Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 14++: Si Pudiera Verte Otra Vez

Apéndice 2: Aullando Bajo la Luna, Soy un Lobo

Parte 6

Nosotros quienes no podemos estar solos.

Nunca olvidaría la primera vez que perdió a un camarada.

Fue hace mucho tiempo, así que no le dolía el corazón constantemente, pero cada vez que recordaba a Manato, quería aullar como un lobo en una noche de luna.

A Yume le gustaban los lobos.

Era una pena, pero ella no era un lobo, por lo que no podía aullar. Yume no sabía por qué los lobos sonaban tan solos cuando aullaban, pero vivían en manadas centradas alrededor de un par de alfas. Si un miembro de su manada se perdiera o muriera, los lobos aullarían repetidamente.

Esto era algo que había escuchado de su maestro en el gremio de cazadores, por lo que sabía que no era una tontería. Los lobos probablemente estaban tratando de volver a llamar a los que habían perdido. Yume quería ver a sus camaradas tanto que también podría aullar. Pero sin importar lo que hiciera, los muertos no volverían.

[Nota – Okabe: Mary The Zombie].

Dolió la segunda vez también. Incluso podría haber sido más doloroso cuando perdieron a Moguzo. Habían estado con él más tiempo. No, era más que eso. En comparación con perder a una persona que es preciada para ti, perder a dos obviamente dolería más. Rasgó una herida abierta.

Después de eso, Yume se encontró con Renji en la cubierta un par de veces más, pero todo lo que hicieron fue saludar. Por lo que parece, Renji apenas estaba hablando con sus propios camaradas, Ron, Adachi, el mago con gafas, y Chibi, la sacerdotisa.

Renji, Ron, el espinoso y difícil de tratar Adachi, la silenciosa o tan callada que no podías escucharla, Chibi-chan, y la ahora fallecida Sassa, habían venido a Grimgar el mismo día que Yume y su grupo.

¿Cómo llamarías a su relación? ¿Contemporáneos, tal vez? ¿Qué les había pasado exactamente? Yume estaría mintiendo si dijera que no quería saberlo, pero incluso si le contaran los detalles, no podría hacer nada. Si quisieran abrirse, con gusto escucharía, pero sentía que sería un error hacer que se lo dijeran.

Yume se dedicó a entrenar con Momohina.

La vieja Yume podría haberse quedado aturdida o haberse ocupado de otra cosa porque no quería tener que pensar en Haruhiro, Renji o cualquiera de los otros. Lo que estaba haciendo ahora era similar, pero un poco diferente.

Sin importar cuán seriamente lo pensara, había cosas que no podía hacer. Tenía que dejar esas cosas a un lado y hacer el mayor esfuerzo en lo demás. Eso era todo lo que habia al respecto.

La noche antes de que el Bachrose-go llegara a Nugwidu, peleó un pelea de práctica sin límite de tiempo contra Momohina.

No había condiciones particulares de victoria. Había peleado con Momohina más veces de las que podía contar. Ambas sabían qué era una victoria y qué era una derrota.

Eso no era importante. En un pelea seria, Yume tenía pocas posibilidades de vencer a Momohina. El enfoque aquí era si podía hacer que Momohina la reconociera o no. En cierto modo, este era su examen de graduación.

Se enfrentaron en la cubierta y tocaron ligeramente el dorso de sus manos. Justo cuando pensaba: «Está bien, es hora de atacar», Momohina agarró a Yume por la muñeca.

Antes de que pudiera gritar de sorpresa, había sido arrojada. Empezó teniendo una desventaja suficiente, e ir en segundo lugar empeoraba su situación. Yume entró en pánico. Sin embargo, incluso ella podía darse cuenta de eso, por lo que logró calmarse de alguna manera.

Cuando trató de poner cierta distancia entre ellas, Momohina cerró la brecha y la agarró. Momohina bloqueó fácilmente las articulaciones de Yume. Yume fue arrojada.

