Isekai Mahou wa Okureteru (NL)

Volumen 5

Epilogo: Punto de Ataque

Por la mano de Kuchiba Hatsumi, Vuishta fue cortado desde su cuello derecho hasta su muslo izquierdo, y desde su flanco izquierdo hasta su axila derecha.

La Cruz Nebulosa de la Espada Fantasma del Kurikara Dharani. Si recordaba correctamente, se suponía que era un golpe fantasma que cortaba desde el cuello hasta la cintura, y luego un golpe físico que se transformaba en uno desde la cintura hasta el cuello.

Y Vuishta se los comió a los dos. En otras palabras, incluso si uno pudiera ver la técnica de la espada, había una alta probabilidad de que un objetivo tomara al menos uno de los cortes.

“Con eso, la caza de la luna fue una intromisión completamente innecesaria, ¿eh?”

“Seriamente. Pero no hay duda de que pude acabar con él con absoluta certeza gracias a tu ayuda”.

Hatsumi respondió mientras dejaba escapar un largo suspiro. La luz de la luna que revelaba los movimientos de su espada se convertía en una bruma de calor cuando usaba su técnica, difícil de discernir en el mejor de los casos.

Concluyó que Vuishta no podría leerlo. Fue una mano ingeniosa para ella, y puede haber sido el único golpe que ella confiaba que le provocaría una muerte segura. Puede que haya sido una decisión que tomó y que pondría fin a la pelea, pero…

“Si tienes amnesia, ¿cómo puedes hacer ese tipo de cosas?”

“No quiero escucharlo de ti. Incluso si estuvieras solo, podrías haberlo derrotado mientras te reías con desprecio todo el tiempo, ¿no?”

“Eso me está sobrestimando demasiado. Tenía una vanguardia, así que eso me facilitó las cosas. Si estuviera solo, no habría sido así”.

“Me pregunto sobre eso. Más bien, desde el principio de la pelea, francamente hablando, fuiste bastante turbio”.

“Riesgo laboral.”

En respuesta a ser llamado sombrío, Suimei dio una respuesta bastante cortés. Los magos eran personas fundamentalmente sospechosas.

Actuarían como tontos, turbios  y misteriosos. En ese sentido, fueron terribles. Sin embargo, a Hatsumi no le importaba nada de eso. Ella solo lo miró sospechosamente con los ojos medio cerrados.

“Si aparecieras en una historia de héroes, entonces serías del tipo que se presentaba como un aliado pero en realidad era el jefe secreto”.

“Del tipo que no puedes vencer sin ser arrastrado por ellos, ¿eh? Ciertamente, encajo en el molde del tipo sombrío que parece perfecto al principio”.

Suimei se encogió de hombros mientras se reía, y Hatsumi le dio una sonrisa exasperada.

“Seguro que estás tranquilo”.

“Bueno, gracias a ti.”

Hatsumi parecía haberse relajado un poco. Y en medio de su franco intercambio, ella habló como si de repente recordara algo.

“Ahora que lo pienso, dijiste algo al respecto antes, pero ¿peleaste con un hombre como él una vez?”

“Bueno sí. Era un tipo que usaba magia de manera similar para hacer ambigua la ubicación de su cuerpo real. En realidad, era demasiado similar… ”

El rostro de Suimei se ensombreció mientras se apagaba. Estaba recordando una batalla desagradable. Uno que le recordaba su propia inutilidad.

“Hmm. ¿Podría ser que ese tipo también está aquí?”

“No seas estúpida. Eso es imposible.”

“Eso es lo que pensé de ti al principio. No creo que puedas negarlo sin pensarlo… ”

“No, eso no puede ser. Realmente no puede”.

Mientras la negaba repetidamente, Hatsumi se irritó un poco, pero se calmó después de ver la expresión de Suimei. Su rostro, mientras decía que no era posible, estaba sombrío y lleno de ansiedad. Luego miró a la luna y dijo algo inesperado.

“La codicia de los diez, Kudrack el Ghosthide. Ese es el nombre del hombre que usó esa magia”.

Fue hace bastante tiempo que Suimei había peleado con él. Fue después de que Hydemary se convirtiera en su asistente y después de que conoció a Isrina. Estaba usando la magia moderna, viviendo por los ideales de la Sociedad… Y Kudrack era el hombre que había traicionado todo eso.

Era un mago que mataba a otros y no detestaba dar a conocer los misterios al mundo entero. Pero debido a que nadie pudo detener a aquellos que fueron liberados de la muerte, sus antecedentes penales se acumularon sin cuestionarlos durante medio siglo. Pero comenzó a planear algo.

Algo demasiado infame. Y así, varias organizaciones de magos enviaron agentes para subyugarlo. Suimei fue uno de ellos.

