Isekai Ryouri (NL)

Volumen 6

Interludio 1: Silver Vase

Parte 1

Un grupo viajaba rápidamente a través del páramo árido, de este a oeste. Con ellos tenían cinco  vagones, cada uno  tirado  por dos totos. Los conductores que sostenían las riendas, cada uno de ellos, eran hombres de piel oscura del Reino Oriental de Sym.

Eran el grupo de comerciantes conocido como el Florero de Plata.

Su joven líder, Shumiral Zi Sadumtino, estaba sentado actualmente en la parte trasera del vagón principal, mirando por la ventana mientras el paisaje pasaba silenciosamente.

El sol ya se estaba hundiendo más allá del horizonte occidental, su crepúsculo rojizo se extendió por la región áspera, donde nadie podría vivir.

La tierra estaba seca y agrietada. Todos los árboles estaban marchitos, y nunca se podía esperar fruto de ellos. Si te diriges más al sur, encontrarás un desierto abrasador aún más desolado que esta tierra. Y así, esta tierra estéril fue abandonada por todas esas personas codiciosas que vivían en ciudades de piedra, convirtiéndola en una zona fronteriza no reclamada entre naciones.

Incluso el camino por el que transportaban sus mercancías no era un sendero real, cubierto de arena como estaba. Sin una gran experiencia en tales asuntos, sería fácil atrapar el pie de un totos en un trozo de roca que sobresalía repentinamente, o golpear la rueda de un carro en uno, y de repente ser incapaz de seguir adelante.

Sin embargo, estos eran hábiles viajeros. Una vez al año, el Silver Vase cruzó este camino inhóspito en un largo viaje al reino occidental de Selva.

Al viajar de Sym a Selva, solo había dos caminos más o menos definidos. O pasaste el Reino del Norte de Mahyudra mientras seguías las fronteras entre las naciones, o pasaste por esta región árida no reclamada hacia el sur.

El camino hacia el norte se mantuvo adecuadamente, pero una gran cantidad de bandidos merodeaban por la zona. Al sur rara vez había alguien que te molestara, pero la naturaleza misma actuaba en tu contra. En términos de peligro general, realmente no había mucha diferencia. Pero desde que su líder anterior formó el Florero de Plata, se habían enfrentado a la naturaleza en lugar de a los bandidos.

Sin embargo, incluso en esta tierra árida, no era como si no hubiera bandidos en absoluto. Y por primera vez en mucho tiempo, pronto terminaron experimentando ese hecho.

“Shumiral”, gritó el joven que sostenía las riendas. “Correcto”, respondió Shumiral, inclinándose hacia él.

Había una serie de figuras sombrías que se dirigían hacia ellos, con el sol abrasador a medio poner detrás de ellos.

Era un grupo de bandidos montando totos. Parecía haber alrededor de diez en total, y varios de ellos sostenían brillantes espadas plateadas.

Como venían de la dirección en que viajaba el grupo, huir simplemente no sería posible. Sin embargo, no podrían librarse de los bandidos mientras sus totos tiraban de ese equipaje tan pesado. Después de un simple momento de reflexión, Shumiral dio a sus camaradas la señal de detener los vagones.

“Bueno, seguro que son unos comerciantes muy comprensivos. Si continúan comportándose, entonces les dejaremos escapar con sus vidas”.

Los bandidos se extendieron, rodeando los cinco carros. Un hombre especialmente grande del grupo se acercó, sosteniendo una espada. Era occidental, con el pelo ondulado y castaño oscuro. Su chaleco y su falda de batalla parecían un poco sucios, y había una petaca y una bolsa de tela colgando de su cinturón de cuero. Quizás era un ex mercenario, ya que también parecía bastante hábil para manejar sus totos.

Shumiral se puso de pie al lado del asiento del conductor, frente al hombre que parecía ser el líder de los bandidos.

“¿Todos ustedes vinieron del norte?”

“¿Huh? ¿Parecemos que somos de Mahyudra? Todos ustedes son los que tienen vínculos con esos salvajes.”

“Eso no es lo que quise decir. Entiendo, ustedes son personas del oeste. Simplemente estoy preguntando si viniste, desde más al norte que aquí.”

“¡No te entiendo en absoluto! ¡Bueno, supongo que es bastante bueno para los estándares de Sym poder hablar el idioma occidental en absoluto!” el hombre se burló, y sus seguidores se unieron con risas vulgares.

Shumiral simplemente lo miró inexpresivamente.

