Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 15: Un Efímero Nuevo Juego Plus

Capítulo 11: Significado Oculto

La estructura del gremio de los caballeros oscuros era bastante única, pero el gremio de ladrones era aún más extraña. La entrada a la que los condujo Barbara era una puerta de hierro oxidada y extremadamente baja.

El diseño tallado en el centro, una palma con un ojo de cerradura, debía ser el símbolo del gremio. Sin agarrar la manija, ni empujarla ni tirar de ella, Barbara desbloqueó la puerta y la abrió. ¿Cómo funcionaba? Haruhiro no tenía idea.

Cuando pasaron por la puerta, había un pasillo estrecho con estantes a cada lado, y cuando dieron la vuelta a la esquina, se vieron obligados a girar el cuerpo de lado para continuar. Más allá de eso había un callejón sin salida, pero pudieron trepar por una cuerda al otro lado del techo.

Se arrastraron a través del ático lleno de telarañas y descendieron a otro pasillo, antes de subir y bajar unas escaleras para finalmente llegar a una habitación sin piso. Bueno, no, tenía piso, pero estaba muy abajo. Lo suficientemente abajo como para que Haruhiro dudara en saltar. Aunque, en una inspección más cercana, había una escalera y, usándola, podían bajar.

—Pueden sentarse donde sea —dijo Barbara, indicando uno de los sofás en la habitación con poca luz, y luego sentándose en un escritorio con las piernas cruzadas—. Nuestro gremio de ladrones ha sido remodelado un poco desde la caída de Altana. Puede parecer un poco incómodo, pero te acostumbras cuando vives aquí.

—¿Cuántos quedan? —Anthony se acercó a Barbara en lugar de sentarse—. ¿Ha sobrevivido alguien ajeno al gremio de ladrones? ¿Qué pasó con el Ejército de la Frontera? ¿Qué hay del general Graham Rasentra? ¿Sobrevivió el Margrave? ¿Y los soldados voluntarios…?

—Ooh, realmente me lo estás poniendo de una vez, ¿no es así? Todo requiere un poco de juego previo, ¿sabes?

—¿J-Juego previo? —Anthony retrocedió confundido—. Lo siento. Ya veo. Juego previo… Bueno, hay un orden en estas cosas, y es importante, por supuesto. Simplemente tenía demasiada prisa…

—Bueno, ¿no eres lindo? —Barbara se rió entre dientes y volvió a cruzar las piernas al revés—. El Margrave aparentemente está vivo, cautivo en la Torre Tenboro, pero no hemos podido confirmarlo. El general Rasentra murió en un duelo uno a uno contra un orco llamado Jumbo. El Ejército de la Frontera fue aniquilado. Altana está infestada de goblins. La situación apesta y estoy muy frustrada. ¿Tal vez quieras tener una ronda conmigo más tarde?

—E-Eso es… —Anthony miró a Haruhiro y a los demás sentados en los sofás, luego negó con la cabeza—. No estoy del todo en contra, pero siento que… no debería…

—La gente lo hace. Es natural, ¿de acuerdo? ¿Por qué tienes que reprimirte?

—Bueno, sí, pero… Espera, ¿en serio?

—¿Lo vas a hacer conmigo o no? ¡Eres un hombre! ¡Sé claro!

—E-Está bien, lo haré contigo.

—¡Esperen! —dijo Neal, levantándose de su sofá enfadado—. ¡Olvídate de ese novato! ¡Házlo conmigo!

—¡¿A quién llamas novato?! — gritó Anthony.

—Contigo, ¿eh? —Barbara miró a Neal y luego se humedeció los labios—. No eres mi tipo, pero sabes qué, eso realmente me excita más.

—Cuando termine contigo, tu cuerpo nunca más querrá a ningún otro hombre.

—Me gusta tu espíritu. Pero los hombres que hablan demasiado tienden a dejarte decepcionada. Hablo por experiencia. Espero que no seas uno de ellos.

¿De qué estaban hablando estas personas? Bueno, él sabía de lo que estaban hablando, pero ¿por qué había surgido? Si Barbara era la maestra de Haruhiro, ¿qué tipo de iniciación le había hecho pasar?

—Um. —Mary levantó la mano.

Barbara, Anthony y Neal miraron a Mary al unísono.

