Maou-sama Retry! (NL)

Volumen 6

Capitulo 8: El Regreso Del Señor Demonio

Parte 12

Numerosos artefactos de iluminación hicieron que la totalidad del edificio emitiera un brillo ámbar místico, como si reflejara el sol del mediodía. La iluminación de colores se superpondría a la estética actual una vez que se pusiera el sol, envolviendo la instalación en una opulencia indescriptible.

“La formación de los empleados está en la parte superior de la lista ahora. Nuestros conejos no brillarían más en ningún otro lugar. ¿No me diga que tenía esto planeado desde el principio, jefe?” Tahara sugirió en broma, a lo que el Señor Demonio simplemente curvó sus labios.

No sabía qué decir, pero su expresión era suficiente para que una persona asumiera todo tipo de posibilidades. El silencio era de verdad dorado. Tahara continuó, todavía mirando hacia el casino, impresionado. “Los nobles han estado exprimiendo monedas a la gente de este país durante un milenio. Muchos de ellos pueden vivir el día a día, sin preocupaciones ni problemas. Hay una división de clases aquí, de acuerdo, y es profunda”.

El Señor Demonio asintió con la cabeza en total acuerdo, recordando cuán amplia se había vuelto la división de clases en el Japón moderno.

Este fue un tema que golpeó a casa después de vivir la inflación, el estallido de la burbuja económica y el desempleo desenfrenado seguido por el aumento de la contratación independiente.

Mientras tanto, Tahara continuó apasionadamente: “Los campesinos apenas pueden obtener una educación, y los nobles aceptan cualquier negocio que muestre un atisbo de éxito. Por supuesto, la calidad de vida no está mejorando, ni el país está mejorando. Cualquier nación que no pueda brindar esperanza para el futuro se queda atrás. Antes de que te des cuenta, se estanca antes de romperse por completo”.

“¿Tiene razón tu divagación evidente?” Yu intervino irritado. “Si lo hace, hágalo”.

“Nuestro jefe va a meter más dinero en los bolsillos de la gente que antes, usando todo lo que esté a nuestra disposición. No importa si patean, gritan o intentan devolverlo. ¿No es así, Jefe?”

“Esa es una forma divertida de decirlo…” El Señor Demonio sonrió levemente mientras Tahara se reía y encendía un cigarrillo. Si bien cada uno tenía sus propios pensamientos, parecían estar en la misma página desde el principio.

Yu no encontró esto divertido, por supuesto. Ella había sentido que el Señor Demonio y Tahara estaban pensando en términos peligrosamente similares desde que Tahara había llegado a este mundo. Ella había sido la que había servido al secretario más fielmente en el Imperio, pero ahora, no podía evitar sentir una especie de inquietud por perder ese puesto. Acercó aún más el brazo del Señor Demonio a ella.

Sin molestarse, Tahara continuó hablando, “No puedo permitirme comprar cosas. No puedo vender lo suficiente para obtener una ganancia decente. Los nobles inventan una excusa para cobrar impuestos a cada paso, exigiendo un recorte por todo lo que haces. No es de extrañar que algunos de ellos no vean esperanzas en el futuro y se unan a esos satanistas, o como se llamen”.

El Señor Demonio respondió con una metáfora anatómica, un intento de evitar que Yu sospechara más. “De hecho, la economía de un país es como la sangre en nuestras venas. No hay circulación y cualquier parte del sistema puede dañarse”. De hecho, si la sangre dejara de circular en una economía, lo único que le esperaba al país sería una muerte lenta.

Yu, con sus brazos todavía enroscados alrededor de los de él, lucía una sonrisa gentil, ambigua en cuanto a si estaba satisfecha con la analogía o con el hecho de que estaba abrazando al Señor Demonio.

“Entonces, una pequeña transfusión de oro de nuestra parte. Ese tipo de bendición sacará al abuelo del coma”. Tahara vio esta operación como una fase despiadada de la iniciativa de distribución de riqueza. Trabajo estable, salario decente y ahora entretenimiento… Los efectos positivos que las instalaciones de esta aldea traerían a la gente seguramente aumentarían exponencialmente la popularidad del Señor Demonio. ¿Cómo podrían no hacerlo? Si bien esto podría haber  parecido una forma perezosa de gobernar, simplemente apaciguar a las masas con limosnas, Tahara pensó que la gente de Holylight merecía algo a estas alturas. “Todos los nobles en el corazón del país han estado chupando toda la sangre, dejando a las personas que forman las extremidades al borde de la descomposición”.

