Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 15: Un Efímero Nuevo Juego Plus

Capítulo 13: Nadie Está Solo

Parte 1

Barbara estaba a unos diez metros de distancia, directamente frente a Haruhiro. Estaban en el bosque, pero no había árboles que obstruyeran la línea de visión entre ellos. El suelo también era casi plano. Barbara parecía estar sonriendo levemente, pero estaba casi inexpresiva.

Antes de que una persona o un animal se moviera, había señales. Una tensión en los músculos, tendones e incluso en la piel, fenómenos que te indicaban que estaban a punto de actuar.

No podía sentir nada de eso de Barbara.

Llevaba un atuendo muy revelador, y su físico y su rostro eran terriblemente sexys, por lo que Barbara se destacaba como un pulgar adolorido. A pesar de eso, por alguna razón, extrañamente tenía poca sensación de presencia.

Ella solo estaba parada ahí. Como una planta con forma de Bárbara. Era difícil imaginar que estuviera viva.

Haruhiro parpadeó. No fue intencional.

En ese instante, hubo un sonido a su derecha.

Haruhiro se distrajo por el ruido, y mientras tanto, Barbara desapareció.

Una persona se había desvanecido en un instante. ¿Era posible?

Lo era. Haruhiro conocía el truco.

Sus ojos estuvieron cerrados solo momentáneamente cuando parpadeó. Era imposible esconderse en ese tiempo, pero era posible arrojar algo para hacer ruido. Naturalmente, si había un ruido, se concentraría reflexivamente en él. En ese momento, Barbara había ganado el tiempo que necesitaba para desaparecer.

Su pulso estaba elevado y la sangre se le subió a la cabeza.

Maldición. Ella me tiene.

No pudo evitar entrar en pánico, pero si perdía la cabeza, estaría haciendo exactamente lo que Barbara quería que hiciera.

Respiró hondo. Enderezó las rodillas que había doblado en algún momento. Aflojó sus tensos hombros y brazos.

Por supuesto que esto pasaría, aceptó. Barbara estaba uno o dos niveles por encima de él en habilidad, por lo que era de esperar.

¿Dónde estaba acechando ahora? Era importante predecir eso. Pero no podía dejar que sus predicciones lo ataran o lo engañaran.

Haruhiro mantuvo sus ojos enfocados en un punto, escaneando un área amplia a su alrededor.

Escuchó atentamente. ¿Había otro sonido, bien escondido en el susurro de las hojas, el sonido de los insectos, el canto de los pájaros? Su propia respiración se interponía. Intentó que su respiración fuera lo más suave posible.

Haciendo todo lo posible, intentó cerrar los ojos.

Pasó el tiempo sin que él pudiera captar nada.

No, eso no era del todo cierto. Haruhiro estaba aprendiendo gradualmente a sentir todo el bosque a su alrededor.

Abrió los ojos.

Incluso podía sentir los lugares que no podía ver ahora.

Algo se sintió delante de él, a la izquierda.

Había un árbol a unos siete metros de Haruhiro, un chinquapin o algo así.

Oh, pensó. Tiene que ser ahí, se convenció de inmediato, cuando la predicción se convirtió en certeza. Sintiendo la necesidad de confirmarlo por sí mismo, dio un paso adelante.

Haruhiro caminó.

Caminó hasta el otro lado del árbol.

No estaba ahí.

Había considerado eso como una posibilidad. A Barbara le resultaba fácil trabajar en contra de las suposiciones de Haruhiro.

Barbara podía dejar su presencia aquí de alguna manera y luego moverse en secreto a otra parte.

¿Dónde estaba ahora?

Muy cerca.

Haruhiro trató de volverse.

No. No estaba detrás de él.

Dio un salto hacia atrás y algo cayó del árbol. Ella estaba por encima de él, no detrás.

—Adivinaste.

En el momento en que Barbara aterrizó, sacó su daga y se abalanzó sobre él. Haruhiro sacó su propia daga, pero Barbara evitó suavemente sus intentos de detenerla. Haruhiro inmediatamente emprendió el contraataque, pero ¿era esa su voluntad o se vio obligado a hacerlo? Sin importar desde qué ángulo atacara, Barbara se escabullía. No podía atraparla.

¿Qué es esto?

En el momento en que sintió que no tenía forma de atacarla, sus roles como atacante y defensor cambiaron cuando Barbara pasó a la ofensiva. El movimiento de su daga se doblaba y retorcía, dificultando la visión, y Barbara frecuentemente cerraba o abría el espacio entre ellos, tratando de barrer su pierna o usando la mano con la que no sostenía la daga para empujar su brazo. Era muy difícil de manejar.

Aunque estaba teniendo dificultades, intentó todo lo que podía hacer, o que sentía que podía hacer, uno tras otro. Sin embargo, aparentemente Barbara podía ver a través de todo lo que intentaba. Leía cada uno de sus movimientos. Barbara probablemente incluso podía oír los latidos de su corazón.

Había tan poco que podía hacer al respecto, era cómico.