Mary aceptó sus miradas, con una leve sonrisa en su rostro.

—Si quieren aliviar su frustración, adelante. Pero háganlo más tarde.  Vinimos hasta aquí para obtener la mayor cantidad de información precisa posible para retomar Altana.

Anthony y Neal no respondieron, solo actuaron un poco incómodos.

—Oh, eso me gusta. —Barbara le sonrió a Mary—. Realmente me gusta. Me gustan las chicas como tú. De hecho, podrías ser la más cercana a mi tipo aquí. ¿Quieres divertirte?

Mary miró a Barbara y al instante le dijo—: De ninguna manera.

—Mmm… —Barbara se retorció de placer—. Ahora me tienes aún más encendida.

Mary frunció el ceño y negó con la cabeza.

—¿Qué pasa contigo…?

En serio, Haruhiro quería estar de acuerdo, pero no estaba seguro de criticar a su maestra. No sabía cómo era su relación antes de perder los recuerdos, así que tal vez sería mejor si se quedaba callado.

—Bueno, dejemos de bromear por ahora. —Barbara saltó del escritorio e hizo una seña a Haruhiro—. Por aquí, Old Cat. Hay algunas cosas que quiero comprobar antes de ocuparnos del asunto por el que vinieron.

—… ¿Yo?

—Así es. Es nuestro primer encuentro, maestro y alumno, en mucho tiempo. Debes tener una o dos cosas de las que contarme, ¿verdad?

—No, en realidad no… —Haruhiro miró de reojo a Mary.

No tenía nada que contarle a Barbara. Posiblemente no podría haberlo hecho.

¿Qué debería hacer?

Mary también parecía confundida y ladeó un poco la cabeza.

No parece que puedas evitarlo.

Haruhiro se puso de pie.

—Está bien… Barbara-sensei.

—Bien. Por aquí. Sabes a dónde me refiero.

Barbara se acercó a la pared.

De repente, ella desapareció.

Eso era lo que parecía.

—¿Eh…?

Haruhiro siguió a Barbara. Tocó la pared y no era una pared en absoluto. Parecía una pared de madera de un vistazo, pero no lo era. Era suave. ¿Tela? Había sido diseñada para parecerse a una pared.

Caminó a través de la cortina diseñada para parecerse a una pared, y había una pequeña habitación detrás de ella adornada con lámparas de pared… y nada más. Tampoco Barbara.

—… Maldita sea, ¿qué es esto?

Tenía que haber algún truco. Probó todo tipo de cosas y encontró una de las paredes girada. Estaba oscuro como boca de lobo del otro lado.

—¿Es esto…?

—Old Cat. —La voz de Barbara vino desde un lado.

Barbara estaba ahí junto a él.

—Se-… Sensei.

—¿Realmente eres Old Cat?

—… ¿Qué quieres decir?

—No me conoces, ¿verdad?

—Eso es absurdo.

—Cuando te conocí, nunca esperé que vivieras mucho.

Barbara se sentía tan cerca que podía tocarla, pero al mismo tiempo, lejos. ¿Se estaba moviendo? No estaba seguro. No podía decirlo.

—Poco a poco, comencé a pensar que en realidad podrías tener potencial. Cuando escuché que podrías haber mordido el polvo en el Wonder Hole, me sentí extrañamente decepcionada.

—… Lo siento.

—Eso fue hace cuatro años.

—Cuatro años…

—Escuché un rumor de que los Typhoon Rocks se encontraron con ustedes después de eso, pero nada desde entonces. Tuve que asumir que habías muerto después de todo, ¿sabes?

—Sí… es justo.

—¿Tal vez no te acuerdas?

—… ¿Eh?

—Dime honestamente.

Algo se enredó alrededor de su garganta.

Una mano.

Se sentía fría.

Probablemente de Barbara.

—¿Qué pasó? No… Algo pasó y no me recuerdas. Eso, o eres una persona diferente por dentro.

¿Ella sabía algo? Podría tener alguna idea. Si no, no pensaría que él la había olvidado o que no la recordaba.

—L-La Torre Prohibida —dijo Haruhiro, y la mano alrededor de su cuello se apretó.

Haruhiro gruñó y tuvo problemas para respirar, pero Barbara rápidamente soltó los dedos.

—Continúa.