El Señor Demonio se puso un cigarrillo en la boca mientras Tahara profundizaba en esta metáfora, preocupado por la dirección en la que se dirigía su conversación. (Dame un respiro… No voy a entender nada de este galimatías económico.) Yu inmediatamente sacó su mechero y encendió la punta de su cigarrillo.

Inclinándose hacia él como si fueran recién casados, Yu miró a Tahara. “¿Estás tratando de hablar con la secretaria?”

“E-Este es un momento tan bueno como cualquier otro”, intervino apresuradamente el Señor Demonio. “Quiero escuchar lo que tienes que decir, Tahara”. Quería extraer de Tahara una buena razón para montar el casino, ya que no tenía ninguno propio. Lo mejor que tenía hasta ahora era que quería tomar las bebidas elegantes en el restaurante y dormir en el lujoso ático.

“El Secretario no solo quiere ganar reputación y apoyo”, respondió Tahara, “sino también bombear algo de sangre a nuestras extremidades. Hasta la punta de los dedos en la pobreza”.

“¿Es eso cierto, señor secretario?” Yu preguntó con sus cejas ligeramente fruncidas. Ella había apreciado que él ordenara tratamiento médico para la oveja, ya que estaba ayudando a sus proyectos de investigación personales, pero pensó que el apoyo monetario era un toque demasiado misericordioso.

El Señor Demonio respondió con la habitual reverencia ostentosa, “El juego puede ser una puerta tanto al cielo como al infierno, eso nunca ha cambiado. Puede ser una recompensa en un minuto, pero un golpe contundente del látigo en el siguiente…” Se las había arreglado para lanzar una frase que parecía implicar que había estado pensando en esto.

De hecho, él mismo había experimentado ambas caras de la moneda, a través del pachinko y las máquinas tragamonedas. La declaración era una completa perogrullada, pero viniendo de la boca del Señor Demonio del Imperio, tenía una sensación de persuasión amenazante.

“Ya veo”, murmuró Yu con una expresión extasiada. “Gestionar la felicidad de nuestros ciudadanos… Por supuesto, esto es precisamente en el departamento del Secretario”.

Al ver que Yu estaba satisfecho, Tahara arrojó un guijarro al agua y observó cómo se extendía la onda, como para presagiar cómo el dinero (o la sangre, por analogía de Tahara) se derramaría y se esparciría por la anatomía de la nación, hasta que regresó al centro.

“Primero, tenemos que esparcir las monedas hasta el final del camino. Más dinero de bolsillo, más gastos. Más gasto, mejores negocios y producción”. La explicación de Tahara fue un curso intensivo simplificado de economía.

Los humanos eran impotentes sin dinero, después de todo. Y con suficiente dinero se podía comprar casi cualquier cosa, lo que quizás convirtió a los humanos en una especie extraña a los ojos del resto del reino animal. El dinero era la diferencia entre un estómago lleno y vacío.

De hecho, el exceso de dinero atrajo a muchas personas a comer comidas más extravagantes. Naturalmente, algunos usarían su dinero para beber o quedarse en una bonita posada.

Otros tendrían nuevos atuendos hechos a medida o zapatos nuevos empedrados. El dinero enriquecería y vigorizaría varias industrias, haciendo más ricos a los agricultores y artesanos.

Cuanto más dinero circule activamente por el país, más personas se fortalecerán, mejorarán sus vidas y mostrarán más apoyo al gobernante que les proporcionó ese enriquecimiento. Teniendo en cuenta cómo el Imperio había gobernado sus territorios ocupados con puño de hierro como lo estaban haciendo los nobles de Holylight ahora, el Señor Demonio no podría haber hecho un enfoque más contrastante.

Sabiamente recibió la conferencia de Tahara con silencio, y Yu siguió su ejemplo, pensando en la declaración del Señor Demonio de seguir el camino opuesto al Imperio. El Señor Demonio, por otro lado, quería exigirle a Tahara que le dijera cómo pudo haber pensado tan lejos.

“¿Recuerda lo que me dijo antes, jefe?”

(¡¿Viniendo de nuevo desde el jardín izquierdo?! ¡¿De qué está hablando?!) El Señor Demonio luchó en vano por recordar una conversación que tuvo con Tahara que coincidía con el tema actual. Entonces, simplemente asintió sin decir una palabra.

“Los negocios no pueden consistir solo en ganar dinero para uno mismo. Se trata de transferir las ganancias a sus socios. Así es como se genera la confianza, dijiste”.

“Eso… me lleva de vuelta”.

“Su negocio de apoderarse de este país no podría ir mejor. Personalmente, soy un gran admirador de sus nuevas políticas, Jefe”.

