Isekai Ryouri (NL)

Volumen 6

Interludio 1: Silver Vase

Parte 2

Sin embargo, casi nunca hubo historias de viajeros que se toparan con giba a lo largo de la carretera y fueran atacados. Las bestias preferían las frutas y verduras a la carne, y también tendían a evitar a los humanos.

“Yo no sé. Pero partir, el monte Morga, hacia el norte, es peligroso.”

Shumiral y compañía intentaban pasar al sur del monte Morga, por lo que, naturalmente, el bosque se encontraba imponentemente al norte de ellos. Si su posición actual era peligrosa, entonces sus únicas opciones eran dar la vuelta o continuar.

“Ya veo. Debería haber, granjas al sur. ¿Son ellos también peligrosos?”

“Lo son. Ya veo, no hay camino que pueda sobrevivir, hacia el sur.”

Sin embargo, el mundo ya estaba inundado en el crepúsculo. Ya sea que avanzaran o se retiraran, la noche caería antes de llegar a mitad de camino a un lugar seguro. Y no importa cuán hábiles puedan ser para manejar sus totos, una marcha forzada por la noche era demasiado peligrosa.

“Entendido. Bueno, entonces…” Shumiral comenzó a decir, solo para que un rugido repulsivo sonara desde el norte. Era el aullido lejano de una bestia, tan profundo que era como si la tierra misma temblara.

Como en respuesta, un aullido similar sonó desde una dirección diferente.

Era un sonido verdaderamente aterrador, como si un dios de la calamidad hubiera sido liberado de un antiguo sello y dejara escapar un grito de guerra encantado.

“Es decir, el aullido de una giba. Hace 20 años, escuché ese mismo grito”, pronunció el compañero de Shumiral, luego regresó a su carreta.

Ya no quedaba un momento libre. Y así, Shumiral dio a sus hombres la señal de avanzar.

En ese instante, una bestia saltó desde las sombras de las rocas hacia el norte.

Sin demora, sus camaradas dispararon sus dardos venenosos. La criatura dejó escapar un grito sordo, luego se desplomó sobre la roca.

Su torso estaba hinchado, pero sus extremidades eran delgadas. Tenía grandes orejas en forma de diamante, un hocico alisado… Y su pálido pelaje de color arena era corto y cubría torpemente su cuerpo, que era del tamaño de un niño humano.

No era una giba, sino un mundt devorador de carroña. Eran bestias peligrosas que vivían en la base de la montaña, hurgando en el bosque en busca de cadáveres.

¿Escuchó esto el grito del giba y huyó del bosque con miedo? Shumiral pensó para sí mismo, solo para que varias figuras más saltaran de las sombras.

Las luces de los ojos rojos brillaban en la oscuridad. Era un grupo de mundt, seis en total.

“¡Avanzar!” Shumiral gritó mientras agarraba el látigo de cuero de su compañero y le daba a los totos un golpe en la parte trasera con él.

Normalmente, mundt no buscaba presas vivas, pero lo hacían cuando se moría de hambre. Entonces, en cierto modo, la situación en la que se encontraban ahora no era menos peligrosa que si realmente hubiera sido una giba.

Sin embargo, las extremidades débiles del mundt no podían llevarlas a ninguna parte tan rápido como una giba. Con la fuerza de las piernas de sus totos para ayudarlos, definitivamente sería posible escapar, incluso tirando de su carga detrás de ellos.

“Déjame conducir. Por favor, prepara las llamas”, dijo Shumiral mientras tomaba las riendas de su compañero.

“¿Preparar llamas?” el hombre cuestionó mientras cedía el asiento del conductor.

“Si eso es correcto. Prepárate, dos antorchas. Vamos a correr los totos, hasta que el peligro desaparezca.”

“Pero el sol se pondrá pronto, ¿no?” preguntó el hombre, sintiéndose lo suficientemente presionado como para dejar de usar la lengua occidental. Pero cuando su compañero habló en la lengua materna, Shumiral desapareció en la carreta.

“Por eso, necesitamos, las antorchas. Por favor, cuéntales a los demás.”

