Isekai Mahou wa Okureteru (NL)

Volumen 6

Capitulo 1: El Dragonnewt A La Luz De La Luna

Parte 2

Hatsumi asintió en silencio con la cabeza y se echó hacia atrás. Mientras lo hacía, Suimei finalmente pareció un poco aliviada. Y después de que ella se alejó bastante, volvió su atención hacia Eanru.

“Seguro que nos esperaste pacientemente.”

“No sería interesante sacarte con un ataque sorpresa después de toda esta acumulación, ¿verdad? Para disfrutar plenamente de una pelea, es apropiado esperar a que comience de manera justa”.

“Sí, no te entiendo en absoluto. A pesar de tener una misión en la que parecía tan concentrado, simplemente la está descuidando por completo”.

“Independientemente de las batallas a las que se vea obligado a enfrentarse un guerrero, la lucha en sí debe realizarse con el estilo del guerrero, sin importar el costo. ¿No es ese el caso para ti?”

Eanru habló en un tono digno, pero Suimei mantuvo su actitud provocadora.

“Los magos siempre intentan tomar desprevenidos a sus oponentes. Probarse unos a otros es una cosa, pero en una lucha a muerte, no existe nada justo y recto”.

“Entonces atacar a un enemigo desprotegido es tu estilo, ¿verdad? Ciertamente, eso es similar a aquellos magos que no pueden luchar de frente. Sin embargo, ¿es eso algo que deberías estar revelando antes de una pelea?”

“Piénsalo. Ten cuidado con todo lo que venga de mí”.

Cuando Suimei pasó de temblar en sus botas a mostrar sus colmillos, comenzaron a suceder cosas extrañas. Quizás como evidencia de la extrema inestabilidad de las leyes físicas aquí, el aire a su alrededor crepitaba con destellos de luz azul aquí y allá.

Los escombros y el hollín flotaron en el aire y se desvanecieron cuando arcos de electricidad rebotaron entre ellos. Y entonces todo empezó a temblar. Hatsumi instintivamente se agachó en el suelo como lo haría durante un terremoto severo. Pero de pie en medio de todo el caos estaba Suimei.

“Archiatius overload”.

Sin ser ahogado por el estremecimiento atronador, un cántico con un eco misterioso sonó en el aire. Momentos después, una ráfaga de maná brotó del cuerpo de Suimei. Siguió una poderosa onda de choque, como si hubiera habido una explosión real.

Hatsumi clavó la punta de su espada en el suelo y la usó para sostenerse mientras soportaba la explosión. Desde sus ojos entrecerrados, pudo ver a Suimei saltar al cielo.

Quizás estaba usando magia que le permitía volar, porque parecía poder controlar libremente sus movimientos en el aire.

Después de estabilizarse a sí mismo como si hubiera batido sus alas imaginarias al viento unas cuantas veces, por lo que podía ver Hatsumi, se detuvo.

Al ver todo esto también, Eanru sonrió, aparentemente divertido por una técnica tan interesante. Incluso con su oponente reclamando superioridad aérea sobre él, todavía parecía tener mucha compostura.

Cualquier combatiente ordinario habría estado en una desventaja considerable en tales circunstancias, pero tal como Suimei había dicho, Eanru estaba en un nivel completamente diferente. El sentido común no se aplicó aquí.

“Qué excelente maná. La última vez que mi corazón palpitó tanto fue en contra el Man-Eating Evil”.

Eanru sonrió y luego, como si los dos lo hubieran arreglado de antemano, ambos se llamaron el uno al otro.

“¡Aquí voy!”

“¡Ven!”

Cuando las voces de Eanru y Suimei se superpusieron, se levantó el telón de su batalla.

Lo primero que Hatsumi realmente vio fue que Suimei desafió completamente sus expectativas. Basándose en la forma en que habían luchado juntos antes, ella asumió que él trataría de mantener la distancia y hacer de este un tiroteo  de largo alcance. Sería lo más seguro e inteligente para un mago.