“Tu piel está quemada, roja. Por lo tanto, creo que debes haber venido desde el sur, bastante recientemente. Los occidentales nacidos en el sur tienen más piel bronceada”.

“¿Qué hay de eso? Si estás tratando de ganar tiempo, debes saber que los guardias no vienen aquí”.

“Muy pocos bandidos, atacan a la gente de Sym, en esta región. Hay diez de nosotros. Hay diez de ustedes también. Normalmente, tendemos a evitar a los bandidos.”

“¿Eh…? ¿Adónde vas con eso?”

“Necesitas cinco, por cada hombre de Sym, atacas. Necesitabas 50 hombres”.

En el mismo instante en que Shumiral hizo esa declaración, el líder de los bandidos se inclinó hacia atrás con un “¡Gyah!” Luego cayó al suelo, y los totos de cuello largo inclinaron la cabeza, habiendo perdido a su amo.

“¿J-Jefe? ¡¿Qué demonios está pasando?! ”

“¡¿Qué hicieron ustedes bastardos?!”

Los bandidos restantes tomaron sus armas, claramente enfurecidos.

Al ver eso por el rabillo del ojo, Shumiral dijo con calma: “Los hombres de Sym no son débiles”.

Tres hombres más cayeron de sus totos, uno tras otro.

Los camaradas de Shumiral habían lanzado un ataque con cerbatanas. Y todos los dardos que dispararon estaban cubiertos con un poderoso agente paralizante conocido como banagiuz.

“Seis de ustedes, quédense. ¿Va a abandonar este robo?” Shumiral preguntó con calma. “Es peligroso, para todos ustedes, perder el conocimiento. Estarías aquí, cuando llegue la noche, nadie para salvarte. No podrías evitar la muerte.”

Otro de los hombres cayó.

La mitad restante de los hombres entró en pánico. “¡E-Estos tipos son chamanes Sym!”

“¡Acércate demasiado y te maldecirán!”

La gente del oeste y del sur temía a la gente del este, que eran hábiles en el uso de hierbas medicinales y venenosas, como chamanes y hechiceros. Y parecía que estos hombres finalmente habían recordado esos rumores.

“No deseamos, matar, a nadie. Ríndete, en tu robo, y vete con tus camaradas”, gritó Shumiral, mientras los bandidos restantes parecían listos para huir en cualquier momento. Cuando alguien fue golpeado con banagiuz, no pudieron moverse durante medio día, por lo que a este ritmo, esos cinco quedarían indefensos al caer la noche. “Ruego, vivas vidas apropiadas, de ahora en adelante. Tu dios, siempre te cuida.”

Los rostros de los hombres se pusieron pálidos y se movieron para rescatar a sus camaradas caídos, manteniéndose cautelosos ante cualquier movimiento del grupo de Shumiral todo el tiempo. Luego, reunieron a los totos callejeros y huyeron hacia el norte tan rápido como pudieron.

“Bueno, entonces, empecemos”.

Con esa señal de Shumiral, los cinco vagones comenzaron a avanzar una vez más.

El joven conductor se volvió hacia Shumiral mientras sostenía las riendas y dijo: “Hay muchos bandidos, entre la gente, del oeste. ¿Por qué no pueden, vivir vidas apropiadas?”

Los miembros del Silver Vase tenían la costumbre de usar su lengua materna lo menos posible para poder practicar eficientemente el idioma del oeste.

“Es probable que no tengan lugar para trabajar. Al no tener otra opción, deciden vivir a través del robo”.

“El reino occidental es más vasto que la nación oriental. Y aun así, ¿no hay trabajo?”

“Si. Quizás por eso, las luchas por la tierra, nunca cesan”.

El Reino Occidental de Selva había estado involucrado en disputas de tierras con el Reino del Norte de Mahyudra desde la antigüedad.

Sin embargo, el Reino del Este de Sym tampoco había alcanzado la paz con el Reino del Sur de Jagar. Shumiral y su banda habían nacido en pastizales lejos de las fronteras de la nación, por lo que se sentía completamente separado de ellos, pero incluso ahora las dos naciones lucharon entre sí.

“Hemos perdido el tiempo… apresurémonos”.

Siguieron avanzando rápidamente, dirigiéndose hacia el sol casi puesto.

Quedaban menos de cinco días hasta que llegaran a la ciudad fronteriza de Genos, que actuaba como la puerta del Reino Oriental de Selva.

