Isekai Mahou wa Okureteru (NL)

Volumen 6

Capitulo 2: Buscando El Arma Del Héroe

Parte 3

Mientras Mizuki expresaba su alivio con un suspiro, Reiji estaba haciendo lo mismo internamente. Faylia luego señaló al culpable del hedor con su dedo.

“Este es el tomo que acabo de mencionar”.

Más allá del dedo flexible de Faylia había un libro encuadernado en oscuro sobre un pedestal. Tenía una apariencia ominosa; solo mirarlo era suficiente para hacer que uno se sintiera incómodo.

Tras una inspección más cercana, a pesar del hecho de que el pedestal estaba hecho de metal, se veía algo derretido y tenía goteos parecidos a estalactitas saliendo de él. Basado en lo que dijo Faylia, esto dio un vistazo al poder del extraño libro.

Graziella pareció intrigada por el libro y se acercó más a él. Rápida para responder, Faylia levantó una voz feroz y le pidió que se detuviera.

“¡Detente!”

“¿Qué pasa? De repente alzar la voz así… ”

“Disculpe… Pero eso es algo que nunca debe tocarse, así que no tuve más remedio que ser un poco enérgica”.

“¿Nunca deben ser tocados?”

“Así es. Si un humano lo toca aunque sea una vez, el dios maligno que manipuló al tirano se apoderaría de ellos y los convertiría en esclavos. Entonces la pesadilla de una época pasada se repetía de nuevo”.

Al escuchar la explicación de Faylia, Mizuki levantó una voz perpleja. “¿Eh? ¿No fue derrotado y todo se resolvió?”

“El tirano fue derrotado, pero la existencia que lo llevó a la locura no lo fue. Como dios, no era algo con lo que los simples mortales pudieran lidiar. O eso dice la historia”.

“¿Qué hay de la reliquia que describiste ayer? ¿No dijiste que era un arma que podía matar incluso a dioses?”

“El héroe dijo que el verdadero culpable era inalcanzable y, por lo tanto, no podía ser derrotado”.

“Ya veo. Así que terminó sellando aquí”.

Graziella parecía convencida, y después de echar otro vistazo al libro, retrocedió hacia Reiji y los demás. Ciertamente, si fuera un objeto tan peligroso, cualquiera querría librar al mundo de él. Pero como no podían hacer eso, tuvieron que sellarlo. Con eso resuelto, Faylia señaló otro pedestal.

“Y aquí… Esto es lo que estabas buscando”.

Colocada sobre un pedestal de metal había una pequeña caja. Aparentemente no afectado por el aura maliciosa del libro, su pedestal estaba impecable. No hubo un solo signo de deterioro. Acercándose a ella, Faylia recogió la caja en silencio y se la presentó a Reiji y los demás.

Tal como había dicho Elliot, dentro de la caja había un adorno. Parecía un broche con un motivo de plumas. Tenía un brillo metálico plateado, pero lo que más se destacaba era la gema azul colocada justo en su centro.

“Así que este es el Sacramento… es hermoso…” dijo Mizuki. “Esa gema azul parece un lapislázuli”, comentó Titania.

El misterioso destello azul cautivó a todas las mujeres presentes… O eso había pensado Reiji.

“… ¿Qué? ¿Hay algo en mi cara?” preguntó Graziella cuando vio a Reiji mirándola.

“Ah, no. Estaba pensando en lo bonito que era. ¿No lo crees tú también, Graziella?”

“Hmph. Todo lo que me interesa es si se puede usar o no”.

Parecía que la tercera princesa imperial del Imperio no tenía mucho interés en las galas. A pesar de que parecía una joya exquisita, apenas le había echado un segundo vistazo.

Pensando en ello, Reiji se dio cuenta de que estaba vestida de forma bastante tosca. Probablemente no le importaba mucho la moda en primer lugar, prefiriendo la función a la forma.

“¿Esto es todo?” Preguntó Graziella, volviéndose hacia Faylia. “Si. Esto es todo lo que quedó atrás”.

“Si había algo más que me pareciera útil, también esperaba tomarlo”.

Graziella declaró francamente sus intenciones, pero Faylia negó con la cabeza.

“Los elementos que usaron los héroes estaban más allá de nuestras capacidades y comprensión. Incluso si los hubieran dejado atrás, no habríamos podido darles ningún uso”.

“¿Es eso así?”

“Además de que la magia que usaban era diferente a la nuestra, usaban técnicas de muy alto nivel. La técnica para usar el Sacramento parecía la más avanzada de todas, pero era la única reliquia que parecía que alguna vez podría ser útil para nosotros”.

Después de escuchar su historia, Reiji tuvo una pregunta importante. “Entonces, Faylia-san, ¿cómo usamos esto… como arma?”