La respiración de Haruhiro se aceleró, sus movimientos se embotaron y, finalmente, su mano derecha, con la que sostenía la daga, fue bloqueada. La soltó inmediatamente y fue tirado al suelo, luego instantáneamente presionado contra él.

—¿Te rindes? —preguntó Barbara.

Ella lo tenía en un control lateral.

—… Me rindo. Duele.

—¿Estás seguro de que en realidad no se siente bien?

—No, solo duele…

—Incluso sin tus recuerdos, eres el mismo de siempre, ¿eh?

Barbara soltó a Haruhiro, pero no se paró. Ella se sentó en el suelo, con una rodilla levantada.

Siguiendo su ejemplo, Haruhiro se sentó y cruzó las piernas.

—¿Como lo estoy haciendo?

—Tus instintos están volviendo, ¿no? Parecía que tu cuerpo me recordaba.

Haruhiro puso una sonrisa forzada. No estaba seguro de la forma en que ella lo había expresado, pero aún mantenía las técnicas de ladrón que Barbara le había enseñado sin duda alguna. No habían desaparecido.

Mañana antes del amanecer, la Fuerza Expedicionaria lanzaría la operación para retomar Altana.

Había múltiples túneles que conectaban Altana con el exterior. Esos túneles también estaban interconectados en algunos lugares.

Ya había poco más de 80 soldados, incluidos los 54 del escuadrón suicida, escondidos debajo del gremio de los caballeros oscuros en el Poblado del Oeste, debajo del gremio de guerreros en el distrito sur y debajo del Templo de Lumiaris en el distrito norte.

Había cuarenta y ocho voluntarios para el escuadrón suicida el día dos, y cuando el general comenzó a buscar a alguien a quien ejecutar por violar el protocolo militar, seis más rápidamente levantaron la mano. Había más voluntarios de los necesarios, pero el general dijo: «Si están tan ansiosos por morir, los dejaré», y agregó a los seis al escuadrón para un total de 54, pero eso solo era otro buen recuerdo ahora.

Para dar un resumen aproximado del plan, la fuerza expedicionaria principal, dirigida por el general Mogis, atacaría la puerta sur de Altana.

Cuando los goblins comenzaran a defenderse, el escuadrón suicida de 54 miembros entraría en acción. Su misión era abrir la puerta sur de Altana desde el interior. Incluso si no podían abrirla, el hecho de que hubiera humanos dentro de Altana para intentar abrir la puerta era significativo en sí mismo.

Si eran atacados tanto desde fuera como desde dentro, los goblins estaban destinados a entrar en pánico.

Usando esa confusión, un grupo compuesto por personas en las que el general confiaba, junto con Anthony Justeen y sus subordinados, así como el grupo de Haruhiro, asaltarían la Torre Tenboro y acabarían con el Virrey Bogg.

Al grupo se le había encomendado un trabajo bastante importante.

Kuzaku podía pelear como era. Setora también podría arreglárselas si tenía un arma. Además, tenía a Kiichi. Shihoru había aprendido a usar su magia oscura. Mary, no hace falta decirlo, no tendría problemas.

¿Haruhiro estaría bien al final? No estaba exento de dudas, pero Barbara había certificado sus habilidades mientras lo capacitaba.

—… Bueno, ¿entonces supongo que podemos decir que he pasado? —Haruhiro le preguntó a su maestra.

—Old Cat.

—¿Sí?

Barbara envolvió su brazo alrededor de la cabeza de Haruhiro y le revolvió el cabello.

—¿Q-Qué haces?

—Realmente has crecido en el tiempo que no te vi, ¿eh?

—… ¿Tu crees? No lo recuerdo, así que no podría decirlo con certeza.

—Pero te contuviste porque te enfrentabas a mí, ¿verdad?

—Esa no era mi intención. Seguro que no me estaba yendo lo suficientemente bien como para poder permitirme eso…

—Fue un mal enfrentamiento. No estabas intentando matarme, ¿verdad?

—¿Eh? Pero… ¿No es obvio?

—No se trata de si tienes las bolas para hacerlo o no —dijo Barbara, agachándose para intentar apretar las bolas que colgaban entre sus piernas.

Haruhiro la detuvo en el último segundo.

—Ey, no tienes que agarrarlas, ¿verdad?

—No —sonrió Barbara, luego abrazó la cabeza de Haruhiro. Estaba sorprendido, por supuesto, pero no pudo resistirse.

—Escucha, Old Cat. Lo importante es establecer un objetivo adecuado.

Barbara frotó a Haruhiro por todas partes, lo besó en la frente y le dio una lección íntima.

—Trabaja desde ese objetivo para formular un plan. Obviamente, sucederán cosas, por lo que debes mantenerte flexible. Pero si tienes el objetivo equivocado para empezar, cualquier estrategia no tendrá sentido. Si te enfrentas a mí, incluso en una práctica, tienes que imtt matarme. Siempre debes establecer tu objetivo primero. Incluso si finalmente no lo logras. ¿Lo entiendes?

—… Sí, sensei.

Haruhiro se sintió increíblemente avergonzado y quería huir, pero, por alguna razón, no apartó a Barbara de él. No podía desafiarla. ¿Eso era algo que su cuerpo había aprendido?

