Isekai Mahou wa Okureteru (NL)

Volumen 5

Capitulo 2: Relación De Los Convocados

Parte 6

Era lo contrario de lo que había hecho ese chico. Había mantenido la barbilla en alto y miraba su futuro directamente a los ojos, sin importar cuán sombrío o aterrador fuera. Si pudiera verla ahora, seguramente también la llamaría cobarde.

Hatsumi miró al hombre de Larsheem y encontró su mirada burlona. “¿Qué? ¿Tienes algo que decir?”

“Así es. Ya sea que pueda pelear o no… ¿Te gustaría probar eso ahora mismo?”

“¡¿Hatsumi?!”

“¡¿Héroe-dono?!”

“Pequeña mocosa…”

Selphy y Weitzer parecían estar al borde del pánico, pero el hombre mostró los colmillos. Después de venir aquí directamente desde el campo de batalla y meterse con el rey, parecía que estaba ansioso por ir.

El hombre se sacudió con fuerza a los guardias del palacio que aún trataban de contenerlo. Difícilmente eran un rival para él, y fueron arrojados de una manera u otra. Hatsumi comenzó a caminar hacia ellos a buen paso… y hábilmente desenvainó la espada que colgaba de la cintura de Weitzer.

Luego tomó una postura frente al hombre de Larsheem, la punta de su espada apuntando hacia sus ojos. Parecía que eso era todo lo que necesitaba para reunir sus conocimientos sobre el manejo de la espada.

“¡¿Qué?! Mi espada es…”

Hatsumi pudo oír la reacción tardía de Weitzer. Fue solo después de verlo parpadear en las lámparas de maná de la sala de audiencias que se dio cuenta de que su espada estaba en sus manos. Sin embargo, todavía no tenía idea de cómo había llegado allí.

Como tal, no había absolutamente nada que pudiera haber hecho para detenerla. El hombre que tenía delante, que había visto que todo sucedía en un abrir y cerrar de ojos, también estaba completamente desconcertado.

Al ver que no tenía intención de adoptar una postura para luchar contra ella, Hatsumi la hizo moverse. Ella se abalanzó sobre su pecho, cerrando la distancia entre ellos en un instante. El hombre solo pudo mirar con los ojos muy abiertos cuando ella se acercó a él.

Sin embargo, su espada nunca lo alcanzó. Solo cortó el aire junto a él. Parecía que, aunque inicialmente se estaba acercando a su pecho, había dado un paso hacia la derecha mientras saltaba.

“¿Es esto suficiente?” ella preguntó.

El hombre apretó los dientes, molesto por no haber podido ver a través de ella.

“¿Estás diciendo que me hubiera muerto por eso ahora mismo? Como se esperaba de un héroe, pero…”

¿Estaba tratando de ofrecerle algún consejo sincero, quizás? No llegó a terminar. En medio de su oración, un fuerte boom sonó detrás de él. Justo por encima de su hombro, los pilares de piedra que sostenían banderas decorativas cerca de la entrada a la sala de audiencias se derrumbaron al suelo.

Parecía como si los hubieran dividido por la mitad. Al verlos desmoronarse, el nombre de la técnica que acababa de usar vino a la mente de Hatsumi.

“La Espada Fantasma de la ‘Espada Larga del Filo Absoluto’ de Kurikara Dharani”.

Todos en la cámara se quedaron sin palabras por lo que acababa de suceder. Dos pilares de piedra, los cuales estaban fuera del alcance de Hatsumi, fueron derribados sin que ella los tocara. Su sorpresa fue perfectamente comprensible.

“¡L-Los pilares!”

“¡Imposible! ¡¿De ese único swing…?!”

Podía oír cómo la incredulidad se abría paso entre la multitud. Hatsumi luego dirigió una pregunta bastante casual a los espectadores sorprendidos… quienes aparentemente habían entendido mal lo que acababa de suceder.

