Maou-sama Retry! (NL)

Volumen 6

Capitulo 8: El Regreso Del Señor Demonio

Parte 11

Redecorar

Las mañanas comenzaban temprano en la aldea de Rabbi. Los conejos salieron de sus casas antes del amanecer y se dirigieron a los campos.

Los artesanos que respondieron a los anuncios de búsqueda, así como las aventuras que no tenían otros trabajos mientras las Naciones del Norte estaban en temporada de guerra, se pusieron a trabajar temprano en un intento por hacer todo lo posible antes de que el aire se calentara demasiado.

Al mismo tiempo, las tiendas que adornaban las calles del Distrito Común abastecían sus estanterías. Como el pueblo de Rabbi estaba en pleno apogeo a las cinco de la mañana, los comerciantes generalmente se despertaban a las tres y se preparaban temprano.

“Una sopa de pan negro y zanahoria, por favor”.

“Un pincho de pollo rabioso y zanahorias salteadas para mí. Y un huevo duro”.

“Tengo que hacer que dure hasta el almuerzo. ¿Tienes sopa de trigo?”

Dado que Holylight era extremadamente cálido durante todo el año, las horas de trabajo en Rabbi se limitaban principalmente desde el amanecer hasta el mediodía.

“Escuché que está subiendo un nuevo pub”.

“Los rumores dicen que es una segunda ubicación de Kanpai”.

“¿Traeremos comida Kanpai aquí? Este lugar es una locura…”

Mientras que el resto del este de Holylight estaba desolado, la gran población de Rabbi se convirtió en un bullicioso distrito comercial.

“¡Mira este par! ¡Gel de limo en las suelas! ¡Tampoco tendrá agujeros!”

“¡No creerás lo que es esto! Es hígado de oso pardo de City States”.

“¡Guisantes verdes! ¡Genial para picar! ¿Quieres probar una cápsula?”

“¡Lagarto de arena ennegrecido, ya viene! ¡Esta cosa tiene la patada necesaria para que te recoja por la mañana!”

Los tenderos se gritaban unos a otros, ansiosos por realizar sus ventas. Sorprendentemente, este distrito no les cobró alquiler y no les impuso impuestos sobre las ventas.

En cierto sentido, estaban en juego sus medios de vida. Si iban a ser expulsados de su lugar, volverían a las miserables condiciones del páramo. Tahara había notificado a todos los comerciantes que las tiendas con un desempeño insatisfactorio o malas críticas serían desalojadas rápidamente y se mantuvo fiel a su palabra.

Por supuesto, no había otro lugar en el continente donde estos comerciantes pudieran instalarse sin alquiler ni impuestos. Como resultado, el Distrito Común establecido para los jornaleros siempre estaba en una cacofonía a primera hora de la mañana.

Además, como esperaba Tahara, todas las tiendas se esforzaban por mejorar la calidad de sus productos y mantener una buena reputación. Estaba en marcha una forma de capitalismo brutal, su forma de escudriñar a los tenderos más superficiales.

“¿Qué tan lejos se va a extender este pueblo, de todos modos?”

“¿Cómo debería saberlo?”

“Las carreteras son ridículamente anchas. Apenas se pueden levantar edificios como este”.

De hecho, los caminos que estaban trazando los trabajadores eran ridículamente anchos, lo suficiente para que cuatro carruajes grandes viajaran uno al lado del otro.

Además, había encrucijadas de vez en cuando, lo que sugería un diseño para algo increíblemente grande. Los trabajadores no tenían forma de saber lo que estaban construyendo.

“Es casi la hora, ¡vámonos!”

“Todavía estamos temprano, ¿no?”

“¡El Gran Capataz dijo que estaría allí cinco minutos antes!”

Los trabajadores masticaron su desayuno y se apresuraron a sus puestos. Por extraño que parezca, ninguno de ellos lucía la reveladora “penumbra previa al turno” en sus rostros. Esto tenía que ver con que se les pagara por el día de trabajo el mismo día.

Por lo general, como los aventureros eran conocidos por sus trabajos de día fantasma, se les pagaba a fin de mes. Para aquellos que lucharon por poner comida en la mesa durante la temporada baja, un programa de pago diario fue una gracia salvadora.

Mientras que las mujeres jóvenes y los hombres bien dotados podían sobrevivir a esos tiempos secos ofreciendo servicios nocturnos, otros se vieron obligados a literalmente hacer cualquier cosa para sobrevivir. El Señor Demonio  había adaptado el sistema que vio en acción en la mazmorra.