Momohina era diferente de lo habitual. Ella estaba inexpresiva en todo momento. Por la forma en que se movía, era como si fuera una persona diferente también. Yume se enfrentaba a una Momohina que no conocía.

Yume no estaba tranquila, estaba irritada. No, indignada.

No se suponía que fuera así. Yume tenía la intención de luchar contra Momohina con todo lo que tenía. Momohina había reformado por completo la forma en que Yume luchaba, enseñándole todo lo que ahora sabía. No se ajustaba a la personalidad de Momohina, pero Yume ya la veía como una especie de figura materna. No era así como se suponía que debía ser.

Momohina guardó silencio y sus movimientos eran rápidos y escurridizos.

Yume se estaba volviendo cada vez más emocional. Eso era claramente algo malo, pero no podía controlarlo. Cuando se ponía nerviosa, se ponía tensa por todas partes. Sus movimientos naturalmente se volvían más tiesos y fáciles de ver.

Fue una derrota miserable. No solo fue derrotada duramente, sino que fue aplastada por completo.

Tenía innumerables moretones, dolor en los hombros, brazos, muñecas y dedos, y varios huesos rotos. Chibi-chan la curó con magia de luz, por lo que el daño físico no permaneció, pero seguía siendo deprimente. No había sido tan completamente incapaz de hacer nada desde que comenzó a entrenar en la isla.

Sin embargo, vio lo que Momohina estaba tratando de mostrarle.

—… No se trata solo de fuerza y técnica, también se trata de contra quién estás luchando, ¿eh?

—¡Lo tienes! ¡Esa es mi Yumeryun! Tienes buena intuición. Es perfecto. ¡Bien hecho!

Momohina le dio unas palmaditas en la cabeza a Yume. Ella ya había vuelto a la Momohina habitual.

Yume había estado entrenando con Momohina todo este tiempo. No era exagerado decir que Momohina sabía todo lo que había que saber sobre ella. Incluso si se enfrentaba a un oponente así, iba a ser aplastada fácilmente. Si Yume realmente quisiera mostrarle a Momohina los frutos de su entrenamiento, al menos habría tenido que intentar un ataque que pudiera tomarla desprevenida.

A diferencia de Yume, que hizo lo que le habían enseñado con un estúpido nivel de fidelidad, ¿qué había hecho Momohina? Ella había usado una amplia variedad de derribos y técnicas de bloqueo de articulaciones que no había mostrado antes. Yume había estado muy confundida, como estaba previsto. Incapaz de lidiar con eso adecuadamente, tuvo una actuación humillante.

Incluso después de estudiar más duro que nadie, desarrollar sus músculos, aumentar su agilidad y pulir su técnica, aún no era suficiente.

Dependiendo de su oponente y de cómo luchaba, la forma de ver una batalla cambiaría considerablemente. Básicamente, incluso un luchador débil, si jugaba bien sus cartas, podría ganar contra un fuerte. O al menos la posibilidad existía.

Por el contrario, si un luchador fuerte actuaba con arrogancia, un luchador más débil podría hacerlo tropezar. Incluso si no fuera particularmente incauto, el luchador más débil podría hacer algo inesperado y derrotarlo.

Cualquier cosa puede suceder en cualquier momento. Nada es absoluto.

Eso era lo último que Momohina había elegido para enseñarle a Yume.

Yume dormía bien en su hamaca. Cuando despertó y subió a la cubierta, pudo ver tierra a lo lejos. Ella lloró solo un poco. Yume finalmente había regresado.

El Bachrose-go echó el ancla en el puerto de Nugwidu alrededor del mediodía.

Los Zwiba probablemente la recibirían con los brazos abiertos. Había un gran número de ellos reunidos alrededor del embarcadero cuando se acercó. Pero no vitorearon, ni saludaron. No solo estaban en silencio, sino que también parecían inusuales.

