Isekai Mahou wa Okureteru (NL)

Volumen 6

Prologo: Ese Recuerdo

“Dragones, ¿dices?”

En esa fatídica noche, el mago moderno Yakagi Suimei escuchó el nombre de esos seres infames por primera vez de boca de su padre, Yakagi Kazamitsu.

Dragones: en el mundo contemporáneo de la ficción y las novelas de fantasía, eran criaturas que comúnmente se consideraba que tenían cuerpos de reptiles, alas en la espalda y la capacidad de respirar fuego. Los dragones orientales se consideraban un símbolo de virtud, mientras que en occidente eran terribles seres de destrucción similares al diablo. Eran la malignidad encarnada. Un mal al que se oponen Dios y todos los ángeles.

Su naturaleza reptil proviene de lo que muchos consideran el monstruo original: la serpiente. En la tradición bíblica, fue una serpiente la que tentó a Adán y Eva.

En la antigüedad, las religiones del libro entraron en conflicto con las religiones indígenas de Egipto, que veneraban y adoraban a las serpientes. Desde entonces, la serpiente fue vista a los ojos de la religión occidental como un símbolo del mal, si no directamente del diablo mismo.

Los dragones eran una manifestación de eso, y universalmente vilipendiados como enemigos tanto del bien como de la humanidad.

No hace falta decir que Suimei se sorprendió bastante al escuchar a su padre preguntar casualmente de la nada: “¿Sabes acerca de los dragones?” Suimei había oído hablar de ellos, ciertamente, pero no estaba tan informado como su padre. Después de confirmar que lo había escuchado correctamente, Suimei negó con la cabeza mientras se sentaba en el sofá para alentar a su padre a que se explicara.

“Se han dejado evidencias de dragones en los libros de historia y la literatura de todo el mundo, pero no se reconoce su existencia real. Es algo que los magos ocultamos”.

“¿Ocultamos?”

“En otras palabras…”

Suimei frunció el ceño cuando su padre se detuvo a mitad de la oración. Kazamitsu, mientras tanto, golpeó el apoyabrazos de su silla de ruedas con su dedo índice para que Suimei averiguara el resto por sí mismo.

“Realmente existen, ¿verdad?”

“Aunque ahora todo es historia antigua”.

Como de costumbre, su padre estaba mirando por la ventana al cielo nublado mientras hablaba. Suimei esperó a escuchar lo que diría a continuación, pero no fue exactamente lo que esperaba.

“Suimei, haz un poco de café,” dijo Kazamitsu, volviéndose hacia su hijo. “¿Justo en medio de esta charla?”

“De repente quería un poco. Ahora ayuda a un anciano. Es un privilegio de los padres que sus hijos le hagan café de vez en cuando”.

“¿Qué tipo de privilegio es ese…? ¿Está bien si es instantáneo?”

“No me importa, pero…”

“Negro, ¿verdad? Entendido.”

“¿Vas a quererlo con algo?”

“Con leche y azúcar”.

“Ya acostúmbrate a beberlo negro”.

“Todo a su debido tiempo”.

Suimei le dedicó una pequeña sonrisa a su padre, cuya expresión no había cambiado en absoluto. El rostro de su padre siempre era pétreo, aunque no por falta de emoción; simplemente había perdido la capacidad de expresarlo externamente. Era evidente por sus palabras que todavía tenía un buen sentido del humor y sabía cómo bromear alegremente, aunque solo alguien cercano a él podría saberlo.

“Entonces, ¿qué es esto de los dragones? Dijiste que los magos están ocultando su existencia, ¿verdad?”

“Así es. Cuanto menos los conozcan, mejor. Esa era la idea, pero las cosas han cambiado”. Después de detenerse allí para tomar un sorbo de su café, Kazamitsu continuó, “El Vidente Akáshico indica que un dragón aparecerá en Europa. Será una calamidad mística a una escala mayor que cualquiera conocida en la historia”.

