Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 14++: Si Pudiera Verte Otra Vez

Apéndice 2: Aullando Bajo la Luna, Soy un Lobo

Parte 7

Recuérdame.

A lo lejos, había una ciudad amurallada. No le dio a Yume un sentimiento de nostalgia; era más un, un poco de pequeño y lindo, ¿eh?

Altana no era un ciudad formada naturalmente por personas que se unían, construían casas, aran los campos, crían ganado y la población crecía. Un pequeño número de personas había sido conducido al sur de las Montañas Tenryu por la Alianza de los Reyes, y construyeron una fortaleza sólida para defenderse de los ataques enemigos. Así fue como Altana comenzó.

Había campos y pastos alrededor de Altana ahora, y también pueblos periféricos, creando una imagen de una ciudad y sus alrededores. Pero originalmente, era solo una fortaleza.

El centro de Grimgar estaba más al norte en el pasado, y no había nada más que una ciudad llamada Damuro por aquí. Es por eso que, después de conquistar Damuro y las Minas Cirene, la Alianza de los Reyes perdió el interés en estas tierras fronterizas, y las principales razas, los orcos y los no muertos, regresaron al norte, dejándolas a los kobolds y goblins. Los goblins tomaron Damuro, y los kobolds tomaron las Minas Cirene como sus bases de operaciones.

Hacía mucho tiempo, el Reino de Arabakia había pagado a los goblins de Damuro para hacer la vista gorda ante construcción de Altana. Al parecer, esa era la razón por la que todavía no habían enviado a los militares a atacar Damuro.

Yume se dio cuenta de que nada de esto tenía sentido para ella.

Cuando se convirtió en soldado voluntario, había matado a muchos goblins en Damuro. Al principio se sintió mal, pero finalmente se sintió bien con eso. Si un goblin la atacaba ahora, podría matarlo sin dudarlo. Pero a diferencia de entonces, ahora Yume podría pensar: «¿Está realmente bien?».

Un día, ella se despertó en Grimgar y terminó convirtiéndose en un soldado voluntario. Ella no odiaba especialmente a los goblins, pero incluso si eran humanoides, no eran humanos, y no podía entender su idioma.

Sin embargo, no daban miedo como los orcos. Pasaban el rato en Damuro, cerca de Altana, por lo que eran una presa conveniente. No, al principio eran enemigos peligrosos.

Fue un grupo de goblins y un hobgoblin quienes les quitaron a Manato. Pero lo vengaron. Yume mató a muchos goblins. Tal vez tenían amigos y familiares. Forgan, un grupo dirigido por un orco llamado Jumbo, tenía un amo de las bestias goblin llamado Onsa con ellos. A Yume también le gustaban los animales. Probablemente se llevaría bien con Onsa. Pero no podían ser amigos.

Porque los goblins eran el enemigo.

¿Lo eran realmente? Yume no era uno de los humanos del Reino de Arabakia que habían sido derrotados por la Alianza de los Reyes. Ella no debería tener ninguna razón para ser enemiga de los orcos, no muertos, goblins o kobolds. Altana no era la patria de Yume.

Aun así, mientras se acercaban, ella comenzó a pensar: «La casa de Yume».

Por lo que parece, Altana seguía siendo Altana. La colina al lado todavía estaba cubierta de tumbas, y la torre sellada que se cernía sobre ella estaba tal como la recordaba.

Era en la tarde, así que tal vez no hasta mañana, pero se le ocurrió que debía ir a visitar a Manato y Moguzo luego. Había pasado bastante tiempo después de todo. Ella no había podido ir.

Incluso si fuera, ellos no estarían ahí. Incluso si tuviera cosas que quisiera contarles, no podrían escucharla. Aun así, recordarlos e ir a visitarlos de vez en cuando tenía un significado para Yume.

¿Cómo había honrado el Equipo Renji a Sassa? Renji probablemente no quisiera decirlo. Tal vez le preguntaría a Ron o Adachi más tarde.