Eran humanoides, pero su piel era de un color grisáceo como una roca, y no había ni un solo mechón de cabello en sus cabezas. Sus ojos eran negros como el azabache, sin blanco, y sus caras, brazos y piernas, básicamente todo su cuerpo, estaban cubiertos de líneas azules y amarillas.

Su ropa era de color marrón, morado y varios colores oscuros. Todos y cada uno de ellos llevaban una vara larga y delgada. Sin excepciones. No de madera, sino de metal. Las varas eran brillantes y tenían en la punta diferentes cabezas.

Cuando Kisaragi puso su mano sobre el costado del barco y les dio un pulgar hacia arriba, todos golpearon los extremos de sus varas en el suelo dos veces, al unísono.

—Todos son muy tímidos, ¿eh?

¿Ese era el problema? Internamente, Yume tenía un poco de miedo de bajar del barco. Pero una vez que vio a Kisaragi y Momohina caminar por la rampa como si no fuera gran cosa, luego le alzaron a los Zwiba los pulgares nuevamente y comenzaron a darles palmadas en los hombros, decidió que aparentemente estaría bien.

Cuando desembarcó del barco y se acercó, todos los Zwiba tenían un olor agradable y dulce, como pasteles recién horneados.

No era solo el color; su piel también tenía una textura rocosa. Sus ojos negros tenían líneas doradas, y la forma en que se balanceaban cuando los Zwiba la miraba era misteriosa, y tan bonita que la hizo soltar un suspiro de admiración. Sus piernas estaban desnudas y no usaban zapatos. Sus manos y pies tenían siete dedos.

Todos los Zwiba le parecían iguales a Yume, y no podía distinguirlos. Sin embargo, había un Zwiba que era más bajo, con una cabeza cubierta de patrones blancos. La vara sostenida por ese Zwiba era incolora y transparente. Mientras Kisaragi hablaba con ese Zwiba, haciendo uso de mucha pantomima, Yume escuchó su idioma por primera vez.

—Uhh. Tohh. Nhh. Tohhto. Muhh. Ohh. Nhh. Tohhto. Nhh. Tohh. Uhh. Tohh.

Naturalmente, Yume no tenía idea de lo que estaban diciendo. Había escuchado muchos idiomas, pero los Zwiba tenían que estar entre los más extraños. ¿Quién sabía que había personas que hablaban así? El mundo era un lugar muy grande.

Ese día, los Zwiba invitaron a Kisaragi, Momohina, Yume y al Equipo Renji a un gran edificio, y los recibieron ahí.

Sin embargo, la recepción era solo un montón de comida y bebida dispuestas en un amplio piso de piedra desnuda, y nadie cantaba ni bailaba.

La comida usaba principalmente pescado junto con verduras, tubérculos y nueces. Había un montón disponible, y todos los platillos aprovechaban al máximo los sabores de sus ingredientes. En realidad, todos estaban ligeramente condimentados, y nada era salado. Las bebidas parecían ser una variedad de jugos de frutas diluidos con agua, y apenas tenían sabor.

—¿No tienen alcohol? —Ron gruñó, pero los Zwiba aparentemente no tenían la costumbre de beber alcohol. No cantaban ni bailaban, y evitaban hablar frente a otras personas. Les gustaba tumbarse en el suelo, inmóviles, más que nada, pero se quedaban dormidos si se quedaban así demasiado tiempo, por lo que no lo hacían hasta el punto de dormirse. Así era como Kisaragi los había descrito.

Todos durmieron juntos en la misma habitación esa noche. Los Zwiba no usaban sabanas, ni nada por el estilo, así que Yume también dormía en el piso de piedra.

Cuando se despertó, estaba envuelta en una manta. Al parecer, alguien la había cubierto con ella. Cuando miró alrededor de la habitación oscura, había dos Zwiba caminando por la habitación llevando mantas, mientras aún cargaban sus varas. Después de eso, ella se durmió profundamente.

