Isekai Ryouridou (NL)

Volumen 5

Capitulo 4: El Décimo Día — Nueva Determinación

Parte 6

Dentro de la tienda, había tres personas de Sym. “Perdóname. ¿Eh…? ¿No está Shumiral cerca?”

Todos los vendedores tenían las capuchas caídas, pero no pude espiar ningún pelo largo y plateado.

Un hombre especialmente alto de Sym juntó sus dedos de manera misteriosa, luego se inclinó ante mí y Ai Fa.

“Shumiral, tenía negocios. Volverá pronto.”

“Ya veo. Se suponía que debía haber dejado algunas cosas para mí.

¿Sabes de lo que estoy hablando?”

“Shumiral tiene esos artículos… Por favor, espere”.

Como eso era lo que estaba diciendo, solo tuvimos que esperar.

Y así, Ai Fa y yo nos arrodillamos y miramos las mercancías alineadas en la tela.

“Esta tienda parece vender nada más que artículos inusuales, ¿no es así?” Ai Fa me susurró sigilosamente.

Bueno, no fue una sorpresa que ella dijera eso considerando la línea de productos.

Más allá de que los artículos en sí eran extraños, la forma en que se mostraban era demasiado desordenada.

Además de las cuchillas hechas con el precioso metal Sym, también había ollas y frascos de varias formas y tamaños, cajas de madera delicadamente adornadas, un arco y flecha excesivamente ornamentales, accesorios plateados brillantes, paquetes de tela excesivamente extravagantes… Todos y cada uno de ellos parecían de clase alta, pero estaban simplemente dispuestos sin rima ni razón.

Aun así, tal vez fue más sabroso de esta manera que si estuviera alineado con cuidado. En términos de sensación general, se parecía mucho a una tienda de antigüedades en un mercado de pulgas.

“Ah, ¿no es este un traje de banquete de mujer?” Le pregunté, espiando un velo iridiscente envuelto en la tenue luz. “Estos accesorios de metal son muy parecidos a los que usan las mujeres Ruu. ¿También eran todos de Sym?”

“No tengo uso para ninguno de ellos”, murmuró Ai Fa sin rodeos, pero luego abrió mucho los ojos y dijo: “Ah, Asuta, ¿qué es esto?”

“Ooh, eso es… ¿Una copa de vino, supongo?”

Por la forma, no había ningún error, era algún tipo de contenedor. Sin embargo, estaba hecho de vidrio transparente.

“Entonces también hay vidrio en este mundo, ¿eh? Eso es realmente una sorpresa”.

“¿Entonces se llama vidrio? Ciertamente es bonito”. Ooh, los ojos de Ai Fa brillaban con una luz excitada.

“El vaso, la copa de vino, son cinco monedas blancas”, dijo el joven de antes en un tono reservado.

“Así que realmente es vidrio… Ai Fa, aparentemente cuesta cinco monedas”.

“¿Hmm? Ciertamente es bonito, pero no lo necesito para beber vino de frutas”.

Aun así, los dedos de su mano derecha barrieron la copa de vino, con el brillo persistente en sus ojos.

No fue suficiente para ella querer comprarlo, pero aun así me alegré de verla expresar un interés tan claro en algo.

Fue entonces cuando Shumiral regresó. “Asuta, mis disculpas. ¿Esperaste mucho?”

“De ningún modo. Acabamos de llegar.”

Me puse de pie y me enfrenté a Shumiral, pero Ai Fa siguió mirando la copa de vino como un niño. Con indiferencia me alejé unos pasos de ella.

“Hemos terminado con la tienda por ahora, así que pensé que compraría lo que discutimos”.

“Si. Eso me alegra “, dijo Shumiral con un movimiento de cabeza, metiendo la mano en su capa.

Sus ojos negros de repente me miraron. “La espada, es 18, monedas blancas”.

“Correcto. Gracias.”

“La piedra, es 10, monedas blancas. ¿Deseas comprarlo…?”

“Si. Me gustaría comprar ese también”.

Shumiral felizmente entrecerró los ojos, luego sacó los artículos de su capa y se los tendió.

“Juntos, serán 28 monedas blancas”.

Luego, miró a Ai Fa, que todavía estaba arrodillada.

“Ella es, una mujer muy hermosa. ¿Es ella, tu esposa, Asuta?”

“No… Pero ella es la mujer más importante de mi vida”.

“Ya veo”, respondió Shumiral con un movimiento de cabeza mientras tomaba la mercancía, luego le entregué mis 28 monedas. “Usaré este cuchillo a partir de pasado mañana en mi cocina”.

El cuchillo vegetal se sostenía en una funda de cuero negro. Esto seguramente jugaría un papel importante en mi cocina, incluso con cosas como cortar tino en el puesto.

“Me siento honrado… y estoy agradecido, a Sym y Selva, por haberte conocido”.