Si la lectura de las estrellas de su viejo camarada fuera correcta, no escaparían de esta amenaza hasta que llegaran al lado occidental del monte Morga. Y se sintió mucho más seguro correr los totos durante la noche que acampar bajo la amenaza de ataques de giba y mundt.

Cosas como esta suceden cuando continúas viajando.

Shumiral y compañía habían superado circunstancias mucho más desastrosas en numerosas ocasiones en el pasado. Y así, estimuló a los totos con esperanza en su corazón en lugar de desesperación.

***

La mañana había llegado. Al final, Shumiral y compañía habían seguido pasando el sur del monte Morga sin dormir ni descansar, hasta que finalmente llegaron a Genos.

Poco después de pasar la base del monte Morga, se toparon con una carretera de piedra. Era un camino ancho, que iba de norte a sur hasta donde alcanzaba la vista. Había campos prósperos a la izquierda, mientras que la cordillera Morga se extendía a la derecha, y no muy lejos en el camino había edificios de madera a ambos lados.

Esa fue la ciudad de correos de Genos.

Mientras el sol se levantaba constantemente en el cielo, la ciudad saludó al grupo de Shumiral, luciendo igual que siempre.

“¿Están todos bien?” Shumiral preguntó, volviéndose para mirar a sus camaradas después de bajar de su carro cerca de la entrada de la ciudad.

Uno por uno, los otros hombres salieron de los otros cuatro vagones hacia la carretera de piedra.

Como era de esperar, no pudieron ocultar su fatiga, pero ninguno de ellos fue sacudido por la emoción. Dentro del grupo, el especialmente grande vicecapitán Radajid habló.

“Llegamos, medio día antes, de lo planeado. ¿Qué deberíamos hacer ahora?”

“Vamos a la posada. Después de que terminemos de prepararnos, despegaremos hoy del negocio”.

Estaba prohibido montar totos en la ciudad de correos. Y así, Shumiral y compañía llevaron a las grandes aves por las riendas cuando pisaron Genos.

Todavía quedaba algo de tiempo hasta que el sol alcanzara su punto máximo, por lo que no había tanta gente alrededor, como era de esperar. Aun así, varias posadas estaban abiertas para los negocios, y había mujeres con cestas llenas de productos sucios para limpiar y comerciantes que iban de puerta en puerta para ser vistos aquí y allá.

Era una vista tan pacífica que hacía que la locura del día anterior pareciera irreal.

Genos estaba lejos de la nación enemiga de Mahyudra, y fue bendecido con gran prosperidad y poca lucha significativa. Además de eso, estaba protegido por guardias de aspecto robusto. Después de todo, ser la ciudad más próspera de la región significaba que tenían que estar especialmente en guardia para los ataques de los bandidos.

Esta ciudad de correos y las granjas circundantes en particular también carecían de muros para alejar a los enemigos del exterior, por lo que había guardias patrullando tanto de día como de noche. Si bien esta tierra estaba lo más lejos posible de la capital occidental, todavía era una piedra angular del comercio.

Originalmente, sin embargo, este lugar fue abandonado.

Un poco más de 200 años antes, esta tierra también era parte del territorio no reclamado. Aparentemente, en aquel entonces solo había unos pocos cientos de personas del oeste apenas raspando cosechando aria y poitan y cosas por el estilo.

Sin embargo, el gran río que fluía desde Morga en esta tierra había estado oculto a la vista. Una vez que se descubrió, una masa de pioneros fueron enviados desde otras regiones para vivir aquí, y en poco tiempo se construyó el castillo Genos.

Después de eso, se construyó la carretera, vastas tierras de cultivo comenzaron a extenderse hacia el norte y el sur del castillo, y la gente comenzó a llegar desde todas partes. Y cuando pasaron cien años, había una ciudad aquí que era sorprendentemente enorme para una ubicada en la frontera.

Una vez que pasaron otros cien años, Genos se había convertido en un eje del comercio.

Hoy en día, muchos comerciantes de Sym y Jagar visitaron la ciudad, trayendo aún más energía y fortuna al lugar. Y dado que estaba prohibido que las personas de Sym y Jagar discutieran aquí, hizo de Genos un lugar raro donde los ciudadanos de las dos naciones podían coexistir.

Gracias a eso, Shumiral tenía una gran afición por Genos.

