo había.

No.

El hombre enmascarado existía. Existía, ¿de acuerdo?

Fortaleza de Hierro de Riverside junto al río.

La endurecida fortaleza a lo largo del Río Jet, que ahora era una guarida de kobolds, estaba expuesta a un violento asalto antes del amanecer. El implacable torrente de Blasts, Detonations e incluso Magia Arve de alto nivel como Blaze Falls, así como Thunderbolts, Thunderstorms y Icicle Downs eran muy efectivos. Los intentos de los kobolds de defender la fortaleza eran inútiles ante eso y se rompieron en poco tiempo. Pero la batalla en realidad apenas comenzaba.

Los kobolds tenían un instinto de manada especialmente fuerte. Cuando eran dirigidos por uno de los kobolds de alto rango que vivían en las profundidades de las Minas Cirene, no solo los innumerables kobolds trabajadores, sino incluso los kobolds mayores que estaban por encima de ellos luchaban sin miedo a la muerte. En poco tiempo, el interior de la fortaleza se convirtió en un pandemonio total. Los kobolds apilaron sus propios cadáveres para defender sus posiciones, y mientras los atacantes estaban ocupados removiéndolos, llegaban más refuerzos kobold para lanzar un ataque de pinza.

Pero él sabía que esto sería una pelea a muerte y, a diferencia de esos inútiles del Ejército de la Frontera, desde el día en que se convirtió en soldado voluntario, había arriesgado su vida para alimentarse y había ganado fama confiando solo en él mismo y sus camaradas.

Cualquier batalla en la que pudieras mantener la compostura ni siquiera contaba como una batalla en absoluto. Cualquiera que no hubiera pensado: «Ay, mierda, estoy muerto, este es el final», al menos cien veces era menos que un novato.

¿Qué tenía que esconder? No, no tenía intención de ocultarlo. Las situaciones de hundirse o nadar, de vida o muerte, de matar o morir eran un evento diario para los soldados voluntarios.

Para sobrevivir, los soldados voluntarios dentro de la fortaleza mataban a los kobolds como locos, luego casi eran asesinados por los kobolds. Ignoraban las heridas que no les impedían moverse, y hacían que los sacerdotes usaran magia de luz para curar las realmente peligrosas. Luego volvían a matar a los kobolds y casi los matan de nuevo. Si esa fuera tu vida diaria, te cansarías. Sería insoportable. Pero incluso cuando los ponían en una situación que te haría decir: «No, no, no, no puedo soportar esto más, solo quiero morir. Deja que termine ya. ¡Alguien máteme por favor! ¡Alguien!», los soldados voluntarios no dejaban que eso los deprimiera.

Bueno, no, no todos los soldados voluntarios eran tan duros. Pero la mayoría de los soldados voluntarios que participaban hoy en el ataque a la Fortaleza de Hierro de Riverside eran unos auténticos tipos duros, y habían tenido su parte de batallas.

No hace falta decirlo, el hombre enmascarado era uno de ellos.

Había un total de catorce torres que formaban la Fortaleza de Hierro de Riverside, conectadas por puentes para que pudieran mover fuerzas de una a otra. Por eso, en teoría, era posible mantener una línea defensiva hasta que cayeran las catorce torres. Tenían que tomar las torres una por una hasta que las ganas de luchar de los atacantes o de los defensores cedieran.

El hombre enmascarado se dirigía al último piso de la séptima torre. Si esto fuera una montaña, ya estaría en el séptimo campamento. No, tal vez sea el quinto, el octavo o incluso el noveno. Las escaleras tenían menos de dos metros de ancho y estaban repletas de hileras de kobolds que empujaban armas como lanzas y naginatas. Sería un suicidio cargar directamente contra eso. Eso es lo que pensaría cualquiera. Pero lanzarse a ello de todos modos, ese era el estilo del hombre enmascarado, su filosofía, su forma de vida.

—¡Habilidad personal!

El hombre enmascarado lanzó un corte con su katana y corrió escaleras arriba. Todos los kobolds ladraron a la vez y trataron de ensartarlo o cortarlo con sus brazos de asta. Si simplemente atacaba como un toro furioso, incluso si era el más duro de los tipos duros, eso era exactamente lo que le sucedería.

—¡Ataque Soberano del Santo Rayo Brahma-Deva…!

[Nota: Parece que Brahma y deva hacen referencia al budismo]

Entonces, antes de que eso pudiera sucederle, el hombre enmascarado saltó. Saltó hacia la izquierda y pateó la pared, volviendo a la derecha. Los kobolds dejaron escapar ladridos confusos mientras balanceaban sus brazos de asta. Intentaron reflexivamente seguir al hombre enmascarado.