—… Me desperté ahí. Bajo suelo. En la Torre Prohibida. Cuando lo hice, no recordaba nada más que mi nombre. Mary y los demás… mis camaradas e Io también estaban ahí.

—Io. ¿De los Day Breakers?

—… No recuerdo nada de eso. También estaba Hiyomu…

—Ohh…. La mujer a la que le gusta actuar más joven de lo que es, ¿eh?

—Hiyomu también estaba ahí. Ella actuaba como si no tuviera recuerdos también. Pero era mentira… era como… si hubiera estado tratando de engañarnos.

—¿Tratando de engañarlos?

—… Bueno, ¿ella no, sino su amo? ¿Supongo? Había alguien a quien ella llamaba Amo. Ese tipo aparentemente fue el que robó nuestros recuerdos. Dijo que si queríamos que nos explicara todo, sería mejor que hiciéramos lo que nos decía.

—¿Robar recuerdos? ¿Eso es posible? ¿Era una reliquia? Pero…

—Oh, pero Mary, que vino con nosotros, no perdió sus recuerdos. Por eso, todos menos Io, Gomi y Tasukete rechazaron la… oferta de Hiyomu. Sin embargo, era más como una amenaza.

—Entonces, después de un montón de otras cosas, me conociste de nuevo, ¿eh?

—Sí… Pero como dijiste, no te recuerdo.

—¿Ese tipo Anthony es del Ejército de la Frontera?

—Dijo que escoltaba a un mensajero al continente.

—¿Y Neal?

—Uno de los refuerzos del continente… Es un explorador de la Fuerza Expedicionaria, o algo así.

—¿Entonces esa Fuerza Expedicionaria está tratando de retomar Altana?

—Eso parece.

—Honestamente, no tenía esperanzas, pero parece que el continente ha hecho su movida según lo programado, Old Cat.

—Sí. ¿Um…?

—¿Qué?

—¿Qué es eso de «Old Cat»?

—Los ladrones se llaman unos a otros por sus apodos del trabajo. Es tradición. Como tu instructora, te di tu apodo.

—Old Cat…

—Porque tienes los ojos de un gato viejo.

—… Ahh.

—Cuando un gato ha vivido mucho tiempo, no se le escapa nada. Siempre son distantes, viven la vida como les conviene. Tenía la esperanza de que sobrevivieras y te convirtieras en ese tipo de ladrón. Sin embargo, nunca te había dicho esto antes.

Haruhiro no recordaba nada, así que no debería haberlo hecho sentir nada cuando ella le dijo eso, pero por alguna razón así fue. Tenía miedo de que sus emociones le hicieran tomar decisiones equivocadas, pero esta mujer era su maestra. Le debía una deuda de gratitud.

Barbara finalmente quitó la mano de la garganta de Haruhiro y le acarició la mejilla.

—¿Cuántos de los estudiantes a los que enseñé todos los conceptos básicos de ser un ladrón quedan ahora?

—¿Qué, eh… pasó con los soldados voluntarios?

—Bueno, sobre eso.

—¿Sí?

—… Tenemos que pensar las cosas aquí. ¿Podemos confiar en el continente? Tampoco sabemos si los objetivos de la Fuerza Expedicionaria y los del continente son los mismos.

La maestra de Haruhiro aparentemente era una persona cautelosa y reflexiva. ¿Qué edad tenía? Haruhiro realmente no lo sabía, pero podía estar seguro de que era mucho mayor que él. Probablemente tenía experiencia de muchas maneras, y tenía mucha información que Haruhiro y los demás no sabían, o no podían saber.

Mentiría si dijera que no dudaba, pero pensó que ella era alguien en quien debía confiar.

—Sensei.

—¿Hm?

—El general de la Fuerza Expedicionaria dijo que si no pueden volver a tomar Altana o la Fortaleza de Hierro de Riverside, probablemente el continente esté planeando sellar el Camino Aorta del Dragón de Tierra.

—Entonces el continente y la Fuerza Expedicionaria no son un monolito, ¿eh?

—No tengo ninguna garantía de que el general dijera la verdad, así que no puedo decirlo con certeza. Pero mirando la calidad de la Fuerza Expedicionaria, su baja moral y teniendo en cuenta las especulaciones de Anthony, que estuvo en el continente, creo que es cierto.

