Outbreak Company: Moeru Shinryakusha (NL)

Volumen 15

Capítulo 2: Ir Al Oeste, Amutech

Parte 1

Todos, excepto la familia de Brooke, estábamos reunidos en la sala de estar. Decidimos dejar de lado a los hombres lagarto porque teníamos la sensación de que esta discusión no iba a ser algo que los niños debieran escuchar. Man’ya y los demás podrían ser demasiado jóvenes para entender las conversaciones de adultos todavía, pero los hombres lagarto crecían rápido y no quería correr ningún riesgo.

Así que Hikaru-san, Minori-san y yo estábamos presentes, junto con Myusel, Elvia, Amatena y Clara. Normalmente Myusel estaría ayudando a ser anfitriona, pero como esto tenía que ver con Falmelle-san, ella estaba sentada a mi lado.

Miré a Amatena, luego a Clara, y finalmente dije: “Entonces, ¿de qué se trata todo esto?” Ambos parecían un poco más cansados que la última vez que los había visto.

No era como si sus mejillas estuvieran cetrinas o algo así, pero no había tanta fuerza en sus ojos, y sus movimientos parecían más lentos, fatigados. Por supuesto, en un nivel, tenía sentido: aparentemente habían viajado en una marcha forzada durante tres días y tres noches para llegar aquí.

Habían llegado a la mansión temprano esta mañana, antes de que saliera el sol.

Habían podido montar un puppet drake (un nuevo tipo de arma desarrollada por Bahairam que implicaba el uso de una púa mágica para controlar a un dragón) hasta pasar las montañas que formaban la frontera entre nuestras naciones, pero la segunda mitad del viaje habían terminado estado a pie.

Podría ser posible esconder un puppet drake durante la noche, pero serían vistos en un segundo durante el día.

Y entonces la plantilla estaría lista. Las autoridades de Eldant estaban al tanto de esta nueva tecnología, y si se veía en cualquier lugar, fácilmente podría desencadenar una guerra fronteriza.

Sabiamente, sin querer empeorar las cosas con el Imperio de Eldant, Amatena y Clara cruzaron la frontera antes del amanecer, luego aterrizaron al dragón justo al otro lado de las montañas, después de lo cual tuvieron que caminar, o más bien, correr, todo el camino a la mansión. Un día completo a toda velocidad.

Me sentí cansado de escucharlo. Un maratón completo fue de 42,195 kilómetros, y el récord mundial de correr esa distancia fue de alrededor de dos horas.

Los participantes famosos podrían tardar cuatro o cinco horas en terminar uno. Incluso puramente en términos de tiempo, correr un día entero sería varias veces esa cantidad de horas. Y sin ninguna garantía de comida o agua en el camino, el costo en su cuerpo podría ser tremendo.

Habría matado a un humano normal, estaba seguro. Si pudieran correr tanto tiempo, que la mayoría no podría. Amatena y Clara podrían haber sido gente bestia, con todas las magníficas habilidades físicas que eso implicaba, pero antes de ser soldados eran mujeres y, de todos modos, correr literalmente toda la noche me sonaba como una locura, sin importar quién fueras.

Naturalmente, estaban agotados cuando llegaron aquí.

Y luego fueron notados por los dispositivos de seguridad que JSDF había instalado en la casa. Minori-san salió corriendo en el momento en que recibió la notificación de que se habían detectado intrusos, solo para encontrar a Amatena y Clara inconscientes en los terrenos de la mansión. Quizás finalmente habían comenzado a relajarse cuando se dieron cuenta de que habían llegado a su destino.

Al escuchar por lo que habían pasado, el primer movimiento de Minori-san fue darles un lugar para recuperarse. Despertó a Elvia para ayudarla, y los dos habían traído a Amatena y Clara adentro.

Los habían puesto juntos en una sola habitación, pero los dos se habían recuperado más rápido de lo esperado, y cuando Elvia apartó los ojos de ellos por un instante, Clara salió disparada de la habitación y entró en mi cama. (Juro que todo esto es cierto.

Al menos, creo.) Gracias al tiempo que pasaron escondidos aquí, los dos conocían el diseño de la mansión. Incluida la ubicación de mi habitación.

Pero aun así… “Así que corriste toda la noche y te derrumbaste en nuestro patio delantero. Tengo esa parte. Pero todavía no sé por qué. ¿Qué está pasando para que tuvieras que venir aquí con tanta urgencia?”