Pero no fue la estrategia que eligió Suimei. Aunque fácilmente podría haber apuntado a Eanru desde el aire con magia, se acercó a Eanru antes de disparar un solo hechizo. Estaba desperdiciando todas las ventajas que tenía. A pesar de tener más experiencia en combate que él, ella no podía entender lo que pasaba por su cabeza.

Parecía que estaba volando al azar por el aire de esta manera. Incluso aterrizaba esporádicamente, pero luego inmediatamente saltaba al aire nuevamente y lo hacía de nuevo.

Cambiaba de rumbo repentinamente en el aire, revoloteando brevemente en su lugar antes de partir en una dirección diferente sin ton ni son. Era como si estuviera tratando de desconcertar a su oponente.

Mientras tanto, Eanru se comportaba con aplomo. A este ritmo, podría ser atacado desde cualquier dirección en cualquier momento. Sabiendo eso, se mantuvo alerta. Cada vez que Suimei entraba en uno de sus puntos ciegos, inmediatamente lo esquivaba en consecuencia.

Además de eso, Suimei lo estaba golpeando con magia de bajo poder para tratar de mantenerlo en su lugar, pero parecía no tener ningún efecto. Incluso cuando lo tomó de frente, apenas hubo un cambio en su expresión.

Y luego estaban sus contraataques. Esperando a Suimei, que constantemente disparaba magia de corto alcance y se acercaba, Eanru saltaría hacia él en el momento en que aterrizaba.

Se movía con toda la agudeza de un ave de presa que se lanza sobre su objetivo. Llegaría desde arriba como un relámpago verde, solo recuperando su forma humana justo antes de que estuviera a punto de atacar.

Era como si fuera una especie de dios de la tormenta. Este intercambio se repitió muchas veces, y finalmente, el rayo verde parecía que estaba a punto de atrapar a Suimei.

“¡Tch!”

Cuando Suimei chasqueó la lengua, chasqueó los dedos. El aire frente al rayo que se acercaba explotó, pero el rayo lo atravesó sin trabas. Antes del ataque demasiado rápido de Eanru, Suimei no tuvo tiempo de juntar palabras. Y sin siquiera un hechizo protector para protegerlo, Suimei tomó la palma abierta de Eanru completamente indefensa.

Tal como se esperaba, su poder destructivo fue tremendo. Suimei, como un pinball lanzado por un émbolo con resorte, fue enviado volando hasta la lejana línea de árboles que el rugido inicial de Eanru no había devastado.

Al ver todo esto desarrollarse, Hatsumi jadeó audiblemente. Si Suimei no aterrizaba correctamente, sería fatal. Pero hubo mucho más en el ataque de Eanru que eso. En el momento en que Suimei se estrelló contra el suelo, los árboles de madera oscura circundantes e incluso la tierra debajo de él se convirtieron en mera pulpa.

“Estás bromeando…”

Hatsumi apenas podía creer lo que acababa de ver. ¿Cómo podía el chico que siempre la había salvado sin falta ser derrotado tan fácilmente? Obstinadamente negándose a ceder a la desesperación, miró fijamente la nube de polvo y suciedad que había sido levantada por el impacto donde aterrizó. Pero incluso cuando se asentó, solo se pudo ver la destrucción.

“¡YAKAGI!”

“No grites así. Estoy vivo.”

“¿Eh…?”

En respuesta a su grito de dolor, escuchó una voz inesperada que venía de una dirección inesperada. Cuando se volvió hacia él, allí  de pie sosteniendo su estómago e inclinándose un poco hacia adelante… estaba Suimei. Parecía que estaba usando magia para curarse a sí mismo. El sudor corría por su frente y una luz verde pálida salía de la mano que había colocado sobre su abdomen.