Para ayudar a Yume y al Equipo Renji en su viaje de regreso a Altana, los Zwiba les prepararon dragones caballo. Los dragones caballo eran pequeños dragones que caminaban sobre sus patas traseras.

Normalmente, a los dragones caballo criados en cautiverio se les cortaban las alas.

Sin embargo, las alas de los dragones caballo de los Zwiba estaban intactas, lo que les permitía hacer cosas como elevarse por cortas distancias y correr sobre el agua.

Yume había escuchado que no escucharían a la gente, o que te dejarían poner cosas sobre sus espaldas, a menos que les cortaran las alas. Sin embargo, los dragones caballo de los Zwiba eran amigables y dóciles.

Yume y el Equipo Renji fueron despedidos por Kisaragi, Momohina, la tripulación del Bachrose-go dirigida por la Capitana Anjolina y más de cien Zwibas cuando salieron de Nugwidu temprano en la mañana.

Separarse de Momohina la hacía sentir sola, y Yume estaba preocupada de que podría ponerse sentimental. Pero Momohina y Kisaragi fueron tan indiferentes por todo el asunto, que en realidad pudo dejarlos con una sonrisa.

—¡Nos vemos luego, Yumeryun!

—Sí, hasta luego.

—Saluda a tu grupo de nuestra parte.

—Momo-san y Gicchon, saluden a sus camaradas también por Yume. Como Ginzy y Giancarlulun. Ah, y a Jimmy-chan también.

Adachi, el mago que usaba gafas, dijo con confianza que conocía el camino de regreso a Altana, y que no había forma de que se perdieran, por lo que Yume decidió dejarlo en sus manos. Todo lo que tenían que hacer era seguir las Montañas Tenryu hacia el oeste para que funcionara de cualquier manera.

Cuando los dragones caballo de los Zwiba se topaban con un terreno irregular, batían sus alas y se cernían sobre él a medida que avanzaban.

Lo habían mucho, y la sensación flotante única la hizo sentir un poco enferma al principio, pero Yume se acostumbró rápidamente.

Renji también estaba bien, obviamente, al igual que Ron y Chibi-chan, pero por un tiempo, Adachi se veía pálido y siguió murmurando: «Tengo náuseas, tengo náuseas…». Aún así, él continuó y se recuperó. No se quedó atrás.

Los dragones caballo se movían a buena velocidad, pero una vez que tenían hambre, no podías hacer que se movieran ni una pulgada.

Eran omnívoros, y comían las hojas y los tallos de plantas, raíces, insectos, animales pequeños, carroña y honestamente casi cualquier cosa, y podían soltarse para cazar y alimentarse por sí mismos.

No había necesidad de preparar comida para ellos. Masticaban cualquier cosa que estuviera cerca y regresaban cuando estaban llenos. Una vez, Ron se impacientó y trató de arrastrar a su dragón caballo mientras todavía estaba comiendo, pero se enojó y no lo dejó montar más.

El problema se resolvió cuando intercambió de dragón caballo con Yume, pero les mostró que las criaturas podían ser tercas, y tenían que tener cuidado.

Yume y el Equipo Renji avanzaron hasta que sus dragones de caballo se detuvieron. Cuando se negaron a continuar, el grupo descansó, comió, y durmió. Adachi fue el único que se quejó al respecto de «arruinar el horario planeado». El Equipo Renji estaba acostumbrado a viajar.

Al viajar con ellos de esta manera, Yume podía ver claramente la forma de su grupo y las personalidades de los miembros. Aprender a comprenderlos mantuvo su atención por un tiempo.

Ron podría ser molesto a veces, pero apenas hablaba cuando no estaban descansando, y se ofrecía como voluntario para hacerse cargo del trabajo duro.

Adachi, que parecía inteligente, actuaba como una caja de resonancia para Renji, mientras que Chibi-chan estaba callada, apoyando al grupo de muchas maneras que no destacaban.