“Yo fui quien lo borró. Incluso si fuera un lich, no puede existir después de que le corten las raíces. Pero incluso si metí la pata y él sobreviviera,

¿quién habría convocado a ese hombre aquí? Además, no veo ninguna razón para que ese hombre se uniera a los demonios. Era un imbécil extremo que pensó que todas las criaturas vivientes encontrarían la mejor salvación al morir y regresar a la tierra, ¿sabes? Ese imbécil…”

No había forma de que hubiera sobrevivido. Pero solo pensar en eso hizo que se le pusiera la piel de gallina. No estaba seguro de cómo Hatsumi había tomado lo que dijo, pero ella hizo una declaración extrañamente convincente.

“Si todo es destruido por los demonios, puede terminar así”.

“Te lo ruego, no vuelvas a decir eso… En serio se convertirá en realidad”.

“¿Era tan fuerte?”

“Solo un millón de veces más fuerte que el tipo al que acabamos de golpear. Quizás incluso diez millones. Si tuviéramos que enfrentarnos a él, sería más sencillo enfrentarnos a todos los demonios, los generales demonios y el Señor Demonio a la vez. Aaah, tengo ganas de vomitar”.

No estaba segura de sí estaba bromeando, pero Suimei se puso pálido cuando dejó caer los hombros. Sin conocer las circunstancias en absoluto, Hatsumi habló como si no fuera un problema en lo más mínimo.

“Pero lo derrotaste, ¿verdad?”

“Lo hice. Es porque el enemigo número uno más mierda del mundo era un aliado en ese momento. Si ese no fuera el caso, esas cuchillas me habrían cortado en carne picada”.

En ese momento, el hombre que era su aliado por el momento era el hombre que se había reído de sus sueños. Luego, el mismo que había mencionado al salvar a Lefille.

“No quiero repasarlo por segunda vez. Si ese tipo está vivo, antes de que los demonios puedan aniquilar a la humanidad, lo haría con mucho gusto”.

Hatsumi luego lo interrogó en un tono desconcertado. “¿Es nuestro mundo… un lugar tan peligroso?”

“De ningún modo. Es tan pacífico que te aburrirá hasta la muerte”.

“¿Entonces por qué es…?”

“¿Quién sabe? La razón por la que el equilibrio entre el peligro y la paz se volvió tan extraño solo muestra lo lejos que estamos al final de los días. No sé si estamos corriendo hacia el final porque estamos tratando de luchar contra él o porque ese es el curso natural de las cosas, pero no puedo reírme de la posibilidad de que el mundo se acabe antes de que regresemos.”

“No es realmente el momento de salvar otro mundo, ¿eh?”

“Incluso si dices eso, no importa lo que hagamos, cuando termina, termina. No somos héroes en nuestro mundo. Casi todo lo que podemos hacer es temblar en nuestras casas mientras contamos los días que nos quedan”.

Después de dejar escapar un suspiro como este no era motivo de risa, Suimei imitó los movimientos de un soldado dando un giro completo con precisión y se volvió hacia las ruinas.

“Bueno, dejando eso de lado, voy a seguir adelante y continuar con mi investigación”.

Dejando a un lado todas sus preocupaciones por el momento, parecía completamente renovado. Suimei felizmente regresó a los restos de las piedras donde se dibujó el círculo mágico. Hatsumi lo siguió con pasos ligeros. Pero antes de alcanzarlo, se detuvo en seco. Ella sintió algo terrible.

“Oye, Yakagi…”

“¿Así que aún no ha terminado?”

Como respondiendo a la advertencia de Hatsumi, Suimei suspiró como si se estuviera volviendo tedioso. ¿Cuánto más se suponía que iba a posponer su investigación? Esa presencia que se retorcía en la oscuridad del bosque era, sin duda, los restos de los demonios.

Los dos miraron hacia la dirección de donde probablemente vendrían los demonios y esperaron. Entre los árboles de madera oscura frente a ellos, pudieron ver la oscuridad abriéndose. Anticipándose a que serían el punto de ataque, Hatsumi se echó al hombro su espada y Suimei preparó su magia.

En poco tiempo, los demonios se mostraron. En la oscuridad, una figura siguió a otra en una larga fila. No  eran tanto como cuando estaban rodeados antes, pero estaban en posición de atacar todos a la vez y estaban llenos de sed de sangre.

“Será una serie de batallas. ¿Crees que puedes arreglártelas?”

“No seas estúpido. No perderé con unos debiluchos”.

Aunque habló de una manera alegre, Suimei no estaba sonriendo. A pesar de que ella no pensaba que la manera de hablar de Suimei fuera altiva, él parecía mortalmente serio. Pero en el momento en que bajó para atacar o ser atacado, una sombra cayó de repente directamente sobre los demonios.