Para las personas pacíficas nacidas en las llanuras como Shumiral y compañía, este lugar tenía un aire especialmente cómodo.

Incluso cuando personas del este como ellos caminaban por la ciudad, nadie les dirigió una mirada inquisitiva. La gente de Jagar puede dispararles una mirada hostil si se cruzan, pero eso sería lo máximo que podría suceder.

“Shumiral”, una voz gritó de repente en diagonal detrás de él.

Dándose la vuelta, encontró a Radajid mirando en una dirección inesperada.

Siguiendo la mirada del hombre, Shumiral espió a tres personas en un pequeño camino hacia el este. Eran mujeres con cabello castaño oscuro y piel ligeramente oscura, vestidas con telas con remolinos y chales transparentes alrededor de sus delgados cuerpos… Eran mujeres del borde del bosque.

Una era mayor, mientras que las otras dos eran jóvenes.

Todos ellos tenían expresiones tranquilas pero resueltas. No había nada extraño en los residentes de la base del Monte Morga, pero de alguna manera tenían la misteriosa sensación de bestias salvajes sobre ellas.

Y aunque a la gente del pueblo no le importaba en absoluto Shumiral y compañía, era casi palpable lo incómodos que se sentían ahora. El grupo de Shumiral estaba formado por extranjeros, pero de alguna manera, la gente del borde del bosque se veía aún más como forasteros aquí en este territorio occidental. Y aunque no eran cazadores, eso no era menos cierto para estas mujeres.

Las mujeres del borde del bosque se apresuraron rápidamente hacia el norte y desaparecieron de la vista.

Deben haber ido a comprar comida en uno de los muchos puestos. Como se les prohibió reunir las bendiciones del  bosque, debían visitar con frecuencia la ciudad de correos para comprar ingredientes a cambio de cuernos, pieles y cosas por el estilo.

Sin embargo, Shumiral y compañía no sintieron la necesidad de evitar a la gente del borde del bosque.

La gente del oeste pudo haberlos visto como difíciles de entender, y la gente del sur los vio como traidores que abandonaron al dios del sur, pero los del este no tenían razón para discutir con ellos. Y como la gente del este trataba a los pastizales, las montañas y el cielo como dioses, adorando el bosque como uno no parecía extraño en lo más mínimo.

Pero no es prudente acercarse a ellos en exceso cuando desea continuar haciendo negocios en Genos… pensó Shumiral para sí mismo mientras pisaba un camino hacia  el oeste.  Siguiendo de acuerdo con  lo que recordaba, pronto apareció una señal familiar.

Marcó la pequeña posada conocida como The Sledgehammer, donde Shumiral y compañía siempre se quedaron.

“Cuánto tiempo sin verte, señor”.

“Ah, si no es el Silver Vase… Entonces ya es la temporada para que todos ustedes visiten, ¿eh?”

El dueño de la posada luego juntó los dedos en un saludo estilo Sym. Se llamaba Nail y, a pesar de ser ciudadano del oeste, tenía un interés inusualmente fuerte en la cultura del reino oriental.

“Diez de nuevo esta vez, ¿verdad? ¿Y cuánto tiempo te quedarás?”

“Estábamos pensando, hasta el final, en el mes azul. ¿Tienes habitaciones disponibles?”

“Afortunadamente para ti, acaba de salir un grupo entero esta mañana.

¿Debo preparar dos habitaciones grandes para ti?”

“Gracias. ¿Puedes llevar nuestro equipaje?”

“Por supuesto. Por favor ven por aquí.”

Nail luego lo condujo fuera de la posada a un edificio en la parte trasera. La posada en sí era pequeña, pero gracias a este gran almacén cerrado con llave, resultó bastante conveniente para el Silver Vase, con todo el equipaje que trajeron consigo.

Shumiral luego se volvió para mirar a sus camaradas mientras movían los totos y cinco vagones frente al almacén.

