Maou-sama Retry! (NL)

Volumen 5

Capitulo 7: Fuerzas Colisionan

Parte 4

Un Trato Bajo la Mesa

—— La Guarida Secreta dentro de Animania.

Después del incidente en Suneo, el Señor Demonio había viajado rápido de regreso a la entrada de la Guarida Secreta. Observó su entorno, pero solo encontró el mismo bosque profundo y completo silencio.

(Ugh… Qué lío…) El Señor Demonio había enviado algunas líneas de comunicación a Akane, pero no recibió respuesta. Pensó que ella lo estaba ignorando o excluyéndolo.

Ni siquiera tenía idea de dónde estaba Akane, incluso si quería buscarla. (La buena Akane… No me molesta cuando lo hace, de alguna manera…) No pudo evitar preguntarse por qué.

Si esto hubiera sido Tahara o Yu, el Señor Demonio se habría angustiado, asustado de que finalmente se dieran cuenta de que ya no tenían que escuchar sus órdenes. Pero la asesora con la que estaba tratando ahora era Akane… Esto mismo parecía el status quo con ella, así que nada estaba mal.

(Imprudente e irreflexiva, ignora las órdenes a diario, y actuó en el acuerdo de nadie más que el suyo… yo fui quien le escribió para que fuera así…)

De hecho, si Akane se hubiera convertido en una obediente seguidora de órdenes, eso significaría la corrupción de su historia de fondo.

Eso sería mucho más aterrador para el Señor Demonio que Akane actuando por su cuenta. (Cuando se trata de este mundo, desquiciada es exactamente lo que se supone que es… ¿Qué estoy haciendo?) El Señor Demonio no pudo evitar estallar en carcajadas ante la ridiculez de su propia creación. Por alguna razón, una de las líneas de Zero apareció en su mente.

El que esboza una sonrisa estúpida es el más fuerte de todos.

No había rima ni razón para esa ridícula línea de bosozoku, pero de alguna manera se sintió bien. (Puede que tengas razón en esto… Seguiré sonriendo mientras me ocupo de las cosas.) Su agitación se había disipado, y el Señor Demonio abrió la puerta de la Guarida Secreta con su expresión habitual… para encontrar a Olgan con una mirada exasperada en su rostro.

“Has vuelto”, comentó. “¿Qué les pasa a tus parientes…? Agarró a Mynk y salió corriendo de aquí”.

“Es normal que ella sea anormal. No te preocupes por eso”. El Señor Demonio se rio entre dientes, como un padre hablando de su hija revoltosa.

Por alguna razón, Olgan sintió algo apretado alrededor de su pecho, e incluso ella no pudo identificar la emoción. “Hmph. Ustedes dos son bastante amistosos…” refunfuñó.

“¿Familiar? Ella me tiene bloqueado… ”

“¿Bloqueado?”

Enganchando su abrigo y chaqueta en la pared, el Señor Demonio se sentó en el elegante taburete de troncos y abrió su cuaderno. “Ahora, ¿a dónde podría haber ido…? Dijo algo sobre ir al este”.

“¿La mujer que ladra…? ¿Quién sabe qué está tramando?” Olgan no estaba particularmente preocupada por Mynk, había pasado suficiente tiempo con ella para saber lo poderosa que era. Estaba menos segura acerca de Akane, y no podía entender lo que podría hacer.

“Ella dijo algo sobre vender y lastimar a la gente…” dijo el Señor Demonio. “¿Se te ocurre algún lugar, Olgan?”

“Vendiendo, ¿eh…? El mercado de esclavos, muy probablemente”.

“¿Mercado de esclavos…?” El Señor Demonio no imaginó una escena fantástica, sino la trata histórica de esclavos que tuvo lugar en la Tierra. Por supuesto, la esclavitud existía tanto en Japón como en el mundo occidental. Durante el Japón feudal, incluso shoguns famosos como Takeda Shingen y Uesugi Kenshin hicieron que sus hombres se llevaran a mujeres y niños de las aldeas que conquistaron de regreso a su propia tierra.

