Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 14++: Si Pudiera Verte Otra Vez

Apéndice 2: Aullando Bajo la Luna, Soy un Lobo

Parte 1

 

 

En La Playa

 

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En una playa remota, había dos mujeres mirándose fijamente.

El sol en lo alto del cielo brillaba sobre ellas con intenciones asesinas.

Era sofocante.

No, abrasador.

Mientras la intensa y despiadada luz del sol golpeaba la caliente playa, las dos mujeres estaban descalzas. De hecho, ni siquiera usaban ropa, pero tampoco estaban desnudas.

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Estaban medio desnudas. Cada una tenía una tela gruesa envuelta alrededor de su pecho y cintura. No, no una tela gruesa. Lo que tenían era una tela no tejida, hecha hirviendo corteza y aplastándola. Esto no estaba tejido con el pelo de una bestia, o los tallos y las hojas de una planta, por lo que no podría llamarse tela.

Ambas tenían el cabello bastante largo. Una de ellas tenía el suyo trenzado, mientras que la otra tenía el suyo atado a  la izquierda y derecha. Las cuerdas que usaban para atar sus cabellos también estaban hechas de corteza trenzada.

Había un brillo interno en sus ojos mientras se agachaban, doblaban las rodillas e inclinaban la parte superior de sus cuerpos hacia adelante.

Sacudían sus brazos, movían una mano u otra hacia adelante, luego inmediatamente la retiraban, cambiando su peso entre sus pies. Parecía que cada una buscaba ver las reacciones de la otra.

Estaban empapadas de sudor. Aparecieron gotas de sudor que se parecían más a gotas de vidrio y luego se desprendían de sus pieles bronceadas, goteando de sus mandíbulas y brazos sin detenerse.

No hubo advertencias. De repente, la mujer  con trenzas atacó a la mujer de cabello atado.

La mujer con trenzas tenía como objetivo agarrar a la mujer de cabello atado en una postura baja e inhabilitarla rápidamente. La arena debería haber sostenido sus pies al menos un poco y ralentizado sus movimientos, pero el tackle de la mujer con trenzas llegó a la velocidad del rayo.

Era un tackle demoníaco. No, este era un tackle del demonio. La mujer de cabello atado estaba sorprendida, tragó saliva. Sus ojos se abrieron como platos, y todo lo que pudo hacer fue recibir al demonio.

O al menos eso parecía, pero la mujer de cabello atado no estaba: «¡Vaya, es rápida!». Ella sonrió. Y eso no era todo. Ella en realidad dijo—: ¡Sonrisa!

La idea de: «Hrm, esto podría ser malo», cruzó la mente de la mujer con trenzas mientras cargaba. La mujer de cabello atado la agarró por la cabeza, porque había predicho con precisión el momento del ataque basado en las acciones de la mujer con trenzas. Gracias a eso, era fácil para ella empujar la cabeza de la mujer con trenzas hacia abajo y saltar sobre ella.

La mujer de cabello atado dio un pequeño salto, y la mujer con trenzas se vio obligada a apretar los dientes cuando su impulso la hizo lanzarse hacia adelante.

Eso solo hizo que la mujer con trenzas sintiera que había sido superada, pero la mujer de cabello atado era codiciosa. «También tendré esto», parecía decir mientras giraba su pierna izquierda hacia atrás.

La mujer de cabello atado estaba en el aire, y la mujer con trenzas se estaba cayendo hacia adelante. Sus espaldas se enfrentaban entre sí.

El pie izquierdo de la mujer de cabello atado se estaba acercando a la espalda de la mujer con trenzas. Los cinco dedos del pie extendidos, como si fueran dedos de las manos. Si esto fuera piedra, papel o tijeras, entonces ella sacaría papel. No, en realidad, este era el papel ideal hecho realidad. Ningún papel más perfecto que este podría ser sacado.

Su dedo gordo tocó la espalda de la mujer con trenzas.

Para describir eso un poco más precisamente, tocó entre su hombro izquierdo y derecho. Ahí, ahí era donde estaba atada la envoltura del pecho. Una vez que su dedo gordo tocó el nudo, fue seguido por su dedo índice.