No tuvieron tiempo para preguntarse qué acababa de aparecer. Solo el grito ahogado de Hatsumi sonó en el claro, porque los demonios habían sido derribados en un instante desde arriba por una onda de choque. Ellos, junto con el suelo y los árboles, fueron destruidos.

Quedaron unos pocos al final de la línea, pero estaban a cierta distancia de Suimei y Hatsumi. Montados en la onda de choque, enormes rocas y astillas de árboles navegaban hacia ellos.

“¿Q-Qué es esto?”

“…”

Mientras estaba presa de la confusión, Hatsumi sostuvo su espada hacia adelante mientras Suimei usaba magia para repeler los escombros que volaban hacia ellos a una velocidad asesina.

Cuando el rugido atronador se asentó, apareció un hombre con cuernos plateados que le salían de la cabeza, vestido con ropa similar a la vestimenta tradicional japonesa. Con el puño clavado en el suelo en el centro de los demonios muertos, se anunció con una queja.

“Qué frágil. Pensar que estas plagas son peores que la mierda podría amenazar a todos los que viven bajo la diosa. No sé quién lo dijo, pero es una broma tan mala que hace que me corran escalofríos por la espalda”.

Era casi como si estuviera hablando solo. Quizás solo estaba escupiendo a los demonios a sus pies. Finalmente, los otros demonios notaron al visitante inesperado y se lanzaron hacia el hombre con sus cuernos desde los lados.

Sin embargo, los apartó con el dorso de su puño, y los demonios fueron aplastados junto con los árboles de madera oscura a los que volaron.

Suimei y Hatsumi se quedaron sin palabras ante esta abrumadora demostración de poder.

Estaba bien que estaba soplando a los demonios. Sin embargo, no era como si no hubieran podido hacerlo ellos mismos. Pero este hombre se movió como si estuviera ahuyentando una mosca.

Era incomprensible que incluso los robustos árboles de madera oscura pudieran romperse en pedazos de esa manera. El hombre le estrechó la mano como si acabara de tocar algo sucio, y de repente, su mirada estaba fija en Suimei.

“… ¡Ugh!”

El corazón de Suimei dio un salto con un solo golpe fuerte. Su cuerpo fue presa del miedo. Fue porque había visto una fuerza tan abrumadora. No, no era la fuerza del hombre. Era su mera existencia. Su misma mirada. Inesperadamente, uno de los pies de Suimei dio un paso atrás en retirada. Se movía por puro instinto.

Desde que llegó a este mundo, Suimei no había experimentado nada como esto. Por otro lado, Hatsumi seguía inconsciente de la crisis que se les acercaba. Quizás ella juzgó que había aparecido un aliado. Ella solo miraba al hombre con cuernos plateados con asombro.

“El héroe y… ¿Oh? ¿Eres uno de sus compañeros?”

Suimei no pudo responder a su pregunta. Las campanas  de alarma sonaban sin parar dentro de su cabeza. Aparte de los gritos internos que le decían que huyera, apenas podía oír nada. Mientras tanto, Hatsumi dio un paso adelante para responderle.

“¿Quién eres tú? ¿Por qué sabes que estoy aquí? ¿Un aliado?”

“Me pregunto. Eso depende de ti.”

“¿Qué quieres decir?”

Esas palabras intencionalmente desconcertantes, la voz desconcertada de Hatsumi… Suimei no escuchó nada de eso. Entonces finalmente se dio cuenta de lo que estaba parado antes.

“¿Eres… un dragón?”

Quizás porque la temblorosa pregunta de Suimei estaba en lo cierto, la boca del hombre se torció en una sonrisa. Sintiendo el cambio que se había apoderado de Suimei, Hatsumi lo miró con curiosidad.

“¿Yakagi…?”

“Como yo pensaba…”

“Bastardo, pareces bastante asustado. No puedo aprobar a un hombre que al menos no puede fanfarronear ante su enemigo”.

“¡C-Cállate! ¡Esta es una reacción normal!”

“Sin embargo, no tengo ningún negocio con un debilucho asustado. Lo siento, pero haré que desaparezcas”.

Como si concluyera que Suimei era aburrido, el hombre lo atravesó con una mirada fría. Y luego abrió ligeramente la boca y comenzó a aspirar aire.

El rugido de un dragón.

En el momento en que Suimei lo sintió, la tensión que estaba atando su cuerpo y el temblor que lo sacudía desaparecieron. Lo único que ocupaba su mente era evadir la amenaza que tenía ante sí. Hatsumi no tenía ni idea de lo que estaba a punto de suceder, y dio un paso adelante con su espada lista como para protegerlo. Y Suimei la agarró fuertemente del hombro.

“¡Hatsumi! ¡Ven acá!”

“¿Eh?”

“¡Detrás de mí! ¡Rápido! ¡Serás tragada por el rugido del dragón!”

“Rugido del Dra… ¡¿Kyah?!”