“Antes de descansar nuestros cuerpos, hagamos los preparativos para hacer negocios mañana. Radajid, obtén permiso para abrir un puesto y también confirma que nuestro permiso para ingresar a la ciudad del castillo aún es válido”, declaró Shumiral, dando sus órdenes en su lengua materna por el bien de su joven camarada que todavía no era experto en el tema. Idioma del oeste. “Y en el camino, confíe los totos a un establo. Cinco de ustedes deben acompañar a Radajid. Los otros tres deben permanecer aquí conmigo para organizar nuestros productos.”

“Entendido.”

El grupo de seis de Radajid salió del almacén y se llevó los diez totos junto con ellos.

Mientras tanto, Shumiral y los otros tres que se quedaron decidieron separar los productos que se venderían en la ciudad de correos de los destinados a la ciudad del castillo.

Teniendo en cuenta que tenían cinco vagones, valía una enorme cantidad de equipaje. En consecuencia, a pesar de que se había ordenado aproximadamente por adelantado, todavía no era una tarea fácil. Además, su resistencia estaba casi en su límite.

“Shumiral, ¿este cuchillo de cocina está destinado a la ciudad del castillo?”

“Si. Espadas Sym, no se vendería, en la ciudad de correos.

Gracias a lo precioso que era el metal Sym, las cuchillas hechas con él eran bastante caras. Y a pesar de la prosperidad de Genos, había una brecha sorprendente entre el estado de la ciudad de correos y la ciudad del castillo. Del mismo modo, los accesorios de platería estaban destinados a la ciudad del castillo, mientras que los hechos con cuernos de gyama y piedras eran para la ciudad de correos.

Supongo que eso lo hace…

Después de aproximadamente media hora, el grupo de Shumiral finalmente terminó de clasificar sus productos, y salieron juntos del almacén. Luego cerró la gruesa puerta de madera y cerró la cerradura de acero.

Seguramente nadie pensaría que los bienes destinados a ser vendidos en la ciudad del castillo se guardan aquí en un almacén en la ciudad de correos. Aun así, se aseguraron de colocar trampas con hierbas venenosas en sus carros, como medida de precaución contra los ladrones.

Si alguien fuera lo suficientemente tonto como para tocarlos sin el permiso de los propietarios, terminarían durmiendo medio día desde el banagiuz.

Satisfecho con su trabajo, Shumiral luego regresó a The Sledgehammer.

El propietario, Nail, había regresado al mostrador de recepción y él asintió con la cabeza sin expresión.

“Bienvenido. ¿Estarás descansando en tu habitación ahora?”

“Si. Pero antes de eso, emprendamos nuestro primer negocio”.

Con la señal de Shumiral, uno de sus camaradas colocó un gran paquete de tela sobre el mostrador de recepción.

Nail estalló instantáneamente en una sonrisa, pero luego se contuvo apresuradamente. Después de todo, estaba tratando de incorporar la costumbre de Sym de no mostrar emoción en su propio estilo de vida.

“Gran parte de la comida está dispuesta para ser vendida a los nobles de la ciudad del castillo. Y así, solo hay un poco aquí. Mis más sinceras disculpas.”

“No, esto es suficiente para mí, tanto en términos de cantidad como de calidad”.

El paquete estaba lleno de todo tipo de ingredientes de Sym, como semillas de chitt. Gracias a eso, el grupo de Shumiral también pudo experimentar la cocina de estilo Sym en esta posada.

Sin embargo, ciertamente no fue suficiente en términos de calidad o cantidad. Nail estaba claramente feliz, pero en última instancia, las hierbas y los ingredientes de clase alta simplemente no se venderían en la ciudad de correos.

El simple hecho de que hubiera suficiente carne y verduras parecía ser más que suficiente para satisfacer el apetito aquí en la ciudad de correos. En cierto modo, se podría decir que les dio hábitos alimenticios más prósperos que otras ciudades, pero dado que la gente del este prefería condimentos fuertes, definitivamente se sentía algo faltante.

Pero dicho esto, no podían simplemente ir y colocar los productos que trajeron de Sym a precios de ganga. Lo mismo también sería cierto para los comerciantes de Jagar. Y así, todos esos ingredientes caros tuvieron que venderse en la ciudad del castillo.

La gente de la ciudad de correos ciertamente vive una vida de abundancia. Especialmente cuando se trata de regiones fronterizas, no puedo pensar en otra ciudad donde todos puedan comer tanto karon y kimyuus como quieran… Pero dentro de esos muros de piedra, los nobles viven con un lujo mucho mayor.