“Está bien, hagamos un poco de trabajo”.

“¡Espérame, querida moneda de bronce!”

Un par de trabajadores se dirigían a su puesto. Uno era de estatura fuerte y vestía harapos, mientras que el otro era delgado y bien arreglado.

“Usarás esa moneda mañana”.

“Pedí ropa nueva, zapatos e incluso un cinturón. Estoy cambiando un poco las cosas”. El hombre vestía decentemente para un aventurero. Su cinturón estaba hecho de cuero nuevo y sus zapatos contenían gel de limo frío, parecido al caucho, en las suelas.

“Zapatos nuevos, ¿eh…? ¿No crees que estás por encima de tu cabeza?”

“Cuando me pongo estos, siento esto… ¿rebotar? No me siento tan adolorido”.

“Exactamente. Eso es frívolo, ¿no te parece?”

Los trabajadores, que solían usar ropa hasta que ya no podían coserse y usaban zapatos hasta que se deshacían, ahora comenzaban a comprar cosas nuevas. En el pasado, todo lo que podían pagar era suficiente agua y comida para sobrevivir. Nunca habrían comprado ropa o zapatos a menos que tuvieran que hacerlo desesperadamente.

“Un par de zapatos puede marcar una gran diferencia. No solo para tu cuerpo, sino para tu espíritu”.

“Sí, sí…”

La gente gastar dinero y comprar bienes era un concepto simple pero vital para formar una economía, la base de cualquier nación.

Si nadie pudiera permitirse gastar dinero, la economía (y posteriormente todo el país) colapsaría. El Señor Demonio había establecido el programa de salario diario por la sencilla razón de que la mayoría de los trabajadores parecían pobres, pero el efecto del sistema había sido sutil y significativo.

Se las había arreglado para dar a la clase trabajadora acceso rápido al dinero. Al final de  cada día,  se entregaba  la paga a  los trabajadores,  quienes vitoreaban con alegría.

Es más, esto continuó día tras día, semana tras semana… De una manera extraña, esto condujo a la estabilidad entre su fuerza laboral. Además de la estabilidad financiera, esto había reducido drásticamente la cantidad de personas que recurrían al satanismo.

Esta pareja de aventureros no fue una excepción. ¿Quién sabía lo que les habría pasado si nunca hubieran llegado a la aldea de Rabbi?

“Sigues vistiendo mi ropa nueva, pero estoy seguro de que has ahorrado lo suficiente para comprarte un nuevo guardarropa”.

“Bueno sí…”

“Si sigues usando esos trapos, tu alma se enfriará. Sabes que te pagarán hoy. Y mañana. Y el día después de eso… ¿Quieres que Aku te vea en esa inmundicia?”

“¡Maldita sea, está bien…! ¡¿No crees que yo también quiero un conjunto de ropa decente?!”

“Sin embargo, me gusta más Tron que Aku”.

“Nadie te preguntó.”

Mientras los trabajadores trotaban hacia sus puestos, la paz regresó momentáneamente al Distrito Común. Pero para los comerciantes, su día estaba lejos de terminar. Por la tarde, la manada de jornaleros volvería nuevamente, provocando otra prisa. El pueblo de Rabbi, para muchos comerciantes, se había convertido en una zona de guerra propia.

***

——Cuando el sol salió y brilló con toda su fuerza sobre la tierra…

“Eso lo hace. Dejaremos el resto para la tarde”, declaró un capataz supervisor, seguido por sus compañeros capataces emitiendo declaraciones similares a sus trabajadores. Los trabajadores clamaban por los barriles de madera que se alineaban en las calles antes de tragar vasos de madera llenos de agua. En una lujosa extravagancia, había palanganas de metal llenas hasta el borde con agua, únicamente para mojar sus toallas.

“Lo estamos usando como si nada… Pero esto es agua, ¿verdad?”

“¿Eh?”

“Lo mismo ocurre con la sal, pero, ya sabes… es porque son gratis…”

“En serio, ¿verdad?”

Que los trabajadores se enfermaran por deshidratación era simplemente una pérdida de trabajo desde la perspectiva de Tahara. Ésta era precisamente la razón por la que había instalado estaciones con abundante agua y sal (traídas del complejo) cerca de las áreas de descanso, y siempre los molestaba por tomar suficiente. En ese sentido, había una buena razón por la que Tahara había aceptado el sistema de salario por día.

Esto llevó a que la mayoría de los trabajadores gastaran sus ganancias en el pueblo en varios establecimientos como tiendas en la calle, bares, posadas o baños públicos.