Renji daba mucho miedo y hacía que sus camaradas hicieran lo que les decía sin discutir. Los otros no podían desobedecer. Así era como Yume solía pensar que era su grupo. Ella no podía decir cómo era en el pasado, pero al menos ahora no parecía ser así.

Era cierto que Renji tenía una presencia intensamente intimidante. No era sociable en absoluto. Incluso con sus camaradas, era franco. Nunca hacía bromas ni se reía, y no hablaba. Renji estaba rodeado de camaradas, pero se sentía casi como si estuviera solo. Pero Ron y los demás habían aceptado que así era él.

Sabían que a Renji no le gustaban que otros se preocuparan por él, así que decidieron dejarlo solo. Aun así, hablarían con él cuando fuera necesario, y él no los ignoraría cuando lo hicieran.

Lo que sucedió con Sassa debe haber sido parte de eso. Renji estaba dolido. Si alguien que no conocía las circunstancias lo veía, tal vez no lo piense, pero Renji estaba devastado, a su manera.

Debe haber sido lo mismo para Ron, Adachi y Chibi-chan también. No estaban actuando heridos, abiertamente preocupados o reflexionando sobre el pasado. Simplemente se dirigían a Altana. Así debieron haber viajado todo el tiempo.

Con Sassa

Uno de sus preciados camaradas había muerto. No se quejaron al respecto; lo aceptaron en silencio por lo que era.

Al tercer día después de que partieron de Nugwidu, entraron en las Llanuras Ventosas. Según Adachi, a menos que algo cambiara, llegarían a Altana en otros cuatro o cinco días. Eso no era nada.

Antes del atardecer, sus dragones caballo se detuvieron en un campo abierto, por lo que decidieron acampar para pasar la noche.

Adachi se encargaba de cocinar en el Equipo Renji. Era el más exigente en cuanto al sabor, y encontraría algo de qué quejarse sin importar quién más hiciera la comida. Al parecer, eso era lo que lo puso a cargo. La comida de esa noche era una sopa espesa con carne seca, verduras y champiñones.

Era deliciosamente buena. Adachi tenía muchas especias y condimentos, y podía hacer que cualquier ingrediente tuviera buen sabor. Era realmente impresionante.

Ron siempre comenzaba a roncar suavemente en el momento en que se acostaba. Podía dormir en cualquier lugar, en cualquier momento y mientras se lo permitieran.

Chibi-chan se enrollaba en una bola aún más pequeña de lo habitual en un momento, y luego se sentaría o se iría, y luego volvería.

La forma en que actuaba Chibi-chan era un misterio, pero sus camaradas no la encontraban misteriosa en lo más mínimo. Yume trató de hablar con ella cada vez que tuvo la oportunidad, pero las respuestas de Chibi-chan fueron simplemente «Sí» o «No» nueve de cada diez veces, y nunca se convirtió en una conversación sustantiva.

Aunque realmente no entendía a Chibi-chan, Yume podía sentir una seriedad y sinceridad en todo lo que hacía. Chibi-chan era el tipo de persona que daría cualquier cosa por sus camaradas.

Cuando Sassa todavía estaba cerca, el Equipo Renji había sido una grupo con tres hombres y dos mujeres. ¿Tal vez había habido una relación especial entre las dos, como era de esperarse? Cuando lo pensó, Yume no pudo evitar desear poder hablarlo con Chibi-chan. Pero eso probablemente sería meterse donde no la llamaban.

Renji exponía todas sus cosas, luego usaba una de ellas como almohada y siempre dormiría en la misma posición. Solo usaba sus propias utensilios y artículos de tocador.

Se afeitaba meticulosamente la barba y se peinaba cuidadosamente, aunque su cabello estaba corto. Hacía las mismas cosas todos los días, en el mismo orden y de la misma manera. Nunca se le había ocurrido a Yume antes, pero Renji podría ser una persona muy metódica.

Yume siempre hacia lo que sea. Bebía tanta agua como podía cuando podía, y hacía lo mismo con la comida, pero no era quisquillosa. Dormía cuando estaba oscuro y se movía cuando era de día, pero también podía manejar lo contrario.