No sirvió. El hombre enmascarado se movió con reflejos relámpago. No había forma de que pudieran seguir el ritmo. Pateó la pared izquierda, luego la derecha, luego la izquierda nuevamente, antes de finalmente aterrizar en el medio de los kobolds. Cortó, cortó y cortó un poco más. El hombre enmascarado había estado empapado con sangre de kobold para empezar, pero ahora estaba aún peor, y no dejaba de cortarlos y rebanarlos mientras reducía sus números. Cada músculo de su cuerpo gritaba en protesta, y sus pulmones se sentían a punto de estallar, pero el hombre enmascarado no se detuvo. Porque era un desalmado, un diablo, un demonio.

Fuera lo que fuera, lo que quisiera ser, el hombre enmascarado no era Dios, ni uno de los hijos de Dios, ni siquiera un monstruo.

Una vez que su katana había probado la sangre de 15, no, 17 o 18 kobolds, el hombre enmascarado de repente se sintió exhausto.

¡Oh, mierda! ¿Qué es esto? Mi cuerpo no hace lo que le digo. Ni siquiera puedo hablar. ¿Me estoy quedando sin energía aquí? ¿En serio? ¿Digo, en serio?

Los kobolds aullaron como si estuvieran diciendo: «¡Ahora, ahora es nuestra oportunidad, atrápenlo!, pasaron por encima de los cadáveres cortados de sus camaradas, o los quitaron del camino a patadas, y corrieron hacia el hombre enmascarado. El hombre levantó la cabeza. Él estaba consiente de eso, pero no podía hacer nada.

¿Qué diablos? ¿Qué está haciendo un tipo tan genial como yo, tan jodido así aquí? Maldición.

—¡Estúpido Ranta!

Luego, una cazadora con su largo cabello atado en trenzas saltó, disparando una flecha hacia los kobolds. Llevaba un arco. Un arco corto. Colocó otra flecha y la soltó. Increíblemente rápido. Y en cada disparo le daba a un kobold en el ojo o en la boca. Incluso a corta distancia como esta, no, especialmente a corta distancia como esta, debido a la presión que sus objetivos ejercían sobre ella, era difícil realizar disparos como esos. La cazadora acababa de hacer algo increíblemente difícil, y lo hizo fácilmente, como si no hubiera ningún problema.

¿A cuántos kobolds mató hasta que su carcaj quedó vacío? Al menos siete u ocho.

—¡Eres un verdadero problema, ¿lo sabías?! —Usando una expresión que era solo parcialmente correcta, agarró al hombre enmascarado por el cuello y lo arrastró escaleras abajo antes de que los kobolds pudieran alcanzarlos.

—… ¡Oye, eso duele! ¡Me estás asfixiando! ¡Yume! ¡Maldición!

—¡Es tu culpa por ser imprudente, estúpido Ranta! ¡Sufre más!

—¡Ya estoy sufriendo mucho!

—¡Todos! —Yume dio la señal.

Los soldados voluntarios pasaron corriendo junto al hombre enmascarado  —a quien algunos conocían como Ranta—, y Yume, pero era un pasillo estrecho. En poco tiempo, fueron presionados contra la pared.

—¡¿Ay?!

—¡¿Miau?!

Yume tenía la espalda contra la pared y Ranta la cubría. No estaba encima de ella ni nada, pero si no hacía esto, sería un poco peligroso o algo así, ¿sabes?

—¡C-Chicos…! —Ranta protestó, pero nadie estaba escuchando. Los otros soldados voluntarios estaban entrando en la brecha que Ranta y, bueno, Yume habían abierto, y estaban tratando de aplastar al enemigo con un empujón más. Todos estaban yendo a por los kobolds.

—¡Y-Yume! ¡Déjame decirte que esto no fue intencional, ¿de acuerdo?!

—¡¿Qué no fue intencional?!

—¿Que qué no fue? Bueno…

Había momentos en que Ranta se alegraba mucho de llevar una máscara.

Sus cuerpos estaban presionados uno contra el otro tanto como era posible, así que, naturalmente, sus rostros estaban cerca, y era un poco, eh, vergonzoso.

Aunque la verdad es que esto no estaba mal.

Sentía que esto lo había animado un poco, así que tal vez no solo no estaba mal, ¿era bueno?

Porque Ranta todavía tenía que blandir su katana.

La batalla aún no había terminado.

-FIN DEL VOLUMEN 15-