“Tampoco lo sé realmente, pero cuando el héroe lo cambió de un adorno a un arma, lo sostuvo en su mano y recitó algo. Probablemente fue un encantamiento para despertar el Sacramento, pero…”

“¿Lo sabes?”

“Mis disculpas”, dijo Faylia, inclinándose profundamente. “¿No lo escuchaste?” preguntó Titania.

“Lo escuché, pero no pude descifrarlo. Parecían ser palabras que solo el usuario podía entender”.

“¿No significa eso que nadie más puede usar el Sacramento, entonces?”

“Me dijeron que alguien digno de manejarlo lo sabría. ¿Por qué no intentas sostenerlo para empezar?”

Con eso, Faylia tomó el Sacramento y se acercó a Reiji. Si fuera digno, lo sabría. En otras palabras, el arma lo elegiría a él. Si el arma tenía voluntad propia o si solo podía ser utilizada por portadores que cumplieran ciertas condiciones, Reiji no lo sabía. Pero como sugirió Faylia, tendría que tomarlo en sus manos para descubrirlo por sí mismo. Cuando dio un paso adelante para recibirlo de Faylia, Mizuki de repente habló.

“¡Reiji-kun!”

“¿Qué pasa?”

“Tenía la esperanza de que, ya sabes… podría intentarlo primero”.

“Qué… ¿QUÉ?”

“¿Es eso un no?”

“Uh… Bueno, en realidad no me importa, pero…”

Aunque dijo eso, en realidad se mostró reacio a hacerlo considerando los antecedentes penales anteriores de Mizuki. En otras palabras, su fase chuunibyou. Pero cuando obtuvo su permiso, Mizuki gritó de alegría. Graziella se acercó a Reiji mientras sonreía amargamente.

“¿Esto está bien?”

“Bueno, si no la dejo, simplemente hará pucheros”.

“¿Y si se le concede la propiedad?”

“Entonces… solo necesitaremos que ella haga todo lo posible, ¿verdad?”

“Heh, viniste aquí buscando poder. Si ese poder se convierte en el de Mizuki, será una gran vergüenza para ti”.

“Suenas como si estuvieras demasiado divertido con esa perspectiva”.

“Será una historia divertida”.

Graziella sonreía, pero Titania tenía una expresión grave en su rostro cuando se acercó.

“Su Alteza Imperial, ¿tiene la intención de hacer el hazmerreír de Reiji- sama?”

“Qué cara más aterradora, Su Alteza Real. Es porque haces muecas así que Reiji te tiene miedo, ¿no?”

“¡¿Qué?! ¡Reiji-sama no me encuentra aterrador!”

“Sí, nunca dije eso…”

Titania entonces se dio cuenta de que Graziella la estaba llevando a dar un paseo.

“¡Su Alteza Imperial!”

“¡Hey chicos! ¡No te olvides de mí! ¡Estoy a punto de despertar un arma legendaria aquí! ¡Miren!”

Después de patear su pie porque nadie le estaba prestando atención, Mizuki hizo un giro de 180 grados. Ella comenzó a reír horriblemente como si fuera un villano a punto de poner sus manos en un tesoro que la ayudaría a conquistar el mundo. Fue un presentimiento, pero Faylia la miró con una cálida sonrisa. Parecía una madre cariñosa viendo a un niño jugar al héroe. Y luego, cuando Mizuki tomó el Sacramento de Faylia…

“¡Heh heh heh! ¡Oh Sacramento, atiende mi llamado! gritó, levantándola hacia el cielo. “¡Reconóceme! ¡Yo, y solo yo! ¡Hnnnnngh! ¡Hnnnnngh!”

Incluso cuando lo sostuvo en alto e imploró a la reliquia que le respondiera, el Sacramento no hizo nada. Y así se evitó el desastre potencial de que Mizuki regresara a sus días de chuunibyou.

Ella pareció mortificada. Sus mejillas se inflaron y al borde de las lágrimas, se acurrucó en un rincón junto al pedestal.

“Ahora es el turno de Reiji-sama.”

“Claro.”

Animado por Titania, Reiji recuperó el Sacramento de Mizuki. Era del tamaño de su palma. Como estaba hecho de metal, estaba algo frío al tacto. Pero mientras lo sostenía en su mano, podía sentir algún tipo de poder en él. Fue una pulsación misteriosa, no del todo calor y no del todo la sensación de maná.

Con solo mirarlo, puedo sentir su poder crecer…

Este objeto en su mano brillaba con un resplandor brillante: la luz de la esperanza. No importa cuán profundamente sumidos en la desesperación estuvieran, esto les daría a quienes lo vieran el poder de vivir otro día.

Fue la hermosa luz azul la que mostró el camino hacia el mañana. Ahora, Reiji invocaría su poder y lo haría suyo. Y luego, con ese poder, derrotaría a los demonios y restauraría la paz en este mundo.