—Simplemente estás corriendo de frente, sin idea de adónde vas. No hay forma de ganar así. De hecho, apuesto a que nunca te convencieron de que debías hacerlo. Perdiste porque estabas destinado a hacerlo.

Tal vez, a pesar de que esto era vergonzoso, en realidad lo encontraba cómodo.

—Old Cat. Aquí está la cosa. Tienes una perspectiva amplia y no te asustas fácilmente. Sin embargo, tu pensamiento es promedio. No te sobreestimas a ti mismo y tiene la terquedad de trabajar en las cosas poco a poco. Esas partes de ti no cambiarán, incluso si no las recuerdas. No eres del tipo que puede hacer cosas si lo intenta. Eres del tipo que intenta hasta que puede hacer cosas. Por eso, en este momento, es bueno que haya cosas que no puedas hacer. Porque algún día podrás hacerlas.

Haruhiro no pudo evitar pensar: Antes de perder mis recuerdos, era un tipo bastante afortunado.

Haruhiro, de quien Barbara dijo que no parecía probable que viviera mucho cuando lo conoció, había sobrevivido hasta el día de hoy.

Haruhiro debe haber hecho todo lo posible, a su manera. O, al menos, lo había intentado. Pero, más que nada, tuvo que ser gracias a sus camaradas, y a su maestra. Si no hubieran estado ahí, Haruhiro habría muerto hace mucho tiempo, ¿no es así?

No sabía qué pasaría mañana, pero el panorama no era exactamente brillante.

Barbara regresó a Altana con Neal, su observador.

Haruhiro y el escuadrón de incursión de la Torre Tenboro partirían cuando se pusiera el sol. Se suponía que debía tomar una siesta por la tarde.

Haruhiro se acostó dentro de la tienda, pero no pudo conciliar el sueño. Kuzaku roncaba a su lado. A pesar de que había dicho: «No hay forma de que pueda dormir», cayó en un instante. Haruhiro de verdad envidiaba esa parte de Kuzaku.

Sabía que sería así, pero no podía evitarlo. No había forma de que pudiera dormir. Haruhiro se rindió y salió de la tienda.

Mary y Shihoru estaban sentadas una al lado de la otra.

Las dos miraron a Haruhiro.

—Haru.

—… Haruhiro-kun.

No, no estaban una al lado de la otra. Había aproximadamente un metro entre ellas.

No estaban una frente a la otra, pero tampoco estaban paralelas. Estaban en un pequeño ángulo, pero no uno donde sus ojos se encontraran, y no parecía que hubieran estado hablando.

—Sí… —Haruhiro asintió vagamente.

Él no sabía qué hacer.

​La distancia entre ellos era incómoda. Sería extraño sentarse entre ellas. No era imposible, pero encajaría ajustadamente. Sí, no, pensó Haruhiro. Esa no era una opción.

Agonizó por ello por un momento, luego se sentó para que Mary, Shihoru y él formaran un triángulo equilátero.

Inmediatamente se arrepintió.

Sin importar lo que hiciera, constantemente tenía a ambas mirándolo.

Era incómodo, pero sería extraño moverse ahora, así que tendría que vivir con eso.

—Eh… ¿Dónde está Setora? —intentó preguntar, luego se arrepintió de nuevo.

—Duerme con Kiichi —contestó Mary.

—… ¿Ah, sí? —Haruhiro dijo, agregando un: «Por supuesto que sí», en voz baja, y se frotó el espacio entre los ojos.

Él debió elegir un tema del que fuera más fácil entablar una conversación.

—Es… —Shihoru abrió la boca.

—¿Eh? —dijo Haruhiro.

Shihoru bajó la cabeza.

—… Es mañana, ¿eh? Finalmente sucederá…

—Ohh, eh. Sí —respondió apresuradamente Haruhiro. Shihoru había hecho todo lo posible para darle una oportunidad, así que quería hacer algo al respecto—. Bueno, nos hemos ido con la corriente. Pero me pregunto si… no sé, ¿no había una manera de manejar las cosas que hubieran sido menos peligrosas para todos…?

—No creo que sea tu culpa, Haru —dijo Mary.

—¡Y-Yo también! —Shihoru asintió vigorosamente—. Yo tampoco creo que lo sea. Realmente, realmente… te has esforzado mucho, por todos nosotros…

Se había sentido como si Shihoru lo estuviera evitando, pero tal vez solo lo había estado imaginando. Haruhiro se sintió aliviado.

—… No, cuando dices que lo estoy haciendo por todos, me hace sonar como si fuera un gran tipo, pero no es nada tan impresionante. De verdad. Sí…

Mary sonrió.

—Siempre fuiste así, Haru.

Shihoru miró de reojo a Mary, luego inmediatamente miró hacia abajo.

Mary miró a Shihoru, bajó los ojos y se mordió el labio, pero solo un poco.

Después de eso, ambas se quedaron calladas.

¿Por qué?

¿Eh? ¿Eh? ¿Eh?

¿Por qué se quedarían calladas de repente ahí?

Haruhiro no ni tenía idea.