(¡Son tus políticas…!) Por supuesto, el Señor Demonio careció de previsión para construir tal plan. El único objetivo en la mente de Akira Ono era recuperar todas sus funciones administrativas y el control del mundo que había creado. Como artista excepcionalmente talentoso que era, no tenía un solo hueso político en su cuerpo.

“La multitud ha comenzado a agitarse después de presenciar su poder, señor secretario”.

El Señor Demonio se dio la vuelta para encontrar una horda de personas apiñadas a su alrededor con expresiones variadas, que iban desde conmoción, respeto, miedo e incertidumbre hasta esperanza. Algunos incluso estaban arrodillados ante  el “templo dorado”. Sus consejeros fruncieron los labios, satisfechos de ver que sus planes serían aún más fáciles de ejecutar ahora.

(El simple hecho de instalar una base causó un gran revuelo…) Para el Señor de los Demonios, construir una base era tan fácil como respirar, y empuñar cualquier objeto del juego era tan natural como mover sus extremidades.

Sin embargo, cada movimiento que hizo y cada palabra que dijo había sido visto como un plan político genial por sus asesores, y la gente lo adoraba como si estuviera haciendo milagros.

(No puedo hacer una sola cosa sin que todos actúen como…) Fue una situación bastante lamentable para el Señor Demonio, pero esto no le impediría configurar todo lo que había creado, pintando sobre la totalidad de este mundo con su propia sombra.

Si bien no tenía ni una pizca de talento para gobernar, no perdonaba lo suficiente como para permanecer dormido en el mundo de otra persona. No importa lo que los demás piensen de él o vean en él, en última instancia seguiría su propio instinto.

“¿Por qué no le da a la multitud una palabra o dos, Jefe?”

(¡Pequeño…! ¡¿Qué se supone que debo decir?!) El Señor Demonio entró en pánico en secreto, antes de ver astutamente a Luna entre la multitud, sus ojos brillando con el reflejo del casino, Eagle sin palabras a su lado. Se acercó a Luna y le sonrió. “‘Oro’ era tu epíteto, ¿no es así?”

“¿Eh…? S-Sí…” respondió Luna.

“Esta Base se convertirá en un castillo que se convertirá en ella”.

“¿Un castillo… convirtiéndose en mi…?”

El Señor Demonio caminó de regreso al casino sin explicación y llamó, “Tahara, hasta que esté listo, el casino está abierto solo para empleados”.

“Sí señor.”

(Dejaré el resto a Luna), decidió felizmente el Señor Demonio. (¡Después de todo, ella es la dama de la tierra! ¡Todo esto es parte de su trabajo!) Se alejó, una máscara solemne que ocultaba su satisfacción. Después de que el Señor Demonio dejó a Luna con la limpieza del desastre que había creado, la multitud estalló de emoción. Ahora parecía que el Señor Demonio había construido el Templo Dorado solo para Luna.

“¿E-Él construyó este templo… este milagro… para Lady Luna?”

“El Señor Demonio y la Doncella Sagrada, ¿eh…?”

“Mira el tamaño de esa cosa… ¡¿Lo llama regalo?!”

“¡Esto es una locura!”

Luna se  quedó atónita por un momento  antes de que emergiera su verdadero yo, atraída por los asombrados vítores de la multitud. Ella soltó una burla engreída, antes de inflar su pecho y declarar con orgullo: “¡Así es, este es mi castillo! ¡Es mejor que lo adores de arriba abajo!”

La multitud respondió, vitoreando aún más fuerte. No vieron nada malo en la afirmación de Luna mientras miraban el gran templo que brillaba bajo el sol.

“L-Luna… ¿Estás segura de que puedes decir cosas así?” Eagle susurró, tirando de su manga.

Por supuesto, Luna no hizo caso. De hecho, arqueó la espalda aún más, animada por la reacción de la multitud. Conservaré una habitación, incluso para un sirviente como tú. ¡Estén agradecidos por ello!”

“Um, no gracias. Este lugar da miedo…”

“Espera… ¡¿Qué quieres decir con ‘miedo’?! ¡Este es mi castillo!”

Cuando Luna gritó, la charla entre la multitud solo creció. Primero una gran fuente, luego la repentina aparición de un bosque, y ahora un gran templo que brillaba con rayos dorados. Esto parecía nada menos que una serie de milagros, como los que solo se registraron en los mitos.

Si bien el Señor Demonio los había realizado sin más cuidado que si estuviera redecorando una habitación, serían inmortalizados a través de las personas que los presenciaron.