Kumo Desu Ga Nani Ka?

Volumen 12

Wald

“¡Atacad!”

A mi orden, los hechizos se disparan.

La magia devasta las filas enemigas, acabando con la mayoría de ellas.

“¡Avanzad! ¡No dejéis escapara a ni uno solo!”

Pero antes incluso de que pueda terminar de hablar, una mancha blanca pasa a mi lado y acaba con los enemigos supervivientes.

Por lo que parece, mi segunda orden fue innecesaria.

Ellos nunca habrían dejado escapar a nadie, incluso si yo no lo hubiera dicho.

Aquí tienes al Décimo Ejército. Aterrador.

Cada uno de los miembros de esta unidad es lo suficientemente poderoso como para ser considerado una leyenda.

Algunos de ellos son incluso más fuertes que eso.

Normalmente, se dice que el límite más alto de las estadísticas para la mayoría de las personas está sobre los 1.000, ya sea humano o demonio.

Solo unos pocos elegidos alcanzan esa cima, y sobrepasarla instantáneamente te otorga un lugar entre la limitada élite.

Pero si eso es cierto, todos los que me rodean en este momento son una leyenda en ciernes.

Entonces, ¿por qué soy yo quien está dando órdenes a guerreros tan poderosos?

Francamente, soy el miembro más débil del Décimo Ejército.

Nací en la familia de un duque, el de rango más alto de todas las familias de nobles, y aun así ni puedo vencer a ninguno de mis compañeros soldado.

Hace mucho tiempo, si me hubieras dicho que este iba a ser mi futuro, me habría reído con desprecio.

Bueno, indudablemente no me estoy riendo ahora.

Me pusieron a cargo simplemente porque estudié formalmente el arte de la guerra en mi educación como joven noble, no porque sea fuerte.

En otras palabras, porque soy capaz de dar órdenes y nada más.

Cuando estás al mando de soldados tan hábiles y de élite, incluso un líder sin experiencia como yo difícilmente podría estropearlo.

Para ser sincero, no es necesario que sea yo.

Cualquiera puede hacerlo.

Es estresante comandar soldados que son más fuertes que yo.

Mi estómago está constantemente revuelto.

Para empeorar las cosas, las personas a las que estoy mandando no me quieren en realidad.

La razón de esto es uno de los miembros más antiguos del Décimo Ejército: Phelmina.

Ella es mi ex prometida… A la que traicioné y expulsé de la alta sociedad.

Me enamoré.

Y no de mi prometida.

Eso significaba que ella, Phelmina, solo estaba en medio…

Por eso rompí el compromiso y me deshice de ella.

Un movimiento muy cruel, si se me permite decir.

Pero no me arrepiento.

Incluso si otros me denuncian, me desprecian o piensan lo peor de mí, nunca me arrepentiré.

Si me dieran la oportunidad de retroceder en el tiempo y hacer todo de nuevo, estoy seguro de que tomaría la misma decisión.

Así de profundamente me enamoré de Sophia.

El único problema es que el resto del Décimo Ejército sabe exactamente lo que le hice a Phelmina.

Y desde que pasaron juntos por un entrenamiento infernal, han forjado unos vínculos muy estrechos, por lo que no me miran exactamente con amabilidad, desde que me uní después del hecho.

Afortunadamente, dado que son casi excesivamente leales a nuestra comandante, Lady Blanca, no dejarán que sus sentimientos personales afecten a la manera en que me tratan.

Incluso ahora, están obedeciendo mis órdenes.

Sin embargo, eso no cambia lo incómoda que es esta situación.

Pero todo esto es para poder estar con Sophia.

Incluso aunque ella nunca me vea de la misma manera…

***

Conocí a Sophia cuando se trasladó a la academia.

Los rumores de una nueva y misteriosa estudiante transferida la precedieron, y ninguno de nosotros sabía cómo acercarse a ella.

Así que decidí hablarle.

Mi primera impresión fue que era una chica hermosa.

