Isekai Mahou wa Okureteru (NL)

Volumen 6

Capitulo 1: El Dragonnewt A La Luz De La Luna

Parte 5

Después de escupir todo el aire desagradable en sus pulmones, se filtró un juramento molesto de superar un obstáculo futuro.

No fue derrotado. Por el contrario, logró su objetivo esta vez, por lo que sí lo empujaron a decirlo, fue una victoria. Sin embargo, la batalla terminó con Suimei en desventaja. No le hizo sentir como si hubiera ganado. Entonces, a la inversa, realmente se sintió derrotado.

“¿Estás bien?”

“Bueno, mientras esté vivo, me las arreglaré de una forma u otra”.

“Ya veo.”

Después de responder a Hatsumi y escuchar su breve respuesta, de repente pareció recordar algo y una vez más comenzó a hablar.

“Ahora que lo pienso, parece que estás escuchando lo que dijo con mucha atención”.

“¿Hmm?”

“Hablaste, ¿verdad? Con ese tipo”.

“Ahora que lo mencionas, tienes razón”.

“¿Por qué? No es necesario escuchar lo que el enemigo tiene que decir,

¿verdad? También le hablaste inútilmente en medio de la pelea”.

“Bueno, ese tipo de cosas pasan. Las sutilezas detrás de esa especie de lucha a muerte que se convierte en otra cosa se confunden. Hay un entendimiento tácito”.

“Hubiera estado bien atraparlo mientras hablaba”.

“Concuerdo completamente. Pero con ese tipo de oponente, no puedo evitar sentir que es demasiado grosero. ¿Ya sabes? Un enemigo al que tienes que derrotar de frente… Cualquiera tiene uno o dos de esos, pase lo que pase. Por eso no quiero mentirme. Por supuesto, estaba pensando en formas de dejar que solo tú se escapara, ¿sabes?”

Honestamente hablando, ese era el verdadero deseo de Suimei. Si el objetivo de Eanru era Hatsumi, en el peor de los casos, podría llevarla a algún lugar donde Eanru no pudiera llegar a ella. Sin embargo, Hatsumi frunció el ceño como si desaprobara esto.

“Y… no te ves feliz por eso”.

“Por supuesto que no.”

“Oye, viste mi poder, ¿verdad?”

Después de que Hatsumi asintió una vez, Suimei continuó.

“Aún estoy a mitad de camino en mi camino, pero soy consciente de que el poder que tengo es grandioso. En resumen, soy algo así como un polvorín autónomo. Si un tipo así hizo lo que le plació y lanzó su poder sin saber nada, puedes saber lo que sucederá, ¿verdad?”

“Eso es…”

“Soy un mago. No solo monstruos, también he matado a golpes a varias personas con magia. Pero todos me atacaron. No tuve elección. Pero, ¿y si ese no fuera el caso? Si girara alrededor de mi poder sin comprender adecuadamente las circunstancias de quienes me rodean, y si eso se convierte en algo que no se puede deshacer…”

Un pesado silencio llenó el aire. Hatsumi no pudo responderle. Era obvio. Esto era algo de lo que Hatsumi, que no tenía recuerdos pero poseía poder, también tenía que ser muy consciente de sí misma.

“No quiero arrepentirme de nada después de haberlo hecho. Por eso tendré cosas que quiero saber y cosas de las que dudaré a la mitad. Las circunstancias personales del oponente son ocasionalmente algo que no se puede intuir de inmediato. Solo porque son hostiles, es demasiado apresurado decidir qué tienen que ser derrotados pase lo que pase. Bueno, si eres demasiado cauteloso, también es posible que pierdas una oportunidad, por lo que realmente no puedo decir cuál es mejor. Todo es un montón de problemas, ¿eh? Todo ello…”

Mientras soltaba una risa de autocrítica y se miraba a sí mismo, Hatsumi aún no tenía nada que decirle. Mientras hacía una mueca como si estuviera examinando cuidadosamente algo, Suimei le dio su impresión real de Eanru.