Amatena y Clara se miraron. Parecían estar dudando, pero parecía un poco tarde para eso. ¿En qué podrían estar pensando?

“Este asunto se refiere a los secretos militares del Reino de Bahairam”, dijo Amatena con un pequeño suspiro. “Si es posible, me gustaría abstenerme de hablar de ellos con nadie excepto contigo, Shinichi”.

“Parece que será mejor que me retire”, dijo Hikaru-san encogiéndose de hombros. Minori-san también se puso de pie. Pero Amatena los miró y dijo: “No. Todo está bien.” Tal vez estaba agradecida por la ayuda de Minori-san, o tal vez su experiencia al esconderse aquí la había convencido de que cualquiera en esta mansión merecía cierta medida de confianza. Cualquiera que sea el caso, ella me miró. “En la Tercera Capital de nuestro reino, hay una instalación llamada Guarida del Dragón”.

“¿La Tercera capital? ¿Qué es eso? ¿Tiene varias ciudades capitales?”

Después de todo, ¿no implicaría una Tercera Capital la existencia de una Primera y una Segunda? Aunque si definías la capital de un reino como el lugar donde residía el rey, parecía un poco contradictorio tener varios de ellos, como un animal con más de una cabeza.

“La capital de  nuestro reino se  traslada de vez en  cuando”, explicó Amatena. “Una vez fuimos un pueblo nómada, con escasa conexión con la residencia en cualquier área. Ahora, los nómadas representan menos de la mitad de nuestra población, pero se mantiene la costumbre de trasladar periódicamente la capital a una nueva ubicación”.

“Parece mucho trabajo”, dije. “¿O tal vez no? Quiero decir, si esa es la costumbre, ¿se esfuerza por tener capitales fáciles de mover?”

Cuando lo pensé, recordé haber visto al Rey de Bahairam llegar hasta un pueblo regional para bendecir una boda masiva local. Si la gente de Bahairam solía ser nómada, tal vez un rey tan ligero era justo lo que cabría esperar.

La Guarida del Dragón, por cierto, era uno de los secretos militares mejor guardados de Bahairam, y aparentemente había estado donde estaba mucho antes de que llegara la Tercera Capital.

Era casi como si la ciudad que había crecido alrededor de la Guarida para servirla y defenderla hubiera sido reconocida como la Tercera Capital por su importancia.

En resumen, la Tercera Capital no era un lugar con un significado particular para la familia real Bahairamana. Más bien, parecía que los gobernantes establecieron sus capitales en lugares de importancia militar, política o económica, pasando de uno a otro. Honestamente, me pareció una especie de sistema extraño.

“Espera un segundo,” dijo Minori-san, frunciendo el ceño. “¿El mayor secreto militar del país? ¿Y se llama La Guarida del Dragón? ¿Ese dragón es como en “drake”? ¿Cómo, puppet drake?”

“Está. Debería haber sabido que lo resolverías”, dijo Amatena, cruzando los brazos. Parecía impresionada por el rápido ingenio de Minori-san, pero no estaba seguro de qué había descubierto. Si la Guarida del Dragón estaba donde estaban los dragones, y los dragones eran en realidad puppet drakes… ¿significaba eso que la Guarida era una fábrica de puppet drake?

“¿Qué tal funciona?” Yo pregunté. “Pensé que la fábrica de los puppet drakes estaba cerca de la frontera, donde estuve detenido la última vez.

¿Fue esa la Tercera Capital?”

“No, eso fue en otro lugar”, comenzó Amatena, pero luego se tapó la boca con la mano. Supongo que todavía estaba tratando de decidir exactamente cuánta información militar secreta divulgar frente a toda esta gente.

Minori-san habló en su lugar. “¿No pensaste que era extraño, Shinichi- kun?” Ella estaba sonriendo levemente.

“¿Qué? ¿Piensas qué fue extraño?

“Los puppet drakes son dragones con picos de control mágicos enterrados en ellos, ¿verdad?”

“¿Enterrado? Más bien como golpeado en ellos, pero seguro… ”

Esos dragones tenían púas enormes (como, “¡Hola! ¡Definitivamente estoy apuñalando esta cosa en el cerebro!” Masivas) en sus frentes, de modo que si solo vieras sus cabezas, podrían verse menos como dragones y más como unicornios.