¿No solo su dedo gordo, sino también su dedo índice? Oh, no, esto no se veía bien.

La mujer con trenzas dejó escapar un extraño y retorcido grito de: «¡Mobah!». Lamentablemente, ya era demasiado tarde. Con crueldad despiadada, la mujer de cabello atado agarró el nudo de su pecho con el dedo gordo e índice.

—¡No-chah!

La mujer de cabello atado soltó un grito de batalla y giró como un torbellino.

Con eso, la envoltura del pecho se deshizo.

La cara de la mujer con trenzas casi se hundió en la arena abrasadora, pero justo antes—: ¡Ngh, nah! —Ella usó ambas manos para sostenerse, evitando esa patética conclusión.

Si ella tratara de decirte: «Pero, ya sabes, en realidad no fue frustrante en absoluto», estaría mintiendo. No solo había sido utilizada como una valla, sus pechos habían sido expuestos, y ahora parecía que estaba tratando de hacer flexiones por alguna razón.

Ohhh, ¿qué demonios? ¿Por qué está pasando esto?

Convirtiendo su indignación en poder explosivo, la mujer con trenzas gritó—: ¡Kwomuh! —Y se lanzó al aire usando solo la fuerza de sus brazos.

La mujer de cabello atado se rió mientras levantaba un poco el pie izquierdo.

La envoltura del pecho que ahora colgaba de los dedos de ese pie se balanceaba de un lado a otro.

—Tus peeeechos están expuestos, Yumeryun. Jejejeje…

—Grrrr…

Yume, también conocida como Yumeryun, apretó los dientes con tanta fuerza que su rostro bronceado se puso rojo oscuro. Ella no estaba avergonzada de tener sus pechos expuestos ni nada. Eso no le importaba ni un poco. La verdadera sorpresa era que el tackle en el que puso todo había sido completamente ineficaz. Pero, aun así, Yume asintió.

—Aún no… —murmuró.

Uff, ella exhaló. Se enderezó, tomando una postura defensiva con un pie hacia adelante, un pie detrás, y aflojó su cuerpo.

—Aún no ha terminado, Momo-san. Todavía es solo 2-1, ¿sabes?

—Sí.

Momohina, también conocida como Momo-san, dejó caer la envoltura del pecho que había estado sosteniendo en los dedos de los pies y bajó el pie izquierdo hacia la arena.

—Esa es la actitud, Yumeryun.

La forma en que estaba parada era inescrutable. Parecía que debería haber cualquier cantidad de aperturas para atacar, pero si realmente atacabas, ella esquivaría fácilmente.

En la estimación de Yume, Momohina era escurridiza. Era resbaladiza, lisa y suave. Pero al mismo tiempo, cuando lo necesitaba, crack, pow, podía volverse dura. Ella soltaba explosivamente, buum, bam, kabuum, a veces también.

Momohina podía hacer lo que quisiera, tan rápido o tan lento como quisiera, por lo que era difícil acercarse a ella. ¿Qué se podría hacer al respecto? Cuando Yume se hacía esa pregunta: «Hmm, tal vez algo así», era el tipo de respuesta a la que llegaba. No se podía poner en palabras.

Este era una de esas cosas de: «No pienses. ¡Siéntelo!». Si intentara poner la esencia de la cosa en palabras, no podría. Tenía que sentirla. Sentir. El ejemplo estaba justo en frente de ella.

Yume se imaginó a Momohina. Se convirtió en Momohina. Yume era Momohina. Momo-san.

Yume = Momo-san.

Ella movió sus pies. Yume caminó por la arena. Momohina estaba del otro lado.

La primera en apoderarse de las envolturas del pecho y la cintura de la otra ganaba. Esa era la regla en esta contienda. Pero eso no era un problema real.

Sus pies sentían la suavidad y el calor de la arena. Ella oía las olas. El viento soplaba desde el sur, pero no lo suficientemente fuerte como para que su largo cabello volará con él.

Momohina sonrió, manteniendo sus ojos enfocados en Yume. Yume no estaba sonriendo. Miró a Momohina, sin sonreír ni reír. Cada una miraba cosas diferentes, pero tal vez eran esencialmente lo mismo.