***

Un rato después de que se marcharan de los bandidos, la cortina de oscuridad finalmente comenzó a descender, solo para que pudieran espiar la luz de un campamento en la distancia.

Parecía ser una gran hoguera. No era especialmente raro encontrarse con otros viajeros, incluso en esta tierra árida, pero la escala era ciertamente un poco inusual.

“¿Qué es eso? ¿Un grupo de comerciantes del oeste?”

En lugar de responder la pregunta de su camarada, Shumiral miró hacia adelante a través de la oscuridad. Parecía haber una gran cantidad de personas preparándose para la cena. Sin embargo, parecía que había mucho más que solo diez o veinte.

“Por favor, baja la velocidad. Evitemos provocarlos.”

Shumiral tenía cierta premonición en este momento. Y en poco tiempo, descubrieron que tenía toda la razón.

Cuando un hombre parado junto a la hoguera se dio cuenta del grupo de Shumiral, gritó con enojo: “¡Ustedes bastardos son del este, ¿no es así?! ¡¿Qué quieres con nosotros?!”

El hombre tenía cabello castaño oscuro y ojos verdes, su piel estaba pálida con un poco de rojizo, y era bajo y corpulento. Eso lo marcó como proveniente del Reino del Sur de Jagar.

Al escuchar la voz del hombre, varias figuras nuevas emergieron de las sombras, todas con lanzas más largas que altas.

“Somos, el grupo de comerciantes, Silver Vase. Nos dirigimos a la ciudad occidental de Genos.”

Esta era una región no reclamada. Los ciudadanos de cualquier nación eran libres de pisar el lugar, y ninguna de las leyes de los reinos se aplicaba. Y así, fue muy peligroso cuando las personas de las naciones enemigas de Sym y Jagar se toparon entre sí.

Además de eso, parecía que tenía que haber alrededor de 100 personas en el lado de Jagar. Si se redujera a la batalla, sería difícil de manejar con los dardos de veneno como antes.

“¿Un grupo de comerciantes, dices? ¡Ha! Entonces irías tan lejos como para pasar por esta molesta región fronteriza para vender tus productos,

¿eh? ¡Estoy sorprendido de lo codiciosos que son, al menos!” El hombre que gritó al principio respondió, su voz goteaba con abierta animosidad. “¡Sin embargo, este es nuestro acuerdo! ¡No permitiremos que la gente del este haga lo que quiera! ¡Anímate y pregúntale a tu dios de rostro oscuro si deberías irte de inmediato o si quieres pelear!”

“No tenemos intención de pelear. Simplemente deseamos, ir al oeste”.

“¡Entonces ve alrededor de nuestro asentamiento! Sin embargo, si das un paso hacia la luz de nuestro fuego, ¡lo tomaremos como un acto de agresión!”

No había razón para tal intimidación aquí en este territorio no reclamado. Sin embargo, en lugar de tratar tontamente de debatir con los hombres furiosos de Jagar, Shumiral apuntó sus totos hacia el norte.

Luego se movieron a lo largo de las afueras de la luz en un gran arco, tomando un desvío significativo mientras se dirigían hacia el oeste. Todo el tiempo, los hombres de Jagar mantuvieron sus miradas y lanzas fijas en el grupo.

“Shumiral, hay varias casas en el medio”, susurró uno de sus camaradas. “Deben haber construido, un asentamiento, en algún momento. Cuando tomamos este mismo camino, hace medio año, no estaba allí”.

“Si. Por lo tanto, deben haberlo construido, en este último medio año”.

“¿Pero por qué? Jagar tierra, está muy al sur, del desierto. Esta región está llena de bandidos, insectos venenosos, lagartijas devoradoras de hombres y otros peligros… Y la tierra misma se está consumiendo”.

“Si. Pero aun así, creo que hubo un oasis en esta área. Con el tiempo, sería posible cultivar campos”.

Esa fue precisamente la razón por la cual el grupo de Shumiral había planeado usar el área para acampar durante la noche.

“Deben haber sido expulsados de su tierra. Y así, eligieron esta región, para construir un nuevo hogar”.

“Entonces nuestro viaje será más difícil que nunca”.

Si construyeron una fortaleza o similar, sin duda sería increíblemente difícil para la gente de Sym pasar por la región. Sin embargo, no se había sentido tan peligroso para Shumiral.

“Sería peligroso si construyeran un fuerte. Pero no tienen la fuerza necesaria para tal cosa. Por ahora, un pequeño desvío está bien”.