“Esos son los monstruos que debo derrotar, ¿correcto?”

En ese momento, se escuchó el sonido de algo más cayendo al suelo. Cuando todos se volvieron una vez más para mirar en dirección a los pilares, ahora vieron una figura grotesca que había sido cortada en pedazos.

Era una criatura fea, como una abominación sacada directamente de una historia de fantasía, excepto que esta era muy, vívidamente real. Tenía cuernos, y tanto su piel como la sangre que manaba de él eran rojas. Sus ojos blancos y muertos se volvieron hacia su cráneo.

“¡¿Un demonio?!” Weitzer exclamó.

“Pensar que tendrían espías hasta aquí…” dijo amargamente el hombre de Larsheem, irritado por su propia negligencia.

“¿Cuándo te diste cuenta?” Preguntó Weitzer, volviéndose hacia Hatsumi.

“Tan pronto como agarré la espada. Tus sentidos también se agudizan con una espada en tu mano, ¿no es así, Weitzer?”

“Eso es cierto, pero…”

Aun así, fue un poco extremo. Mientras Weitzer se reconciliaba con su propio desconcierto, Hatsumi se volvió hacia el hombre de Larsheem.

“Entonces, ¿sigues insatisfecho con mis habilidades?”

“…No. Honestamente estoy asombrado, Héroe-sama. No tenía ni idea. Retiro por completo todo lo que dije antes”.

Toda la hostilidad que había estado cargando con él se desvaneció con un suspiro. Hatsumi luego se volvió hacia Weitzer, quien todavía estaba allí aturdido. Ella le tendió la espada con cuidado, con el pomo primero, con una expresión de disculpa en el rostro.

“Perdón por tomarlo sin preguntar”.

“¡No, Héroe-dono! ¡De ningún modo! Tu habilidad con él es magnífica…

¡No, divina! Estoy completamente honrado”.

“Llamarlo divino es ir demasiado lejos…”

“¡Ciertamente no! Ser capaz de cortar un pilar de piedra tan grande en un solo golpe sin magia… Tal hazaña es normalmente imposible”.

Weitzer estaba extraordinariamente emocionado, y Hatsumi respondió casi sin pensar.

“¿Qué estás diciendo? Un espadachín que solo puede cortar cosas dentro de su rango es…”

“¿Oh?”

“¿Eh? ¡Oh…!”

Era casi como si su boca se moviera por sí sola. Apenas sabía lo que estaba diciendo, así que calló antes de decir algo de lo que pudiera arrepentirse. Sin embargo, como se había interrumpido a la mitad de la oración, Weitzer la miró con curiosidad.

“¿Te pasa algo?”

“N-No, nada. De todas formas…”

Hatsumi se retiró brevemente a su cabeza para contemplar las cosas.

¿Estaba realmente bien para ella entrar en esta batalla? ¿Fue la elección correcta? Eran preguntas difíciles, pero luego recordó las palabras del niño en su sueño. Ella tenía su respuesta.

“¿Dónde están las personas que necesitan ser salvadas?”

Sus atrevidas palabras resonaron en la sala de audiencias, dejando en silencio a todos los presentes. Ese fue el comienzo de la lucha por Kuchiba Hatsumi, la chica que había perdido su pasado.

Fue recordar al niño en su sueño lo que le dio el valor para mirar hacia arriba y seguir adelante. Ella tenía que. Para que pudiera mantener la cabeza en alto cuando finalmente lo viera a continuación, tenía que seguir sus pasos. Tenía que seguir adelante.

Y reflexionando sobre eso ahora, mientras yacía en su cama después de los incidentes de la noche, llegó a una cierta comprensión.

“Ya veo… fue lo que dijo…”

La razón por la que el chico que se había entrometido en su habitación la hacía sentir algo nostálgica era porque hablaba de la misma forma que el chico de sus sueños.

