Maou-sama Retry! (NL)

Volumen 6

Capitulo 8: El Regreso Del Señor Demonio

Parte 4

Si pudiera eliminar a un ángel simulado por su cuenta, Kongming fácilmente podría imaginarlo infiltrándose en su capital y reduciéndola a escombros sin ayuda de nadie. Al ver que la capital de Suneo había sufrido un destino similar, su miedo fue completamente racional.

“No podemos dejar que se acerque a nuestro país…” Decidió Kongming, y comenzó a hacer surgir innumerables ideas en su mente.

Hanzo preguntó, como siempre hacía, “¿Qué haremos?”

“Es demasiado arriesgado enfrentarlo de frente. Primero haremos de Euriteis nuestro campamento”.

“¿Euriteis …? Ah, Mad Dog Jack”.

“Sí. Debe estar perdiendo la cabeza sin el tesoro que era el obispo”. Kongming imaginó al bribón con el que el obispo prefería comerciar. Su mercancía variaba desde el trance de drogas hasta esclavos, armas, importaciones ilegales… Teniendo en cuenta la cantidad de intercambios ilegales y lucrativos en curso que tenía Jack con el obispo, Kongming esperaba que estuviera completamente indignado. Como tenía la habilidad de aprovecharse de la ira y la sospecha de los demás, más y más estrategias  se  materializaron  en  el  cerebro  de  Kongming.  “Al mismo tiempo, los mantendremos ocupados en Holylight. Apoyemos a los nobles que se oponen a él para que puedan ganarnos algo de tiempo… Nada podría ser mejor que resolver esta situación dentro de Holylight”.

“Creo que será casi imposible tomarlo por la fuerza”, dijo Hanzo sin rodeos. Después de ver al Señor Demonio en acción, consideraría un suicidio entablar combate con eso.

“Voy a poner a Leon en eso esta vez”.

“¿El general…?!” Justo cuando Hanzo murmuró en estado de shock, uno de los subordinados de Hanzo entró con una paloma y se la entregó. Deshizo lentamente el papel atado a su pata. “Un noble de Holylight se ha acercado a nosotros. Solicitan una reunión con usted, canciller”.

“Tiempo perfecto.”

Kongming abrió su abanico y se rio disimuladamente, viendo lo bien que iban las cosas.

Las dudosas intenciones que rodeaban al Señor Demonio ahora estaban llegando al Tzardom of Light en el lejano oeste.

***

——El Tzardom of Light, Naciones Occidentales.

El Tzardom era una nación gigante, su población excedía con creces los 20 millones. Mientras que Holylight era una teocracia que adoraba a los ángeles y sus enseñanzas, el Tzardom of Light adoraba a la Gran Luz, que se dice que dirigió a esos ángeles.

Su sistema de gobierno era bastante arcaico. Las familias viejas y poderosas tenían cada una a sus propios trabajadores agrícolas como trabajadores, que fueron criados sin una educación decente. Quizás temían algún tipo de rebelión si a los trabajadores se les enseñaba a pensar.

Este sistema milenario ligaba a los niños por nacimiento, asegurando que las líneas de trabajadores permanecieran para siempre en su papel.

Esas familias, que poseían la vasta tierra de cultivo y numerosos trabajadores, seleccionaron al Papa, el líder de su nación. A pesar de su título, el Papa siempre había sido el epítome de la avaricia, lo que dejaba al país sin esperanzas de cualquier cambio en su sistema.

Si bien tales sistemas a menudo declinaron y cayeron a lo largo de la historia, como en el Imperio Ruso, el Tzardom of Light poseía ventajas incomparables.

El primero de los cuales fue su tierra. Bendecido por la Gran Luz, el suelo de Tzardom produjo cosechas increíblemente abundantes.

Su rendimiento nacional fácilmente duplicó o triplicó el de las naciones vecinas, lo que les permitió pagar a los trabajadores agrícolas apenas lo suficiente para vivir. Año tras año de guerra interminable y producción de alimentos había acumulado una gran riqueza para los Tzardom. De hecho, tenían suficientes recursos para alimentar a toda la región de las Naciones del Norte a lo largo de sus guerras.

El segundo fue la existencia de los Paladines. Cada uno podría luchar contra un ejército por su cuenta.

El Tzardom contenía dos Fragmentos Antiguos, que se decía que habían sido abandonados por la Gran Luz, y los elegidos por los Fragmentos tenían la tarea de convertirse en el rostro y la espada del Tzardom como Paladines. Con su tierra y militares bendecidos por la Luz, el Tzardom era una de las superpotencias del continente.

Sin embargo, día tras día, informes desagradables llegaron al glorioso y próspero Tzardom of Light.

“Su Santidad. Hay un mensajero de Suneo que solicita una declaración pública y una compensación por el incidente”.

“Tonterías… Una nación tan insignificante como una hoja en la brisa”.

El Papa actual tenía 47 años, pero parecía mucho más joven, tal vez gracias a su hábito de beber botellas de Spirit Cure (que le habría costado al ciudadano medio un brazo y una pierna por una sola), además de arder con una ambición sin fin. Parecía más un capitalista de riesgo dispuesto a cumplir todos sus deseos mundanos.

