Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 14++: Si Pudiera Verte Otra Vez

Historia Extra 5: Quien Era Yo Hasta Ayer

Parte 7

Impredecible.

Mis recuerdos del momento en que dejé morir a tres personas, y las cosas que sucedieron después de eso, podrían ser un poco confusos, pero cuando bebía, tenía cuidado de no beber hasta el punto de embriagarme, así que siempre sabía lo que había hecho.

También sabía muy bien que no era muy apreciada.

Había ganado algunos apodos, aunque nadie me los decía en la cara.

Uno era Malhumorada Mary.

Otro era Aterradora Mary.

Según otras personas, yo era una mujer fría.

Primero, estaban mis breves respuestas. No decía más de lo que tenía que decir. Yo misma reconocía eso. Sin embargo, no sentía que estaba siendo especialmente fría. No intentaba intimidar a las personas ni insultarlas, pero sí hablaba cuando era necesario, por supuesto.

Por ejemplo, si alguien actuaba como un idiota, sería peligroso no detenerlo. La mayoría de las personas no decían todo lo que pensaban, y podía entender por qué no podían hacerlo. Podrían ser tímidos, o no querer dañar su relación con alguien o, bueno, había varias razones.

Pero si pensaba que debería detener a alguien, nunca dudaba en hacerlo. No me importaba lo que alguien pudiera pensar de mí. Mi seguridad estaba antes de eso.

No cooperaba. Por eso no podía encontrar camaradas. Esa era otra queja común, pero, déjenme decirles, que no los necesitaba para darme un sermón.

No tenía intención de hacer camaradas en primer lugar. Deseaba que no asumieran que solo porque querían camaradas desesperadamente, porque se sentían inseguros sin ellos, porque no podían hacer nada sin ellos, que yo era igual. Me sentía mejor al no tener camaradas, y actuaba en consecuencia. Eso era diferente de no poder conseguirlos.

Haz lo que quieras con tus camaradas, y yo haré lo que quiera sola, así que déjame en paz. Así era como me sentía. No era que no tuviera la capacidad de cooperar, simplemente no estaba intentando cooperar. Porque no había necesidad de hacerlo.

Estaba trabajando, de hecho. No un trabajo permanente, pero no tenía problemas para mantenerme alimentada. Nadie tenía derecho a darme su opinión sobre mis decisiones, pero el hecho era que las tenía todo el tiempo.

La vida de un soldado voluntario no siempre era fácil, pero tal vez muchos de ellos tenían demasiado tiempo libre.

Pero eso no era todo. Yo lo entendía.

Los tipos de la Unión Libre y los hombres como Dune. Había un número de hombres que se acercaban a mí sin ninguna buena razón.

Como si eso no fuera lo suficientemente malo, ocasionalmente había mujeres que se volvían hostiles conmigo solo por estar en el mismo grupo que ellas. Tampoco tenían una buena razón.

Imagina que una mujer siente algo por el líder de su grupo, pero él no corresponde sus sentimientos. Me uno a su grupo como una segunda sanadora temporal, o por alguna otra razón.

Él está siendo un poco amable y me está cuidando. A ella no le gusta eso. No estoy actuando de manera diferente a lo habitual, pero ella dice que yo le estaba coqueteando, o algo así, y por eso se le ocurrió la idea equivocada. «Aléjate de él», me dice, «Hacerte la difícil es parte de tu rutina, ¿no?».

Eso era algo que me habían dicho antes. Solo pude responder que, por mi parte, no tenía tales intenciones. Pero había mujeres por ahí que, incluso una vez que les decías eso directamente, aún se aferrarían a sus suposiciones.

Hombres y mujeres así difundían rumores sobre mí, tanto verdaderos como falsos. Yo no iba por ahí negándolos, y antes de darme cuenta, tenía una reputación de Repugnante Mary y Aterradora Mary.

Podían hacer lo que quisieran y llamarme como quisieran, de verdad. Si me volviera lo suficientemente infame, ya nadie tendría expectativas para mí. Solo vendrían a trabajar conmigo las personas que tuvieran tantos problemas que no les importara el tipo de persona que yo fuera. Intentarían usarme. Eso estaría bien. En realidad, sería más fácil para mí de esa manera.

Las únicas veces que me sentía incómoda era cuando me topaba con Hayashi, Shinohara-san u otros miembros de Orion, en la Taberna Sherry. No podía ignorar a mis antiguos camaradas que me habían tratado bien, así que al menos les asentía. A veces intentaban hablar conmigo.

