Mushoku Tensei: Isekai Ittara Honki Dasu (NL)

Volumen 12

Capítulo 7: Los Círculos Mágicos De La Sexta Planta

Parte 2

Entonces iríamos inmediatamente en busca de la otra persona y el problema estaría (posiblemente) resuelto.

“Me opongo a eso”, dije.

Elinalise dijo, sorprendida: “¿Ah, Rudeus? ¿Por qué?”

“En primer lugar, no hay garantía de que ninguno de los dos sea la respuesta correcta”.

Ambos círculos parecían aleatorios, a todas luces. Ambos podrían ser trampas, lo que significa que los tres círculos eran trampas.

Era posible que los círculos correctos estuvieran situados en una sala diferente. Hay que reconocer que eso parecía poco probable: el libro decía que habían buscado en cada habitación de cada planta antes de pasar a la siguiente. Si confiaba en el autor, este era nuestro destino final.

Pero la posición de los círculos y sus formas… Todo parecía deliberado. Engañoso. Algo se sentía mal.

¿Por qué alguien haría una trampa que tuviera un cincuenta por ciento de posibilidades de éxito? ¿No sería eso un obstáculo para el propósito de ser una trampa? Además, si quien había creado esto se había tomado la molestia de preparar un círculo falso de dos direcciones,

¿la solución era realmente tan simple como que uno de los círculos de una dirección fuera correcto? Si eso era todo, ¿por qué molestarse en tener tres círculos para empezar?

¿Quizás nos habíamos perdido una pista en alguna parte? No, esto no era un juego de escape. Un laberinto no estaba obligado a darnos pistas.

“Bueno, Rudeus, ¿tienes alguna sugerencia entonces?”, preguntó.

“No”, admití. “Pero ¿podría pedirte que esperes un poco más antes de tomar una decisión?”.

Aquello me pesaba. Sentía que había algo que estaba olvidando. Y hasta que no pudiera recordar qué era, el simple hecho de pisar uno de esos círculos basándome en la suposición de que era una posibilidad al cincuenta por ciento era demasiado peligroso. En el momento en que una persona lo hiciera, era posible que toda la sala fuera teletransportada al azar.

Sólo se podía atravesar el laberinto de teletransporte atravesando los círculos mágicos.

Quizás había habitaciones a las que no podíamos llegar sin pisar un círculo aleatorio. “Quiero pensar en esto un poco más”, supliqué.

“De acuerdo, Rudy. Te lo dejamos a ti”. Paul asintió antes de que nadie más pudiera responder.

Me senté frente a los círculos y me puse a pensar.

Mi premisa de partida fue la siguiente: Los tres círculos eran ficticios. A partir de ahí, se me ocurrieron tres posibilidades.

***

En primer lugar, era posible que éste no fuera el punto final del laberinto.

Según el libro, este laberinto tenía una regla interna propia, y esa regla era que la ruta principal a través del laberinto estaba compuesta únicamente por círculos de dos direcciones. Siguiendo esa lógica, éste tenía que ser el destino final.

Sin embargo, la zona por la que Roxy había deambulado antes era una sección del laberinto inaccesible únicamente a través de círculos bidireccionales.

Para volver al camino principal, había que encontrar el camino a través de más de treinta círculos de un solo sentido en la zona. En resumen, el verdadero final de este laberinto podría estar situado más allá de un círculo de un solo sentido, aunque pensé que las posibilidades eran escasas.

Segunda posibilidad: Sin que el autor lo supiera, uno de los otros miembros del grupo había activado una trampa justo antes de entrar en el portal.

El autor asumió que estaban pisando el portal bidireccional, pero lo que realmente ocurrió fue que otra persona activó una urdimbre aleatoria, teletransportando a todos los presentes a un lugar aleatorio. Por lo tanto, el portal bidireccional era en realidad el correcto.

No, eso no puede ser. Si hubiera una trampa así, seguramente Geese se habría dado cuenta.

Tercero: El círculo bidireccional era en realidad un círculo doble.