“Bueno, aun así, no me pareció que él tuviera razón”.

“En el momento en que dijo que dijo que me usaría, no hubo más espacio para la negociación”.

Al escuchar la lúgubre declaración de Hatsumi, Suimei dejó escapar un suspiro oscuro y asintió. Y luego, de repente cayó al suelo con los brazos y piernas extendidos.

“¿Yakagi?”

“Estoy tan cansado que podría morir. Realmente, realmente quiero un futón ahora mismo”.

Ante su estúpida declaración, Hatsumi dejó caer los hombros con aire cabizbajo. No parecía que ella fuera capaz de levantarlo pronto.

***

La batalla que estaba teniendo lugar en las llanuras entre el ejército de la Alianza y el ejército de demonios ya había llegado a su fin. Había concluido en un empate debido a las bajas sostenidas en ambos lados, pero el ejército de la Alianza, que había subestimado la fuerza de su enemigo, había sufrido pérdidas significativamente mayores que el ejército de demonios.

Actualmente, fuera de la fortaleza que servía como bastión principal en el área, el ejército de la Alianza se estaba reuniendo. Los generales supervivientes, los compañeros de Hatsumi, Rumeya, Lefille y los demás estaban dentro de la tienda principal, y la atmósfera allí era absolutamente sofocante.

La reunión del consejo de guerra sobre cómo proceder fue acalorada, por decir lo menos. Weitzer, cuya posición le exigía considerar todas las opciones disponibles, estaba escuchando todas y cada una de las propuestas de los generales y oficiales de estado mayor.

“Su Alteza, ¿qué tal si hacemos retroceder al ejército por un momento? Si nos retiramos a un área con un barranco, nos pondría en una ventaja…” sugirió un oficial.

“No, un barranco es igual de probable que sea una desventaja. Muchos demonios poseen la habilidad de volar. Sería mejor retirar resueltamente toda la línea de una vez y reunir al ejército…” sugirió otro.

“Ambos están fuera de discusión. Hasta que el héroe no haya regresado, no retrocederemos”, declaró Weitzer.

Se estaban lanzando todo tipo de ideas, pero Weitzer puso su pie en ese asunto. Sin embargo, a pesar de su postura firme, la mayoría de los oficiales de estado mayor y los generales apenas pudieron guardar sus opiniones para sí mismos. Uno incluso se aferró tenazmente a la conversación.

“Pero Su Alteza, si permanecemos así demasiado tiempo, no seremos capaces de romper el callejón sin salida. Si se trata de una pelea en las llanuras abiertas una vez más, sufriremos bajas catastróficas”.

“Esa es exactamente la razón por la que hemos solicitado refuerzos a todos los estados vasallos. Esperaremos hasta que lleguen los soldados y los suministros”.

“¡Pero mientras esperamos, los soldados se ponen cada vez más ansiosos!

¡Es ahora que tenemos que presentarles un plan firme! ¡Si no lo hacemos, creerán que todo está perdido y la moral se desplomará!”

Ante eso, Weitzer pareció llegar al límite de su paciencia principesca ante sus hombres que no lo escuchaban. Golpeando con ambas manos el escritorio frente a él, echó la silla hacia atrás y se levantó abruptamente.

“Si no nos ponemos en orden, ¡los soldados ciertamente perderán la esperanza! ¡Pero sin el héroe, no habrá esperanza para el ejército! Además, si abandonamos al héroe y huimos después de que ella nos salvó, ¿podemos siquiera llamarnos soldados?”

“¡Hrk!”

“¡¿Me escuchas?! ¡El héroe nos salvó y nosotros haremos lo mismo por el héroe! ¡Quienes se atrevan a abandonarla no tienen derecho a confiar en ella! ¡Escuchen mis palabras y grábenlas en sus corazones!”

