Isekai Mahou wa Okureteru (NL)

Volumen 5

Capitulo 1: Hacia La Alianza Saadias

Parte 6

El grupo de Suimei llegó al estado soberano de la Alianza de Miazen con la intención de visitar a un conocido de Lefille. En el camino, habían pasado por otras dos o tres ciudades importantes, pero siendo el estado soberano, Miazen estaba simplemente en una escala diferente en términos de tamaño.

Los muros que rodeaban la ciudad no eran particularmente altos, pero su circunferencia total era incluso mayor que Filas Philia.

Esa amplitud también se reflejó en el interior de la ciudad. Al igual que las otras ciudades que habían visto de la Alianza, las casas estaban bien distribuidas y nada se sentía abarrotado o estrecho.

Aparte de la gran cantidad de espadachines, la ciudad también tenía una próspera población de semihumanos. Como uno esperaría de una ciudad conocida como la Capital de las Espadas, los enanos que fabricaron tales herramientas se reunieron aquí con fuerza.

Como era típico del país, también había una variedad de teriantropos alrededor. A pesar de que todavía era mediodía, los enanos bebían alcohol en los restaurantes de todas las calles.

Tanto los teriantropos como los humanos disfrutaban alegremente del sol de la tarde. Con solo mirar alrededor de la ciudad, estaba claro que la mezcla de razas aquí era más pronunciada que en el Imperio.

Al entrar en la ciudad, Suimei y los demás se dirigieron directamente a la sucursal local del Pabellón Crepuscular. Cuando le informaron a la recepcionista que eran conocidos del maestro del gremio, ella los acompañó de inmediato a la oficina del maestro del gremio en el segundo piso.

Dentro había una mujer, presumiblemente la maestra del gremio, descansando en un sofá de cuero. Parecía ser relativamente joven y estaba reclinada cómodamente mientras chupaba una pipa. Llevaba un atuendo que le recordaba a Suimei a la ropa tradicional japonesa. Pero por encima de todo, sus rasgos más destacados eran su cabello dorado y las orejas de zorro que brotaban de él. Además, de su trasero, había uno, dos, tres… Las siete colas de zorro salían.

Parecía ser un teriantropo tipo zorro bastante vistoso, pero tenía un aire tranquilo y sereno en ella. Lefille, que era quien había solicitado una audiencia con el maestro del gremio como conocido, sonreía amablemente.

Felmenia parecía estar bastante nerviosa, y Liliana murmuraba sobre el número de colas de la mujer mientras miraba fijamente las cosas doradas y esponjosas como si estuviera en trance.

Después de que todos tomaron asiento frente a la maestra del gremio teriantropo, sus labios esbozaron una sonrisa cuando una risa encantada y sofocada la invadió. Una vez que logró reprimirlo y recuperarse, miró a Lefille.

“Pensar que en realidad estabas vivo, Lefi… ¡Huhuhu! ¿Cómo debería decirlo? Ha tenido un golpe de buena suerte contra todo pronóstico, ¿no es así?”

El representante de la sucursal  de Miazen del Pabellón Crepuscular, Rumeya, reconoció con alegría este feliz giro de los acontecimientos.

“Ha pasado mucho tiempo, Rumeya-dono. No puedo agradecerle lo suficiente por recibirnos tan amablemente en una visita tan repentina”.

Cuando Lefille expresó su gratitud de una manera demasiado formal, la mujer teriantropa, Rumeya, se quedó boquiabierta como si apenas pudiera creer lo que estaba escuchando.

“Dios mío, ¿qué es esto? No es como si fuera la primera vez que nos vemos, pero ¿todavía insistes en las  formalidades? A pesar de que estamos en mi oficina, ese no es particularmente mi estilo, ya sabes”.

“Ha pasado tanto tiempo, ¿no es apropiado para mí al menos saludarte correctamente?”

“Qué rígido. ¿Qué le estás diciendo a un teriantropo?”