A la gente de la ciudad de correos no se les permitía pisar la ciudad del castillo. Y así, no tenían idea de cómo vivían los nobles de la fortuna que ganaban.

Por otro lado, Shumiral tuvo la oportunidad de formar un vínculo con un noble de Genos, y pudo obtener un permiso. Era la forma más baja de permiso, ya que no les permitía pasar la noche, pero aún era más que suficiente para aprender cómo era la vida dentro de los muros de piedra.

Tales brechas no existen dentro de una sola ciudad en Sym. Y Genos también teme a la gente del borde del bosque como salvajes, también. Seguramente tales ciudades únicas son raras incluso en todo el dominio occidental.

Shumiral y compañía eran aficionados a Genos. Pero debido a eso, estaban más que un poco preocupados por el extraño sentimiento y las costumbres que rodeaban la ciudad.

Algo estaba ligeramente deformado sobre el lugar. ¿Llegaría el día en que esta distorsión sería corregida…? ¿Esta ciudad podría obtener una felicidad más igualitaria para todos? Shumiral no pudo evitar mantener esas preocupaciones en el rincón de su mente.

Bueno, supongo que nada vendrá de un extranjero como yo preocupado por tales asuntos… pensó Shumiral para sí mismo, momento en el que la puerta de la posada se abrió de repente.

Cuando se volvió para mirar, encontró a sus seis camaradas que se habían dirigido a la ciudad parados allí.

“¿Qué pasa? No es bueno actuar tan salvajemente”.

Como el más joven del grupo estaba parado a la cabeza, Shumiral usó su lengua materna.

El joven respondió: “Mis disculpas”, mientras se acercaba a Shumiral. Su expresión permaneció tranquila, pero había una clara emoción brillando en sus ojos negros.

Parecía haber una leve emoción en Radajid y los demás también. “¿Hubo algún tipo de problema? ¿El permiso ya no es válido…?”

Al Silver Vase se le había otorgado el permiso en nombre de un noble, por lo que si esa persona hubiera caído del poder, ya no resultaría efectivo.

Sin embargo, el joven sacudió la cabeza y dijo: “No había problema”.

“Entonces, ¿por qué han perdido la compostura? Especialmente tú, Radajid. Esto no es como tú en absoluto”.

“¿He perdido la compostura? Qué vergonzoso.”

Naturalmente, fue un cambio lo suficientemente leve como para que un occidental como Nail no pudiera detectarlo, pero era imposible esconderse de Shumiral, quien era su compañero cercano. A pesar de sus expresiones tranquilas, todos estaban claramente fuera de lugar.

“La cosa es que probamos una cocina impactante”, dijo el joven. “Nunca imaginé que encontraría un plato así aquí en la ciudad de correos de Genos”.

“¿Comiste comida de un puesto? Eso ciertamente suena prometedor. Pero estoy agotado por lo de anoche y no tengo ganas de comer nada en este momento”, respondió Shumiral mientras se sentía un poco asombrado por lo que estaba escuchando, solo para que el joven volviera a sacudir la cabeza.

“Entonces por favor, cómelo mañana. Es un plato realmente sorprendente. Y aparentemente, está hecho con carne de giba”.

“¿Carne de giba? Pero por lo que escuché, solo la gente del borde del bosque come eso”.

“Sí, es un hombre del borde del bosque quien lo vende… Sin embargo, a pesar de que usaba su ropa, realmente se parecía a una persona del oeste para mí”.

Shumiral se quedó sin palabras.

¿Un occidental vestido con el atuendo del borde del bosque vendía giba cocinando en un puesto en Genos…? ¿Era tal cosa realmente posible?

“Si eso es cierto, entonces ciertamente me gustaría probarlo”.

“Sí, por favor hazlo. Entonces, seguramente estarás tan sorprendido como nosotros”.

Mientras miraba en silencio a sus camaradas, Shumiral sintió una misteriosa emoción acumularse en su interior. Quizás el dios del este o del oeste lo había hecho temblar como premonición del cambio que vendría a Genos.

-FIN DEL VOLUMEN 06-