Suimei tiró al desconcertado Hatsumi detrás de él con fuerza y empujó ambas manos hacia adelante mientras comenzaba a cantar.

“Mea aegis non est aegis. Prae omni oppugnatione est solida. Prae omni impetu est invicta. Invincibilis, immobilis, inmortalis. Id est ardens aureum castrum ut colligit spiritus astorum. Eius nomen est—”

[Mi escudo no es un escudo. Es resistente ante cualquier ofensa. Es inquebrantable ante todos y cada uno de los ataques. Invencible, inmóvil, imperecedero. Es el castillo dorado brillante que recoge el aliento de las estrellas. Su nombre es—]

Junto con el maná que Suimei estaba dejando escapar, muchos círculos de magia dorada se desplegaban alrededor de ellos dos. Los círculos mágicos al frente estaban girando, el gran círculo mágico a sus pies tenía una aguja grabada en la que contaba los segundos como un reloj. Cuando el canto de seis versos de Suimei llegó a su fin, todos los círculos de magia se estabilizaron.

“Mea firma aegis! Speciosum aureum magnale!”

[¡Mi escudo firme! ¡La fortaleza dorada brillante!]

Cuando Suimei soltó su palabra clave, el hombre con cuernos lanzó un sonido chirriante de tono alto de su boca que sacudió el aire. Justo cuando la ola de oscilaciones se extendió a sus alrededores, el suelo estaba en movimiento como si estuviera hirviendo, y fisuras parecidas a un rayo rojo parpadeaban en el aire.

El aire se electrificó mientras las moléculas se agitaban. Dentro de esa ilusión del mundo arrojado a una bola de plasma de color rojo brillante, todo se transformó en una masa al rojo vivo.

Entre los destellos parpadeantes, todo en su visión se tiñó de rojo y, finalmente, la tierra, los árboles de madera oscura, los cadáveres de los demonios, las ruinas de invocación, cualquier cosa y todo fue igualmente tragado por una explosión.

Ese rugido atronador y el torbellino de incandescencia podrían confundirse con una llamarada solar a pequeña escala. La tranquila noche se había convertido en un infierno ardiente.

Si la explosión de polvo que creó Suimei podría describirse como dinamita, se parecía más a una explosión nuclear.

Finalmente, las llamas se calmaron y el paisaje a su alrededor cambió por completo.

“Esto… es…”

Hatsumi miraba a su alrededor con asombro. Ni siquiera fue capaz de comprender lo que acababa de suceder. Los árboles de madera oscura y las ruinas fueron arrasados por completo junto con las cenizas. Todo lo que quedó fue la tierra levantada en el suelo y una gran cantidad de brasas ardientes.

Por otro lado, el hombre con cuernos, por alguna razón, abrió la boca de manera completamente inesperada. Por un tiempo, solo miró a Suimei completamente aturdido. Mientras Suimei se preguntaba qué estaba haciendo, el hombre con cuernos de repente comenzó a reír como si un fuego se hubiera encendido en él.

“¡Pfft, AHAHAHAHAHA!  Hah… ¡pensar que soportarías eso de frente! Siempre pensé que era algo de lo que un simple humano nunca podría defenderse, pero Dios mío, ¡qué tonto fui! ¡Bravo! ¡Bravo!”

Ciertamente sonaba feliz. Después de reír por un rato, miró a Suimei con fanatismo. A pesar de concentrarse completamente en el héroe antes, ahora no le dedicó ni una mirada. Solo estaba mirando a Suimei como si estuviera escudriñando una espada de la mejor calidad. Y entonces…

“Hombre de Negro. Bastardo… No, me retracto de llamarte debilucho. Llamar debilucho a un hombre que da un paso al frente para proteger a una mujer, sea cual sea el caso, simplemente no es la verdad. Además, soportaste eso sin un solo rasguño también, la razón de tu temblor no fue simple miedo, ¿verdad?”

Esta vez, el hombre sonrió mientras mostraba sus colmillos. Era como una bestia hambrienta que finalmente había encontrado a su presa: una sonrisa aterradora y feroz. Solo su alegría por anticipar esa comida evocó nuevamente el miedo de Suimei. Ahora que una vez más estaba reducido a temblar, Hatsumi volvió a interrogar al hombre.

“Eres…”

“¿Hmm? ¡Oh! Así es. Lo olvide por completo. Dios mío, pensar que tengo un deber que cumplir después de encontrar un trofeo tan magnífico. Los caprichos del mundo son realmente algo. Sin embargo—”

Hablaba como si acabara de recordar lo que estaba haciendo. No, ese hombre en serio puede haberse olvidado por completo de Hatsumi.

“Soy el dragonnewt Eanru. Héroe de la Alianza, Hatsumi, independientemente de si consientes o no, haré que vengas conmigo esta noche”.

Eanru mostró sus dracónicos colmillos a la luz de la luna.