Lefille estaba haciendo una expresión difícil, y Rumeya se estaba encogiendo de hombros. Suimei había oído que los teriantropos en general eran, para decirlo cortésmente, toscos en los bordes.

Parecía que no les gustaba el decoro que los humanos usaban en situaciones formales. Esta mujer aparentemente también se sintió así. Como para decir que ella misma había terminado con las formalidades, Lefille aflojó su expresión.

“Por cierto, ¿qué es eso?”

Lefille señaló con la mirada el recipiente de barro en la mano de Rumeya. Rumeya ofreció una respuesta bastante indiferente.

“¿No es obvio? Es alcohol. Alcohol. Lo bueno”.

“¿No estás en medio de tus deberes oficiales…?”

“¿A quién le importa? Considérelo un brindis por su supervivencia”.

Con eso, Rumeya levantó su taza y tragó su contenido. Sin embargo, en contraste con su alegría, Lefille estaba haciendo una expresión algo sombría. Al comprender el significado detrás de eso, la actitud de Rumeya pareció cambiar por completo mientras cerraba los ojos en silencio.

“Como sospechaba… ¿Aldephize no lo logró?”

“No. Para permitirme escapar, Su Majestad y el líder reunieron a los hombres restantes para ganar tiempo. Probablemente no sobrevivió…”

“Perdimos a un buen hombre…”

“Como su hija, me siento honrado de escucharte hablar tan bien de él, Rumeya-dono”.

Lefille inclinó la cabeza respetuosamente. Tanto ella como Rumeya permanecieron en silencio por un momento profundo mientras ofrecían una oración por los muertos. Rumeya luego se llevó la pipa a los labios y dejó escapar una bocanada de humo.

“Hahh… Ahora bien, esos momentos solemnes no están destinados a prolongarse para siempre. Ya es hora de que me presentes a tus amigos”.

Rumeya sacó las cenizas de su pipa y se tomó su tiempo para pasar su mirada por los compañeros de Lefille. Obedeciendo su petición, Lefille dio una breve introducción a su grupo. Suimei y los demás se presentaron uno por uno.

“Como dijo Lefille, soy Suimei Yakagi”.

“Y yo soy Felmenia Stingray”.

“Soy… Liliana Zandyke”.

Rumeya arqueó una ceja intrigada; algunos de esos nombres le eran familiares. Y luego, a pesar de reprender a Lefille por su comportamiento remilgado antes, dejó a un lado su pipa, corrigió su postura y se presentó a su vez.

“Soy Rumeya. Rumeya del clan del zorro dorado. Estoy segura de que ya lo sabes, pero aquí soy la maestra del gremio”.

Suimei notó que la expresión de Felmenia se endureció al escuchar esa introducción.

Parecía que el nombre de Rumeya por sí solo era suficiente para que una persona normal de este mundo hiciera una pausa. Sin embargo, dado que Suimei era un extraño en todos los sentidos de la palabra, no se inmutó.

Sabiendo que le faltaba contexto, Felmenia se inclinó y le susurró al oído. De hecho, Rumeya era bastante famoso; ella era una de las Siete Espadas, la espadachina conocida como Camellia Sasanqua.

“¿Supongo que es fuerte?”

“Camellia Sasanqua, también conocida como la Emperatriz de la Danza de la Espada, se considera fuerte incluso entre las Siete Espadas. Si eso es difícil de entender, entonces piense en su habilidad como igual o mayor que la de Su Alteza Real Titania”.

“¿No dices? Qué miedo…”

Los hombros de Suimei cayeron de manera desanimada. De repente, estar lidiando con alguien tan poderoso de la nada era malo para su corazón.

Titania era una gran amenaza y las habilidades de Rogue también eran considerables. Si la mujer que tenía ante él ahora estaba a la par con ellos o los superaba a ellos dos, entonces debía ser absolutamente aterradora con una espada.