Con más variedad en el entretenimiento como casinos y burdeles, esta tendencia solo se aceleraría. En cierto sentido, los trabajadores estaban devolviendo sus ganancias a su jefe.

La aldea de Rabbi ya era demasiado grande para ser llamada aldea, pero cuanto más grande crecía su territorio y más atracciones de entretenimiento podían construir, más retorno podían esperar al invertir en sus trabajadores.

“¡O-Oye, mira…!”

“Oh…”

Tres figuras caminaban junto a los aventureros y artesanos en sus descansos, en dirección al centro del pueblo: Tahara el Gran Capataz; la Divina Doctora Yu, que ahora obtenía miradas de adoración tanto de trabajadores como de pacientes; y el Señor Demonio, el hombre con una presencia de otro mundo que los mantenía a ambos a su lado.

Aunque Yu y Tahara habían pasado mucho tiempo con los residentes y trabajadores de la aldea, ganándose su respeto y confianza, sus auras parecían cambiar cuando estaban cerca del Señor Demonio. Era una reminiscencia del Señor Demonio del Imperio, paseando por un área ocupada con sus asesores.

Tanto los obreros que clamaban como los capataces molestos silenciaron sus voces.

“Ha pasado un tiempo desde que vi al Señor Demonio…”

“Tan intimidante como siempre… Sabes, no puedo dejar de temblar cuando lo miro”.

“Sea como sea, ya no tendríamos un medio de vida sin él”.

“Escuché que el Señor Demonio fue quien construyó esa loca casa de baños”.

“Escuché el rumor de que quemó una Hydra hasta la muerte en Rookie. También se rio mientras lo hacía…”

“No dejes que te escuche decir eso. ¡Te hará pedazos!”

“Mamá… Mamá Yu… Mamá… ¡Wahhhhhh!”

“¡Cállate maldita sea!”

En este punto, el Señor Demonio simplemente necesitaba pasear por la aldea para causar el caos. Esto fue nada menos que una tortura para él, caminar a través de los ojos escrutadores de todos en el pueblo.

Mientras la multitud miraba conteniendo el aliento, el trío llegó a una parcela que (intencionalmente, asumieron todos) quedó vacía. El Señor Demonio produjo del vacío dos elementos para crear una Base.

“Empecemos… ¡Base Evolucionada!” El Señor Demonio arrojó uno de los elementos, Agua Bendita, al aire sobre la parcela. La bola de luz se transformó en el aire en una apariencia inesperada. La multitud comenzó a murmurar desconcertada.

“No puede ser…”

“¿Estoy soñando?”

Una mujer vestida toda de blanco se materializó, con la apariencia y el aura de un ángel genuino. La mujer llevaba un gran cántaro al hombro y de él se derramaba agua divina sobre el suelo arrugado. Con un destello brillante, se formó una Base Evolucionada llamada Fuente de Sanación. Al mismo tiempo, murmullos de sorpresa se extendieron por las masas, seguidos de gritos esporádicos.

“¿Un ángel…?”

“¡E-Esa parcela seca está inundada…!”

“¡¿Qué estoy viendo?!”

Si bien la fuente era una vista impresionante para los de este mundo, no era nada extraordinario para los estándares modernos.

La estatua se basó simplemente en la representación popular de Acuario.

La multitud había visto a un ángel descender del cielo y convertir una parcela de tierra seca en un manantial, mientras que el Señor Demonio solo vio un efecto visual familiar que se reproducía cada vez que se creaba esta base en el Juego. Por supuesto, lo mismo ocurrió con los asesores.

“Gracias jefe. Ahora no tenemos que arrastrarlo desde el resort”.

“Hm. Permitir el libre acceso a los residentes y trabajadores. Sin embargo, prohíba estrictamente que saquen agua del pueblo. Solo provocará problemas”.

“Secundo que. No queremos sacudir la economía todavía”, Tahara le dio una mirada significativa.

(¿Aún…?) El Señor Demonio le devolvió un movimiento de cabeza de comprensión fingida.

La Base tenía las propiedades para curar a su usuario cuando estaban en combate en su vecindad, pero no tenía ningún efecto en nadie más, aparte de ser una fuente de agua divina e inmaculada. Divino, y no “Santo”, porque obviamente no tenía bendiciones de ningún Ángel u otra entidad del elemento Santo.