Altana parecía no haber cambiado a cierta distancia, pero cuando intentaron entrar por la puerta norte, había una gran cantidad de soldados del Ejército de la Frontera ahí, e hicieron un gran alboroto.

—Ey, eres Renji, ¿no?

—Soy Renji.

—Renji ha vuelto.

—¡Es el Lobo Plateado!

—¡Es Renji! ¡El Lobo Plateado ha vuelto a Altana!

Los soldados alrededor de la puerta y las paredes levantaron sus espadas o lanzas en el aire, levantaron los brazos en posición banzai, vitorearon y, en general, hicieron mucho ruido, emocionados. Yume estaba estupefacta.

—… ¿Eres súper popular, eh, Renji? ¿Qué es un Bobo Planeado?

—Lobo Plateado.

Adachi le dio a Yume una mirada de desdén a través de sus lentes. Ella no sabía de que él fuera tan rápido para despreciar descaradamente a la gente.

—El cabello de Renji es plateado, ¿verdad? Por eso comenzaron a llamarlo así.

—Woooo. Eso es tan genial. Pero el «Jinete de Dragón» de Haru-kun también es bastante sorprendente.

—… Sí, Jinete de Dragón no está mal, lo admito. —Ron levantó una ceja, dudoso—. Aun así, no importa cómo lo mires, esto es extraño. Vamos, la seguridad es demasiado estricta para este lugar.

Chibi-chan miraba a su alrededor, con los ojos ligeramente entrecerrados. A primera vista, podría no parecerlo, pero la chica era mucho más cautelosa que la mayoría de la gente.

¿Qué estaba pensando Renji cuando estaba a punto de pasar por la puerta, empujando a su caballo dragón sin siquiera mirar a los guardias? Ron y los demás lo siguieron. Yume vaciló un poco, pero decidió quedarse con ellos un poco más. Había un lugar al que necesitaba pasar tan pronto como regresara a Altana. El Equipo Renji dijo que ellos también irían ahí primero.

Altana era pequeña. Incluso llegando por la puerta norte, no tardaron en llegar al distrito sur.

El edificio al que se dirigían izaba una bandera con una luna roja creciente sobre un campo blanco, y tenía un letrero en el frente. En el momento en que vio el letrero—: ¡¿Wa?! —gritó—. ¡Consiguieron un nuevo letrero, ¿eh?! ¡Oh!

—… ¿Eh? —Ron no pareció entenderlo, pero los ojos de Chibi-chan se abrieron de par en par e inhaló bruscamente, mientras que Adachi murmuró—: Tiene razón. —Renji no parecía impresionado. No le importó.

En el letrero antes se leía: «Cuerp de S ldados Vol ntarios de Alta a Red Mo n». Pero ahora decía: «Cuerpo de Soldados Voluntarios de Altana Red Moon». Eso era lo que se suponía que debía decir todo el tiempo, pero algunas letras se habían desvanecido del anterior.

Cuando ataron a sus dragones caballo en los establos y entraron, había varios hombres y mujeres que parecían soldados voluntarios en el sala principal. Todos comenzaron a hacer un escándalo cuando vieron a Renji, pero todos parecían intimidados, y nadie lo llamó.

—¿Renji…?

El hombre detrás del mostrador con los brazos cruzados tenía un brillo en sus ojos azul claro. Su cabello seguía verde, igual que siempre, y llevaba pintalabios negro, junto con el colorete. Su atuendo llamativo y la forma en que sacudía su cuerpo eran los mismos que la primera vez que lo conocieron, pero ella tenía la sensación de que algo era diferente.

—Britney.

Renji no ignoró a Britney. En realidad, la razón por la que había venido a la oficina era para informar a Britney que había regresado.

Renji puso una mano ligeramente sobre el mostrador.

—Ha sido un tiempo. ¿Has envejecido desde la última vez que te vi?

—Oh, no digas eso.

Britney se cubrió la cara con las manos.

—Soy sensible al respecto. Tengo una posición para considerar. A diferencia de un hombre como tú, que vive libre y salvaje, tengo mucho de qué preocuparme… En especial últimamente.