“Dicho esto, son una de las naciones más ricas del norte. Si los mantenemos hablando…”

“Podría dañar el negocio”, gruñó el Papa, impropio de su santidad.

“El rey de la nación es un diplomático magistral”, continuó el maestro del templo. “Puede resultar engorroso que susurre esto y aquello a los oídos de gobernantes extranjeros”.

Molesto, el Papa tomó una pieza de fruta de la pila a su lado. Suneo era una nación extraña donde su totalidad, incluido su rey, estaba arraigada en los negocios.

El rey dirigió la refinación de los productos nacionales, mientras que ellos siempre estaban importando materiales para convertirlos en productos de marca.

Su obsesión generalizada por los artículos de lujo parecía interminable, desde joyas, vestidos, perfumes y cosméticos hasta cosas como vajillas y cubiertos. A uno le resultaría difícil encontrar un artículo de lujo que no estuviera a cargo del conglomerado de marcas que era Suneo.

Esto hizo que Suneo fuera un poco molesto para el Papa. “Un pequeño país molesto. Un poco demasiado de cambio en su bolsillo…”

Cuando se trataba de negocios, Suneo todavía no tenía ninguna posibilidad contra el Tzardom, que exportaba una gran cantidad de alimentos. También tenían una base de clientes diferente a la del lanzamiento limitado de artículos de lujo de Suneo.

“Su Santidad, se las han arreglado para prestar efectivamente su cambio de bolsillo a las naciones vecinas”.

“Hmph. Esas ratas inteligentes…”

La política de relaciones exteriores de Suneo podría resumirse como “conversaciones de dinero”. La mayoría de las naciones del Norte se vieron empobrecidas por guerras de larga duración.

Suneo solía ir con un préstamo y una sonrisa, poniendo virtuosamente a la nación prestataria bajo su control.

Siempre que surgían problemas internacionales, utilizaban a sus países prestatarios como intermediarios o guardaespaldas. Aunque eran una nación pequeña, Suneo sabía cómo estirar su dinero.

“Por frustrante que sea, es posible que tengamos que entregar algo de dinero en efectivo”, agregó el Maestro del Templo.

“Todo por culpa de ese tonto…” El Papa escupió el hueso de la fruta que estaba comiendo, recordando la sonrisa burlona del obispo, ahogado por la codicia. El Papa conocía los tratos del obispo con el inframundo y se había aprovechado de él con eso en mente. Ahora el Papa se apresuró a interrumpirlo. “Él estaba atormentado. Transmita el mensaje”.

“Su Santidad…”

“También hemos perdido soldados. No toleraré esta pretensión de que solo ellos fueron las víctimas de este ataque. Permitir que una nación tan minúscula nos extorsione ensuciará el nombre de la Luz”. Luego, el Papa agregó dramáticamente: “Habiendo dicho eso, dígales que la Luz otorgará a su gente garantías por compasión de los civiles que han caído”.

“Excelente, Su Santidad. Haré que el templo y Suneo se apiade de su gente”.

“Muy bien. Eche algunos restos de comida con él. Espolvorea a la multitud con un poco de misericordia”.

“¡Comprendido!”

Como resultado, no pagarían ninguna reparación al gobierno de Suneo, sino que obtendrían la buena voluntad de su gente. El Papa sabía cómo hacer limonada cuando le entregaban limones.

“Hablando de piedad, nos ha estado bombardeando con peticiones…”

“El imbécil… ¡Dile que regrese a su tierra de una vez!” El Papa gritó con audible irritación, imaginando vívidamente el rostro del molesto Héroe. Veía al héroe como alguien que desafiaba su autoridad como la voz de la Luz y rara vez obedecía sus órdenes. Es más, el héroe tuvo el descaro de dirigirle siempre una mirada fría y de reojo llena de falta de respeto y desprecio.

“Lo ha hecho… muchas veces antes…”

“¡¿Sigues intentando salvar a los pobres?! ¡Hmph! ¡¿Cuándo se despertará?!”

“En cierto modo, es más problemático que nuestros enemigos”.

“¡Piensa en toda la humanidad…! ¡Pah! Un tonto divagando. Se niega a ver la realidad. Ni política, ni equilibrio del continente, ni nada sustancial en ese sentido. ¡Vive en una quimera!”

El Maestro del Templo compartió el sentimiento de la gente. La guerra continuó incluso en el oeste, donde se encontraba el Tzardom. La gente consideró risible que el Héroe pareciera hacer la vista gorda ante esto y estuviera emprendiendo la tarea imposible de “salvar a los pobres”. Por supuesto, esa puede haber sido la misma cualidad que lo convirtió en un Héroe.

“También hay un mensajero de Holylight, Su Santidad”.

“Holylight… Bueno.” La expresión del Papa se retorció.

Tzardom y Holylight tuvieron una amistad duradera como naciones que adoran a la Luz y a los Ángeles, respectivamente. Si bien su relación había sido principalmente de nombre, el Papa quería evitar sacudir ese barco, aunque solo sea para evitar dar municiones a aquellos que conspiran para su puesto.