Si intentaba dormir, normalmente podía, y cuando no podía, bueno, eso era todo. Tendría que permanecer despierta hasta que tenga sueño. Sentía que, mientras vivía en la isla, se había vuelto aún más aleatoria que antes.

Parecía que esta noche iba a ser una de esas noches en que no podía dormir.

Renji también estaba acostado, pero sus ojos probablemente ni siquiera estaban cerrados. Estaban en medio de un campo completamente oscuro, y habían apagado el fuego, por lo que no podía ver nada. Aun así, ella podía sentirlo.

—Oye, Renji.

—Sí.

Renji respondió de inmediato. Realmente estaba despierto, como ella había pensado.

—¿Por qué fuiste al Continente Rojo?

Lamentó la pregunta tan pronto como la hizo. Ella no quiso tocar lo que pasó con Sassa. Por eso había tratado de elegir un tema diferente. Pero Renji acababa de regresar del Continente Rojo. Muy probablemente ahí fue donde Sassa perdió la vida. Yume podría terminar recordándole a Sassa.

—Porque era sofocante aquí.

Puede que Yume no tuviera que preocuparse, porque Renji respondió rápidamente.

—Había un tipo en Altana, Garlan Vedoy, que dijo que quería reunirse con nosotros. Es un margrave, o algo así, para el Reino de Arabakia, y vive en una mansión estúpidamente alta llamada la Torre Tenboro. Cuando dije que no, Britney en la Oficina del Cuerpo de Soldados Voluntarios hizo un gran alboroto por eso. Estaba siendo tan molesto por eso, que le dije que si ese sujeto quería verme, él mismo podría bajar de su mansión.

—Woo. Entonces, ¿Petrie-san…?

—Vedoy.

—¿Berorin-san bajó?

—… No lo hizo. Por lo que dijo Britney, estaba bastante enojado. No sé quién piensa que es, pero claramente tiene una muy buena opinión de sí mismo. Odio tanto a los tipos así que me enferma.

—Bueno, no eres… ¿Grimgariano? Yume tampoco lo es. Debes haberte molestado, haberte metido en cosas de Grimgar como esas.

—Es correcto. No es solo Vedoy. Los otros soldados voluntarios también estaban en mi camino.

—Entonces fuiste al Continente Rojo, ¿eh?

—Los arrastré conmigo junto con mi egoísmo.

Parecía que Renji estaba tratando de decir algo después de eso, pero se tragó las palabras.

Sabía que no debería decir nada, pero Yume no pudo evitarlo.

—… No parece que todos los demás se sientan así. No solo hacen cosas porque tú lo dijiste. Yume puede ver que todos se quedan contigo porque quieren ser tus camaradas.

—Esa es tu perspectiva.

—Sí. Tienes razón. Yume no puede estar segura de nada más que de la propia Yume.

—No hay forma de saber cómo se sienten los demás.

—Bueno, eso hace que sea extraño para ti levantarte y decidir cómo deben sentirse los demás, ¿eh?

—… Sí.

—Es bastante difícil preguntarle a la gente: «¿Cómo te sientes?». Aunque, cuando estás con ellos, puedes preguntar en cualquier momento, ¿eh?

Renji se echó a reír un poco, luego dijo—: Sí —de nuevo—. Perdón por esto. Sé que te separaste de tus camaradas y estás sola.

—Yume no está completamente sola.

—… ¿Eh?

—Tú estás aquí, y todos los demás también. Antes de eso, estaba Momo-san. Luego vino Gicchon y nos salvó. Yume no está sola.

—… ¿Ah, sí?

Después de eso, Renji se calló. Podía sentir que no se había quedado dormido. Pero la propia Yume se estaba adormeciendo. A medida que su conciencia se desvanecía, justo antes de dormirse, sintió que oía la voz de Renji.

—Los únicos que están realmente solos son los que murieron, ¿eh…?