Shinohara-san, en particular, siempre venía a hablar conmigo. Nunca decía mucho. «¿Como has estado?», o «¿Cómo te va?». Solo unas palabras. El comportamiento de Shinohara-san era impecable. Incluso se preocupaba por una ingrata como yo. Era un tipo tan bueno que casi daba miedo. Él era la única persona que no podía tratar mal.

Luego estaba este tipo.

Kikkawa.

—Ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne. ¿Vecina, vecina, Mary-san? Ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne. ¿Eh? ¿Qué estoy haciendo, preguntas? ¿No estás preguntando? ¡Pues pregunta! Vamos, pregunta. Quiero decir, está bien si no lo haces. Solo te lo diré de todos modos.

Entonces escucha. Existe, como, este desafío para ver cuántas veces puedes decir «ne» en una fila. Ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne nen nen ne. ¡Vaya! ¡Lo arruiné! Si realmente lo intentas, es bastante difícil, ¿sabes? En serio.

Si crees que estoy mintiendo, inténtalo. ¿Le darás una oportunidad? Sí, no, no es probable. ¡Quiero decir, soy el primero y todo! ¡Se me ocurrió! Tal vez yo tampoco lo haga más.

Ah, por cierto, por cierto, ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne ne, ¡acabo de decir eso y ya lo estoy haciendo de nuevo! ¡Así es como ruedo! ¡Bam…! ¡Aplasta! Oh, cierto, cierto, cierto. ¡De hecho, tenía asuntos que discutir contigo por una vez!

Era raro que tuviera asuntos reales conmigo. Cuando estaba en la barra de la Taberna Sherry, esperando a que llegara trabajo, Kikkawa ocasionalmente, no, con frecuencia, se acercaba a mí y comenzaba a divagar tonterías. Básicamente, ignoraba todo. No era como si tuviera algún asunto conmigo.

Sí. Si no tenía ningún asunto conmigo, ¿a qué estaba jugando exactamente? Los hombres que se acercaban a mí con motivos ocultos eran más fáciles de entender y tratar. Cuando se trataba de este tipo, era así con todos, no solo conmigo. Daba vueltas balbuceando a casi cualquier persona. Que yo sepa, no había otro soldado voluntario como él. Kikkawa desafiaba la comprensión.

—… ¿Cuál es ese asunto que tienes conmigo? —respondí sin querer.

—Sí, sí. Sobre eso.

Kikkawa frunció el ceño y luego se frotó la base de la nariz con el dedo índice.

—Entonces escucha. Hmm. Uh, ¿oye? Entonces, bueno, ¿supongo que se trata de trabajo, de alguna manera? ¿Pero no de mi parte? Quiero decir, estoy en los Tokkis y todo, ¿verdad? Estoy con Tokimune y todos sus fabulosos amigos, así que esto no es de mí parte, pero quería presentarte a algunos tipos que no están exactamente relacionados conmigo. Sí, eso tiene sentido. Básicamente, todos nos alistamos al mismo tiempo. Entonces, ¿qué tal un grupo con ellos? Esa es la idea.

—¿Quieres que me una a un grupo con esas personas?

—Bueno, sí, eso es. ¡Wahey!

—¿Como una sanadora extra?

—Nah, esa es la cosa, ¿ves? Cosas, como, sucedieron, y no tienen un sacerdote. Entonces, ¿serías, como, la sanadora principal, no secundaria? De acuerdo, no «como» la sanadora principal, serías totalmente la sanadora principal.

—Si es un trabajo, lo tomaré.

—¿Ah, sí? ¡Guauu! ¡Genial! ¡Bien, entonces te presentaré! Ehh, los traeré, ¿de acuerdo? Como, aquí y ahora. ¿Está bien?

—Adelante.

—¡Bueno, solo espera! ¡Iré a la velocidad de la luz! ¡Woosh…!

Si se alistaron al mismo tiempo que Kikkawa, eso los convertía en mis subalternos. Bueno, no es que importara. El trabajo era trabajo. Sin importar con quién fuera, mantenía mis emociones absolutamente planas y solo hacía mi trabajo. No solo no tenía grandes expectativas, sino que no tenía expectativas.

Pero los soldados voluntarios que Kikkawa me trajo parecían tan evidentemente poco confiables que no pude evitar pensar: ¿Esto no será peligroso?