Yume estaba conectada con Momohina. No físicamente, pero había un enlace. En este momento, si pellizcas la mejilla derecha de Momohina, Yume sentiría el dolor en la suya.

La distancia entre las dos se redujo.

Era cuestión de tiempo.

Yume, y también Momohina, extendieron la mano derecha ligeramente abierta. El dorso de sus manos se tocaron. Casi como un apretón de manos. Esa era la señal.

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Momohina extendió su mano izquierda. La mano derecha de Yume empujó el brazo izquierdo de Momohina hacia el exterior, y la mano derecha de Momohina se acercó a la mandíbula de Yume. Yume la empujó con su mano izquierda.

Momohina intentó cortar el costado del cuello de Yume con su mano izquierda. Yume desvió ese corte hacia arriba en diagonal usando su codo izquierdo. Momohina lanzó una patada en la rodilla izquierda de Yume usando su pierna derecha. Yume inmediatamente retiró la pierna izquierda y esperó a que pasara la pierna derecha de Momohina.

Estaban a corta distancia. Casi tocándose. Sus brazos y piernas se entrelazaban mientras chocaban. Se pasaban rozando. Se rozaban la una la otra.

No había necesidad de que apretaran el puño excepto en el momento del impacto. Había momentos en que también podían usar sus dedos como si fueran garras.

Podían agarrar. Y el codazo era, por supuesto, válido también. Rodillazos, patadas con la punta del pie o con el talón, pisotones y más. Había muchas formas de hacerlo. Formas ilimitadas. Por eso, si ella se mantenía pensando: «Si ella hace esto, yo hago esto», y tratando de planearlo todo, no podría responder. Su cuerpo debía moverse solo. Para eso había sido todo este entrenamiento.

Yume empujó con fuerza sobre el hombro izquierdo de Momohina con su mano derecha. Ella fue por la envoltura del pecho de Momohina con su mano izquierda, pero Momohina la detuvo con su mano derecha.

Yume trató de ponerse detrás de Momohina dando vuelta desde la derecha. Para evitar eso, Momohina giró su cuerpo en la dirección opuesta.

Yume dejó de ir a la derecha y se fue a la izquierda. O hizo que eso pareciera, y luego se detuvo por un momento.

Eso creó una brecha.

Yume respiró hondo. El hecho era que apenas respiraba mientras se movía. La inhalación, en particular, era imposible. Eso era igual para Momohina. Yume acababa de hacer una pausa para respirar, pero Momohina no.

Yume aceleró. Ella había respirado para poder moverse. Rápido. Con más poder. Yume lanzó una patada giratoria a la derecha. Momohina la bloqueó sin esfuerzo con su brazo y pierna izquierdos. Yume no retiró la pierna derecha. Lanzó una patada giratoria alta, luego media y media otra vez.

Alta, media, alta, baja, baja. Ella cambió sus patadas giratorias. El sentido del equilibrio de Yume, su eje inquebrantable, era algo que Momohina había felicitado antes. Yume era un poco más grande, y en este rango, donde las manos de Momohina no podían alcanzarla, Yume podía presionarla.

Pero no pudo romper la guardia de Momohina. Incluso con una combinación de patadas giratorias, patadas hacia adelante, patadas hacia atrás y patadas laterales, usando variaciones y combos, ninguna funcionó.

Una patada voladora la dejaría demasiado descubierta. Una patada en la rodilla la obligaría a acercarse al alcance efectivo de Momohina, lo que sería malo.

Cuanto más atacaba, menos cartas le quedaban para jugar. Como si estuviera atacando para eliminar sus opciones una por una. Cada vez que atacaba, Yume era más empujada a una esquina.

Ella es fuerte.

Yume no pudo evitar sentirse impresionada de nuevo. Para empezar, Momohina había sido fuerte, pero unirse a Yume para entrenar en esta isla la había hecho aún más fuerte. Momohina estaba corriendo muy por delante de donde estaba Yume. Incluso aunque Yume la perseguía con todas sus fuerzas, la espalda de Momohina seguía alejándose más.

—¡Koh!