Los portales tenían muchas formas diferentes. Tal vez existiera uno con forma de rosquilla. Si es así, el portal correcto podría estar rodeado por uno de esos portales con forma de donut que en realidad era una trampa de teletransporte. Eso era posible, ¿no?

En otras palabras, siempre que pisáramos el centro y no el perímetro, podríamos llegar al siguiente piso.

Idiota, me reprendí a mí mismo. ¿Quién te crees que eres, una especie de detective experto?

***

La más probable de estas tres posibilidades tenía que ser la primera.

Por lo general, el autor sólo había pisado círculos de dos direcciones. Incluso después de descubrir los tres tipos diferentes en el primer piso, nunca pisó un solo círculo aleatorio o unidireccional mientras bajaba por el tercer y cuarto piso. Eso había sido suficiente para llegar hasta aquí.

Tal vez, a partir de este punto, tuvo que avanzar por círculos de un solo sentido para llegar al final. Pero si ese fuera el caso, entonces tal vez el camino que conduce hacia adelante no comenzó aquí.

Tal vez simplemente estuviéramos en un callejón sin salida, en cuyo caso, el camino que lleva hacia adelante podría empezar en algún lugar que ya hubiéramos pasado.

Por ejemplo, podría haber un círculo de un solo sentido en el cuarto piso que realmente llevara al punto final de la mazmorra.

Maldita sea. Las cosas se habían complicado mucho.

Además, la forma en que el autor había dividido los “pisos” era arbitraria para empezar. Lo había hecho enteramente en base a los monstruos que había alrededor y al aspecto de la zona.

La única “regla” sobre la ruta principal a través del laberinto que consiste en portales de dos vías podría haber sido una completa coincidencia.

¿Era nuestra mejor opción abrirnos paso por la fuerza bruta, probando cada opción una por una? ¿Empezar en esta planta y atravesar cada círculo de un solo sentido, derrotando a cualquier monstruo que encontráramos, intentando encontrar una ruta diferente? Esa parecía la opción correcta.

Sin embargo, sólo hay que ver el ambiente de esta sala. Los miembros veteranos de mi grupo habían entrado e inmediatamente percibieron que el jefe -o más bien, el guardián- debía estar cerca. Estaba seguro de que este lugar tenía que ser especial. Que esta debía ser la última sala de este laberinto.

No, tal vez era una de las trampas del laberinto. Hmm…

“Las posibilidades no tienen fin”, murmuré mientras me levantaba. Era hora de ir al baño. “¿Padre?”

“¿Qué pasa?” Paul levantó la vista. “Voy a hacer mis necesidades”.

“A mear, ¿eh? Yo también voy”.

“¡Una meada!” dije con sorpresa. “No puedes usar un lenguaje tan inapropiado delante de las damas…”

“¿A quién le importan los modales en un lugar como éste?”

Vamos, estamos delante de Roxy. ¡No puedo meter la pata aquí!

 Bueno, está bien, ella probablemente no pensaría mucho en que yo fuera al baño, pero aun así.

Paul me acompañó fuera de la habitación y de vuelta a la zona donde permanecían los cadáveres de los Diablos Devoradores y los huevos rotos. Allí, nos turnamos para vigilar mientras los demás se ocupaban de sus asuntos.

“Realmente estás luchando con este”, comentó Paul mientras vaciaba mi vejiga.

“Sí. Se me ocurrió que tal vez este lugar no es la sala final de este piso. Que tal vez hay otra ruta. Una que tenemos que tomar para llegar al jefe”.

“No, eso no puede ser”. Sacudió la cabeza. “Esa habitación es definitivamente el lugar correcto”.

“¿Dices eso basándote en qué exactamente?”

“En nada”.

En otras palabras, en la intuición. Aun así, era la intuición de un veterano. No es algo que pueda tomar a la ligera. Una intuición de este tipo podría parecer una conjetura sin fundamento, pero en realidad era una inferencia inconsciente basada en la experiencia.

“Bueno, no es necesario adelantarse”, dijo Paul. “Esperaremos. Si hay algo de lo que no estás seguro o algo que quieres discutir con nosotros, siéntete libre. No intentes resolverlo todo tú solo, ¿sí?”.