“Hmph. Sin embargo, pensé que me las arreglé para atraparte con eso”, comentó Eanru.

“Como era de esperar, puedes usar el ojo dracónico, ¿eh…?” respondió Suimei.

“’Como se esperaba’ debería ser mi línea. Sabiendo eso, te moviste para intentar escapar de mi vista. Sin embargo, ¿no es un poco descuidado que te detengas a curar tus heridas en medio de la batalla?”

Eanru ofreció audazmente una advertencia, pero Suimei parecía indiferente.

“Me pregunto. Dejaré que seas el juez de eso”.

“¡¿Ngh—?!”

Mientras Suimei  se burlaba de Eanru, por alguna razón, Eanru dejó escapar un gemido de desconcierto. Se tambaleó y luego negó con la cabeza como si estuviera tratando de quitarse algo. Hatsumi no supo qué había sucedido. En todo caso, parecía que lo había golpeado con un mareo repentino o un caso de vértigo. Pero mientras intentaba averiguarlo, de repente se dio cuenta de algo.

“¿Una imagen de un ojo?”

En el suelo justo al lado de Suimei, diferente del que usó cuando derrotaron a Vuishta, había un dibujo simple en forma de ojo. Pero mirando con atención, había copias de la misma imagen por todo el suelo.

“Es un bonjuk nazar, un hechizo contra el mal de ojo. Dado que el origen del ojo dracónico se basa en el concepto del mal de ojo, esto lo evitará. No estoy luchando imprudentemente aquí, ¿sabes?”

“Qué sorpresa. Pensar que hay una forma de defenderse… ¿Será que he entrado en un enfrentamiento desfavorable?”

A pesar de sus palabras, Eanru estaba reprimiendo una risa vertiginosa. Al ver que estaba bromeando completamente, Suimei le frunció el ceño.

“Cállate. Es muy injusto que no pueda pelear adecuadamente a menos que me tome el tiempo para hacer algo como esto”.

“Quizás. Pero aunque mis enemigos rara vez son capaces de compensar la diferencia entre nosotros, fuiste bastante rápido en el dibujo con una técnica de la que un humano no debería saber nada”.

“Un humano de este mundo, quieres decir”.

“¡Aha ya veo! Eres un habitante de otro mundo. No es de extrañar que la magia que usas sea diferente de la que se usa aquí. Esa debe ser la razón por la que también estás tan cerca del héroe”.

“También es por eso que no dejaré que te lleves a Hatsumi”.

“En ese caso, entiendo cómo te sientes. Sin embargo, tengo una razón para llevarla conmigo pase lo que pase”. Eanru se detuvo allí por un momento y lentamente volvió a tomar su postura. “No pediré perdón. Soy muy consciente de que me odiaran por lo que planeo hacer”.

“Lo que sea. Después de meterme tan profundamente en esto, no voy a quejarme y gemir. Sin embargo, eso no me impedirá decir cualquier otra cosa que quiera”.

Suimei luego sacó la lengua con valentía y se secó el sudor aterrador de su frente que se negaba a dejar de llover. Al verlo así, Eanru sonrió.

“Eso es bueno. Estoy demasiado acostumbrado a escuchar a los tontos tratando de argumentar contra su inevitable derrota en este momento”.

“Lo siento, no soy del tipo que juega la carta emocional”.

“No, pero ciertamente tienes una gran boca”.

“Cállate.”

Con eso, Suimei chasqueó los dedos. El sonido de una explosión de aire marcó el comienzo del segundo acto de su batalla cada vez más feroz como una violenta pistola de arranque.

***

Después de sellar uno de los movimientos de Eanru, como se esperaba, los ataques de Suimei se volvieron más intensos que antes.

Como Suimei había explicado, ahora había completado sus preparativos y finalmente podía actuar como quisiera.