“Me siento igual. Ya es el sexto día del mes azul, pero espero seguir viéndote en el futuro”,  le  dije  con  una  sonrisa  que  provenía  de  las profundidades de mi corazón, mientras Shumiral felizmente entrecerró los ojos. “Bueno, todavía tengo otras compras que hacer, así que tendré que disculparme por hoy”.

“Claro. Espero con ansias, pasado mañana”.

Con eso, Shumiral regresó a la tienda mientras yo tocaba el hombro de Ai Fa.

“Perdón por la espera. He terminado de comprar aquí”.

“¿Hmm? Ah, ya veo.”

Ai Fa se puso de pie y salimos juntos de la tienda de The Silver Vase. Ella miró mis manos, sus ojos llenos de curiosidad.

“Entonces ese cuchillo costó 18 monedas blancas, ¿verdad? Debe tener un corte espléndido.”

“Si. Creo que ni siquiera perdería mi cuchillo de cocina actual cuando se trata de verduras”.

Luego, Ai Fa estalló en una sonrisa indescriptiblemente gentil y dijo: “En ese caso, realmente debe ser una espada maravillosa”.

Respondí “Sí” con un movimiento de cabeza, luego caminé hacia el espacio entre los puestos.

Me detuve allí y miré a Ai Fa.

“Y también… Como dije antes, también compré algo completamente ajeno a la cocina”.

“¿Oh? ¿Qué compraste?”

La expresión gentil permaneció fija en el rostro de Ai Fa.

Sin embargo, ¿qué tipo de mirada tendría en unos segundos? Mientras reafirmaba mi resolución a pesar de ese pensamiento, extendí el objeto que había escondido en mi mano hacia Ai Fa.

“¿Qué es esto…?” Ai Fa cuestionó, entrecerrando los ojos.

Lo que sostenía en mi mano derecha era un colgante con una piedra azul.

La piedra tenía apenas el tamaño de mi uña y estaba incrustada en un disco plateado, que colgaba de una correa de cuero completamente tejida, para poder colgarla de su cuello.

“Bueno, como puedes ver, es un collar”.

“Un collar… Un collar, ¿es eso…?”

Algo claramente distinto de la calma de antes ahora estaba hirviendo a los ojos de Ai Fa.

“¿Estás diciendo que deseas adornarte como una mujer, Asuta…?”

“No… te compré esto, Ai Fa”.

“¿Oh?” Ai Fa respondió con los ojos entrecerrados. “En otras palabras… No has estado escuchando una palabra que dije, ¿verdad?”

“Eso no es cierto. He estado escuchando atentamente. Dijiste que me harías pedazos si te compraba joyas y cosas así.”

“Sí, eso es exactamente”, respondió Ai Fa, mirándome tranquilamente.

Silenciosamente tragué mi saliva, luego continué, “Pero antes de que hagas eso, déjame decirte una cosa. Esto es un encanto para evitar el desastre”.

“¿Evitar el desastre…?”

“Si. Aparentemente, es un encanto de Sym que evita todo tipo de peligros. Y teniendo en cuenta que lo están vendiendo en una ciudad del oeste, no importa en absoluto a qué dios adoras. Aparentemente, tanto hombres como mujeres usan hechizos como este en Sym para protegerse del desastre”.

No hubo cambio en la mirada en los ojos de Ai Fa. Bueno, ya me había preparado para dar un golpe o dos.

“No tengo idea de cuán efectivo puede ser, pero sabía que te enojarías con los accesorios comunes, y dijiste que no te faltaban las necesidades diarias. Pero aun así, quería comprarte algo, así que usé mi propio criterio para elegirlo… Es un  encanto, pero es una piedra realmente bonita, ¿verdad?”

La piedra era pequeña, pero era de un azul muy profundo.

Cuando Shumiral me lo mostró ayer, casi me enamoré a primera vista. Después de todo, la piedra era casi del mismo color que los ojos de Ai Fa.

“… ¿Cuánto gastaste en ese encanto?”

“Diez monedas blancas”.

“Diez monedas blancas…”

Pude ver todo tipo de emociones parpadeando detrás de los párpados medio cerrados de Ai Fa.

“Sé que puede que no sea tu estilo confiar en un encanto como este. Pero quiero decir, realmente estás viviendo un estilo de vida lo suficientemente peligroso como para que tu lesión reciente siempre vuelva a ocurrir. Solo quería darte algo, como cómo los hombres de la linde del bosque le dan a su familia tres cuernos y colmillos con la esperanza de que vivan vidas saludables”.

Mientras decía eso, hice un lazo con la cuerda de cuero del collar.

“Si no te gusta eso, entonces puedes seguir adelante y golpearme hasta la muerte más tarde. ¿Pero no aceptarías esto? Es un regalo de un miembro de tu clan, rezando por tu salud”.