***

Actualmente, Suimei y los demás se estaban reuniendo para una comida ligera en un restaurante que era algo así como una casa de té, pero no todos estaban presentes. Hasta ahora solo eran Suimei, Felmenia y Lefille. Liliana llegaba tarde y aún no había llegado.

“Entonces, ¿cómo van las cosas?” Preguntó Suimei, volviéndose hacia Felmenia que estaba sentada a su lado.

“No… no había ninguna información particularmente útil”, respondió dócilmente.

“Pensé tanto. Realmente no esperaba que surgiera nada después de solo un par de días…”

Al escuchar esto, Lefille frunció el ceño y se unió a la conversación.

“Tampoco escuché nada sobre un intruso que se infiltrara en el palacio. Todos quieren hablar del héroe, pero es lo mismo de siempre”.

El día después de que Suimei se coló en el Palacio de Calnus, le pidió a Felmenia y a las demás que lo ayudaran a recopilar información no solo sobre Hatsumi, sino también sobre asuntos en Miazen en general. Para confirmar la situación de Hatsumi, Suimei sabía que tendría que colarse de regreso al palacio, pero quería aprender todo lo que pudiera antes.

La noche que había visto a Hatsumi, ella mencionó que tenía amnesia. Así que una de las primeras cosas que trató de investigar fue cómo pudo haber sucedido y si realmente fue amnesia.

Él y las chicas habían pasado dos o tres días tratando de llegar al fondo del asunto, pero al final, no encontraron nada útil en su fregado. Era casi como si hubiera una orden de mordaza en torno a la información que involucraba al héroe.

Todas las personas con las que hablaban de ella solo decían que era hermosa, talentosa con una espada o algún otro hecho genérico; nada de eso fue útil. Al escuchar que Felmenia y Lefille habían llegado al mismo callejón sin salida que él, Suimei apoyó la barbilla sobre la mesa y suspiró.

“Pensar que no escucharíamos nada en absoluto…”

“En efecto. Por lo general, hay al menos alguien con chismes…”

Fue extraño. Para la gente de este mundo, los héroes eran como celebridades. Había mucho interés en ellos y, en circunstancias normales, la gente clamaba por obtener la última primicia sobre su héroe local. Pero tal como dijo Felmenia, ni siquiera hubo chismes sobre Hatsumi.

Lo mismo ocurrió con las noticias de la infiltración del palacio. Parecía que el asunto se mantenía en secreto. La gente de la ciudad aparentemente no se dio cuenta de ello.

Pero eso era de esperarse. Después de todo, un extraño no solo se había infiltrado en el palacio, sino que se había escapado.

Por supuesto, el palacio no querría que se corriera la voz. Sin embargo, no fue una coincidencia que el número de guardias que patrullaban la ciudad hubiera aumentado en los últimos días.

Mientras Suimei y las chicas estaban hablando de todo esto, el timbre de la casa de té sonó. Los tres se volvieron todos hacia la entrada, pero no había nadie allí. Al menos, no lo parecía. Pero había una presencia inconfundible que había entrado en el edificio. Justo cuando intentaban concentrarse en eso, Liliana sacó una silla de la mesa y se sentó.

“Lo hiciste.”

“Si solo ahora. Además… el cuaderno que me diste fue muy útil”.

Las emociones que se mostraban en su rostro eran débiles, pero Liliana estaba sorprendida e impresionada. Antes de que se separaran para recopilar información, Suimei les había dado a cada uno un cuaderno lleno de papel blanco. Parecía que había sido útil.

“¿Cómo fue para ustedes tres?” Preguntó Liliana.

“No pude producir nada de mérito. Al final, la búsqueda de hoy también fue infructuosa”.

“Lo mismo para mí.”

“Conseguí que algunas personas me hablaran, pero… en su mayoría no eran más que rumores con poca credibilidad e historias que estaban dramatizadas de manera errática. Obtener información de la Iglesia de la Salvación fue mi último recurso, pero parece que ellos tampoco saben nada. Tuve que rendirme allí”.