Los picos involucraban hechizos mágicos complicados y delicados que permitían que los dragones fueran controlados por un operador externo, pero cuestioné la forma en que gritaban un punto débil. Por supuesto, este mundo realmente no tenía armas que fueran lo suficientemente precisas para apuntar a ese “cuerno” mientras el dragón volaba por el cielo.

De todas formas…

“¿Cómo crees que llegaron esos dragones?”

“Oh…”

Ahora que lo mencionó, era obvio. El Sagrado Imperio de Eldant era muy consciente de lo peligrosos que eran los dragones. Eran cuasi-sprites, criaturas que se alimentaban de energía mágica, por lo que los poderosos hechizos tenían un efecto mínimo en ellos. Eso fue además de su inmensa fuerza natural y enorme tamaño.

Además, podrían volar.

Así que la potencia de fuego mágica no funcionó con ellos, eran demasiado grandes para luchar con espadas o lanzas, y podían volar sobre cualquier trampa que pusieras.

Un hueso duro de roer, dragones. Tener uno en un alboroto sería un problema grave, por decirlo suavemente; requeriría varios escuadrones de caballeros y grandes bajas mientras intentabas desgastar a la criatura.

Todas excelentes razones para evitar a estos monstruos, y las mismas razones por las que Bahairam había desarrollado el puppet drake como su arma más nueva.

Pero piénselo: para conseguir puppet drakes, primero necesitabas dragones… ¿y cómo los había conseguido Bahairam? Serían inútiles muertos, pero capturar a uno vivo tenía que ser incluso más difícil que simplemente matarlo.

El dragón que había visto parecía haber sido sedado con algún tipo de droga, pero entonces, si fuera tan fácil, Eldant no habría luchado con estos monstruos de la forma en que lo hicieron. Todo lo cual significaba…

“De ninguna manera… La Guarida del Dragón…” Poco a poco me di cuenta: el nombre significaba exactamente lo que decía.

“Eso es correcto. Obtenemos crías de dragón recién nacidas de la Guarida y las pinchamos para crear nuestros puppet drakes”.

“¿Recién nacidos? ¿Quieres decir, como, recién eclosionadas?”

Ahora que lo pienso, en la tierra a veces hablamos de animales “nacidos en cautiverio”. Muchos animales salvajes son difíciles de criar porque no prosperan en cautiverio. Entonces, a veces, puede encontrar un huevo que ya ha sido puesto o que acaba de nacer, y criar ese espécimen bajo supervisión, asegurándose de que todos y cada uno de los bebés sobrevivan.

Las tasas de supervivencia hasta la edad adulta son bastante bajas para muchos animales. Dependiendo de la especie, hasta el 90% de los animales que nacen pueden sucumbir a enfermedades, hambre o depredadores. Por lo tanto, proteger y criar un grupo de recién nacidos puede proporcionarle muchos más animales de los que podría encontrar en la naturaleza.

“Pero estoy seguro de que vi dragones adultos”, dije. El puppet drake que vi en producción (¿o era una preparación?) Me había parecido bastante grande. ¿O todavía era un niño? “Si esos fueran los niños, ¿qué tamaño tienen los huevos?” Ni siquiera quería pensar en cómo los dragones se las arreglarían para poner huevos tan grandes.

Acomodar a un dragón casi de su propio tamaño dentro del cuerpo significaría un aumento masivo en el tamaño del cuerpo.

No pensé que las escamas de los dragones parecieran tan flexibles, pero, de nuevo, las serpientes podían tragarse animales enteros que eran más grandes que ellas.

Mientras contemplaba todo esto, Amatena dijo: “No. Los dragones no nacen de huevos”.

“¿Eh? ¿No hacen?” Parpadeé. Eso me tomó por sorpresa. Los hombres lagarto provenían de huevos, y eran criaturas reptiles como dragones, ¿no es así? Acababa de asumir… “Entonces… ¿No me digas que los padres dragón pasan por nacimientos vivos?”

“Nuevamente incorrecto.” Amatena negó con la cabeza. “Los dragones nacen en la Guarida del Dragón”.

La miré con curiosidad. Estaba perdido de nuevo.

¿La guarida misma les dio a luz? Por un segundo, pensé que tal vez mi anillo de intérprete no funcionaba bien. Por la forma en que Amatena había estado hablando hasta ahora, había asumido que la Guarida del Dragón era el nombre de una instalación militar Bahairamana, o tal vez una ubicación geográfica. ¿Estaba equivocado? ¿O quizás había una mamá dragón a la que se le había dado el mismo nombre que el lugar donde vivía?