Parecía frágil, como una muñeca de porcelana.

Mi segunda impresión fue que, al contrario que su apariencia, su personalidad era horrible.

Cuando empecé a hablar con ella, no hizo ningún esfuerzo por ocultar su desagrado.

Soy hijo de un duque, por lo que Sophia fue la primera persona que fue abiertamente desagradable conmigo.

Para ser totalmente sincero, eso me fastidió.

Le voy a bajar los humos, decidí.

Mi plan original era intentar entablar amistad con ella, investigar sus antecedentes y descubrir la mejor manera de interactuar con ella. Pero todo eso se olvidó tan pronto como ella fue desagradable conmigo.

Empezó cuando yo solo estaba siendo amigable, así que estaba en mi derecho de ponerla en su lugar.

Pero sería una molestia si los antecedentes de Sophia resultaran ser un problema más adelante.

Mucha gente sospechaba que tenía vínculos directos con el Señor Demonio, así que tenía que meterme con ella con cuidado para que ella ni lo notara.

Así que pensé que primero le iba a enseñar quién estaba en la cima.

Hasta que descubrí quién lo estaba exactamente.

No importaba lo que hiciera, no podía vencerla.

Al principio, me sorprendió hasta el punto de la incredulidad.

¿Cómo podía yo—el hijo mayor de un duque, la flor y nata de la sociedad—seguir perdiendo con esta estúpida chica salida de la nada?

Y cada vez que Sophia ganaba, siempre se reía de mí.

Estaba furioso.

Normalmente, siempre era el mejor, así que no podía aceptar que esa chica se mofara de mí.

Estaba tan enfadado que mi verdadera personalidad amenazaba con mostrarse a través de las grietas de mi amigable actuación de chico perfecto.

Así que estudié mucho, entrené duro y juré que ganaría la próxima vez.

Y aun así, mis derrotas siguieron acumulándose.

No podía creerlo.

¿Por qué no podía vencerla?

¿Por qué seguía perdiendo?

¡¿Por qué, cuando estaba trabajando tan duro?!

Pero a medida que seguía perdiendo contra Sophia, comencé a respetarla en algún momento.

En una novela romántica que leí una vez por capricho, había una línea que decía así: “Cuando alguien ha amado a alguien, el odio en el que se convierte cuando las cosas van más tan solo se hace mucho más profundo.”

Para mí, fue lo contrario: La rabia y la humillación que sentí al principio se transformaron en respeto y admiración.

No tenía más remedio que admitirlo: Sophia era mucho mejor que yo.

Una vez que reconocí esa verdad, mi corazón se iluminó.

Cuando miraba a Sophia con nada más que respeto, pude ver sus encantos con más claridad.

Siempre pensé que era guapa, pero cada año que pasaba lo era más.

Su personalidad desdeñosa por naturaleza no es que sea genial, pero a diferencia de mí, Sophia nunca oculta cómo se siente realmente.

Una vez que comencé a ver eso como honestidad y sinceridad, quedé realmente impresionado. Todos los nobles llevan algún tipo de máscara, yo incluido.

Usamos nuestras palabras como armas para golpearnos unos a otros sin revelar nuestras verdaderas emociones.

A pesar de su horrible personalidad, me gustaba que Sophia no hiciera ningún esfuerzo por ocultarlo.

Ella es tan poderosamente engreída que no le importa lo que nadie más piense.

De hecho, no creo que esté interesada en nadie en absoluto.

Cuando me uní al Décimo Ejército, entendí por qué.

Si este era el mundo al que Sophia estaba acostumbrada, no era de extrañar que nos viera a los estudiantes de la academia como una gentuza aburrida.

Eso está aún más claro para mí ahora que conozco su verdadera naturaleza.

Para un vampiro Progenitor, el tipo de ser que solo existía en los cuentos de hadas, alguien como yo no es más que otra cara aburrida entre la multitud.

Mi posición como heredero de la familia de un duque es importante solo entre mis compañeros demonios.