El concepto de derechos humanos universales es un desarrollo relativamente reciente y la esclavitud siempre ha existido a lo largo de la historia de la humanidad. “¿Todavía hay lugares así a la intemperie…?” El Señor Demonio no era del tipo que protestaba en voz alta o se enojaba por la existencia de un mercado de esclavos, a diferencia de muchos protagonistas de ficción.

La esclavitud era un hecho histórico en la Tierra y un camino, aunque equivocado, que había recorrido la humanidad. No era tan juvenil como para enarbolar automáticamente su estandarte indignado por la mera existencia de la práctica.

“¿‘Todavía’…? Interesante. ¿No hubo esclavos en su tiempo?”

“Ninguno cerca de mí, eso es seguro”, dijo el Señor Demonio, imaginando su vida en el Japón moderno.

Olgan, por supuesto, no estaba al tanto de eso. Ella pareció sorprendida. “Qué hay de las leyendas que…”

“No hablemos del pasado, sino del presente. ¿Sabes dónde está?” El Señor Demonio desvió el tema en un intento de evitar conversaciones complicadas.

Mientras Olgan estaba insatisfecha, de mala gana miró el cuaderno, que solo contenía el bosque de Animania, y no el territorio de Hellion. “Mi conocimiento es antiguo”, dijo. “No tengo idea de dónde está ahora”.

“Ya veo…”

“Pero tengo una pista”.

“Cuéntame sobre eso.”

Olgan le contó sobre el cuarteto de Anima con el que había tratado. El gato híbrido, en particular, se ganaba la vida escabulléndose en territorio Hellion y sacando de contrabando bienes e información.

“Bueno. Puedo acelerar las cosas hablando con ellos”.

“Necesitarás un juego de alto rango para hacer un trato con ellos. Desafortunadamente, no tengo ninguno encima”.

“O una buena botella, ¿verdad? Según su descripción. Entonces, no hay problema”, se jactó el Señor Demonio. Era un gran bebedor y había implementado una variedad ridículamente grande de licores en el Juego. La mayoría de los cuales eran alcohol que existía en el mundo real, para el deleite del pequeño porcentaje de bebedores de ideas afines entre los jugadores.

“Para que lo sepas, necesitarás un licor ridículamente fuerte como Fire Spirit o Lightning Water”.

“¿Quieres que prepare una bebida fuerte…? ¡Rah ha ha ha!” El Señor Demonio se echó a reír y se golpeó la rodilla. Parecía estar imaginando cómo emborracharía a estos Anima. Parecía un niño inocente y padre de una familia numerosa, todo al mismo tiempo.

Olgan no pudo evitar mirar el perfil del Señor Demonio. Quizás debido a que su comportamiento contrastaba con su temible exterior y las descripciones de las leyendas, Olgan no pudo evitar encontrar al Señor Demonio encantador a veces, e incluso ver características paternales en él.

(Me gustaría volver a mirar las estrellas con él…) pensó Olgan, luego se dio cuenta de qué tipo de expresión debió haber en su rostro y rápidamente desvió la mirada.

Se había descarrilado demasiado lejos de su resolución inicial. (¡No! Vine aquí para matar a mí… ¡¿Qué me pasa?!) Olgan se puso de pie, visiblemente enojada. Estaba escrito en su rostro que estaba culpando al Señor Demonio por todo. “¡Vámonos!” instó. “¡El tiempo es finito! Nunca digas nunca. ¡Apurémonos!”

“E-Está bien…”

“¡Regresaremos a la frontera, primero…! ¡Vamos, llévanos allí con tu extraño poder! ¡Pero pregúntame antes de agarrarme esta vez!”

“¿Por qué te estás enojando?”

“¡No me estoy enojado!”

“Dios mío,” murmuró el Señor Demonio, agarrando su abrigo y chaqueta de la pared con una mano y tomando a Olgan bajo su otro brazo como si fuera una niña.

“¡Yo-Yo te dije que preguntaras!”

“¿Quieres que te cuente cada movimiento que hago como si estuviéramos en un sitio de construcción? Dame un respiro.”

El Señor Demonio saltó con Olgan a la frontera a través de Quick Travel. Aparentemente distraído por los movimientos erráticos de Akane, no quedaba nadie en el área.