La única descripción de la Base era ridícula, que afirmaba que producía infinitamente agua de montaña de los Alpes del Sur. Al igual que el agua Fuji que había visto la luz del día en el territorio de Hellion, esta agua tenía la propiedad oculta de acentuar el sabor de las bebidas y los platos, que seguramente se apreciaría más aquí que el propósito previsto de la fuente.

Mientras tanto, esta construcción estaba provocando que otro malentendido se extendiera entre la multitud… Si esto aún pudiera llamarse un malentendido.

“¡E-El ángel creó una fuente!”

“Tiene que ser un hechizo mágico, ¿verdad…? ¡¿Cómo una clase 7 o 8 que nadie ha visto?!”

“Esto no está pasando…”

“Escuché, una vez… que el ‘Señor Demonio’ es lo que ellos llaman el Ángel Caído…”

“Ángel… ¿Caído…?”

Mientras la multitud continuaba murmurando, el Señor Demonio se preparó para establecer otra Base Evolucionada, el Bosque de la Restauración. Esto también tuvo un efecto maravilloso para los residentes. El Señor Demonio colocó un árbol pequeño, un árbol joven de la Restauración, en el suelo.

Con un destello, el árbol creció rápidamente, multiplicándose y expandiéndose en un bosque que cubría el suelo estéril. De repente, había surgido un hermoso bosque entre el Complejo de Aguas Termales y el Hospital de Campaña, lo que le dio al pueblo una estética más refinada. La Fuente de la Curación ahora estaba rodeada de palmeras que combinaban con el clima abrasador.

La multitud soltó asombrada ante la repentina aparición de un bosque. “¡Vaya, vaya, vaya! ¡Ahora los árboles crecieron del suelo!”

“Ya no sé lo que está pasando”.

“El Señor Demonio… da forma a la tierra con sus propias manos”.

Era natural que la multitud se sorprendiera, especialmente después de presenciar una fuente y un bosque materializarse de la nada. ¿Quién sino un ser superior como un dios o un ángel podría haber realizado tal hazaña? Cuando se trataba de sus poderes divinos, la percepción de la multitud del Señor Demonio ya no era un malentendido, sino una evaluación precisa.

“Dirige a los pacientes que desbordan aquí, Yu, y diles que descansen en el bosque”.

“Gracias, señor secretario”.

Como sugiere su nombre, el bosque tenía propiedades restauradoras. Con el tiempo, curó lesiones en el Juego, lo que se traduciría en todo tipo de efectos diferentes en este mundo. Todo tipo de dolencias como huesos rotos, cortes, dolor de espalda y dolor en las articulaciones se curarían con el tiempo.

Finalmente, el Señor Demonio se dirigió al otro extremo de la aldea, listo para realizar su mayor milagro del día. Sin pensarlo dos veces, toda la multitud lo siguió como si anhelaran ver otro milagro realizado por un hombre santo.

Una vez en la ubicación, el Señor Demonio produjo un Game Pass, el elemento necesario para evolucionar la Base que tenía en mente: el Casino. Los ojos de Tahara brillaron, mientras Yu suspiró exasperada.

“Deja que llueva oro en esta tierra… ¡Base Evolucionada!” El Señor de los Demonios dio un saludo dramático y se materializó un gran hotel casino, para el asombro de todos los que miraban. Akira Ono había diseñado la construcción basándose en el Hotel Bellagio en Las Vegas.

Si bien el Bellagio era un hotel enorme de 36 pisos, la base se encontraba a la todavía considerable altura de 14 pisos. Los pisos del 1 al 3 albergaron el casino, los restaurantes y el teatro, mientras que los pisos del 4 al 13 sirvieron como un hotel de lujo.

Un ático remató el lujoso edificio como el piso 14. El frente del casino tenía una laguna artificial, donde las fuentes bailaban con la música, aunque el agua estaba completamente quieta en ese momento. Una vez que comenzara un espectáculo de fuentes, se quedarían sin palabras al ver el recurso más preciado de Holylight utilizado como decoración.

Tahara silbó ante la vista. “¡Por fin! ¡Ahora estamos hablando!” Tahara era, por naturaleza, un hombre impulsivo, lejos de ser un adulto funcional. Por supuesto, participó en la mayoría de las formas de juego.

Si bien Yu no estaba interesada en apostar, dejó escapar un murmullo encantado ante la belleza arquitectónica del edificio. “Estoy segura de que será aún más lujoso por la noche, señor secretario…”

“De hecho…”

Yu había envuelto su brazo alrededor del Señor Demonio, acercándose lo más posible a él. De hecho, el Casino Hotel era nada menos que el epítome de la extravagancia.