Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 15: Un Efímero Nuevo Juego Plus

Capítulo 10: Vida y Muerte

Parte 2

Tenía la cabeza como un ciervo blanco puro y un cuerpo humano demacrado cubierto con una capa oscura. ¿Qué era esa cosa?

—¡Un demonio! —gritó Mary—. ¡El familiar de un caballero oscuro!

—¡¿Que está pasando?! —gritó Neal.

Mary no le respondió.

—¡Detengan al demonio! ¡Lo purificaré!

Purificarlo.

Un zombi, ¿eh?

La maldición del Rey No Vivo había transformado a ese caballero oscuro en un cadáver en movimiento. No era un sobreviviente. Ya estaba muerto.

—Ueahhehhhhhhhhahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.

El demonio dejó escapar un grito aterrador mientras cargaba. Los brazos blancos, parecidos a huesos que habían estado ocultos por su capa, aparecieron a la vista. Las manos eran prácticamente guadañas.

—¡Hahh! —Anthony soltó un grito de batalla mientras golpeaba al demonio con su espada.

Haruhiro y Mary se miraron el uno al otro. ¿Qué estaba tratando de hacer Mary y qué quería de Haruhiro? Lo entendió en un instante.

Haruhiro pasó corriendo junto a Anthony, que estaba intercambiando golpes con el demonio.

El caballero oscuro zombi notó a Haruhiro.

—Ah, ah, ah, ah.

El zombi tenía un arma. Una espada curva, una cimitarra. No solo una, sino dos. Doble empuñadura, ¿eh?

Cuando el zombi dio un paso adelante, sintió escalofríos.

Había asumido que, debido a que era un zombi, sería lento y estúpido, o al menos no tan rápido como en la vida. Tal vez era incluso más rápido cuando todavía estaba vivo, pero era bastante rápido a pesar de estar muerto.

En el tiempo que tardó en decir «Ay, no» ya estaba muy cerca.

Su cuerpo reaccionó instintivamente. Bloqueó las dos cimitarras con su daga y las desvió, pero no tenía ni idea de cómo lo logró.

El zombi seguía atacando.

Oh, mierda, mierda, mierda, mierda, mierda.

Haruhiro sacó la otra daga, la que tenía una hoja ondulada que parecía llamas. Desvió la cimitarra del zombi. Apenas. La desvió incluso mientras pensaba sorprendido: «Guau, de verdad puedo hacer esto, ¿eh?».

Sin embargo, el zombi desapareció repentinamente ante sus ojos.

—¿Eh…?

La izquierda.

No sabía si era instinto o qué, pero Haruhiro miró a su izquierda.

Ahí estaba.

El zombi.

¿Se teletransportó? De ninguna manera, eso es absurdo. Uh, oh. La cimitarra. No puedo evitarla, y tampoco puedo desviarla. No voy a lograrlo.

—Oh, Luz, que la protección divina de Lumiaris sea contigo.

Mary se acercó al zombi como si fuera a taclearlo.

En realidad, esto era justo lo que buscaban. No, no le había señalado eso a ella, y él había estado en peligro, pero la intención desde el principio fue que Haruhiro actuara como un señuelo y captara la atención del zombi, luego Mary lo purificaría con magia.

—¡Dispel…!

Hubo un estallido de luz que envolvió al zombi.

Cuando el zombi cayó, el demonio también desapareció.

—¡Haru! —Mary corrió hacia él, con una expresión terrible en su rostro—. ¡¿Estás herido?!

—Ah… sí. —La forma en que lo agarró del brazo con fuerza y ​​le tocó la cara lo sorprendió un poco—. Estoy bien. Gracias.

Mary dejó escapar un suspiro.

—Gracias al cielo.

—¿Así que este es uno de esos zombis de los que he oído hablar? —Neal pateó al zombi caído, tratando de darle la vuelta.

—No. —Anthony detuvo a Neal—. Él estaba siendo manipulado por una maldición.

—Jaja. —Neal se rió con burla—. ¿«Él»? La maldición, o lo que sea, está rota ahora. Es solo un cadáver.