Rumeya luego de repente centró su mirada en Suimei. Pero sin decirle una sola palabra, se volvió hacia Lefille.

“No había oído hablar de este joven antes, pero los otros dos que trajiste se han hecho un gran nombre, ¿no es así? El genio mago de Astel, y…” Por un breve momento, Rumeya apuntó una mirada aguda a Liliana. “Uno de los Doce Élite del Imperio, la hija del Maestro de la Espada de la Sombra Solitaria”.

“Ya no soy… uno de los Doce Elite. Tampoco soy… un soldado del Imperio”.

“Si mal no recuerdo, escuché que te hicieron culpable de algún incidente.

¿Renunciaste después de ser reprendida?”

“Hubo algunas circunstancias… pero si lo pusieras simplemente… sí, fue algo así”.

“¿’Circunstancias’? Bueno, mientras no estuvieras buscando pelea con los niños del gremio, realmente no me importa”.

Suimei y los demás realmente no podían decir si eso era cierto o si era solo una forma conveniente de dejar el asunto a un lado. Sintiendo el matiz, Lefille habló para poner fin definitivamente al problema.

“Está bien, Rumeya-dono. Lily es mi compañera”.

“Hmph, ¿es así?”

Confiando tanto en Lefille como en su palabra, Rumeya sonrió de una manera que dejó al descubierto sus caninos. Estaba complacida de escuchar una defensa tan firme del carácter de Liliana, o le divertía ver a la joven aferrarse con tanta fuerza al brazo de Lefille. De cualquier manera, la expresión de Rumeya se suavizó mientras los miraba a los dos.

“Lástima que nunca he tenido un combate con la Sombra Solitaria”.

“El coronel… también dijo lo mismo. Que le gustaría… tener un encuentro contigo”.

“Eso me recuerda, Lefille… Seguro que finalmente te has vuelto más fuerte que yo, ¿no es así?”

“No, ciertamente no. Mis habilidades con la espada todavía tienen un largo camino por recorrer”.

“Hmmm… ¿De verdad lo crees?”

Al escuchar a Lefille hablar tan humildemente, Rumeya le dio una sonrisa traviesa. Probablemente había visto a través de Lefille y podía decir exactamente lo fuerte que era en realidad. La aguda percepción de un espadachín tan hábil era realmente aterradora. Suimei no dudaba que la fuerza de Lefille fuera comparable a una de las Siete Espadas, pero…

“Ahora que lo pienso, ¿por qué Lefi no es una de esas Siete Espadas? Eres así de fuerte, ¿verdad?”

Suimei se había preguntado al respecto antes, pero esta conversación renovó la pregunta en su mente. Lefille fue quien le respondió.

“Una vez al año en el norte, hay una competencia para decidir los espadachines a quienes se les otorga el título de las Siete Espadas. Si no participa y gana, no puede recibir el título”.

“¿Entonces no has participado? ¿Por qué no?”

“Porque tengo el poder de los espíritus. Eso… hace que el encuentro sea un poco injusto, ¿no te parece?”

“Realmente no creo que eso importe, honestamente”, dijo Rumeya mientras exhalaba humo. “Tanto tú como Aldephize usaron la misma excusa para no participar en los torneos. Qué terco”.

Rumeya quiso decir que dado que el poder de los espíritus era de Lefille, no había nada injusto en que lo usara. Pero todo es relativo y Lefille se sintió diferente.

Incluso si ganaba usando sus poderes, sería una victoria hueca siempre que sintiera que fue mal habida. Habiendo visto el poder de Lefille con sus propios ojos en el Imperio, Felmenia asintió seriamente mientras hablaba sobre el asunto.

“Con tu poder, creo que podrías tomar una posición bastante prestigiosa en las Siete Espadas… Me atrevo a decir que incluso podrías llevarte la corona”.

“De hecho, también creo que podría ganar”.

“Apuesto a que podrías…” asintió Suimei.