Pero las palabras necesarias para que eso sucediera no se le ocurrieron. Tal vez si abriera la boca… Confiando en esa corazonada, Reiji levantó el Sacramento y abrió la boca. Y tal como lo hizo él…

De repente, directamente detrás de ellos en la entrada de la gruta, hubo un fuerte estruendo que sacudió toda la cueva. Reaccionando al impacto y al sonido, todos los presentes se volvieron a mirar. Todo lo que podían ver por ahora era una nube flotante de polvo rodando hacia ellos.

Para protegerse, todos se taparon la boca y entrecerraron los ojos. Pero antes de que la nube oscureciera por completo su visión, se partió en dos y reveló una mano extendida. En poco tiempo, emergió un hombre completo.

La alta figura pasó la mano de un lado a otro como si encontrara molesta la nube de polvo. Tenía un rostro esbelto y labios carmesí. Había una belleza exquisita en él.

Podría confundirse con una mujer de un vistazo, pero su pecho desnudo confirmaba su virilidad. Tenía cadenas cobrizas oxidadas envueltas alrededor de sus brazos, piernas y torso. En la punta de sus delgados dedos, tenía uñas largas como garras de animales.

Tenía el pelo claro y blanco muy parecido a Faylia, pero a diferencia de un elfo, sus orejas eran redondeadas. Para colmo, sus ojos estaban de un rojo sangre, lo que le daba un aura indescriptible y misteriosa.

Volvió esos ojos inquietantes hacia Reiji y los demás con una mirada insensible. Parecía frío, como si apenas los viera como criaturas vivientes. No había compasión en esos ojos rojos. Enfrentado con ellos, como si su cuerpo estuviera atado por la tensión, Reiji no pudo moverse. Pero ese parecía ser el ritmo actual. Todos los demás miraron a este hombre con sorpresa, congelados en el acto. Mientras los miraba a todos uno por uno, Faylia fue la primera en hablar.

“Debería haber una orden estricta para que nadie más pudiera pasar por aquí…”

“Lo había. Por eso tuve que forzar mi camino de esta manera”.

“¿F-Forzar tu entrada…?”

“Es exactamente como suena”.

“¿Quién eres, bastardo?”

Ante la repentina pregunta de Graziella, el hombre se echó a reír de repente. Sonreía como si hubiera escuchado algo gracioso, pero el desprecio en su voz era innegable.

“¿Que es divertido?”

“¿Me preguntarías mi nombre, ofrenda? ¿Una simple comida se atreve a preguntar mi nombre?”

“¿C-Comida?”

“Así es. Cada uno de ustedes, malditos humanos, lo es. Desde ancianos hasta bebés pequeños, no son más que cerdos de corral. Ofrendas”, declaró el hombre audazmente en un tono arrogante.

Este era el tipo de tonterías de las que Reiji normalmente se reiría, pero se sentía como una amenaza demasiado real en este momento. Este hombre debe ser un demonio. Pero por alguna razón, Reiji no podía sentir el poder que todos los demonios tenían viniendo de él.

No importa cómo lo mirara Reiji, parecía ser humano. Es decir, aparte de la luz roja en sus ojos y la forma en que hablaba de los humanos. Justo cuando Reiji dudaba de la identidad de este hombre…

“Mi nombre es Ilzarl. Soy uno de los generales demonios que asisten al Señor Demonio Nakshatra”.

Cuando esas palabras llegaron a sus oídos, todos saltaron hacia atrás como si estuvieran físicamente repelidos. Incluso Mizuki, que no tenía los instintos de un luchador, había retrocedido. Realmente habían sido repelidos. La causa fue el abrumador espíritu de lucha que desató Ilzarl.

Pero algo fue extraño. Este hombre todavía no parecía que ninguno de ellos esperaría que lo hiciera un demonio general. Quizás porque no podía creer en su afirmación, Faylia comenzó a murmurar en busca de respuestas.

“¿U-Un general demonio…? No, lo que es más importante, ¿por qué estás aquí…?”

Pero nadie le contestaría. Su voz temerosa era el único sonido en la habitación. Entonces, Graziella pareció haber recordado algo importante.

“¡Espera! Bastardo, ¿qué pasó con los que custodiaban el templo?”

“Aah, están colocados en el suelo aquí y allá. Me comí algunos de ellos, pero como solo traté con la mayoría de ellos al azar, es posible que solo haya algunos que todavía estén vivos”.

“¡¿Qué?!”

“¿Te… te los comiste?”

Tanto Titania como Graziella levantaron voces de sorpresa ante la impactante afirmación de Ilzarl. Al ver sus expresiones, Ilzarl los miró como si estuviera teniendo dificultades para entender sus reacciones.

“¿De qué hay que sorprenderse? ¿No te acabo de decir que son todos comidas?”

“¿Entonces eres un demonio que se come a la gente?”