“Entendido.” Volví a guardar a mi amigo en mis pantalones e intercambié posiciones con Paul. Ahora que estaba de guardia, eché un vistazo alrededor.

“Oh, también hay otra cosa de la que quería hablarte, Rudy”.

“¿Sí? ¿Qué es?”

Un breve silencio. “Ah, no. No es el momento de hacerlo ahora. Te lo contaré cuando volvamos a la posada”.

“¿Qué es? Por favor, no lo hagas. Me pondré nerviosa si no me lo cuentas. Es el tipo de cosa que llamamos ‘bandera de la muerte’, ya sabes”.

“¿Qué demonios es eso? De todos modos, si lo digo ahora mismo, sólo conseguirá desestabilizar la moral del grupo”.

Ladeé la cabeza al oír su voz filtrada desde atrás. ¿Molestaría nuestra moral? ¿De qué demonios quería hablar entonces? ¿Era la ansiedad por el Zenith? ¿O de alguna otra cosa que podría hacer que las cosas fueran incómodas entre nosotros?

“¿Una reprimenda de algún tipo?” Adiviné finalmente.

“Básicamente, sí. Algo así”.

“Es cierto, podría fastidiar mucho las cosas si me deprimiera y no pudiera mantener la concentración en la batalla. Puedes enfadarte todo lo que quieras conmigo cuando esto acabe”.

“Ah, bueno, no es que esté enfadado. Sólo pensé en darte la oportunidad de prepararte un poco”.

Una vez que regresamos a la posada, ¿eh? Esperaba que pudiéramos rescatar a Zenith antes de eso.

“Espero que mamá esté a salvo”, dije. “…Sí, yo también”.

Con esas pocas palabras, el aire de la habitación se volvió opresivo.

Esto no era bueno. Paul tenía que sentirse desesperado porque habíamos llegado hasta aquí y todavía no la habíamos encontrado. Era mejor guardar ese tipo de pensamientos para mí.

Escuché el largo y prolongado goteo de Paul haciendo sus necesidades mientras observaba la zona.

Había una habitación grande y tres más pequeñas cubiertas de huevos. Luego estaba la que estaba más adentro con los círculos mágicos. Todas las habitaciones más pequeñas estaban conectadas a la más grande.

Algo me preocupaba.

“Esta habitación es bastante larga, ¿no?”

“¿Hm?” Paul respondió con un gruñido. “Supongo que sí. ¿Por qué?”

Era de forma oblonga, aunque lo suficientemente ancha y tan atestada de cadáveres que casi parecía cuadrada a primera vista. Una inspección más cercana reveló que su longitud superaba su anchura. En realidad, era rectangular. En cada extremo de este largo tramo había una sala anexa, aunque sus tamaños eran diferentes.

Había visto esto antes. Recientemente. Y algo faltaba.

“¡Ah!”

De repente se me ocurrió. Así es, esto se veía exactamente como las ruinas de los círculos de teletransportación que usamos para llegar aquí.

“¡Bien! Volvamos entonces… ¿Uh, Rudy? ¿Qué estás haciendo?” Paul me miró con desconfianza.

Le eché una mirada de reojo mientras me apresuraba a volver con los demás miembros. Geese estaba sentado con el trasero plantado en el suelo -no muy diferente a la estatua del

Gran Buda- cuando le llamé: “Señor Geese, ¿podría ayudarme?”.

“¿Eh? ¿Has encontrado algo?”

“Date prisa y ven conmigo”. Lo arrastré conmigo hasta el centro de la habitación. “Por favor, busca por aquí y mira si puedes encontrar una escalera oculta”.

“¿Eh…? Espera, supongo que podría ser posible. Hasta ahora no hemos visto más que trampas de teletransporte, pero podría ser que haya una habitación oculta o algo así”.

Geese, tras convencerse a sí mismo sin ninguna aportación mía, se puso de manos y rodillas y empezó a buscar en el suelo. Puso la oreja en el suelo, con la cara tensa. Luego sacó su espada corta y comenzó a golpear el pomo contra el suelo.

“Eh… Está aquí. Está aquí”, exclamó. “¡Jefe, aquí debajo hay una cueva!”