“Lady White  es tan firme como siempre… Aunque  su belleza se ha desperdiciado en una nación de segunda clase…” El Papa se había reunido antes con White en un escenario diplomático. En ese momento, él era un político experimentado, mientras que White era una joven recién seleccionada como Doncella Sagrada.

“En realidad, Su Santidad, parece que el mensajero es de la tercera Doncella”.

“¿Hm? ¿La chica que derrotó a un diablo?” El ceño fruncido se desvaneció de la frente del Papa. Este no fue un cambio consciente, sino una muestra natural de subestimación.

“Parece que ha sufrido heridas graves por el ángel convocado, junto con un oficial militar…”

“¿Ella espera que nos hagamos responsables del mal funcionamiento de un ángel…? Me pregunto si Lady White se toma en serio el entrenamiento de sus hermanas”. El Papa dejó escapar un suspiro, pensando en Queen.

Verdaderamente vio a Holylight como una nación de segunda categoría, donde las Doncellas Sagradas eran todas alborotadoras, la nación entera estaba dividida en facciones enfrentadas y la gente se volvía satanista. Como alguien que veía a Holylight como una especie de tío loco, el barco había zarpado hacía mucho tiempo para que el Papa los respetara.

“Su Santidad, su petición parece… extrema. Le pedí al mensajero que lo repitiera, pensando que estaba escuchando mal… ”

“¿Qué quieres decir con ‘extremo’?”

“Ella exige una disculpa directa y una explicación de Su Santidad…”

“¡Indignante! ¡¿Qué cree que es ese país de segunda categoría?!” El Papa se quejó del mensaje de la tercera Doncella Sagrada de una nación inferior.

En verdad, el mensajero fue enviado por Tahara sin saberlo a Luna. No lo había hecho con un plan en particular en mente, sino simplemente para criticar lo que pensaba que estaba mal y sentar un precedente.

El Papa, inconsciente de eso, se estremeció ante el insulto inesperado. “Chica tonta… ¡¿Quién se cree que es…?!”

Luego, llegó otro informe. Aún estaba por verse si el momento era bueno o malo.

“Esto es de la noble facción de Holylight”, explicó un obispo. “Una carta del señor Shrimp…”

“Ese jovencito. Continua.”

“Pide ayuda para eliminar a los satanistas y otras amenazas dentro de Holylight”.

“¿Oh…?” El Papa leyó la carta y una sonrisa se dibujó en su rostro. Pudo ver que los satanistas eran simplemente una excusa para otro objetivo. “Parece que quiere unir al país”.

“Parece que ya era hora… Actuar tan rápido como un anciano que se despierta de una siesta”.

“Hmph. Una excusa perfecta. Rompamos su sentido de derecho”.

“¿Y para nuestra respuesta, Su Santidad?” preguntó el Maestro del Templo con una sonrisa desagradable.

El Papa tenía una expresión similar. No había signos de valor o camaradería, solo olor a dinero.

“La tierra del Señor Dona es rica en Piedras de Hechizo de Agua…” declaró el Papa, como si hablara de montañas de oro.

La sonrisa del Maestro del Templo se hizo más amplia. Piedras de Hechizo era prácticamente un árbol de dinero en este mundo. “Esta es una misión muy favorable, debo decir”.

“Por supuesto. El exterminio de esos adoradores del diablo es una misión importante para la Luz. No debemos rechazarlos”. Con eso, el Papa finalmente se echó a reír y el Maestro del Templo se unió. Era como si solo tuvieran que cortar el césped para recibir un montón de fondos.

Después de un ataque de risa, el Maestro del Templo decidió revelar lo que le quedaba de preocupación. Naturalmente, se trataba del hombre que se hacía llamar Señor Demonio. El informe decía que había destruido al ángel convocado en pedazos.

“Sobre el hombre que se llama a sí mismo el Señor Demonio…”

“Si la mitad de los rumores son ciertos, parece una molestia. Puede que sea un Firebrand”.

“Según el informe, el ángel había sufrido una herida grave en su lucha contra el diablo…”

“Naturalmente. Eso no es algo que un humano pueda asumir. Dicho esto, no debemos bajar la guardia”. El Papa hizo sonar una campana, convocando a numerosas sirvientas. Cada una de ellas sostenía una bandeja de plata cubierta con lujos como buen vino, frutas y carnes. “Después de descansar, seleccionemos una tropa para desplegar”.

“¡Sí, Su Santidad!” El Maestro del Templo se volvió hacia las mujeres. “¡¿Qué están haciendo con su ropa puesta?! Su Santidad tiene mucho de qué preocuparse, ¡tranquilícelo!”

En la Gran Ciudadela de la Ciudad de la Luz, continuó otro festín y mucho libertinaje, desprovisto de cualquier apariencia de santidad. Su lasciva prosperidad continuaría al día siguiente y hasta el día siguiente, hasta el día en que el Señor Demonio llegara a esta tierra.