Alrededor de cien personas habían ido y habían construido un asentamiento en medio de un páramo árido. Estaba claro como el día lo difícil que debe ser una tarea. Era difícil imaginarlos teniendo suficiente margen para construir una fortaleza además de eso. De hecho, probablemente necesitaban la protección de su dios solo para sobrevivir todos los días.

Aun así, sus circunstancias deben haberlos forzado a elegir vivir tales vidas. Quizás su hogar había sido tomado en la guerra con el este. Pensando en eso de esa manera, todo quedó a discreción de Sym.

“Alejémonos, lo suficiente como para que no podamos ver su hoguera. Ambas partes se sentirán a gusto, entonces.”

Continuaron silenciosamente hacia adelante, su camino iluminado por sus antorchas. Pero teniendo en cuenta que era un páramo tan árido sin nada alrededor en términos de cobertura, les tomó media hora de tener sus totos corriendo antes de que la luz del asentamiento ya no era visible.

“Esto debería ser suficiente. Este lugar, será donde acampemos”, declaró Shumiral, haciendo que los carros se detuvieran a la sombra de una roca masiva que sobresalía como la mandíbula de una bestia.

Los totos se separaron de los carros, luego sus riendas se mantuvieron en su lugar golpeando con estacas de metal en el suelo. Los carros se colocaron en un círculo que los rodeaba, y encendieron un fuego en el centro. Como cada uno de los diez miembros del grupo realizó sin problemas sus tareas asignadas, el campamento estuvo listo en muy poco tiempo.

“No pudimos reponer nuestra agua. Deberíamos usar lo menos posible”.

Los camaradas de Shumiral, que se habían mudado para comenzar a preparar la cena, todos asintieron levemente.

Tenían previsto llegar a la próxima primavera cuando el sol llegara a su punto máximo mañana, pero si algo andaba mal allí también, entonces sus vidas estarían en peligro. Y así, fue una decisión sensata moderar ahora mientras tenían suficiente margen para hacerlo.

Colocaron cuatro pedestales de piedra alrededor de la hoguera y colocaron una olla de metal grande encima de cada uno. Agregaron una cantidad moderada de agua a esos, y luego agregaron tres ingredientes diferentes: carne seca de gyama, aria seca y frijoles minsu.

Los gyama eran un tipo de criatura que vivía en todo Sym. Aria era un vegetal altamente nutritivo que se consumía no solo en Sym, sino también en Selva y Jagar. Y minsu era una especie de frijol cosechado de los pastizales de Sym.

En Selva y Jagar, la gente comía principalmente fuwano y poitan por sus granos, pero la región central de Sym comía principalmente frijoles minsu. Estos granos de minsu se habían secado para que no se pudrieran, pero se volvieron suaves una vez más cuando se hervían en agua. Al acampar, era normal que los viajeros de Sym calentaran estos ingredientes junto con las semillas de chitt para agregar un poco de especias.

“Aquí, Shumiral”, dijo uno del grupo, entregándole a su líder el primer plato del plato completo.

Shumiral estaba sentado sobre una alfombra, y después de agradecer y aceptar el plato, comenzó a sorber el caldo con la cuchara. El chitt aplastado lo había teñido de rojo, formando un caldo picante. La sal de la cecina gyama también sirvió de acompañamiento para el sabor. Y como estaban preservando el agua, se volvieron más pesados de lo habitual en el condimento.

Morder la cecina le llenó la boca de un sabor salado aún más fuerte.

Cuando su lengua comenzó a sentirse agotada, se humedeció la boca con leche agria fermentada de gyama en lugar de agua.

Después de un día de balancearse en la carreta, por fin pudo sentir un alimento adecuado que se extendía por todo su cuerpo.

Sin embargo, los ingredientes priorizaron la conservación por encima de todo por el hecho de viajar, por lo que sería demasiado generoso llamarlos realmente deliciosos.

La carne era lo suficientemente resistente como para morder la corteza de los árboles, y obviamente el aria y el minsu eran mucho más sabrosos y frescos. Si no fuera por la satisfacción de finalmente obtener algo de nutrición, probablemente no habría disfrutado comerlo mucho.

“Espero ansiosamente nuestra llegada a Genos”, una voz a su lado gritó en su lengua materna. Había venido de su miembro más joven, que recientemente se había unido al Silver Vase y aún no podía hablar en la lengua occidental. “Realmente te cansas de comer así después de un mes. Soy un hombre del este, pero he empezado a sentir ansia por la carne de kimyuus y el vino de fruta de mamaria”.