Todavía estaba corriendo por el cielo mientras aterrizaba de forma intermitente, pero la magia que estaba disparando era mucho más fuerte, y tanto su velocidad como su frecuencia de lanzamiento se habían duplicado. Todo esto era sobre lo que Eanru había esperado, así que eso no fue lo que realmente llamó su atención.

En lo que a él respectaba, Suimei realmente merecía elogios simplemente por saber cómo luchar contra un Dragonnewt. Incluso parecía más informado sobre el asunto que el propio Eanru.

Siempre que Suimei se acercaba, se mantenía lo suficientemente lejos como para mantenerse fuera del alcance de los puños de Eanru. Sería casi imposible medir esa distancia a simple vista, pero Suimei se mantuvo perfectamente alejado del rango de amenaza real de Eanru.

Normalmente, cuando Eanru agitaba el puño, la ola de viento que seguía sería suficiente para volar absolutamente todo a su paso, tal como lo había hecho con esos demonios. Pero Suimei se movía como si hubiera visto completamente a través del ataque y supiera exactamente qué hacer para evitarlo.

Y luego estaba la cuestión de la ola de aullidos que Eanru había desatado justo cuando se conocieron. Suimei lo llamó el rugido de un dragón, pero parecía entender perfectamente su naturaleza y poder devastador.

Si fuera simplemente un humano normal que no supiera nada de los Dragonnewts, se habría quedado parado allí estupefacto mientras se evaporaba.

Pero había sentido lo que Eanru estaba a punto de hacer mientras se preparaba y jugó su mano defensiva de inmediato.

Y eso no era lo único que parecía saber de antemano.

También estaba el ojo del dragón. Sabiendo que Eanru tenía la técnica para aplastar todo dentro de su línea de visión con solo mirarlo, Suimei había saltado y revoloteado para evitar permanecer dentro del campo de visión de Eanru durante un período prolongado de tiempo. Además, había estado preparando en secreto una técnica para contrarrestarlo todo el tiempo.

Todos los poderes de Eanru eran mortales. Y conocerlos no era necesariamente suficiente para hacer algo al respecto. Eran difíciles de captar en el calor del momento y aún más difíciles de contrarrestar.

La persona promedio, incluso sabiendo lo que se avecinaba, aún habría sido devastada por su poder. Pero no Suimei. Había superado todos y cada uno de ellos, y todavía seguía luchando.

“Heh… heh heh…”

Inconscientemente, la risa comenzó a salir de los labios de Eanru. Ante él había un hombre que usaba magia sin parar. Todo lo que Suimei tenía que hacer era tocar el suelo, círculos mágicos diferentes a los que ya estaban en el suelo aparecerían detrás de él.

Los círculos mágicos que aparecían continuamente parecían ser sustitutos del canto. Cada círculo disparó un hechizo propio. Los atributos que usaron variaron, y un tipo de ataque completamente desconocido llenó el campo de visión de Eanru al máximo cuando se abalanzó sobre él.

Ahora, al igual que cuando había llegado, sus expectativas estaban siendo traicionadas una tras otra. La velocidad de lanzamiento y la producción de Suimei eran buenas, pero Eanru no podía entender cómo lo estaba haciendo tan incesantemente.

Eanru sabía que había formas de mejorar la velocidad de lanzamiento, por lo que no estaba particularmente sorprendido de que Suimei pudiera lanzar hechizos más rápido que el mago promedio. Lo que lo desconcertó fue que Suimei ni siquiera parecía estar respirando entre ellos mientras cantaba.

Cuando la magia se usaba consecutivamente, el maná era expulsado del cuerpo del lanzador. Mana siendo expulsado de esa manera también aumentaría el calor corporal.

El cuerpo naturalmente confundió esto con el esfuerzo físico y dejaría a un lanzador sin aliento. Normalmente, debido al tiempo que se tarda en cantar hechizos, la mayoría de los magos nunca se encontrarían en ese estado. Pero todos sabían que un mago debería tomar un respiro después de lanzar demasiados hechizos consecutivamente.