No tenía ningún argumento para su confianza. Él pensó que ella era excepcional incluso cuando se conocieron en el Pabellón Crepuscular en Metel, y solo pasó a demostrar sus sospechas después de eso.

Cuando pelearon con Rajas, fue su poder lo que finalmente lo derribó. Aunque se había sentido bastante impotente en su estado diminuto y pequeño durante bastante tiempo, incluso eso era solo un efecto secundario de su tremendo poder.

Suimei no conocía todas las Siete Espadas, pero estaba bastante seguro de que Lefille podría mantenerse firme contra cada una de ellas, posiblemente incluso todas a la vez. Y mientras Suimei estaba contemplando esto, Lefille se volvió hacia él.

“Pero Suimei-kun, si usaras tu magia libremente, tú también podrías competir con tus habilidades con la espada, ¿no es así?”

“¿Yo? No, eso sería una locura. Lanzar a un espadachín a medias como yo en una arena con personas que realmente saben lo que están haciendo sería mi fin”.

“¿A medias? ¿No estudiaste esgrima?”

“Solo por un momento. A mitad de mi entrenamiento, me estanqué un poco. En su mayoría, solo conozco los fundamentos. Bueno, quiero decir, tuve un instructor si eso es lo que estás preguntando…”

Kuchiba Kiyoshiro, el hombre que enseñaba el manejo de la espada en el dojo al que había asistido Suimei, era uno de los maestros de la espada más importantes de Japón.

Era un viejo conocido del padre de Suimei y, en consecuencia, Suimei había estudiado el camino de la espada bajo su tutela desde una edad temprana.

Eventualmente, sin embargo, Suimei terminó dándole a la magia toda su atención y, en consecuencia, descuidando su práctica con la espada, que siempre había encontrado algo lamentable.

Su instructor estaba al tanto de sus circunstancias, por lo que Suimei estaba seguro de que sería una cálida bienvenida si regresaba después de todo este tiempo para retomar el estilo de espada Kuchiba … aunque estaba igualmente seguro de que una condición irracional como Ponga toda su energía en esto hasta el día de su muerte ”.

“Hmm… Por lo que vi cuando intercambiaste golpes con Rajas, no creo que te quedes atrás…”

“¿Qué es esto? El pequeño aquí… Tu nombre es Suimei, ¿verdad? ¿Eres realmente tan fuerte? Por lo que parece, eres bastante fibroso y blando. Supuse que eras un mago”.

“Ha… ha… Bueno, realmente no puedo negar eso…”

Suimei dejó escapar una risa amarga cuando estuvo de acuerdo con ella. Era cierto que no era particularmente musculoso e incluso podía parecer que estaba débil … Pero incluso entonces, escuchar a alguien describirlo como si fuera un vegetal, en su cara, nada menos, era demasiado.

“De hecho, es bastante fuerte”, dijo Lefille con una risa audaz.

“¿En serio? Por lo que he visto y oído, simplemente parece ser un mago…”

“Si puedo…” intervino cortésmente Felmenia. “Suimei-dono es una de las personas que convoqué junto al héroe en el ritual de invocación de héroes. Es un mago de otro mundo, un mago”.

“No me digas… Así que este es un mago del mismo mundo que el famoso héroe de Astel, ¿eh? Veo. Así que eso es lo que te hace tan fuerte… Supongo que entonces eres realmente poderoso, ¿no es así, pequeño?” Con una sonrisa, Rumeya tomó otro trago de su taza. “Dios mío, esto se está volviendo ridículo… ¿Hay otros mundos llenos de nada más que hombres y mujeres fuertes?”

“No… No es así”.

“¿Hmm? ¿Es eso así? Escuché que los héroes convocados esta vez eran todos más o menos excepcionalmente fuertes”.

Esta fue la primera vez que Suimei oyó hablar de él, y comenzó a contar con los dedos a los héroes que conocía.