En realidad, nadie tenía nada que mostrar por sí mismo. Excepto Liliana. Parecía que al menos había probado algo.

“Tampoco escuché demasiado… pero sí conseguí algo”.

“¿De verdad?” preguntó Suimei.

“Si. Lo tengo todo aquí”, respondió asintiendo.

Luego, Liliana sacó su cuaderno y comenzó a transmitir lo que había aprendido a sus compañeros.

“No hay mucha información en la ciudad sobre el héroe Hatsumi Kuchiba, que parece que todos ustedes experimentaron de primera mano”.

“Es extraño, ¿no?” Preguntó Suimei.

“Lo es. La falta de información sobre el héroe es absolutamente desconcertante. Es posible que los ciudadanos tengan información, pero no estén dispuestos a compartirla. Pero es particularmente inusual que la Iglesia de la Salvación parezca no saber nada. En general, la mayoría de los héroes tienen un asistente de la iglesia en su séquito. Por lo menos, tienen un contacto dentro de la iglesia al que informan. Esta es en gran parte la razón por la que la iglesia está tan bien informada sobre los héroes y sus hazañas. Sin embargo, hay excepciones como Reiji-sama. Y creo en este caso que la familia real de Miazen está monopolizando la información sobre Hatsumi Kuchiba”.

“¿Entonces es el estado?”

“Es probable que no quieran que la iglesia interfiera mientras usan al héroe para ganar la gloria lo más rápido posible. Bastante transparente, ¿no te parece?”

Si lo que Liliana estaba sugiriendo era cierto, explicaría por qué Felmenia, que generalmente traía información sólida, había aparecido con las manos vacías.

Pero como un asunto completamente separado, Suimei no pudo evitar notar que Liliana estaba hablando con más fluidez de lo habitual hoy.

Normalmente hablaba a un ritmo tambaleante, pero quizás esto era normal cuando estaba dando un informe relacionado con el trabajo.

“Ahora, pasando a la propia Hatsumi Kuchiba, parece que no puede usar magia. Aunque creo que Suimei ya lo sabe, aparentemente es bastante hábil con una espada. Su estilo de espada se llama… la Espada Fantasma de Kuru-ri-ku-kara Dhara… ¿rarara?”

Al tener problemas para entenderlo, Liliana fruncía el ceño mientras inclinaba la cabeza de un lado a otro.

“La Espada Fantasma de Kurikara Dharani,” dijo Suimei.

“Si eso es. Además, como mencionaste antes, Hatsumi Kuchiba puede tener amnesia”.

“¿Descubriste alguno de los detalles?”

“Parece que los soldados que lucharon junto a ella a menudo la escucharon expresar su preocupación por sus recuerdos perdidos a sus compañeros. Por lo menos, parece seguro que su memoria se ha visto comprometida de alguna manera. Como sugieres antes, Suimei, puede ser prudente considerar la posibilidad de que le estén lavando el cerebro… aunque es difícil imaginar que alguien pueda hacerle eso a un héroe bajo la protección de la Diosa”.

“Si. Sería bastante difícil influir mágicamente en alguien que está protegido por un poder de un orden superior a la magia, si lo piensas bien”.

Liliana asintió. Mirándola, una cierta duda cruzó por la mente de Suimei. “En cualquier caso, me sorprende que los soldados hablaran contigo”.

“Escuché las heroicas historias que contaban los soldados sobre cómo derrotaron a los demonios. Hay hombres así por todas partes. Y una vez que comienzan a calentarse al hablar de eso, sus labios también se relajan en otros temas”.

“Ya veo. Así que solo necesitan un poco de irritación, ¿eh?”

“También son menos cautelosos con las personas de mi edad. Aunque tuve que tolerar que apestaran a licor,” declaró rotundamente.