“¡Bájame! ¡No soy un niño!”

“¿Pensaste que te creería que tenías 400? Pareces tener la misma edad que Aku”.

“¿Quién es ese…? ¿Otra mujer?”

“¿Qué quieres decir con ‘otra’?”

Captando lo que debe haber sonado como una pelea de amantes, el híbrido toro y el enano asomaron la cabeza fuera de la cabaña.

“Eres tú, niña… ¿Es uno de los tuyos el que irrumpió en el bosque? Incluso yo no puedo ocultar eso después de todo ese ruido”, dijo el enano.

“No hay necesidad de cubrir nada. ¿El gato híbrido está contigo?” Preguntó Olgan.

“Antes de responder eso, ¿quién es ese humano? Pareces ser bastante cercano”.

Al darse cuenta de que todavía estaba bajo el brazo del Señor Demonio, se apresuró a apartarse. “¡No!” ella lloró. “¡Este hombre no tiene nada que ver conmigo! ¡Simplemente hice un trato comercial con él!”

“E-Está bien…” El enano se sorprendió por el comportamiento inusual de Olgan. Siempre había sabido que Olgan era una Agitadora tranquila y serena con magia poderosa. Nunca la había visto tan agotada.

Mientras tanto, el Señor Demonio estaba enamorado de su primer encuentro con estas especies desconocidas. (Así que es un enano… Y es un Anima…)

Aparte del enano, el toro híbrido tenía una cabeza de toro completa y parecía un monstruo enemigo de un juego de rol.

Dicho toro siniestro masticando hierba sin decir palabra parecía haberle hecho cosquillas al humor del Señor Demonio, ya que sus hombros comenzaron a temblar. (Ha estado comiendo hierba todo este tiempo… Parece aterrador, pero debe ser un herbívoro. También tiene un físico musculoso.

Tal vez esa hierba sea más nutritiva de lo que parece…) Uno de los malos hábitos del Señor Demonio había salido. Una vez que algo captó su interés, quiso conocer todos los detalles hasta llegar a su propia conclusión.

Por otro lado, permaneció completamente desmotivado para aprender sobre cualquier cosa que hubiera considerado irrelevante. Incluso mientras imaginaba felizmente detalles sobre la hierba que masticaba el toro, el Señor Demonio permaneció desinteresado por cualquier concepto económico de este mundo.

Llamar a su curiosidad torcida era quedarse corto. Esto lo convirtió en un gran creador, pero no tanto en un gobernante potente sin la ayuda de asesores como Tahara.

Mientras Olgan y el enano continuaban su conversación, el Señor Demonio interrumpió: “Uh, señor Toro, allá. Lamento interrumpir su comida. ¿Te importa?”

“¿Moo?”

“¿Esa hierba sabe bien? ¿O lo comes por sus ricos nutrientes?”

“Moo. ¿Un humano interesado en la hierba? Extraño.”

(¡Eres el raro!) El Señor Demonio protestó en silencio. (¡¿Cómo se tiene la cabeza de un toro en un cuerpo humano?!) El toro continuó masticando su hierba antes de recuperar un fardo de heno.

“Moo. Estos son deliciosas hierbas secas. Puedo comer estos durante días”.

“¡¿Esa cosa asquerosa?!” recordó el Señor Demonio. “Espera. ¿Estás comiendo algo más en este momento?”

“Esto es pasto muscular. Desarrolla los músculos”.

“Un poco demasiado literal, ¡¿no crees?! ¿Quién diablos lo llamó así?”

“Moo… Yo…”

“¡¿Lo hiciste?!” gritó el Señor Demonio, habiendo olvidado durante mucho tiempo continuar con su artimaña.

Al ver a los dos llevar a cabo una rutina de comedia, el enano habló, habiendo escuchado lo suficiente. “¡Estúpida vaca! ¡¿Para qué estás charlando con un humano?!”