“Digamos que Reiji es un fracaso y ese héroe playboy de El Meide es aceptable. Eso significa que los demás serían…”

“No sé mucho sobre el héroe convocado por Thoria, pero el héroe convocado por la Alianza es una espadachina increíblemente hábil. Ella tomó su lugar en el campo de batalla y no tuvo problemas para hacer retroceder al ejército de demonios. Aunque debo decir que todavía no la he conocido”.

“Ahora que lo mencionas… ¿No escuchamos algo sobre eso también en la primera ciudad que visitamos?” preguntó Felmenia.

“Como pensaba… los convocados por el ritual de invocación de héroes están simplemente en un nivel diferente”, suspiró Lefille.

Cuando esas palabras desanimadas escaparon de sus labios, el rostro de Lefille se ensombreció. Probablemente se sentía impotente al pensar en cómo no había podido salvar a su propio país.

“Escuché que el ejército de demonios que atacó a la Alianza era solo un tercio del tamaño del que atacó a Noshias, ya sabes. De lo contrario, no estaría sentado aquí fumando tabaco como si no me importara nada en el mundo”.

Rumeya estaba tratando de animar a Lefille a su manera diciéndole que no tenía nada de qué sentirse mal. Y al escuchar eso, la expresión de Lefille comenzó a aclararse. Rumeya le dio una gran sonrisa mientras exhalaba una nube de humo de su pipa.

Luego se inclinó sobre la mesa.

“Entonces, Suimei, dime la verdad. ¿Qué tan fuerte eres?”

“Bueno, lo suficiente como para que no me avergüence”.

Lefille y Liliana parecían bastante asombradas por la modesta evaluación de Suimei.

“Eso es generoso, Suimei-kun. No le mientas a la dama”.

“En serio… Eso es… un engaño total”.

“Oye, ¿qué pasa con ustedes dos?”

Lefille y Liliana lo miraron críticamente, pero él solo pudo mirarlos confundido. Él había dado la humilde respuesta que pensaba que cualquiera daría… ¿Cómo la habían tomado? Luego, incluso Felmenia dejó escapar un suspiro de asombro.

“¿No derrotaste a Su Alteza Real en la capital imperial, Suimei-dono?”

“¿Oh? Flama Blanca-dono, cuando dices ‘Su Alteza Real’, esa sería la Princesa Decapitadora del Crepúsculo, ¿no? Eso es algo, debo decir”.

Rumeya dejó escapar una gran carcajada. Probablemente estaba consciente del verdadero poder de Titania. Felmenia volvió una vez más su mirada de reproche hacia Suimei.

“He sugerido esto antes… pero ¿no terminaría todo pacíficamente si solo fueras a derrotar al Señor Demonio tú mismo, Suimei-dono?”

“De ninguna manera, de ninguna manera. No me importa lo que digas o cómo lo digas, eso es irrazonable. Ya te lo dije antes y lo diré de nuevo: estaría demasiado superado en número para que el poder importara”.

“¿No podríamos resolver eso reuniendo suficientes tropas?”

“En teoría podríamos, pero los soldados que vinieron a apoyarme también tendrían que estar preparados para quedar atrapados en mi magia”.

“Quizás sí… Pero con tu talento, Suimei-dono…”

Felmenia seguía aferrándose obstinadamente a la idea. Suimei hizo una mueca seria en respuesta y le respondió como un mago.

“Menia, estás pensando en usar la magia según los estándares de este mundo, ¿no es así? Te enseñé sobre la entropía mística el otro día, ¿verdad? Gracias a la pequeña cantidad de entropía producida por los magos aquí, no tienes ningún problema para usar magia en el campo de batalla. Pero no puedo disparar imprudentemente magia repetidamente en el mismo lugar. Además, todas las tropas que intentaban apoyarme quedarían atrapadas en las grandes explosiones de magia. No saldría bien, ¿ves?”