El grito atronador de Weitzer retumbó a través de la tienda con suficiente fuerza para silenciar a todos los presentes. Fue como si el tiempo se detuviera por un momento. Mientras tanto, Rumeya, que estaba sentada al final de la mesa en el consejo de guerra, comenzó a hablar con Lefille, que estaba sentada a su lado.

“Dios mío. Parece ser una situación bastante complicada para ellos, ¿eh?”

“Por favor, no hables como si no fuera asunto tuyo, Rumeya-dono. ¿No debería usted también tener algo que decir en este asunto? Como jefe de una rama del gremio, ofrezca sus palabras de apoyo”.

Al escuchar la opinión algo exasperada de Lefille, Rumeya se encogió de hombros.

“No tengo sentido para las delicadezas de las tácticas. Dicho esto, no importa cómo vaya esto, al menos escucharé”.

“¿De verdad está bien…?”

“¡Está bien, está bien!”

Rumeya dio una calada a su pipa mientras descartaba completamente e irresponsablemente el asunto. Tanto Felmenia como Liliana, quienes también estaban sentadas a su lado, parecían preocupadas por su actitud indiferente. Sin importarles, Rumeya llamó a uno de los soldados cercanos.

“Oye, oye… Tú estás ahí. ¿Qué dicen los exploradores?”

“¡Señora! El ejército de demonios ya se ha retirado. Lo último de cada una de las otras fortalezas informa lo mismo. Con respecto a la posibilidad de un avance, sin embargo, todavía no pueden llegar a una conclusión”.

“Pero los demonios se están retirando, ¿eh? Es extraño, ¿no? Incluso si nos reunimos al final allí, si tuviera que decirlo, todavía tenían la ventaja. Lefi, ¿qué te parece?”

“Hay dos razones para que se retiren. O cumplieron su objetivo o sufrieron pérdidas insostenibles. Ciertamente, tuvieron graves bajas, pero no creo que fuera suficiente para que todo el ejército se retirara”.

“En otras palabras… los demonios lograron su objetivo. Eso es lo que… nos queda suponer”.

“Es como dice Lily. Y en ese caso, el problema es… ”

“¿Cuál era exactamente su objetivo? Bueno, Lefi, ¿qué se te ha ocurrido en ese frente?”

“El ejército de la Alianza sufrió  grandes bajas y está en desventaja, mientras que su héroe, Hatsumi-dono, está desaparecida. El daño infligido al ejército fue grave, sin duda, pero las probabilidades de que su objetivo fuera el héroe son mucho mayores”.

La respuesta de Lefille fue innegable, y Felmenia mostró una expresión algo perturbada al escucharla.

“E-Entonces… ¿Suimei-dono falló? ¿Es eso lo que quieres decir?”

Para Felmenia, que tenía una fe total y absoluta en Suimei, la idea de que no había podido rescatar a Hatsumi era impensable. Sin embargo, Lefille negó con la cabeza.

“No, ese no es necesariamente el caso. El plan de los demonios era en gran parte separar a Hatsumi-dono del ejército. Y en ese sentido, se podría decir que lograron lo que querían. Es posible que hayan comenzado a retroceder tan pronto como se enteraron de que sucedió. Y además, no hemos escuchado ninguna declaración de ellos de que el héroe haya sido derrotado. Hay una buena probabilidad de que todavía esté viva”.

“Ya veo…”

Si el héroe hubiera sido derrotado, los demonios no dudarían en levantar su cabeza al cielo con un gran rugido de celebración.

Quizás no podría haber nada más condenatorio para la moral del ejército de la Alianza. Si eso sucediera, a pesar de las pérdidas que hubieran sufrido, continuarían atacando. El camino hacia la victoria desde allí sería corto.

“Eso es asumiendo  que los  demonios tienen  ese nivel de astucia e inteligencia”.

“Esas cosas son astutas. Se aprovechan de las debilidades de inmediato. Es por eso que apuntaron específicamente a Hatsumi-dono”.