—El continente no quiere perder la frontera. Sin embargo, tampoco tienen la intención de correr riesgos y envíar buenos recursos y no poder recuperarlos después…

—Parecía que la mayoría de los soldados de la Fuerza Expedicionaria eran desertores o delincuentes.

—Se deshacen de las molestias, ¿eh? ¿Cómo era su comandante?

—… ¿Es mejor si te cuento todo ahora?

—Por supuesto. Cuéntame todo, con el mayor detalle posible. Quiero hablar de negocios.

—Eso está bien, pero… Si te lo explico todo desde el principio, tomará bastante tiempo. ¿No pensarán que estamos tramando algo extraño…?

—Déjalos que piensen que el alumno y la maestra se reencontraron después de mucho tiempo y tuvieron una aventura apasionada.

—Uh, que piensen que hicimos eso es lo que me preocupa.

—Oh, Mary, ¿verdad? ¿Ella es tu mujer?

—No. Nunca sería un buen partido para ella. Solo mírame. Es obvio.

—Oh, chico tonto.

De repente sintió algo suave presionado contra el área entre su barbilla y labios, y escuchó un sonido de beso.

—¡¿Q-Qué…?!

Haruhiro tocó ese punto. Estaba ligeramente húmedo.

—¿Q-Qué estás haciendo, Sensei?

—No hay nada de malo en ser apuesto, obviamente. Pero un hombre es más que eso.

—… ¿Tal vez hay más mal en mí que solo mi cara? Después de todo, no tengo recuerdos.

—No te corresponde a ti decidir si eres lo suficientemente bueno o no. Eso depende de tu pareja. Yo, por mi parte, me gustaría probarte.

—Estás bromeando de nuevo… ¿verdad?

—¿Eso crees?

En cuanto a si Barbara hablaba en serio o no, y lo que pasó entre ella y su alumno después de eso, es algo que tendrás que dejar a tu imaginación. Sea cual sea la verdad, los terceros tendrán que poner a volar todas alas de la imaginación y proponer un escenario que les parezca probable.

Después de que pasó un tiempo no tan corto, Haruhiro y Barbara regresaron a la habitación donde los otros tres esperaban.

El ambiente en la habitación era diferente.

—… Se tomaron su tiempo.

Eso fue todo lo que dijo Anthony, pero mientras estaba sentado en la parte superior del escritorio, se veía un poco malhumorado.

Neal, que estaba sentado en un sofá, con las piernas abiertas y los codos apoyados en las rodillas, chasqueó la lengua de forma audible.

—Tienes una mirada en tu cara como si acabaras de dejar salir una o tres cargas, ¿eh? ¿Solo ustedes dos pueden hacer sus necesidades? Eso no es divertido. No puedo soportar esto.

Mary estaba sentada en otro sofá, juntando las manos con inquietud. Cuando vio el rostro de Haruhiro, inmediatamente miró hacia abajo.

—U-Um… Haru.

—¿Q-Qué?

—Yo, eh…

—¿S-Sí?

—Ya no somos niños, así que…

—Bueno… ¿Sí, supongo? No somos niños… ¿Eh?

—Somos adultos. No diré nada. A nadie. Cualquier cosa que no debería. Entonces… está bien.

Ella lo había entendido mal. Incluso Mary había caído cautiva de su imaginación y estaba convencida de que sucedió algo que nunca sucedió.

—¡¿Eh, eh?! ¡Te equivocas!

—Eso dices tú —dijo Neal con una sonrisa—. Es fácil de decir. Sea cierto o no.

Anthony golpeó el escritorio con frustración.

—Lo que los ladrones hagan juntos no es asunto mío. No importa.

Haruhiro dejó caer sus hombros.

—Si importa…

—He escuchado más o menos la situación. —Barbara acarició la barbilla de Haruhiro—. De mi chico aquí. En longitud.

—Senseeei…

—¿Queeé? —Barbara dijo con una voz terriblemente melosa—. ¿No has tenido suficiente? Chico malo.

Ella se estaba divirtiendo demasiado.

Estaba jugando totalmente con él.

Él miró a Mary, que murmuraba para sí misma y asentía una y otra vez, como si estuviera tratando de convencerse de algo. ¿Cómo iba a aclarar este malentendido?

—… Es imposible, ¿verdad? —murmuró Haruhiro.

Le dolía la cabeza.