—¿Ustedes los del continente no tienen respeto por los muertos?

—No sé cómo es la frontera, pero los adoradores de Skullhell no merecen nada más que desprecio, incluso una vez que están muertos. Estos tipos son viles.

—Por lo que puedo decir, era un lord del gremio de los caballeros oscuros. Se quedó en Altana y luchó hasta el final. ¿Qué hay de vil en eso?

Neal hizo un gesto con la mano para interrumpir la conversación, actuando como si fuera demasiada molestia.

Mary se arrodilló junto al cuerpo y ofreció una oración. Anthony también ofreció una oración silenciosa.

Haruhiro trató de emularlos a los dos, pero ¿tenía algún sentido mantener apariencias como esta cuando realmente no lloraba por el hombre?

—Eres igual que yo, ¿eh? —Neal le dio una palmada amistosa en la espalda.

No sé nada de eso, pensó Haruhiro, pero no dijo nada. Tenía la sensación de que nunca le agradaría Neal. Sí, podría odiar bastante al tipo.

—Vámonos. —Anthony recogió la linterna que había colocado en el suelo—. Tenemos asuntos en el gremio de ladrones. También está en el Poblado del Oeste, así que no está lejos.

El gremio de los caballeros oscuros estaba debajo de una casa abandonada que parecía que podría colapsar en cualquier momento.

La parte sobre el suelo parecía deteriorada de un vistazo, pero la estructura era sólida, los pasillos eran intrincados y había muchas habitaciones pequeñas. También tenía muchas habitaciones ocultas, y una de ellas contenía un pasaje que conducía al subterráneo.

Ese lord probablemente había sido herido en batalla y huyó al gremio de los caballeros oscuros, pero murió ahí.

Sin embargo, incluso después de ocupar la ciudad, el enemigo no había encontrado el gremio. Habían buscado por encima y por debajo de la tierra, solo para estar seguros, pero no había sobrevivientes, obviamente, y no encontraron otros zombis o incluso cadáveres.

Ese lord era el único que murió bajo tierra y luego se convirtió en uno de los muertos en movimiento por la maldición del Rey No Vivo, lo que resultó en que estuviera ahí, esperando, cuando Haruhiro y los demás llegaron.

—Parece que hicimos una buena acción, como seguidores de Lumiaris, el Dios de la Luz —dijo Neal descaradamente—. Ese hereje adorador de Skullhell se había convertido en una abominación contra las leyes de la vida. Era un ser vil que necesitaba ser destruido. Estoy seguro de que Lumiaris debe estar bastante satisfecho.

—¿Podrías por favor callarte? —Anthony miró a Neal—. No siento ninguno ahora, pero no podemos estar seguros de que no haya enemigos.

Neal sonrió débilmente y levantó las manos en señal de rendición.

El área estaba tenuemente iluminada. Se acercaba el amanecer.

El Poblado del Oeste eran los suburbios, y los edificios parecían viejos y en ruinas, rotos o al borde del colapso, pero de alguna manera se habían conservado con mantenimiento.

El grupo aún no había visto ni un solo goblin desde que subió a la superficie.

¿No había goblins en el Poblado del Oeste? No, probablemente solo estaban adentro, durmiendo. Tenían que llegar a donde iban antes de que los goblins se despertaran.

—… Debería estar por aquí. —Anthony miró a Haruhiro—. ¿Por qué no hemos llegado todavía?

No me preguntes, así era como se sentía realmente Haruhiro, pero era un ladrón. No podía revelar que no había forma de que pudiera decirles dónde estaba el gremio de ladrones.

—¿Porque… es el gremio de ladrones? —Haruhiro intentó sugerir.

—¿Porque… es de mañana? —Mary ofreció, pero no estaba tan seguro de que sirviera de mucho.

Haruhiro frunció el ceño y esperaba que se viera bien.

—Ha pasado un poco… ha pasado mucho tiempo, ¿sabes…?

Neal miró alrededor del área.

—Es un lugar terriblemente sospechoso.