Yume levantó su pierna derecha con tal ímpetu que parecía que podría doblarse hacia atrás. Si Momohina no se hubiera reclinado hacia atrás, los dedos de los pies de Yume probablemente habrían impactado su mandíbula.

Ella sabía que Momohina la esquivaría. Es por eso que Yume no solo se inclinó hacia atrás, sino que dio un salto mortal. Había una habilidad de cazador llamada Weasel Somersault. Yume la usó. No una sola vez. Dos veces seguidas, para alejarse de Momohina.

Finalmente, pudo respirar. Aunque no bien. Le dolían la garganta y los pulmones como si estuvieran ardiendo. Su corazón latía como loco. La cantidad que sudaba era irreal.

—Te has vuelto buena, Yumeryun.

Momohina también estaba sudando. Pero no hasta el punto de que probablemente podría ahogarse en su propio sudor como Yume. A pesar del calor, la expresión de su rostro era fría.

—Cuando llegamos a la isla por primera vez, absooootutamente no eras rival para mí. Urkh. No absotutamente. Es absolutamente, ¿eh?

Momohina se puso las manos en las caderas y se rió para sí misma. Todo esto no era gran cosa para ella.

Momohina nunca era alguien que se preocupara. Siempre era magnánima y tranquila.

Cuando estaba con Momohina, casi podía olvidar que se trataba de una isla desierta. Yume podía mantenerse cuerda en esta isla porque Momohina estaba aquí.

Si Momohina no estuviera con ella, no podría haberse vuelto más fuerte. Momohina enseñaba y entrenaba a Yume. Si Yume no quería ser débil, solo tenía que fortalecerse. Ella podía hacerse más fuerte. Momohina le hizo creer eso.

Yume estiró la espalda, extendió los pies al ancho de los hombros y dejó que sus brazos colgaran sin fuerzas.

—Puño Animal… ¡Oso!

—Está bien, entonces iré con…

Momohina adelantó su pierna izquierda, colocando su pierna derecha detrás de ella. Había una distancia de unos dos puños entre sus pies. Dobló las rodillas y bajó el centro de gravedad. Se inclinó hacia adelante, encorvó la espalda y apoyó las manos en la arena.

—Puño Animal… ¡Perro!

El cabello de Momohina se erizó. ¡Grrrr! Hubo un gruñido bajo en el fondo de su garganta.

Yume rugió. ¡Grawwwwr! Ella era un oso total ahora.

El perro corrió hacia el oso. El oso agitó las patas furiosamente para mantener a raya al perro. El perro saltó, esquivando las patas delanteras del oso y tratando de morder la garganta.

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El oso y el perro se pelearon. El perro estaba arriba algunas veces, el oso en otras.

Se separaron. El perro corrio; el oso lo persiguió. El perro se volvió y el oso huyó. Finalmente, el oso fue al contraataque, y el perro trató de poner distancia entre ellos.

—Puño Animal… ¡Serpiente!

Los brazos del oso se movieron ágilmente, como serpientes. No solo sus brazos; el oso, no, todo el cuerpo de Yume se había convertido en una serpiente. Asaltó al perro con manos de serpiente.

—Puño Animal… ¡Ardilla!

De repente el perro, no, Momohina, se convirtió en una ardilla. Las ardillas eran pequeñas y rápidas. Se movía como un molino de viento girando, evitando todos los ataques de la serpiente.

—¡Bien entonces! Puño Animal… ¡Escorpión!

—Iré con Puño Animal… ¡Rana!

—Puño Animal… ¡Abeja!

—Puño Animal… ¡Mariposa!

—¡¿Mariposa?!

—¡Me equivoqué! ¡Medusa!

—¡¿Medusa?!

—¡No, pulpo!

—¡Hipopótamo!

—¡Rinoceronte!

—¡Loro!

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—¡¿Loro?! ¡Elefante!

—¡C-Cocodrilo!

—¡Huevo!

—¡¿Huevo?!

—¡Miau! ¡Puño Animal, gato!

—¡Entonces Mosca!

—¡Fungh!

—¡Munah!


—¡Dohh!

—¡Undakatsuohhh…!

Los pensamientos se desvanecieron de su cabeza uno tras otro. No tenía espacio para pensamientos extraños. Su cuerpo estaba exhausto, por supuesto. Era justo decir que estaba extremadamente fatigada. Aun así, ella nunca se detuvo por completo.