—¡Ohhh!

Cuando Yume aplaudió sin querer, los ojos de Britney se abrieron.

—¿Y eso por qué, de la nada?

—Oh, sí. Bri-chan, eres mucho mayor que Yume y todos, ¿eh? Por supuesto.

—¡No digas «por supuesto» y parezcas toda satisfecha! Eres una mocosa muy grosera. Honestamente ahora… ¿eh? Tú… espera, ¿qué está pasando aquí?

Britney miró a Renji, a Adachi, a Ron, a Chibi-chan, y finalmente a Yume, contándolos con los dedos.

—El número es correcto, pero la alineación ha cambiado. Yume, estuviste en el grupo de Haruhiro, ¿no? Pero he escuchado rumores de que el grupo de Haruhiro está perdido en acción.

—Per… dido…

Yume ladeó la cabeza y parpadeó repetidamente.

El suelo estaba temblando.

No, aparentemente Yume era la que estaba temblando.

Chibi-chan vino y la apoyó. Yume casi se cae.

—Sassa está muerta —dijo Renji claramente, luego—: En cuanto a ella —le hizo un gesto a Yume con la barbilla—. Nos encontramos con ella en el Archipiélago Esmeralda por coincidencia. Al parecer, estaba actuando por separado de Haruhiro y los demás.

Britney se encogió de hombros.

—Suena complicado. Desearía que no me hicieran esto, especialmente en una emergencia como esta…

—¿Emergencia? —preguntó Adachi.

—Capomorti cayó.

—¿Qué? —preguntó Renji, frunciendo el ceño—. ¿Qué hay del Puesto Solitario de Avanzada y Riverside?

—Esos están intactos. El Cuerpo de Soldados Voluntarios está concentrando su poder en Riverside. El Puesto Solitario de Avanzada carece de la infraestructura para pelear una batalla defensiva ahí, por lo que debería estar prácticamente abandonado ahora.

—¿Por qué te quedas en Altana?

—Debido a que hay soldados voluntarios, como ustedes, queridos, a quienes todavía no hemos podido localizar. Kajiko y Shinohara están en Riverside, por lo que se las arreglarán de alguna manera.

—Kajiko de las Wild Angels y Shinohara de Orion, ¿eh…?

Adachi tenía una mirada complicada en su rostro. Yume los conocía a ambos. Eran soldados voluntarios mayores que dirigían clanes principales.

—Además, el Ejército de la Frontera solo me contrató para ser el jefe de esta oficina.

Britney sacó un cuchillo de la nada, sonriendo irónicamente mientras lo hacía girar.

—El Cuerpo de Soldados Voluntarios ni siquiera tiene un líder. Estoy seguro de que hace mucho que descubrieron esto, pero en lo que respecta a Arabakia, los soldados voluntarios son desechables.

—El Ejército de la Frontera con todas sus sabandijas es su principal fuerza de combate, eh…

Ron chasqueó la lengua con desagrado.

La oficina estaba desagradablemente silenciosa. Los otros soldados voluntarios miraban con desánimo.

Yume sabía que debería estar escuchando a Britney. Pensó que probablemente era una conversación importante, pero no se le estaba metiendo en la cabeza.

—Yume tiene que irse.

—Espera, querida. —Britney intentó que se detuviera. Yume salió de la oficina sin dudar.

Después de eso, caminó por un montón de lugares, pero no recordaba cuáles eran.

El sol estaba bajo en el cielo en este punto. Yume estaba de pie frente a la casa de alojamiento de soldados voluntarios. Ahora que lo pienso, su caballo dragón todavía estaba atado en la oficina. ¿Debería volver por él? Ella no tenía ganas.

—Perdido en acción, ¿eh?

¿Que significaba eso exactamente? Debería haberle preguntado a Britney más al respecto.

Sí. No es demasiado tarde. Yume volverá a la oficina.

Sus piernas se sentían como ramitas, y se negaron a moverse. Eso, o sus pies habían germinado raíces. Ella lo sabía.