El Vidente Akáshico fue un recipiente utilizado por la Asociación de las Mil Noches para predecir fenómenos en todo el mundo. Podría prever cualquier cosa, desde lo intrascendente hasta lo cataclísmico. En términos simples, era un instrumento para ver el futuro… aunque su verdadera naturaleza era más compleja que eso.

“¿Una calamidad mística en una escala mayor que cualquier conocida en la historia…?”

“Heh, es una forma vaga de describirlo, ¿no? Pero la escala es la parte importante, es solo cuestión de tiempo antes de que sea conocida por todos los magos. Entonces, en este punto, mantenerlo oculto no tiene sentido. Debido a que los últimos supervivientes de los dragones fueron aniquilados hace treinta años, los dragones no volverán a nacer en este mundo”.

“Entonces, ¿cómo es que va a aparecer uno?”

“La respuesta a eso… es el síndrome del crepúsculo. Un brote inesperado de inestabilidad en un lugar determinado de España se convertirá en una perturbación de Grado A a gran escala. A partir de ahí, se manifestará una bestia, y la predicción es que probablemente tomará la forma de un dragón”.

“Una bestia…”

Una bestia: abreviatura de una bestia del apocalipsis. Fue una manifestación del síndrome crepuscular. Una aparición. Suimei todavía no tenía claros todos los detalles, pero sabía que eran entidades que parecían acelerar el mundo hacia su fin al aniquilar a todos los seres vivos. Eran conceptos que tomaron la forma de monstruos para provocar el apocalipsis.

La mayoría de ellos se manifestaron como seres de Grado C que eran algo así como una mezcla de perro y lobo. En el caso mucho más raro de que apareciera un ser de Grado A, naturalmente se manifestaría en la forma de algo profundamente temido por todos. En Europa, era fácil imaginar uno tomando la forma de lo que se consideraba el mal supremo: un dragón.

“Pero si eso sale al mundo…”

“Habría enormes bajas en Europa. No, probablemente no se detendría ahí”.

Una calamidad como nunca había conocido el mundo.

Y además de eso, tomaría la forma de un dragón. Se necesitaría nada menos que un héroe de leyenda para derrotarlo.

Pero, por desgracia, el mundo moderno no tenía un San Jorge o un San Silvestre que acudiera en su ayuda. Si cometieron un error al lidiar con eso, muy bien puede significar el fin del mundo.

“Entonces debes haber…” dijo Suimei, mirando a su padre.

“En efecto. Me llamaron para la reunión. Esta vez, veinte magos fueron elegidos para participar en la subyugación del dragón, y una élite pocos irán a derrotarlo”.

“¿Quién dirige la operación?”

“La Asociación de las Mil Noches. El grupo está unificado bajo la hija mayor de la familia Cattleya, representante de la Asociación de Ejecutores de las Mil Noches, Formelkress. Ayudándola estará su hermana menor, Zealkis”.

“¿Los dos Ejecutores más fuertes de la historia están liderando…?”

“En papel. En verdad, el deber de guiar a todos los magos en el lugar se dejará a otra persona. Aunque esas dos chicas serán de gran ayuda en la batalla contra el dragón…”

Kazamitsu se apagó silenciosamente al final.

Había mencionado a las hermanas Cattleya, que eran las potencias actuales de la Asociación de Ejecutores de la Ley de la Asociación de las Mil Noches. Ambos usaban magia que  manipulaba el tiempo, y se  decía que tenían una  fuerza inigualable en la batalla.

Pero debido a que todavía tenían poco más de veinte años, incluso si se les encargara la operación, terminarían entregando el mando a los magos más experimentados en el lugar. Para Suimei, que todavía tenía un rango tan bajo como un mero filósofo, toda esta conversación estaba simplemente en otra dimensión.

“Un dragón, lo mejor de lo mejor de la Asociación de Ejecutores de la Ley… Es una historia asombrosa. He estado en Europa muchas veces, pero todavía se siente tan lejos…”

“No. No puedes pensar en esto como si no fuera tu problema también”.

Confundido por el significado detrás de las palabras de su padre, Suimei levantó una ceja confundida.