“Espera…” dije. ¿Podría ser que los dragones, como las hormigas y las abejas, tuvieran una reina que viviera en un nido, dando a luz bebés? De repente me imaginé una escena como si saliera de cierta película, de una reina dragón sacando un huevo tras otro.

Entonces, ¿eso significaba… ya sabes? ¿Que al final, habría una pelea de derribo y arrastre con un levantador de carga bípedo amarillo en una nave espacial en algún lugar?

¿O habría un monstruo tortuga revivido que dio el golpe final y luego explotó?

“Para ser completamente honesto, yo mismo no conozco los detalles. Esto es lo que se clasifica como secretos. Una unidad militar especial llamada Los Enterradores supervisa la Guarida del Dragón. Pertenecen a una estructura de mando completamente diferente a la de Clara y yo”, dijo Amatena. “Lo que importa es que obtenemos dragones recién nacidos de la Guarida y los convertimos en puppet drakes. Pero incluso los dragones recién nacidos tienen aproximadamente el tamaño que viste. No se vuelven mucho más pequeños o más grandes”.

“¿De verdad?”

“Porque son en parte sprites. Se diferencian sustancialmente de los seres vivos ordinarios”.

“Ah…” Ahora que lo pensaba, tenía sentido: entendía que los sprites de este mundo eran conglomerados de densa energía mágica que tomaban la apariencia de seres vivos, pero no eran criaturas biológicas en el como cualquiera de nosotros. Solo tenía sentido si su crecimiento no siguió los patrones que esperaba.

“Está bien, lo que sea que hagamos o no sepamos sobre los puppet drakes”, dijo Hikaru-san, tratando de hacer avanzar la conversación, “¿qué tiene esta base militar secreta para hacer lo que quieres de Shinichi-san?”

“¡S-Sí, y—!” Myusel se inclinó hacia adelante como si apenas pudiera contenerse. “Mi madre… ¿Cómo está conectada con todo esto?”

“Sí, mis disculpas por salirse del tema”, dijo Amatena con una mirada al resto de nosotros. “Para volver al punto. Falmelle Faugron estaba, por lo que puedo decir, haciendo una especie de entrega a los Enterradores en la Guarida del Dragón. Dudo que fuera algo secreto en sí mismo, más probablemente necesidades diarias y consumibles. Hay muchos comerciantes que ven la nación como un obstáculo para los negocios, y parecería que Falmelle Faugron, o tal vez debería decir Faugron & Associates, es uno de ellos. Como esta era su primera transacción con los Enterradores, la propia Falmelle Faugron acompañó la entrega para ver que todo transcurría sin problemas”.

“Ya veo…”

Falmelle-san se parecía exactamente a Myusel, pero sus personalidades eran casi exactamente opuestas. Falmelle-san era una mujer fuerte, una verdadera emprendedora, se podría decir. Definitivamente podría imaginarla haciendo negocios con Bahairam y también yendo a ver el lugar por sí misma.

“Ahora…” dijo Amatena, y exhaló un suspiro. Eso fue inusual para ella. A pesar de su parecido con Elvia, rara vez dejaba que sus emociones se mostraran. Ella era el clásico soldado, una “mujer de hierro” que apenas si piaba por muy difíciles que se pusieran las cosas. “Hubo un incidente en la Tercera Capital. O supongo que debería llamarlo un desastre”.

“¿Incidente? ¿Desastre?” Minori-san preguntó, frunciendo el ceño. “Es una base militar, ¿verdad?”

“Si. Pero esto no parece haber sido un ataque de Eldant ni de ninguna otra nación enemiga. Parece haber venido del interior, de hecho, del interior de la Guarida del Dragón. No voy a fingir que lo entiendo. La escena era un caos”.

Según lo que Amatena nos dijo a continuación, había comenzado con un terremoto, después del cual toda la Tercera Capital, comenzando con la Guarida del Dragón en su centro, estalló con pilares de llamas, en docenas, no, cientos, ¿tal vez incluso miles? lugares, todos al mismo tiempo.

Los daños causados por el fuego a la capital obviamente fueron extensos, los edificios fueron incendiados y varias áreas de la ciudad quedaron aisladas unas de otras.