Esa, esencialmente, fue la conclusión de la explicación de Lefille y su respuesta a la pregunta original de Rumeya.

“El ejército de la Alianza probablemente estará lamiendo sus heridas aquí por un tiempo. Si toman la mala decisión de retirar su ejército por temor a mayores bajas, los demonios aprovecharán la oportunidad para atacar, lo que solo deteriorará aún más la moral. En el peor de los casos, el ejército de demonios en retirada podría simplemente darse la vuelta”.

“¿Entonces eso es lo que quieres que les diga?”

Rumeya estaba señalando a Weitzer y al representante del ejército, y Lefille asintió. Rumeya miró a Weitzer y luego volvió a mirar a Lefille.

El otro lado de la tienda seguía tan tenso como podía. En lugar de enfriarse, parecía que las cosas solo se habían calentado más.

Los oficiales de estado mayor aún eran incapaces de dejar de lado la idea de un retiro, e incluso Gaius y Selphy, que habían estado callados hasta ese momento, se habían unido a la seria discusión.

“¡Aww, de ninguna manera, de ninguna manera, de ninguna maneraaaaa! En lugar de meterme en ese lío caliente, prefiero ir a cortar con las fuerzas demoníacas… Oye, dije eso por impulso, pero ¿deberíamos ir a hacerlo? Podemos salir de inmediato. ¿No sería eso lo mejor?”

Las colas de Rumeya se movían inquietas mientras le guiñaba un ojo al grupo. Al ver esto, Lefille dejó escapar un gran suspiro como si estuviera harta de ella.

“¿Por qué los teriantropos son así…?”

“Parece… es simplemente… en su naturaleza”.

“Clarissa-dono es realmente la extraña, por lo que veo”.

“Así parece.”

“Sip.”

Lefille, Liliana y Felmenia asintieron repetidamente. Mientras continuaban hablando entre ellos, la puerta de entrada a la tienda se abrió de repente. Un soldado jadeante saltó con un gran sentido de urgencia.

“¡R-Reportando!”

“¡¿Qué pasa?!”

El que se dirigía al soldado era el que estaba en el centro del consejo de guerra, Weitzer. El soldado luego contuvo el aliento y respondió alegremente.

“¡El héroe regresa al campamento!”

Al escuchar las buenas noticias, la tienda se llenó instantáneamente de voces de alivio. Weitzer, sin embargo, los calmó y se dirigió al soldado.

“¿Significa esto que el héroe está a salvo?”

“De hecho, Su Alteza. Camina hacia el campamento por sus propios pies”. Lefille aprovechó la oportunidad para hacerle una pregunta al soldado. “¿Está sola?”

“No, el joven de negro está con ella. De hecho, Heroe-sama parece ser la que le presta un hombro para caminar… ”

Al escuchar ese informe, Lefille y Felmenia salieron disparadas de sus asientos.

“¡¿Está herido?!”

“¡¿Él está bien?!”

Terriblemente asustado por sus repentinos gritos terribles, el soldado cayó de espaldas sobre su trasero. Pero en lugar del mensajero, se preocuparon mucho  más  por  el  bienestar  de  Suimei  y,  como  tal,  continuaron interrogando al hombre en el piso sin restricciones. Aunque completamente desconcertado, de alguna manera se las arregló para responderles.

“Eh, eh… No. Por lo que parece, no parece estar herido, pero está bastante claro que tampoco se encuentra bien”.

“¡Ve al punto! ¡Díganos lo que quiere decir, y claramente!”

“¡Esto es extremadamente importante! ¡Por favor, cálmate!”

“No sean tan irracionales, ustedes dos. Vamos, retrocedan un poco”.

Mientras Rumeya intentaba calmarlas, Liliana sugirió una solución mucho más fácil y directa al asunto.

“Vámonos…”

En ese momento, se decidió que el consejo de guerra se suspendería por el momento y todos los que estaban dentro de la tienda se marcharon en rápida sucesión.