Sophia no está limitada por asuntos triviales como ese, así que no importa.

Desde que conocí a Sophia, he aprendido una y otra vez lo insignificante que soy en realidad.

Especialmente cuando me volví contra Phelmina.

Debo admitirlo, incluso yo estoy horrorizado de no haber tenido ningún reparo en expulsar a mi prometida de toda la vida de la escena para tener una oportunidad con la chica a la que realmente amo.

Sabía que todos los chicos de la academia se estaban enamorando de los encantos de Sophia; me sentí satisfecho de haberme enamorado de ella por voluntad propia y no por ningún tipo de estado alterado.

Ya, es una razón estúpida por la que estar orgulloso, lo sé.

Pero eso no es nada comparado al hecho de que me aproveché de la manera en que todo el mundo en la escuela adoraba a Sophia para eliminar a Phelmina del camino.

Después de todo, incluso terminé involucrando a sus tutores y a mi padre solo para arruinar la vida de Phelmina.

Debo decir, no obstante, que salió bastante bien.

Mientras estuviera comprometido con Phelmina, no podría involucrarme con Sophia.

Por o mencionar que Phelmina había decidido que los poderes de Sophia eran peligrosos y estaba tratando de deshacerse de ella.

Así que no dude de deshacerme de Phelmina en su lugar.

¿Odiaba a Phelmina? No, no lo creo.

No estábamos enamorados, pero nos respetábamos y valorábamos mutuamente.

Estoy seguro de que podríamos haber construido una buena vida juntos, incluso sin un amor romántico.

Pero luego aprendí como se siente el amor real.

Una vez que probé la emoción que roza la locura, nunca podría aceptar un futuro tan indiferente.

Me siento mal por Phelmina, que no hizo nada malo.

Pero no lo suficiente como para hacer algo por ayudarla.

Qué prometido más terrible soy.

Entonces, tal vez sea el karma que me encuentre en una situación tan incómoda ahora.

Debería haber empezado a trabajar para mi padre cuando me gradué de la academia, pero quería seguir a Sophia, así que me uní al Décimo Ejército.

No tenía ni idea de dónde me estaba metiendo.

Los miembros se sometieron a rituales infernales que difícilmente podrían llamarse “entrenamiento”.

Y Sophia se unió sin problemas.

Como extra, mi ex prometida, Phelmina, estaba entre ellos.

Definitivamente eso fue un shock.

Me quedé muy atrás de los otros miembros mientras ellos realizaban los ejercicios de entrenamiento, que eran una locura real, mientras Phelmina me miraba fríamente y Sophia parecía incrédula de que yo no pudiera seguir el ritmo.

La única razón de por qué mi corazón no se rompió en el acto fue porque ya tenía mucha experiencia perdiendo ante Sophia.

Sin eso, definitivamente habría perdido toda la confianza y me habría escondido avergonzado a estas alturas.

Incluso ahora, eso apenas es suficiente como para mantenerme aguantando.

Para ser honesto, ya he perdido casi toda mi confianza; Simplemente no me he escondido todavía.

A diferencia de mis días en la academia, cuando solo perdía contra Sophia, estoy el primero por la cola en el Décimo Ejército—y Phelmina, cuya vida destruí una vez, está muy por encima de mí.

La diferencia entre nuestras estadísticas solo se ha ampliado dramáticamente a su favor.

A pesar de lo que pueda parecer, he estado haciendo toda esa locura de entrenamiento desde que me uní.

Pero dado que Phelmina lo ha estado haciendo desde que el actúa Décimo Ejército fue creado, se me ha adelantado mucho.

Ella solía estar siempre por debajo de mí, pero ahora me deja por los suelos.

Definitivamente esto añada sal a la herida, pero los últimos restos de mi orgullo me han motivado a luchar contra la miseria y tratar de mejorar.

He estado trabajando como un loco para poder igualarla.

Pero Phelmina siempre fue excepcional, y ahora ella ha estado haciendo este entrenamiento infernal durante años.