Pero no Suimei. A pesar de que el contenedor de su alma no era más que un frágil cuerpo humano, Eanru ni siquiera podía escuchar el sonido de Suimei inhalando y exhalando mientras seguía cantando.

Todo lo que podía ver de vez en cuando era un vapor blanco puro hecho de maná que salía de su boca. Estaba adivinando que probablemente había algún tipo de órgano extraño dentro de ese cuerpo humano responsable de todo esto.

El uso consecutivo de la magia de Suimei fue una amenaza real, pero en cierto sentido, su ataque de fuego rápido también fue una forma de defensa. Por la lluvia de fuego, relámpagos y magia de luz que estaba enviando, parecía que estaba a la ofensiva. Pero sus incesantes ataques también podrían interpretarse como un medio para mantener a Eanru restringido. Eso explicaría por qué Suimei aún no había disparado ningún hechizo particularmente poderoso en un intento de asestar el golpe final.

“Si no vas a empezar, seré yo quien haga un movimiento”.

Con eso, Eanru pisoteó el suelo. Fue como si hubiera ocurrido una explosión. La superficie del suelo se partió y envió grandes trozos de tierra volando. Pero todo eso fue un precursor para lanzarse hacia adelante. Eanru se deslizó a través de los hechizos entrantes de Suimei y llegó justo frente a él. Eanru pudo verlo tragar saliva mientras estaba allí temblando.

“¡Maldita sea, te mueves demasiado rápido!”

Suimei Yakagi dejó escapar un chillido de queja de improviso. Como era de esperar, estaba bastante nervioso. Quizás debido a alguna mala experiencia en el pasado, le tenía mucho miedo a  Eanru, no, a los dragones.

Sin embargo, eso no era asunto de Eanru. Apuntando a la mandíbula inferior de Suimei, desató una patada. Para evadir el ataque que venía de abajo, Suimei se lanzó a un lado. Justo cuando Eanru pensó que simplemente se había arrojado al suelo, sus poderes de vuelo se activaron. Tirado por una fuerza invisible, su cuerpo tomó un camino antinatural a través del aire, y Eanru lo persiguió con un puño revés.

Suimei había anticipado un golpe tan serio de la ola de poder que sentía venir por él, pero no pudo detenerlo. Lo golpeó en la pierna, y cuando lo hizo, Eanru pudo escuchar el inconfundible sonido de huesos rompiéndose.

Pero inmediatamente después de que Suimei hiciera una expresión de angustia, un círculo verde con letras y números inscritos tomó forma alrededor de su pierna rota. Fue magia de recuperación. Cada vez que le infligían una herida grave, la usaba para curarse a sí mismo.

Como tal, era como si Suimei y Eanru hubieran llegado a una especie de estancamiento. Ninguno de los dos podía atacar al otro. Cuando ese pensamiento de autocrítica pasó por la cabeza de Eanru, un hechizo de fuego lo atacó.

“¡Mera desesperación!” se burló. “¡Sólo tómalo!” Suimei gritó.

Suimei sonaba como si hubiera querido que este ataque acabara con Eanru, pero no fue así como resultó. El gran hechizo de fuego que llegó arrasando a Eanru fue solo una cortina de humo. Una tapa. A solo una pulgada delante de la cabeza de Eanru, se formó un pequeño círculo mágico.

“Tch—”

Estaba demasiado cerca. En el momento en que la mente de Eanru le dijo que no se saldría a la ligera si eso lo golpeaba, su cuerpo tomó una acción evasiva por reflejo. Sin embargo, en el momento en que se distanció del primer círculo mágico diminuto, otro tomó forma.

Y así, uno tras uno, lo persiguieron. No importa qué tan rápido se moviera, cuántas veces cambiara de dirección, si se elevaba a los cielos o no, los pequeños círculos mágicos formaban una línea que lo perseguía.