La verdad era que lo había sabido desde que dejó la oficina.

Yume no quería saberlo. Lo que le había pasado a Haruhiro y los demás. Tenía miedo de averiguarlo.

Aun así, tenía que saberlo. Ella sabía eso también.

Ella lo iba a descubrir eventualmente de cualquier manera. No podía permanecer ignorante. Pero incluso si la verdad estaba ahí afuera, Yume no tenía el valor de enfrentarla. Por eso estaba tratando de posponerlo.

—Eso no sirve de nada, Yume…

Dentro de la antigua casa de hospedaje, los recuerdos de los días y meses que había pasado con sus camaradas pasaron por su cabeza.

Manato había dicho una vez, que de todos ellos, Yume podría ser la más valiente.

Hombre, él la había estado sobrevalorando. Yume no era valiente en absoluto. Solo iba al frente sin realmente pensar mucho las cosas. Básicamente, era descuidada. Yume no tenía el tipo de fuerza que le permitiría seguir adelante a pesar de su miedo. Era mimada, débil y frágil.

Incluso ahora, esa debilidad todavía tenía un hogar dentro de Yume.

Ella quería ser franca e ir al punto cuando hablaba. La razón por la que divagaba a pesar de eso debía ser porque quería tener ese cojín.

Ella quería ser confiable y, sin embargo, no trataba de ocuparse de las cosas rápidamente. Al final, ¿pensaba que estaba bien así? De ningún modo.

Antes de que oscureciera por completo, Yume se alejó de la casa de hospedaje. Yume necesitaba volverse fuerte, y eso era lo que pretendía hacer. Pero solo desearlo no la haría fuerte. La gente puede cambiar. Aunque, no de la noche a la mañana.

—Hasta que pueda fortalecerse, Yume solo tendrá que seguir haciendo lo mejor que pueda siendo débil.

El gremio de cazadores estaba en el distrito norte. Cerca de la puerta norte. Había una cerca de madera a su alrededor y perros lobos en corrales en el patio.

A los cazadores no les gustaba el ajetreo y el bullicio de la vida en la ciudad, por lo que no era raro que solo hubiera una persona ocupándose del gremio. Yume entró sin que nadie la detuviera, y saludó a los perros lobo dentro de los corrales. Todos menos uno de ellos no le eran familiares.

—Ey, Poochie, mucho tiempo sin verte. ¿Se llevaron a todos los demás?

Poochie lamió los dedos de Yume a través de la cerca, dejando escapar un adorable gemido. ¿Siempre fue tan agradable?

—Oh, tal vez sea eso. Poochie, ¿te has hecho mayor? ¿Es por eso que eres agradable ahora?

—Oye.

Hubo una voz desde arriba.

Ya sabes, se siente como si esto hubiera sucedido antes.

Cuando levantó la vista, había un hombre barbudo asomando la cabeza.

—… ¿Eh? Eres…

—¡Fwoooo! —Yume se levantó de un salto. —¡Es el Maestro! ¡Gracias al cielo que estás en el gremio! ¡Porque no sería extraño en absoluto si no fuera así!

—No. Espera, tú, ¿de dónde has…? No, cuándo… No, ¿qué has estado haciendo todo este tiempo…?

—¡Tenemos matones y matones de cosas de que hablar!

—¿No te refieres a montones…?

—Ooh, sí, eso. Monsones de que hablar.

—No, montones. Bueno, incluso si quieres hablar de matones o monsones, de todos modos no es un gran problema para mí. Pero espera, tú…

De repente, hubo un gemido en su voz. ¿Qué estaba mal? ¿Estaba resfriado? El maestro de Yume, el experimentado cazador Itsukushima, estaba sollozando y frotando el área alrededor de sus ojos.

—Realmente estás…

—¿Whuh?

Yume se frotó los ojos con ambas manos. Ella sintió la humedad. Estas eran lágrimas. Yume se dio cuenta de que estaba llorando.

Oh.

Itsukushima también estaba llorando.