“¿Puedes abrirla?”

“Dame un segundo”. Geese empezó a juguetear con el suelo. Bajó hacia la pared, con sus manos rozando la superficie mientras avanzaba. Luego volvió a acercarse a mí. “No sirve. No puedo abrirlo. Probablemente del tipo que hay que abrir con palanca”.

“No habrá ningún problema si lo rompemos, ¿verdad?”

“No. No hay trampas. Bien, jefe, hagámoslo. Apunta una justo aquí”, dijo Geese mientras tallaba una X en el suelo.

Solté mi Cañón de Piedra en la zona apropiada. El proyectil de tierra fue desviado con un sonoro estruendo, dejando el suelo debajo de él mellado.

¿Me contuve demasiado? 

“Un poco más fuerte que eso”, dijo Geese. “Puedes hacerlo, ¿verdad?”

“Sí”.

Aumenté la potencia y apunté otro disparo. Esta vez un estallido mucho más fuerte resonó por los pasillos mientras el suelo se derrumbaba, dejando un agujero a su paso.

“Bien, ¡deja el resto para mí!” Geese volvió inmediatamente a ponerse de manos y rodillas, limpiando los escombros.

Ahora que había un agujero en el suelo, el resto era fácil. No tardó nada en ensanchar la cavidad, transformándola en una abertura de forma cuadrada. Bajo ella, unas escaleras descendían en cascada hacia la oscuridad.

“¡Asombroso! Déjalo en tus manos, jefe. No puedo creer que lo hayas descubierto”.

“Bueno, ya había visto este tipo de disposición una vez”, admití.

Las ruinas que rodeaban el círculo de teletransporte que habíamos utilizado para llegar hasta aquí tenían tres habitaciones vacías dentro, y una más con una escalera.

Sospeché que la cuarta habitación había sido tan sencilla como el resto. Tal vez las escaleras que conducían al círculo de teletransporte habían estado ocultas en otro tiempo, al igual que éstas.

Cuando las ruinas aún estaban en uso, todas las habitaciones debían estar amuebladas, por lo que era imposible descubrir la escalera oculta con una simple mirada.

Tal vez la razón por la que era tan visible ahora era porque la cubierta se había debilitado con los años, o alguien la había destruido.

“¡Bien, todos, el Jefe nos ha encontrado una escalera oculta!”

Al oír la voz de Geese, los demás miembros se pusieron en pie. Se acercaron y examinaron las escaleras, soltando un grito de asombro.

“¡Gahaha! Sabía que podías hacerlo”. Talhand soltó una carcajada, dándome una palmada en la espalda.

“¡Ay!”

“¡Ese es mi hijo!” declaró Paul en voz alta, siguiendo el ejemplo del enano con una bofetada propia.

“¡Ay!”, volví a decir.

“Esto tiene sentido. Creo recordar que las ruinas del círculo de teletransporte tenían un aspecto similar”. Elinalise también me dio una palmada.

“Urgh…”

“No te pongas demasiado nerviosa. Podría haber trampas. Jefe, pásame tres de tus pergaminos. Y aquí tienes”. Geese puntuó sus palabras con un golpe propio.

“…”

Cuando miré por encima de mi hombro, vi a Roxy con su pequeña mano levantada en el aire. Nuestros ojos se encontraron, los suyos mirando desde abajo, y su mano se detuvo suavemente contra mi espalda, apenas rozándome.

“Ya está”, dijo. “Has hecho un buen trabajo”. Su expresión estaba teñida de decepción, como si no pudiera digerir el éxito de su alumno. Cada una de mis hazañas estaba directamente relacionada con ella, así que no vi la necesidad de que se sintiera molesta.

Eso es todo, decidí. Si se corre la voz de este momento, ¡presumiré de que en realidad fue Roxy quien me dio la pista!

“Muy bien, pongámonos en marcha. Manténganse alerta, todos”, dijo Geese. “¡Sí!” Todos asintieron juntos.

***

Al pie de las escaleras había un círculo de teletransportación, del tipo bidireccional. Uno que era de un rojo intenso y sanguíneo.