Eanru pensó que se veían como un juguete infantil fuera de lugar cuando formaron una forma de acordeón en el aire, pero fue entonces cuando finalmente mostraron sus colmillos mágicos.

“Explosión en Cadena”.

Cuando Suimei pronunció las palabras clave, estallaron explosiones consecutivas. En un abrir y cerrar de ojos, alcanzaron el rostro de Eanru.

“¡Guh—ah!”

Eanru tomó una acción evasiva, pero estaba demasiado cerca para evitar la onda de choque. Su poder estaba al mismo nivel que un golpe de la fuerza sobrehumana de Jillbert. No pudo soportarlo sin inmutarse, y la fuerza del golpe le hizo retroceder la cabeza. Pero Eanru no iba a dejar que eso lo detuviera. Sin embargo, después de sacudir ligeramente la cabeza, pudo ver una luz ultramarina que descendía del cielo nocturno estrellado.

¿Él preparó este ataque de antemano?

En el momento en que Eanru sintió una crisis inminente, Suimei comenzó a cantar.

“Illustre carmen ad operationem simplicem. Armat ad centum et passive diducit, invocato Augoeides. Strategic Bombing”.

[Hechizo ilustre en operación simplificada. Arma de uno a cien y despliega al azar, invoca a Augoeides. Bombardeo Estratégico.]

Con eso, una lluvia de luz cayó del cielo. Las luces mágicas que llovían le recordaron a Eanru las estrellas fugaces que había visto en el Imperio, pero este no era el mismo hechizo. Habiendo perdido su oportunidad de evadir, Eanru desbordó todo su cuerpo con maná y tomó una postura defensiva. El hechizo no duraría mucho, pero…

“Este no es el final”.

Con esas palabras, Suimei comenzó a preparar su próximo acto. Antes de que Eanru pudiera darse cuenta, Suimei saltó hacia atrás y ya estaba tejiendo su cántico cuando golpeó el suelo.

“Oh flammae, legito. Pro venefici doloris clamore. Parito colluctatione et aestuato. Deferto impedimentum fatum atrox”.

[Oh llamas, reuníos. Como el grito del resentimiento del mago. Da forma a la agonía de la muerte y estalla en llamas. Otorga al que me obstruye un destino terrible.]

Varios círculos mágicos rojos ahora se estaban formando en el aire, y a los pies de Suimei Yakagi, un solo gran círculo mágico se estaba expandiendo. Se llenó de palabras en el centro y comenzó a girar en la dirección opuesta al círculo secundario en su circunferencia. El suelo a su alrededor arrojó llamas que se reflejaron en los ojos de Suimei. Ese brillo al rojo vivo tenía un propósito celoso. Y así como Eanru estaba cautivado por todo…

“Itaque conluceto. ¡Oh Ashurbanipalis fulgidus lapillus!”

[Tan Brillante. ¡Oh, la deslumbrante joya de Ashurbanipal!]

Aplastó la gema de luz en su mano derecha. Cuando se hizo añicos, un infierno salió del gran círculo mágico. Los fuegos sobrantes que aún ardían antes fueron consumidos por la llama superior de Suimei. La misma tierra hervía y burbujeaba como hierro fundido.

Eanru pensó que era de sentido común que los Dragonnewts fueran inmunes al fuego, pero una mala premonición subía por su columna. Y en lugar del sentido común, que a menudo era inútil en el campo de batalla, confiaba en ese sentimiento. Antes de que la tierra hirviendo pudiera llegar a sus pies, antes de que las llamas parecidas a serpientes pudieran rodearlo, puso toda su fuerza en sus piernas y dio un gran salto hacia atrás.

Se las arregló para escapar del ataque, pero el calor sofocante que se extendía por el aire quemó su cuerpo. El extraño dolor palpitante que sintió en su piel era algo que nunca antes había experimentado en su vida. Como sospechaba, esto no era una simple llama.