“Así es. Estrictamente hablando, no soy un demonio… Pero eso es intrascendente para ofrendas como tú. Más importante aún, una reliquia conocida como el Sacramento debería estar aquí. ¿Dónde está?”

Los ojos de Ilzarl eran agudos. Como si su mirada lo ordenara, Reiji miró sus manos. Y cuando  se sorprendió a  sí mismo haciéndolo, ya era demasiado tarde. Ilzarl se dio cuenta de lo que sostenía Reiji.

“¿Eso es todo? Escuché que era un arma… ¿Fue solo un malentendido? Bueno, que así sea. Entrégame el Sacramento”.

“No. No te dejaré tenerlo”.

Con esas palabras, Reiji sacó su hoja de oricalco y dio un paso adelante. “¿Me retas, ofrenda?” Preguntó Ilzarl, mirando por debajo de su nariz.

“Soy un héroe. Mi nombre es Reiji,” declaró con valentía, dando otro paso adelante.

“Oh, entonces eres uno de los malditos héroes, ¿verdad? Ahora que lo mencionas, puedo sentir algo del poder de la Diosa en ti”.

Reiji se sorprendió de que pudiera sentir algo así. Pero fue lo que dijo Ilzarl a continuación lo que realmente lo sacudió.

“Sin embargo, en ese estado, todavía eres demasiado simple para mi gusto. Como comida, estás poco maduro”, murmuró.

Los escalofríos recorrieron la columna de Reiji, era el miedo natural a los depredadores que todos los seres vivos poseían instintivamente.

A pesar de que este hombre parecía humano, realmente estaba mirando a Reiji y a los demás como si no fueran más que comida. Rajas había sido fuerte, ciertamente, y Reiji había sentido miedo cuando lo enfrentó también… pero esto era completamente diferente.

Reiji recordó los monstruos que vio en los libros de cuentos cuando era niño.

Tales ilustraciones solían ser cómicas en muchos sentidos, pero por alguna razón, siempre había una cosa que infundía miedo genuino en su corazón: los monstruos que se comían a la gente.

Y ese miedo estaba emergiendo ahora. A pesar de que estaba frente a un hombre, sus instintos de presa gritaban. Mientras Reiji estaba inmovilizado mientras temblaba ligeramente, Titania comenzó a moverse.

“¡Reiji-sama, te apoyaré!”

“Lo tengo… ¡Mizuki, retrocede lo más que puedas! ¡Este demonio es peligroso! ”

“¡O-Okay!”

Después de confirmar que Mizuki había retrocedido, Reiji miró el aura intimidante de Ilzarl. Entonces pudo escuchar una hermosa voz cantando detrás de él.

“Oh Bosque. Amonesta y presiona a mi enemigo. Serpiente nacida del gran bosque, obedece mi voluntad y destruye sin sentido a los fuertes. Constricción Sólida de Serpiente”.

De repente, el suelo alrededor de los pies de Ilzarl se hinchó. Los troncos de los árboles como enredaderas de hiedra espesas y retorcidas brotan de la tierra y se extienden.

Parecía magia del atributo de madera. Las espesas enredaderas se retorcían como serpientes mientras enredaban los brazos, los pies y el torso de Ilzarl. Fue un hechizo bastante poderoso.

Las enredaderas siguieron creciendo. No solo estaban enredando a su objetivo, sino que parecían decididos a aplastarlo. Sería difícil deshacerse de tantos de ellos. Y, finalmente, las enredaderas gruesas y leñosas se enredaron para formar lo que parecía un tronco de árbol sólido y enorme. Ilzarl no se veía por ninguna parte. Y en cuanto al lanzador del hechizo…

“¿Faylia-san?”

“Yo también lucharé. Te brindaré apoyo, así que mientras  tengas  la oportunidad—”

“Si eso es lo que llamas soporte, tu asistencia ni siquiera se puede comparar con una mierda. ¿De verdad pensaste que las simples plantas me harían algo?”

Ese murmullo exasperado flotaba en el aire. La persona que dijo que debería haber sido sepultada dentro del árbol gigante… pero ni un momento después de que Ilzarl hablara, un trueno atravesó la cueva cuando un relámpago rojo brotó del interior del árbol, destrozándolo.

De sus restos, Ilzarl dio un paso adelante mientras se frotaba tranquilamente el cuello. De hecho, parecía que el poderoso hechizo de Faylia no le había hecho nada en absoluto.

“¿Qué—?”

“No tuvo ningún efecto…”

El grito de sorpresa de Faylia y la voz de pánico de Reiji se superpusieron. Mientras tanto, Ilzarl estaba parado allí después de ser liberado del hechizo, con una expresión cansada como si lo estuvieran forzando a hacer un trabajo que encontraba bastante tedioso.

“Empezaré contigo”.

“¿Qué…?”