Isekai Mahou wa Okureteru (NL)

Volumen 5

Extra 4: ¿Un Sermón En El Dojo?

Un día, después de terminar su práctica de kenjustu, Yakagi Suimei estaba tomando un descanso en la terraza de la residencia Kuchiba. El sol ya se había puesto y una refrescante brisa nocturna soplaba contra su rostro.

Mientras estaba sentado perezosamente en el borde de la terraza de madera en su gi, se abanicó con el abanico plegable que tenía en el bolsillo del pecho y miró la luna que se había hecho grande en el horizonte. Fue por ese entonces cuando una voz lo llamó desde el fondo de la galería.

“Suimei”.

“¿Hmm?”

Su mirada fue naturalmente atraída hacia la fuente de la voz que tintineó como una campana de plata, y cuando miró, vio a su amigo de la infancia, Kuchiba Hatsumi. Ella había estado usando el mismo gi que él antes, pero ahora se había puesto unos chándal de aspecto cómodo.

“Así que aquí es donde estabas”.

“Sí, aquí mismo. Terminé, así que solo estaba tomando un pequeño descanso. Después de holgazanear un poco más aquí, me voy a casa”.

Ante eso, Hatsumi pareció y sonó algo insatisfecha.

“No es como si hubiera venido aquí para decirte que te vayas. Realmente todo lo contrario. Sería problemático si te dejaras solo”.

“¿Porque eso?”

“Mamá dijo que está preparando la cena para cinco, eso significa que tú lo incluiste”.

“Eso es… Perdón por ser una molestia todo el tiempo”.

“Nadie piensa en ti como una molestia. A decir verdad, preferimos que no sea tan reservado y venga más a menudo. No estás cenando adecuadamente, ¿verdad?”

“No es como si fuera…”

Hatsumi lo miró, luciendo medio satisfecha y medio exasperada. Suimei comenzó a negar su afirmación, pero…

“Apuesto a que son fideos instantáneos”.

“Ugh…”

“Cenas de microondas, principalmente curry”.

“Er…”

“Caballa enlatada con solo sal. Podría seguir, ¿tienes algo que decir por ti mismo?”

Cuando ella le dio un ceño fruncido implacable, Suimei capituló. Levantando ambas manos por encima de su cabeza, admitió que había descuidado su propia salud.

“Lo siento, lo siento, mi culpa. Estaba mintiendo.”

“¿Ves? Después de todo, no comes bien por tu cuenta”.

“No siempre es así, ¿sabes? Cuando llega la hora de comer, lo hago correctamente”.

“Me pregunto sobre eso”.

Suimei trató de suavizar las cosas con nerviosismo, pero Hatsumi permaneció irritable. Estaba claro como el día que ella no le creía. Pero ella lo dejó ir allí. Se sentó junto a Suimei y cambió de tema.

“Suimei, sobre tu entrenamiento…”

“¿Qué pasa con eso?”

“Sabes qué. Te digo que te lo tomes en serio”.

Entonces eso es lo que era. Suimei le dio una sonrisa amarga. Sin embargo, tenía una defensa adecuada en ese punto.

“Me lo estoy tomando en serio, ¿sabes? Incluso cuando se trata de practicar columpios y formas, no estoy reteniendo nada, ¿me oyes?”

“Eso es cierto, pero… ¿puedes realmente decir que te estás tomando en serio tu entrenamiento cuando solo vienes al dojo dos o tres veces por semana? Últimamente, tenemos suerte si vienes una vez”.

“Eso es… pensé haberte dicho que tengo cosas de las que cuidar. He estado ocupado.”

“¿Cosas que cuidar…? ¿Es realmente algo que toma tanto tiempo?”

“Es precisamente por eso que no he estado apareciendo. En cuanto a eso, el instructor Kiyoshiro ya sabe lo que está pasando”.

“Entonces, ¿qué son estas cosas? Incluso cuando te pregunto, nunca me lo dices”.

“Es un secreto.”

“Eso de nuevo… ¿No me lo dirás ya?”

“Un día.”

“Eso es todo lo que dices”.

Con eso, Hatsumi infló sus mejillas en un puchero. Normalmente hablaba bastante en serio, pero de vez en cuando, un lado más infantil brillaba. Suimei pensó que podría ser un poco mayor para eso, pero debido a que era tan lindo, dudó en señalarlo. Mientras esos pensamientos pasaban por su cabeza, Hatsumi habló de nuevo en un tono un tanto decepcionado con la mirada hacia abajo.

“A este paso, Suimei, te quedarás atrás, ¿sabes? Todos los que se unieron al principio se han vuelto más fuertes, e incluso los niños más nuevos han ido mejorando”.

“Sí, quizás.”

“No, no es un tal vez. Aunque has estado aquí todo el tiempo, eres el único que aún no ha alcanzado el nivel intermedio”.

Fue exactamente como ella dijo. Cuando el padre de Hatsumi, Kiyoshiro, instaló un dojo en el vecindario, Hatsumi y Suimei fueron sus dos primeros estudiantes.

Otros niños se unieron después y, a medida que pasaba el tiempo, todos y cada uno de los otros estudiantes superaron a Suimei con la espada.

Por supuesto, si abandonaba los fundamentos de la escuela Kuchiba y luchaba como un mago como solía hacer, Suimei probablemente no perdería en una pelea de espadas con ninguno de los otros estudiantes. Aparte de Kiyoshiro y Hatsumi, podía ver fácilmente los movimientos de los demás y contrarrestarlos.

Pero como no podía usar su magia en una pelea normal, no tenía mucho que mostrar en cuanto a resultados cuando se trataba de partidos.

Suimei ahora vino principalmente al dojo para que nunca olvidara los conceptos básicos de la espada. Pero si iba demasiado lejos en su entrenamiento, sería atraído por el camino de la espada.

Tanto su padre, Kazamitsu, como su tío Kiyoshiro le habían explicado en detalle que un mago no debería quedar completamente absorbido por la espada.

Entonces, en ese sentido, cuando lo pensó, Hatsumi tenía razón. No se estaba tomando en serio su entrenamiento. Ella había visto a través de él.

“Suimei…  No  es  bueno  que  el  primer  estudiante  permanezca  débil,

¿verdad? Da un mal ejemplo a los demás”.

“Está bien mientras seas fuerte, ¿verdad? Realmente eres el primer alumno”.

“Soy la hija del maestro del dojo. Eso apenas cuenta”.

No parecía que Hatsumi estuviera a punto de cambiar de opinión pronto. Suimei frunció el ceño débilmente.

“En ese entonces, solías quejarte de que yo era fuerte. Pero ahora te estás quejando de que soy débil. ¿Cuál es realmente?”

“Eso es… ¿No es obvio que es mejor si eres fuerte?”

“¿Eh?”

“¡Nada!”

Suimei no podía escuchar su voz tranquila. Él le preguntó al respecto, pero ella plantó firmemente los pies en el suelo, se puso de pie y echó a andar por la veranda. Al verla irse, Suimei dejó caer los hombros.

“Instructor, ¿no es hora de que le digamos la verdad a Hatsumi y Haseto…?”

Su queja ociosa e inaudita estaba dirigida a Kiyoshiro, quien probablemente estaba tomando una copa tranquilamente en la sala de estar.

-FIN DEL VOLUMEN 05-