“¿Eh? Qué quieres decir con—”

“En la predicción, el Vidente Akáshico reveló varias posibilidades. Incluyendo el estallido de un dragón, la destrucción de Europa, innumerables muertes y el mundo, en última instancia, corriendo hacia el apocalipsis. Naturalmente, porque esas son solo posibilidades, eso significa que es posible prevenirlas”.

Después de eludir el meollo del asunto, el padre de Suimei finalmente reveló por qué había comenzado esta conversación.

“Y para hacer eso, la última guía que nos dio el barco fuiste tú, Suimei. Debes ser traído sin falta”.

Suimei miró fijamente a los ojos penetrantes de su padre, luego, después de una pausa larga, dejó escapar un grito agudo.

“¡¿Y-Yo?!”

“Así es. La razón real de eso aún no se ha aclarado, pero probablemente significa que tu poder se convertirá en la clave para luchar contra el dragón”.

Yakagi Kazamitsu habló de este asunto tan serio con su habitual expresión estoica e inmutable. Sin embargo, aunque fue solo un destello, Suimei pudo vislumbrar las orgullosas emociones que brotaban dentro de él.

El poder de su hijo sería integral en la batalla venidera. Estaba feliz por eso, pero como se esperaba, todo esto fue un rayo de la nada para Suimei.

“Para ser honesto, no puedo evitar pensar que seré completamente inútil. Como mago, tengo un rango bastante bajo… ”

“Simplemente aún no te han otorgado un rango adecuado. Estoy seguro de que te he entrenado para ser capaz. También confías en tus propias habilidades, ¿no es así?”

“Puedo luchar como mago, seguro. Después de todo, he seguido todas tus batallas. Incluso me has enseñado a lidiar con calamidades místicas y cosas así. Pero cuando se trata de luchar junto a magos de alto rango, todavía estoy ansioso…”

La voz de Suimei se apagó silenciosamente al final. Realmente, era perfectamente natural para él sentir presión en tales circunstancias. Independientemente de si eran enemigos o aliados, había una ley mágica conocida como “extinción de la disparidad de rango” que entraba en juego cuando magos de bajo y alto rango compartían el campo de batalla. Magia de bajo rango siempre sería cancelada por magia de alto rango. Efectivamente, se extinguió dentro del dominio de un mago de alto rango.

Sin embargo, tal fenómeno no ocurriría a menos que hubiera una discrepancia particularmente notable entre los rangos de las magias involucradas. Y debido a que las condiciones para que ocurriera eran tan específicas, generalmente no había nada de qué preocuparse. Pero sabiendo que estaría en un grupo con algunos de los magos más poderosos que había, inevitablemente sería un problema.

Si hicieran concesiones para Suimei y deliberadamente evitaran usar magia de alto rango para no desencadenar la extinción de la disparidad de rango, sería un problema grave. Después de todo, se enfrentarían a un dragón. Todos los involucrados tendrían que dar todo lo que tenían.

Ciertamente, los magos de alto rango presentes no deberían perder el tiempo preocupándose por un mago de bajo rango como Suimei.

Una cosa sería si pudiera  usar magia de soporte  donde  no hubiera  riesgo de desencadenar la extinción de la disparidad de rango, pero Suimei no pensó que la magia de soporte que podría usar sería de ninguna ayuda para magos de alto rango de este calibre. Así que no era como si pudiera sonreír, asentir y aceptar ir.

Kazamitsu cerró los ojos y suspiró antes de responder a las ansiedades de Suimei.

“La razón por la que estás dudando de ti mismo en este momento podría ser culpa de cómo te crie. Kiyoshiro me ha dicho que soy bastante culpable en ese sentido”.

“… ¿Qué quieres decir?”

“Hablando francamente, significa que he sido demasiado estricto. Aparte de lo verdaderamente espectacular, nunca te  he elogiado realmente, ¿verdad?”

“Um… Bueno… No, en realidad no…”

Kazamitsu le había enseñado magia a Suimei él mismo. Pero incluso cuando Suimei había mostrado un potencial y un progreso extraordinarios, Kazamitsu nunca ofreció muchos elogios.