“Si. Siento lo mismo”, respondió Shumiral en la lengua materna también, lo que provocó que el joven se inclinara hacia adelante con entusiasmo.

“Pero a pesar de que Genos es una ciudad acomodada, muchas tiendas allí sirven platos bastante toscos. ¿No crees que podrías obtener comida de clase alta en una tienda en la ciudad del castillo?”

“No podría decirlo. Nunca he comido en la ciudad del castillo, así que no estoy muy seguro”.

“La ciudad del castillo y la ciudad de correos de Genos son casi como naciones completamente separadas. El único lugar para alojarse es la ciudad de correos, pero para un aperitivo, la ciudad del castillo sería…”

“Hey”, intervino otro de sus camaradas. Fue el vicecapitán del grupo, Radajid Gi Nafassiar. “No importa especialmente, pero estás dejando que se muestren demasiadas emociones. Deberías ser un poco más discreto.”

“¿De verdad? Aunque pensé que sí…” respondió el joven, frotándose las mejillas con las palmas.

Radajid sacudió la cabeza en silencio.

“Su expresión no cambió, pero sus emociones se filtraron en su conducta y forma de hablar. Sym vela por todo, ya sabes.”

Se consideraba vergonzoso que una persona de Sym dejara ver sus emociones abiertamente.

El joven reajustó cómo estaba sentado, estirando la espalda.

“Además, nos dirigimos a Selva para ganar una fortuna. Deberíamos devolver nuestras ganancias a Sym, no gastarlas frívolamente. La idea de comprar comida de la ciudad del castillo es simplemente absurda”.

“Sí, me doy cuenta de que… Pero muchos de los platos que se sirven en la ciudad de correos son tan aburridos, ¿no? Usan mucha carne y verduras, pero de alguna manera todavía sienten que les falta”.

“La gente del oeste no usa hierbas tanto como nosotros. Y no tienen nada más que sal para agregar sabor, por lo que es natural que su cocina sepa más bien insípida”, dijo Radajid, sosteniendo en alto su propio plato. “Pero aun así, es mejor que tomar una sopa hecha con aria arrugada y minsu. Si le falta el sabor, siempre puede agregar sus propias semillas de chitt”.

“Eso es cierto”, coincidió el joven.

El camino que habían tomado hasta ahora había agotado incluso a su grupo veterano. Para llegar desde tierra de Sym hasta Genos, los totos tardaron aproximadamente dos meses.

Y después del primer mes, tuvieron que seguir corriendo por esta tierra estéril, sin dejar rastro de ninguna otra persona. Eso significaba que no había posibilidad de recoger nuevos suministros de alimentos, por lo que no tuvieron más remedio que comer sus raciones conservadas.

Pero en solo cinco días, ese duro viaje finalmente terminaría.

Una vez que llegaban a su destino inicial de Genos, simplemente caminaban de pueblo en pueblo y casi nunca tenían que pasar la noche al aire libre. Pasarían varios meses viajando por todo el reino occidental, vendiendo productos de su tierra natal. Esa fue la vida llevada por el grupo de Shumiral, el Silver Vase.

Pasaría casi un año antes de que regresaran a casa en Sym. El tiempo que pasaron viajando realmente fue mucho mayor que el que pasaron en su país de origen.

Muchos de los nacidos en la nación de Sym, especialmente los de los pastizales pacíficos, eligieron vivir sus vidas deambulando como tales. Hubo algunos que ni siquiera formaron un grupo comercial como Shumiral y compañía, sino que viajaron a Selva o Mahyudra solos o en un grupo pequeño.

Parecía viajar como soplado por el viento, sin detenerse en un solo lugar, adecuado para la naturaleza de los que vinieron de los pastizales.

¿Qué tipo de encuentros me esperan en este viaje? Shumiral pensó para sí mismo, colocando su plato ahora vacío sobre la alfombra.

La mayoría de sus camaradas también parecían haber terminado sus escasas comidas.

“Bueno, entonces, ¿debemos descansar? Aquellos de ustedes que vigilan de noche, presten especial atención al este. No hay garantía de que las personas de Jagar de antes no ataquen”.

Con eso, la noche transcurrió tan silenciosamente como el día anterior.

***

Habían pasado cuatro días desde entonces.

Con solo un día para llegar a Genos, hubo finalmente un cambio en el paisaje desolado.