Ai Fa cerró los ojos por un momento y luego suspiró profundamente. Entonces, ella me miró directamente de nuevo.

“… Los hombres del borde del bosque cazan a los giba ellos mismos, luego les dan esos colmillos y cuernos a su familia”.

“Correcto.”

“En ese caso, no está mal que uses las monedas hechas a través de tu trabajo en la ciudad de correos para comprar un regalo para tu familia… O al menos, supongo que así es como lo veo”.

“Estoy realmente contento de oírte decir eso”.

“Hmph…” Ai Fa murmuró con un puchero. “De alguna manera siento que me atrapé la pierna en una trampa destinada a una giba o algo así. El esquema de mi miembro del clan no me engañó, ¿verdad?”

“Eso no es en absoluto. O al menos, sinceramente no quiero que estés expuesto a ningún tipo de desastre”.

Ai Fa dio otro, “Hmph”, y dio un paso más cerca de mí. Entonces, ella inclinó levemente la cabeza.

“… ¿Qué estás haciendo?”

“¿Huh?”

“Es costumbre del borde del bosque que se otorgue un regalo a mano, ¿no?”

“Todavía no había aprendido eso”.

Cuando dije eso, coloqué el colgante con la piedra azul alrededor del cuello de Ai Fa. Colgaba un poco por encima de su collar de cuernos y colmillos, brillando.

Ai Fa lo recogió en la palma de su mano derecha y lo miró por un momento, y de repente levantó la cara como si recordara algo.

“Ah, yo también tengo algo que darte”.

“¿Huh? ¿Para mí?”

“Sí”, dijo Ai Fa, su mano dando vueltas alrededor de su espalda.

Con un poco de dificultad, sacó un collar con diez cuernos y colmillos de su capa con su mano derecha sola.

“Ah… El collar que te confié, ¿verdad?”

“Si. Creo que ya hemos pasado el punto de tener que preocuparnos por tener que usar estos cuernos y colmillos. Has realizado tu trabajo lo suficientemente bien como para usarlo”, dijo Ai Fa, luego me dio una patada en la pierna. “Baja tu cabeza.”

“Um… ¿No estaban tus palabras y tu pierna en el orden incorrecto, allí?” Me quejé, pero seguí sus instrucciones.

Con solo su mano derecha, Ai Fa sacó hábilmente el collar que llevaba y lo reemplazó solemnemente con el anterior.

Tenía las diez bendiciones que había recibido del clan Ruu. Había prometido que si mi negocio en la ciudad postal fallaba, lo usaría para recuperar algunas de esas pérdidas.

“Seguramente llevará un tiempo llevar la prosperidad al límite del bosque, pero estoy seguro de que completará esa tarea”.

“No es solo mi tarea. Es de los dos”.

“Correcto… Y también pertenece a Ruu y Rutim”.

Ai Fa de repente lanzó su mirada hacia abajo. Ya no había ninguna angustia en su rostro, pero parecía estar tratando de ocultar la preocupación un tanto infantil que parecía estar sintiendo.

“Y, en última instancia, es una tarea para toda la gente del borde del bosque”, le dije, dirigiéndole una sonrisa.

“A partir de hoy, compraré carne del clan Ruu. Y tarde o temprano, eso tampoco será suficiente, por lo que también tendremos que comprarle a Rutim… Y si se vuelve tan grande que no solo se pueden vender comidas cocinadas, sino también carne de giba cruda, entonces todos pueden competir venderlo independientemente del clan al que pertenezcan. Pensándolo así, es como si acabáramos de comenzar la tarea un paso más rápido que todos los demás”.

Y sentí que para tallar el camino hacia ese futuro, la gente del borde del bosque necesitaría ponerse de pie al unísono y luchar por ello. Tenían que luchar contra el estado actual imperdonable de la linde del bosque, donde el clan que se suponía que lideraría a la gente eran en cambio los que estaban manchando su honor.

“Cierto…” Ai Fa respondió con los ojos aún bajos, luego recogió la piedra azul que colgaba de su cuello.

“¿Qué pasa? ¿Decidiste que merecía una paliza después de todo?”

“No… Pero incluso si es un encanto, sigue siendo un accesorio. Simplemente no me parece correcto llevar algo así”.

“Ya veo… Pero aun así, es una piedra bonita, ¿verdad?”

Ai Fa levantó lentamente la cara. Entonces, ella sonrió ampliamente como un niño pequeño.

“Si. Es muy bonita, la forma en que brilla”.

Era una sonrisa tan inocente que terminé olvidando respirar por un segundo.

Nuestro trabajo recién comenzaba, y aún quedaban muchos problemas por resolver… Pero aun así, la sonrisa de Ai Fa me trajo una cantidad incomparable de satisfacción y alivio.

Con eso, el telón finalmente se cerró en el primer acto de nuestra batalla en la ciudad de correos.