Eso era un hecho. Pero Suimei nunca había pensado mucho en eso, y simplemente lo había atribuido a la taciturna disposición de su padre. Por eso no entendía a qué se refería su padre ahora.

“Suimei. Puedes usar magia a gran escala, ¿no?”

“¿Eh? Sí, por supuesto. Tú fuiste el que me dijo que cualquier mago moderno que se precie tenía que ser capaz de usar al menos un hechizo a gran escala. Aunque, teniendo en cuenta la velocidad del canto, sería bastante difícil de usar en batallas reales…”

Para mantenerse al día con el entrenamiento de su padre, Suimei había elaborado algunos de esos hechizos. Siguiendo las intensas batallas de su padre, incluso las había desarrollado hasta el punto de que podía usarlas recientemente. Pero poner eso en práctica en un combate real fue una historia completamente diferente.

“Para la pelea en España, la cantidad de magos que tendrán la capacidad de usar magia a gran escala de forma independiente sin un ritual importante será de cinco como máximo, incluidos tú y yo”.

“Entonces, aparte de esos dos de la Asociación de Ejecutores, ¿no vendrán tantos magos fuertes? ¿A pesar de que estamos hablando de una bestia que podría destruir toda Europa?”

“Aah, no, eso no es lo que quise decir… Hmph, pensar que mis fallas como maestro serían tan evidentes después de todo este tiempo…”

Suimei generalmente sentía que entendía bastante bien a su padre, a pesar de su inescrutable comportamiento. Pero en este momento, se sentía como un misterio. Pero el simple hecho de que Suimei estuviera tan perplejo en cuanto a lo que realmente quería decir Kazamitsu solo resaltaba aún más el problema.

Actualmente, incluso en comparación con otros magos de alto rango, Suimei estaba más que equipado para unirse a la lucha contra el dragón. Sin embargo, dado que Kazamitsu siempre había odiado la idea de que Suimei se convirtiera en un mago lleno de vanidad, había sido especialmente duro con él como maestro.

Kazamitsu nunca le había explicado correctamente a Suimei que estaba siguiendo los pasos de un mago excepcionalmente hábil.

En resumen, que estaba siendo sometido a un nivel casi imposible. El padre de Suimei originalmente quería que viviera una vida normal.

Como un chico normal, completamente ignorante del mundo de la magia. Pero una vez que cruzó esa línea, su padre se tomó muy en serio su entrenamiento. Quizás demasiado en serio. Y esa era ahora la fuente de la confusión de Suimei. Pensó que todo eso había sido normal.

Sin embargo, había ganado una gran fuerza con ello. Kazamitsu estaba orgulloso de él, tanto como su padre como como mago. Cualquiera de las organizaciones de magia habría recibido con gusto a alguien del talento de Suimei. El único problema era que Suimei no tenía idea.

Se podría decir que Kazamitsu había ido demasiado lejos al tratar de sofocar toda presunción en su hijo mago floreciente. Casi lo contrario había crecido en su lugar. Suimei ahora era víctima de una falta crítica de autoconciencia. Cómo exactamente eso lo afectaría en el futuro dependería de él. Pero por ahora…

“Entenderás todo si vas”, dijo Kazamitsu. “Habiendo dicho eso, no pierdas la concentración. Esta batalla probablemente será el mayor desafío al que se haya enfrentado”.

“…Sí señor.”

Suimei asintió con la cabeza a su padre, y después de que los dos terminaron con su café, se puso de pie y llevó sus tazas al fregadero. Mientras miraba el agua que salía corriendo del grifo, se dio cuenta de que una sensación de incomodidad lo invadía.

“¿Un dragón, eh…?”

Podía sentir un cosquilleo ominoso en la parte posterior de su cuello como si lo estuvieran chamuscando. Se convirtió en una sensación ardiente y pulsante cuando lo asaltó. Por lo que le había dicho su padre, era un poder que había heredado de su madre. Aunque Suimei no tenía forma de saber qué significaba en ese momento.

Se podría decir que este fue el día en que realmente comenzó la batalla del mago Yakagi Suimei.