El grupo había centrado su atención en un edificio extraño que era una mezcla compleja de construcción de piedra y madera, y estaban tratando de rodearlo para encontrar una entrada.

El problema era que no podían.

Chocaron contra las paredes y las cercas, entre otros obstáculos, y no parecían encontrar ninguna forma de moverse hacia el costado o la parte trasera del edificio.

Intentaron dirigirse a los callejones cercanos, pero aún así no pudieron pasar al otro lado y terminaron teniendo que regresar.

—Esperen…

Nos estamos perdiendo, ¿no?

Estaban en una calle estrecha que corría al lado del edificio en cuestión, pero Haruhiro no sabía dónde estaban.

Si quisiera volver a, digamos, el gremio de los caballeros oscuros desde aquí, probablemente lo pasaría sorprendentemente difícil. Al menos no sería fácil.

Anthony suspiró.

—Esto es malo.

Incluso ahora, el tiempo pasaba. Haruhiro tiró del lóbulo de su oreja. No sentía menos urgencia que Anthony, pero cuanto más intentaba apresurarse, más probable era que dejara pasar cosas y que más se estancara su pensamiento, por lo que necesitaba mantener la calma aquí.

Fue entonces cuando de repente—: ¿Necesitan algo? —dijo una voz detrás de él, dejándolo atónito.

Era una voz de mujer.

Si venía de detrás de ellos, eso significaba que la mujer estaba en el callejón donde el grupo acababa de caer. ¿Cuándo llegó? ¿De dónde había aparecido? No la había notado en absoluto. Haruhiro se dio la vuelta.

Era una mujer, como pensaba. No parecía nada más que humana. Su largo cabello ocultaba la mitad de su cara.

Su cuerpo, por otro lado, no estaba escondido. No estaba desnuda, pero habría sido apropiado si lo que llevaba puesto la cubriera un poco más. Ella estaba mostrando demasiada piel.

—Oh… —Neal respiró hondo.

Anthony tragó saliva.

— ¡…! —Mary intentó decir algo, pero la mujer habló primero.

—Old Cat —dijo.

Los ojos de la mujer se agrandaron mientras miraba a Haruhiro. Ella parecía sorprendida.

Yo soy el que está sorprendido aquí, ¿de acuerdo?

—… ¿Eh? —Haruhiro se señaló a sí mismo—. ¿Ol? Cat…

La mujer se echó el cabello detrás de la oreja y suspiró.

—¿Todavía estabas vivo?

—Vivo…

¿Olcat? No, ¿era Old Cat?

No estaba claro a qué se refería, pero probablemente sabía quién era Haruhiro.

Haruhiro, sin embargo, no la conocía. No la recordaba.

—Vivo… —Haruhiro bajó la mirada—. Bueno…

Por ahora, era mejor no mencionar nada que no debiera. Pero, por otro lado, no sería bueno si ella pensara que él se estaba escondiendo o tratando de no hablar de algo.

—Lo logré de alguna manera, gracias…

—Escuché que te habías perdido. Estaba segura de que estabas muerto.

—… Pasaron cosas.

—Soy Anthony Justeen, un comandante de regimiento de la 1.ª Brigada del Ejército de la Frontera del Reino de Arabakia —se presentó Anthony—. Estás con el gremio de ladrones, ¿verdad? Así que lo hiciste bien…

—Está bien, ¿eh…? No sé nada de eso  —susurró la mujer, cruzando los brazos—. Me llamo Barbara. Soy una ladrona, así que ese solo es mi apodo del trabajo.

Mary se inclinó y le susurró al oído a Haruhiro.

—… Esa persona, ella podría ser una maestra. La llamabas Sensei. Aunque es solo una suposición de mi parte.

—Sensei…

Esto tenía cada vez menos sentido.

Barbara estaba mirando a Haruhiro de nuevo. Si se ponía demasiado nervioso o miraba hacia otro lado, ella podría sospechar, pero por alguna razón, no se atrevía a mirarla directamente.

¿Por qué esta ladrona, Barbara, quien supuestamente era su maestra, no usaba ropa adecuada? ¿Qué era lo que le había estado enseñando?

Era un total misterio.