De alguna manera, cuando bloqueaba los ataques de Momohina, o los evitaba desesperadamente, su fuerza repentinamente volvía a ella. Entonces inmediatamente devolvía el golpe. Si no presionaba cuando pudiera, siempre estaría en el extremo receptor.

Hay un flujo en una batalla. Leelo. Monta sus corrientes. Yume realmente quería dominarlas. Pero todavía era demasiado para ella. Yume no podía crear una corriente contra un oponente como Momohina.

Podía montar una corriente existente e intentar poner las cosas un poco más a su favor. No era fácil. Momohina siempre observaba tranquilamente a Yume. Mirando, escuchando, oliendo y sintiendo para comprender a todo su oponente, incluso también los detalles finos. No de manera intermitente, sino continuamente, con cuidado. Con una comprensión envolvente.


En su tiempo de entrenamiento con Momohina, Yume al menos había encontrado las primeras pistas de esa técnica. Gracias a eso, ahora ella también podía montar la corriente.

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En algún momento, el sol había comenzado a ponerse.

Después de innumerables intercambios de ataque y defensa, Yume atrapó el nudo en la envoltura del pecho de Momohina con el dedo gordo del pie izquierdo.

Yume usó el dedo gordo y el dedo índice para deshacer hábilmente el nudo en la envoltura del pecho de Momohina.

Al mismo tiempo, la mano izquierda de Momohina rasgó la envoltura de la cintura de Yume.

La primera en tomar la envoltura del pecho y la cintura de la otra saldría victoriosa.

—¡Jee! ¡Parece que yo gano!

—¡Unnyoh! ¡Yume perdió!

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El sol poniente pintó la playa de naranja. No había resistencia a las sombras que expandían su territorio con cada momento que pasaba. El mundo que habían invadido desvergonzadamente vestía los colores de la noche.

Ambas estaban tendidas en la playa.

Yume estaba completamente desnuda. Solo la mitad inferior de Momohina estaba cubierta por su cintura. Pero ¿qué importaba? Eran las únicas en esta isla de todos modos. Hasta que llegaron a la deriva, había estado completamente deshabitada.

Hai to Gensou Volumen 14++ Apéndice 2 Parte 1 Novela Ligera

 

—Seguramente entrenamos mucho hoy, ¿eh? Buen trabajo, Yumeryun.

—Todavía queda un largo camino por recorrer. No importa cuántas veces peleemos, Yume nunca termina sintiendo que podría haber ganado.

—¿Ah, sí? No lo seeeeé. La carrera puede ser más ajustada de lo que piensas.

—Hmm. Ajustada, ¿eh?

—Yumeryun, tienes un buen y firme trasegluteo.

—¿Un trasegluteo es un trasero?

—Seeeeguro que lo es. Trase-ase-glu-teo-teo.

—También tienes un buen trasero, Momo-san.

—Nahhhh. Mi trasegluteo no se compara al tuyo, Yumeryun.

—Espera, ¿estás alagando a Yume?

—Sí, sí, lo estoy. Porque las traseros redondos y firmes son los mejores, ¿está bien?

—¿Sí?

Justo después de que Yume dijo eso, hubo un fuerte gruñido.

Yume se frotó la barriga. Esta vez, gruñó aún más fuerte.

—… Oh. ¡Yume tiene hambre!

—¡Está bien!

Momohina se levantó como si nada la detuviera. Incluso después de todo ese entrenamiento, podía moverse ligeramente. Era increíble. Ella era una especie de monstruo.

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Yume se incorporó lentamente. Para ser honesta, deseaba poder levantarse rápidamente, pero había partes en donde estaba sufriendo.

Tengo que seguir trabajando en eso.

Pero cuando llegó por primera vez a la isla, Yume habría sido incapaz de moverse en este punto.

—¡Vamos a buscar comida!

Momohina estaba perfectamente bien yendo directamente al bosque después del entrenamiento hasta el atardecer, y Yume había llegado al punto en el que, de alguna manera, podía lograr seguirla. Yume estaba haciendo progresos constantes.

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