No hay forma en que pueda compensar la diferencia entre nosotros tan rápido.

En todo caso, parece que la diferencia podría hacerse aún mayor.

Finalmente, dejé a un lado toda la vergüenza y me acerqué a Sophia para arrodillarme y suplicarle que me convirtiera en vampiro.

… Sé que esto puede sonar como una mala excusa, pero siempre tuve la intención de preguntarle antes o después.

Quiero estar con Sophia para siempre, y la forma más fácil para hacerlo es que ella me transforme en vampiro.

Además, convertirme en vampiro significa convertirme en el subordinado de Sophia.

Esta era también la forma de entregarle mi cuerpo y alma.

Casi era demasiado bueno para ser verdad.

Tan solo había una preocupación que me hacía dudar de convertirme en vampiro.

No era porque ya no sería un demonio ni ninguna estupidez por el estilo.

Ya había renunciado a mi orgullo como noble hace mucho tiempo.

O sea, dejé a mi prometida por estar con Sophia.

Obviamente, estoy dispuesto a hundirme tanto como sea necesario.

Seguiré a mi corazón, no importa lo egoísta o irresponsable que pueda ser.

Mis disculpas hacia mi padre, pero ya no tengo ninguna intención de cumplir con mis deberes como heredero de la familia de un duque.

No, lo único que me detenía era mi apariencia.

Dicen que los vampiros viven para siempre, sin envejecer ni debilitarse.

Pero ese es el problema, el problema es Merazophis, el otro vampiro aparte de Sophia.

Él no ha envejecido en absoluto desde que se convirtió en vampiro.

Un humano de su edad debería haber empezado a parecer viejo, pero todavía sigue siendo joven.

Si eso significa que los vampiros dejan de envejecer cuando alcanzan la edad adulta, eso está perfecto.

Sin duda, Sophia ha ido creciendo.

Pero ella es una vampiro Progenitor, un caso especial.

Es por eso por lo que quería esperarme para convertirme en vampiro hasta parecer un adulto.

Específicamente, cuando pudiera pasar por la misma edad que Merazophis, el capricho de los ojos de Sophia.

Dado el peligro que puede significar parar de crecer, la apuesta más segura sería esperar a ser adulto antes de preguntarle que me haga vampiro.

Peor no tuve el lujo de esperar más.

Tenía que hacer algo para salir del último peldaño de la escalera y rápido.

¡Y convertirme en vampiro me haría fuerte!

En realidad, es solo una cuestión de más vale temprano que tarde.

Por lo tanto, le supliqué a Sophia hasta que finalmente cedió y me convirtió en vampiro.

De repente, el mundo entero se veía diferente.

Al mismo tiempo sentí una especie de conexión inquebrantable hacia Sophia.

Estaba muy emocionado.

Ah, este es el momento que he estado esperando toda mi vida, pensé.

Pero eso no cambió mi posición en el Décimo Ejército.

Seguía estando a la cola.

Mis estadísticas aumentaron, por supuesto, cuando me convertí en vampiro pero no lo suficiente como para alcanzar los monstruosos poderes del Décimo Ejército.

“Bueno, obviamente. Sería injusto si convertirte en vampiro te hiciera así de fuerte, ¿no? Sin trampas”, dijo Sophia. Luego añadió soñadoramente, “Merazophis también estaba frustrado después de convertirse en vampiro. Pero él estaba tan decidido en protegerme… Ah, era tan genial entonces.”

Qué bien por él.

Sophia solo tiene ojos para Merazophis.

Me hizo de la misma raza que ella, pero la diferencia en cómo nos trata es como la noche y el día.

Todo lo que quiere Sophia es a Merazophis, y no importa cuánto la desee, nunca me devolverá mis sentimientos.

Cuando me convertí en vampiro, me gané el derecho de estar con Sophia para siempre.

Pero al mismo tiempo, podría haberme sentenciado a una eternidad de sentimiento que nunca me traerá la felicidad que quiero.

Aun así, no me arrepiento.