Había tres hombres. Sin embargo, podría haber sido más apropiado llamarlos niños. No en términos de edad, sino de comportamiento. Siendo amable, parecían ingenuos. Si no, eran niños.

—¡Entonces, entonces, este es Haruhiro, y este es Ranta y Moguzo! ¡Muy bien, ustedes tres, saluden ahora! ¡Los saludos son la base de una buena comunicación, ¿saben?!

Instado por Kikkawa, el soldado voluntario de ojos soñolientos que parecía un ladrón dijo—: Uh… hola. —E inclinó la cabeza—. Soy… Haruhiro. Un ladrón. No hay… mucho más que decir.

—¡S-Soy Ranta!

El hombrecillo de cabello rizado parecía ligeramente equipado para un guerrero. Tenía una mirada descarada en su rostro.

—Soy un caballero oscuro… ¿Entendido? Je. O-Oh, y… Oh, sí, estoy buscando una novia. Sí. ¡Jeje!

—S-Soy Moguzo. Soy un guerrero.

Este hombre, que tenía una complexión como un oso sin pelo, parecía inofensivo, a pesar de su imponente físico. Parecía tímido, y tenía que preguntarme si sería de alguna utilidad.

—… E-Es un placer conocerte —concluyó.

—¡Welp! —Kikkawa me lanzó un guiño que hizo que los destellos imaginarios salieran volando y, haciendo un signo de paz junto a su rostro, dijo—: ¡Me voy! ¡Les dejaré el resto a los jóvenes! ¡Hasta luego, hasta luego, hasta luego, Mary, destellooooo…!  —Y se fue. ¿Qué tipo de destello era ese?

Los tres chicos se inquietaron y gruñeron, cerrando los ojos con expresión de agonía en la cara, pero no me dijeron nada. ¿Que es esto?, pensé. ¿No tenían negocios conmigo? ¿Tenía que ser yo quien hiciera avanzar esta conversación? Si no lo hacía, parecía que esto nunca iba a terminar.

—¿Y?

Me volví hacia ellos, usando el absoluto mínimo de palabras, y finalmente Haruhiro abrió la boca.

—Um, bueno… le pregunté a Kikkawa. No, él nos trajo aquí, así que ya lo sabes, ¿eh? Sí, por supuesto. Entonces, ehh… Estamos un poco cortos de sacerdotes. Se podría decir que estamos buscando un sacerdote que esté dispuesto a unirse al grupo. Entonces, um…

¿No puedes hablar sin detenerte?, reprimí el impulso de decir eso y respiré hondo. No debería haber esperado menos de Kikkawa. Esta era la primera vez que me traía trabajo, y míralo. Era un hombre impredecible.

—¿Términos?

Haruhiro dijo—: ¿Términos…? —Sus ojos se abrieron por la sorpresa. Sin embargo, todavía parecían soñolientos.

—Eh, los términos son… vamos a Damuro, y… oh, términos… ¿a qué te refieres?

Ranta se quejó. —Imbécil. —Y le dio un codazo a Haruhiro en las costillas—. Es como cuánto le pagas por noche. Esa clase de cosas. ¡Deberías saber eso!

Lo fulminé con la mirada. Ranta dijo—: Eek… —Y retrocedió.

—E-Era una broma… ¿de acuerdo? No, no una broma, un ejemplo, aunque tal vez no una apropiada…

—Sí. Fue increíblemente inapropiada.

—… Sí, lo fue, ¿eh? ¿Lo siento? No quise decir nada con eso… solo estoy tenso…

—¿Tú? ¿Tenso? —Haruhiro le dijo, y Ranta inmediatamente respondió con—: ¡Cállate!

Moguzo miraba hacia el suelo, como si le doliera el estómago o algo así, y estaba sudando.

Tenía que concluir que una tarifa diaria estaba fuera de discusión. Estos niños no podrían pagarla. Lo que significaba que todo lo que obtendría era mi parte. ¿Cuánto podría ganar con estos niños? No podía esperar mucho. Tenía que asumir que sería bastante poco. Si no salía en rojo después de pagar el alquiler diario y los costos alimentarios, me iría bien.

Yo no era exigente. Aun así, esta podría ser la primera oferta que debería rechazar.

Pero.

Si me negara, ¿qué harían estos niños terriblemente poco confiables? ¿Qué les pasaría? ¿Me importaba? No tenían nada que ver conmigo.

Pero.

—Si recibo mi parte, es suficiente. ¿Comenzamos mañana? Si tienen un lugar de encuentro, díganmelo.