“Puedo ver, el Monte Morga ahora”, gritó el hombre que sostenía las riendas, su voz mostraba un poco de emoción.

Un enorme bosque verde oscuro había aparecido a la distancia en el oeste.

Esa era Morga, una montaña deshabitada envuelta en todo tipo de leyendas.

Oficialmente, el monte Morga pertenecía al reino occidental de Selva. Sin embargo, no estaba permitido que la gente pisara la montaña. Se decía que allí vivían lobos varb, serpientes gigantes de madarama y otras bestias viciosas, y si la montaña se perturbaba, podrían destruir el pueblo cercano.

Sin embargo, hubo una excepción a esa regla en forma de un asentamiento en la base de la montaña. Eran las llamadas personas del borde del bosque, cazadores que habían abandonado al dios Jagar en favor de Selva.

También había muchos misterios que rodeaban a la gente del borde del bosque.

Se decía que eran un clan que resultó de la mezcla de sangre de Sym y Jagar en la antigüedad, pero eso era poco más que un solo rumor. Durante un largo período de tiempo vivieron en la selva negra sin nombre de Jagar, evitando todo contacto con el mundo exterior. Cazaron simios negros viciosos que devoraban hombres y corrieron por el bosque con sus pieles, pero se sabía poco más sobre la tribu.

Pero cuando el bosque negro se quemó como resultado de la guerra hace 80 años, perdieron su hogar.

Sin ningún permiso de los pioneros o soldados de Jagar, toda la tribu se mudó a la base del monte Morga. Los dioses debían ser venerados por todo lo demás, pero intercambiaron al que adoraban y vinieron a vivir al oeste.

Aparentemente, la gente del borde del bosque no se veían a sí mismos como ciudadanos de ninguno de los cuatro grandes reinos. En cambio, su dios era el bosque. Por eso no dudaron en lo más mínimo en descartar al dios del sur y tomar el occidental.

Muchos temían a la gente de la linde del bosque. Y además de eso, eran un pueblo digno de ese miedo.

Cuando llegaron a vivir en la base del monte Morga, mostraron su aterrador nivel de habilidad a la gente del pueblo al cazar los perversos gibas que en ese momento se veían como un símbolo de calamidad en Genos. Vinieron a comer carne de giba y a vender sus cuernos y colmillos para ganarse la vida. Y desde el punto de vista de la gente del pueblo, al tomar la fuerza de los giba en sí mismos, solo se volvieron más viciosamente fuertes.

Y esa montaña con tantas leyendas que la rodeaban ahora había aparecido a la vista.

La ciudad de Genos existía al oeste más allá del Monte Morga.

Dentro de un día y medio, pasarían por el sur de la montaña y volverían a ver una nación civilizada y floreciente por primera vez en un mes.

“Mantengan a sus guardias arriba”.

“Correcto.”

Mientras continuaban por su camino sin senderos, sus alrededores cambiaron constantemente en rocas amarillentas. Parecía que de alguna manera, el aire se había vuelto bastante húmedo.

Luego, después de medio día de correr sus totos, finalmente vieron el majestuoso Monte Morga de cerca cuando el sol comenzó a hundirse hacia el oeste.

Después de descansar una vez más y luego mover sus totos a primera hora de la mañana, finalmente llegarían a Genos antes de que el sol comenzara a ponerse. Ese fue el pensamiento que pasó por la mente de Shumiral mientras daba la señal de detener los vagones.

Fue entonces cuando uno de sus camaradas saltó de su carro y se acercó.

“Shumiral, las estrellas, han cambiado”.

Este hombre era el miembro más antiguo del Silver Vase, había sido parte del grupo desde que el padre de Shumiral lo dirigió, y tenía una habilidad excepcional para leer las estrellas.

“¿Cómo exactamente, se han movido las estrellas?”

“Sí, bueno… La estrella roja del desastre, ahora está de pie, en nuestro camino. Esta noche, seguramente, resultará peligrosa”, dijo el adivino en voz baja, levantando su brazo derecho. Su dedo huesudo señaló hacia el bosque oscuro. “Desastre visitará, desde la montaña del norte. Colmillos hambrientos, ira roja… Muy peligroso.”

“Colmillos hambrientos… ¿Seremos atacados por una giba?”

Siempre era posible que una giba hambrienta abandonara el bosque para atacar los campos de Genos. Incluso los valientes cazadores del borde del bosque no podrían acabar con todo la giba en todo el vasto bosque en la base de la montaña.