“¿Terremotos? ¿Fuego?” Yo pregunté. “¿Es posible que la Tercera Capital estuviera en una zona volcánica?”

Amatena negó con la cabeza. “No hay volcanes cerca. Hubo informes de terremotos justo antes de esto, pero esa área no ha sido habitualmente el sitio de mucha actividad sísmica”.

Minori-san, Hikaru-san y yo nos miramos. Los terremotos eran viejos para nosotros, viniendo de Japón; ocurrieron allí con mucha más frecuencia que en la mayoría de los lugares de Occidente. Ciertas partes de Japón eran conocidas como “la tierra del fuego”, y tuve que pensar que esto no era ajeno a la cantidad de volcanes en el país. Aunque tuvieron un buen beneficio adicional al darnos muchas aguas termales.

De todos modos, si hubiera habido un volcán cerca de la Tercera Capital, esa podría haber sido una posibilidad. No tenía la impresión de que la sismología o la vulcanología fueran grandes cosas en este mundo, y para las personas que no conocían nada mejor, había imaginado que una erupción volcánica podría parecer simplemente fuego disparado desde el suelo. Pero según Amatena, no había nada por el estilo en los alrededores.

“Entonces estas columnas de llamas comenzaron a brotar alrededor de la ciudad…”

“¿Hm?” Dije con el ceño fruncido. Había algo en la forma en que dijo eso, algo en la expresión que me fastidiaba. “¿Pilares de llamas? ¿Quiere decir que no había lava, brasas a la deriva o lo que sea?”

“¿Lah-vah?” Preguntó Amatena, mirando a Clara.

¿Eh? ¿Ella no sabía qué era la lava? Pero eso significaría…

“Es como un río súper caliente. La roca derretida se vuelve roja y fluye”.

“No, eso no es lo que pasó. Hubo incendios masivos en toda la ciudad, pero nada como lo que estás describiendo”.

No reaccioné de inmediato. ¿Qué era esto? Ciertamente no sonaba como ninguna erupción de la que hubiera oído hablar.

“Cuando se intentó apagar las llamas, descubrimos que los pozos se habían secado y no había agua. Algunas personas intentaron esparcir arena sobre los fuegos, pero eran demasiado grandes para que eso fuera efectivo. Y en medio de todo esto, Falmelle Faugron me dijo algo”. Ella me miró directamente mientras hablaba.

Sí, su rostro se parecía al de Elvia, pero sus modales bruscos hicieron que la expresión severa pareciera más en casa. Fue una bendición, a su manera, ser fulminado por ella. Espera, tal vez este no era el momento para eso. “Shinichi, ella dijo que si te llevara a Bahairam, las cosas se resolverán”.

“¿Yo? ¿Por qué yo?” Estaba seguro de que no era un bombero, y la política de desastres tampoco era exactamente mi fuerte. ¿Qué quería ella de un ex guardia de seguridad del hogar otaku?

“Shinichi-sama, recuerda que mi madre tiene el don de la previsión,” dijo Myusel. Eso es correcto… Eso es correcto. Falmelle-san poseía una magia muy especial, casi un poder psíquico, por lo que había oído. La capacidad de ver el futuro. Ciertamente le dio una ventaja en los negocios. Tal vez tenía una doncella del santuario en algún lugar de su ascendencia.

“¿Y esta magia, le está diciendo que puedo resolver este problema? ¿Esto fue una profecía?”

“Eso parece,” dijo Amatena asintiendo. Ella dijo que mientras todos los demás en el área habían estado ocupados huyendo, Falmelle-san había emitido una profecía.

“Shinichi”. Amatena se puso de pie y se inclinó profundamente ante mí, doblándose casi por la mitad. “Te lo ruego. Vuelve conmigo. Soy plenamente consciente de que es indignante para mí preguntarle esto a alguien asociado con el Imperio de Eldant. Pero los ciudadanos de Bahairam van a quedar atrapados de una forma u otra, y Falmelle Faugron y su personal están atrapados en la escena sin forma de escapar. Te estoy pidiendo que los ayudes”.

“Hermana mayor Ama…” Elvia pareció sorprendida; Supongo que su hermana mayor no suplicaba muy a menudo.

Amatena y yo teníamos una historia, específicamente, una historia en la que ella me secuestró y amenazó con clavarme una púa en la cabeza para convertirme en una marioneta mágica, pero para ser perfectamente honesto, no tuve una mala impresión de la hermana mayor de Elvia.