Olgan siguió su ejemplo. “Pareces feliz cuando hablas con el toro-híbrido…”

La escena antes de la cabaña se hizo más ruidosa, lo que provocó que saliera el gato híbrido. Parecía que acababa de despertar, mientras estiraba ambos brazos en el aire y soltaba un gran bostezo. “Cállate, miau. Cualquiera que perturbe la siesta de mi gato morirá por mil rasguños”.

“Ya era hora.” Olgan se volvió hacia el Señor Demonio. “Ella es la indicada”.

“¿Qué, miau? ¿Otro humano? La seguridad se ha vuelto laxa últimamente”.

“Siento despertarte. Tenía algunas preguntas para ti”. El Señor Demonio encendió su cigarrillo después de ver el gato híbrido que prácticamente salió de un musical de Broadway. No parecía muy sorprendido, después de haber pasado todo ese tiempo con los Bunnies. “¿Sabes dónde está el mercado de esclavos? Sería de gran ayuda que me lo dijeras”.

“Por qué debería decirle a un humano… ¿Mew?” El gato olisqueó el aire y se acercó al Señor Demonio antes de comenzar a dar vueltas a su alrededor, por alguna razón. “Hueles muy bien para ser humano… Estoy bien ahora, miau”.

“¿De verdad? Bueno, este humo no te hará ningún daño. No te preocupes”.

“Sniff, sniff. Sniffity, sniffity. Sniffle-puff.” El gato enterró su rostro en el pecho del Señor Demonio e inhaló con euforia, como si estuviera inhalando hierba gatera.

“Espera un minuto, ¿no has olido lo suficiente?” preguntó el Señor Demonio.

Después de haberlos observado por un momento, Olgan habló, irritada. “¿Primero el toro y ahora el gato? Te llevas bien con los Anima, ¿no?”

“Esto realmente no es llevarse bien, pero más de— ¡Oye, quítate de encima, ya! ¡Se está poniendo espeluznante!” El Señor Demonio finalmente apartó al gato de él y se arregló la corbata. El gato protestó con un maullido, pero el Señor Demonio parecía listo para hacer negocios. Arrojó su cigarrillo en su cenicero portátil y comenzó a negociar. “Si puedes decirme dónde está, te daré una botella que realmente le gustaría”.

El enano se burló. “¿Una botella? ¿De un humano…? ¿De qué sirve tu mierda diluida? Te dejaré vivir por el bien de nuestra pequeña, aquí. Vete.”

“También me encantaría probar una de tus bebidas”, agregó el Señor Demonio.

“¡Ha! ¿Crees que le regalaríamos una bebida a un humano? Escuché que nuestros Fire Spirits van por un precio ridículo de tu lado… Heh, los humanos no pueden ser herreros ni hacer un spirit decente”. La despiadada minimización de la humanidad por parte del enano no molestó en lo más mínimo al Señor Demonio. No tenía ningún interés en la batalla entre humanos y demi-humanos, y ni siquiera era de este mundo. No había forma de que se tomara ninguno de los insultos personalmente.

“Fire Spirit suena como algo destilado, como shochu, whisky o brandy…

¿Podría ser vodka?”

“¡¿Entiendes las palabras que salen de mi boca?!” el enano explotó. “¡¿Quién diablos es este chico, niña?!”

“No sirve de nada”, respondió Olgan. “Actúa por su propio impulso y voluntad. Nadie puede evitar que haga nada”.

“Maldita sea, si alguien nos ve hablando con algún humano…” El enano parecía estar más confirmado sobre el escenario ahora. A regañadientes, el enano se dirigió a la cabaña. “No estoy feliz por eso… Pero entra. Antes de que las serpientes nos vean”.

“Hm. No estoy seguro de todo eso, pero aceptaré la oferta. Ahora no te preocupes, también he preparado un buen bocadillo para la bebida”.

“Muerde mi trasero… Nunca pensé que jamás conocería a un humano tan descarado…” El enano se apresuró a entrar sin siquiera intentar ocultar su irritación. El toro y el gato lo siguieron en un lugar tranquilo. Ninguno de ellos sabía que el hombre al que consideraban un simple humano no era otro que el mismísimo Señor Demonio, ni que vendría a destruir uno de los pilares de los Siete Pecados sin piedad.