Isekai Mahou wa Okureteru (NL)

Volumen 5

Extra 1: La Tentación De Papas Fritas De Algas Saladas

 

 

Un día, cuando Felmenia pasaba por la cocina, vislumbró la inusual vista de Suimei trabajando en el fregadero.

“¿Suimei-dono? ¿Qué podrías estar haciendo en la cocina?”

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“Hay algo en particular que anhelaba. Mientras estaba en el mercado hoy, vi algo similar a algo que tenemos en el mundo del que vengo. Entonces, bueno… Después de ver eso, quise probar a hacer algunos, y terminé comprando todos los ingredientes”.

Lo que Suimei había encontrado era lechuga de mar, en otras palabras, un precursor de las algas secas. Después de verlo, pensó que podría intentar hacer algo por sí mismo, y compró los ingredientes para probarlo. Y con un poco de experimentación en la cocina, logró triunfar con creces. Ahora tenía algas secas caseras.

“¿Oh? Pero si mal no recuerdo, dijiste que solo podías cocinar de forma sencilla, Suimei-dono…”

“Si. Por suerte, esto de aquí es bastante simple. Básicamente es solo freír estos”.

Suimei miró los otros ingredientes que se extendían ante él: papas con los ojos ya retirados.


“Heh heh heh, mi espada está hecha de forma invisible… ¡Pela papas y las reduce a finas rodajas!”

Dejando escapar una risa espeluznante y tejiendo un cántico idiota, Suimei puso su magia en uso culinario. En poco tiempo, las papas en el fregadero se convirtieron en finas astillas. Felmenia lo miró con horror y lo llamó.

“¡¿Qué estás haciendo, Suimei-dono?!”

“¿Qué? Solo estoy cortando las papas”.

“¡¿C-Cortando?! ¡¿Por qué desperdicias tanto al reducirlos a papel así?! ”

“Uh, ¿para comerlos?”

Con eso, Suimei arrojó las papas en rodajas al aceite caliente que había preparado.

“¿Los estás friendo así?”

“Sip.”


“¿No sería más sabroso freírlos enteros para que queden blandos y exquisitas?”

“Esa es una opción, seguro. Pero esto también es bastante sabroso”.

“Ya veo…”

Con la mueca en su rostro, la consternación de Felmenia era obvia. Probablemente nunca antes había comido papas fritas, por lo que probar una por primera vez sería una sorpresa. Después de sacudir el exceso de aceite de las papas fritas recién fritas de la sartén, Suimei espolvoreó sal y algas secas sobre ellas.

“Ahora están listas. Estos son papas fritas de algas saladas. Adelante, prueba uno”.

Incluso después de recibir los toques finales, las papas fritas frescas todavía humeaban ligeramente. Felmenia estiró tímidamente la mano, tomó una y se la metió en la boca. Hubo un crujido audible y apetitoso, y la expresión de Felmenia cambió rápidamente del escepticismo a la admiración.

“¡E-Es delicioso! ¡Esta es una revolución de la papa!”

“¿Cierto?”

“¡Si!”

Con la aprobación entusiasta de Felmenia, Suimei se puso a freír el resto de las papas. Mientras tanto, podía escuchar el gratificante sonido de una papa frita al ser aplastado tras otro.

“La textura es tan crujiente y la fragancia sabrosa es… ¿de este polvo verde?”

“Sip. Esas son las algas secas. Está hecho al deshidratar el mar. Espera, ¡¿dónde se fue la mitad de las papas fritas?!”

Al siguiente que se dio la vuelta, la mitad de la montaña de las papas fritas de algas saladas que acababa de freír ya había sido demolida.

“¡Ah, l-lo siento! Estaban tan deliciosos que yo solo… ”

“B-Bueno, todavía hay más papas, así que está bien. Si te gustan tanto, puedes llevarlos a la sala de estar”.

“¡Gracias por el regalo!”

Felmenia se fugó feliz con el resto de los chips de algas saladas. Una vez que ella se fue, Suimei comenzó su trabajo de nuevo. Y una vez que terminó de cortar las papas con magia y freírlas en el aceite caliente…

“Suimei-kun.”

“¡Wow! ¡¿Estuviste allí, Lefi?!”

“¿Qué se supone que significa eso?”

Suimei se sorprendió al ver que Lefille parecía aparecer detrás de él de la nada, pero sonaba irritada. ¿Qué estaba pasando con ella? Por lo que parece, Suimei pensó que parecía inquieta.

“Suimei-kun.”

“¿Q-Qué está pasando? Das un poco de miedo, ¿sabes?”

“Eso es solo tu imaginación. No necesitas estar tan nervioso. ¿Entonces?¿Han terminado?”

Mientras hablaba, Lefille estaba mirando el plato de papas fritas recién fritas.

“¿Hmm? B-Bueno, sí…”

“¡Bien!”

Lefille levantó su puño en el aire en una especie de gesto triunfal. “Quiero decir, todavía tengo que freír el resto de ellos…” dijo Suimei.

“Entonces no hay necesidad de preocuparse. Te ayudaré aquí y llevaré estos a la sala de estar”.

“¿Eh?”

“No se preocupe. Puedes seguir cocinando”.

Después de su conversación bastante unilateral, Suimei más o menos se dio cuenta de lo que estaba pasando. Lefille debió haber comido algo del lote anterior y, incapaz de soportarlo más, fue a la cocina para ver cuándo estaría listo más.

“Entonces toma esa toalla para limpiarte las manos. Es un poco asqueroso dejarlos todos pegajosos y aceitosos del plato, ¿verdad?”

“Ah, sí, gracias. Eso es ciertamente cierto… ¡¿Eh?!”

“¿Qué?”

“N-No es nada… Mm, estas papas fritas de algas o lo que sea seguro que son sabrosos. Mm…”

Después de mirar un poco, se alejó cargando el plato con cierta torpeza. Momentos después, Suimei pudo escuchar los vítores de alegría desde la sala de estar.

Pensando para sí mismo que ahora tendría que usar todos los ingredientes que tenía para conseguir patatas fritas, Suimei volvió una vez más a cortar y freír las patatas. Después de un tiempo, de repente se dio cuenta de que alguien estaba detrás de él nuevamente.

“Suimei…”

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“Eh, ¿esta vez eres tú, Liliana? ¿Qué pasa?”

“¿Ya terminaste… más de esas fritas algas?”

“Son papas fritas de algas… Pero tú también conoces estos, ¿eh?”

“No, um… solo pensé… ayudaría a llevarlos”.

“Tienes motas de algas en la cara”.

“Yo-yo… ¡ya los borré!”

Liliana sacó un pañuelo e inmediatamente comenzó a secarse la cara con él. Pero cuando lo miró, no se veía ni una sola mancha de algas.

“…?”

“Estaba mintiendo.”

“Suimei… eso es malo. Eres el peor… Debería presentar cargos de difamación… contra ti”.

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Liliana dirigió una mirada de reproche a Suimei, y con eso, Suimei le entregó el plato fresco de papas fritas.

“Entonces considera esto como una disculpa”

“Gracias. Me los llevaré… de inmediato”.

Liliana ni siquiera esperó a que Suimei terminara su oración antes de llevar el plato y una jarra de jugo de uva a la sala de estar. Parecía saber exactamente lo que estaba haciendo. Y momentos después, se volvieron a escuchar voces alegres provenientes de la sala de estar. Fue agradable que todos estuvieran encantados, pero…

“No me importa si tienes, pero déjame un poco, maldita sea…” Al final, Suimei no tendría tanta suerte.

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