Mushoku Tensei: Isekai Ittara Honki Dasu (NL)

Volumen 12

Capítulo 7: Los Círculos Mágicos De La Sexta Planta

Parte 1

La sexta planta estaba cubierta de Diablos Devoradores.

Los guerreros acorazados desaparecieron por completo, dejando sólo a los molestos reptantes del techo. Los combates se desarrollaron sin problemas gracias al incienso, pero seguían siendo demasiados. De hecho, eran tantos que uno se preguntaba: ¿por qué son tan numerosos aquí?

La razón se hizo evidente cuando nos adentramos en las partes más profundas de la sexta planta.

Allí, en la sala que lleva al siguiente círculo mágico, había un nido. Un enjambre de bestias se agolpaba en su interior, y un sinfín de huevos se encontraban en los bordes de la zona.

Eran formas oscuras y oblongas recubiertas de líquido, como las cucarachas de mi mundo. Me dio un escalofrío sólo con mirarlos.

Tal vez hubiera una reina en algún lugar y estuviera utilizando a Zenith para ayudarla a parir sus huevos. La idea se me pasó por la cabeza, pero no había ningún indicio de que los Diablos Devoradores tuvieran esos hábitos. Se agrupaban, pero no parecían tener nada parecido a una reina. Como las cucarachas.

De todos modos, ¿de dónde venían todas estas plagas y cuál era su propósito? ¿Cómo es que había tantas si no había una fuente de alimento equivalente para mantenerlas a todas?

“Maestra, ¿qué comen estas bestias?” le pregunté a Roxy.

“Buena pregunta. Hay muchas teorías por ahí, pero a menudo he oído que se alimentan de maná”.

“¿Mana?”

Los bosques y las cuevas tenían una gran concentración de maná, además de estar llenos de monstruos. Ahora que lo pienso, Nanahoshi mencionó que esa energía mágica podía encontrarse en todo tipo de cosas en este mundo. Sin embargo, el maná no se podía ver a simple vista, así que ¿cómo se podía confirmar esta teoría?

Espera, ahí estaba el Ojo del Poder Mágico, lo que sugería que era cierto.

Aun así, si realmente se alimentaban de maná, ¿no tendría también sentido que engulleran mis hechizos? El hecho de que no pudieran significaba que había dos tipos de poder mágico: el que se podía consumir y el que no.

Ahora que lo pensaba, Paul me había dicho hace tiempo que los monstruos se sentían atraídos por el cristal imbuido de magia que había en el corazón de un laberinto.

¿Los cristales eran realmente tan atractivos para los monstruos? Los de aquí ni siquiera intentaban profundizar. Lo único que habían hecho era crear un nido y empezar a habitar el lugar.

Ah, bueno, reflexionar sobre el misterio no me llevaría a ninguna parte por ahora. Había otros monstruos, como el Guerrero Acorazado, que claramente no consumían nada para sobrevivir. Dejaría las cuestiones de ecología de los monstruos a los expertos.

“Bueno, no importa lo que consuman, no cambia el hecho de que ataquen a los humanos al verlos. Destruyamos estos huevos a medida que los encontremos, o serán una espina en nuestro costado la próxima vez que regresemos”, dijo Roxy mientras se encargaba fríamente de sus huevos.

Utilizó una espada corta, en lugar de magia, para empalarlos uno por uno. Su expresión era la definición misma de la indiferencia. A mí también me gustaba esa faceta suya.

En cualquier caso, así que los monstruos producían huevos, ¿eh? Me pregunté si los guerreros acorazados también tenían descendencia.

Me imaginé una versión en miniatura de ellos tan grande como un muñeco de fieltro, llevando una espada de juguete y contoneándose.

Me imaginé a su mamá y a su papá acorazados cuidándolos felizmente. Entonces, de repente, unos pasos: un intruso. La mamá y el papá acorazados ordenan a su hijo que se esconda mientras salen al campo de batalla. Paul aparece ante ellos, con el rostro de un demonio.

Asesina brutalmente a los padres con una espada corta que es especialmente eficaz para atravesar su armadura, como un pesticida contra los insectos. El niño es testigo de ello y aprende que los humanos son el enemigo. Crece y se transforma en una bestia que ataca a los humanos en cuanto los ve.

Sí, de acuerdo, eso fue un pensamiento ridículo.

“Rudy, ¿por qué te estás despistando?” Roxy me llamó. “Por favor, ayuda”.

“Oh, claro”.

Hice lo que me pidieron y empecé a romper los huevos.

Las otras tres habitaciones unidas a ésta también estaban llenas de esas cosas. No había señales de que ninguno estuviera a punto de eclosionar, pero si alguno lo hacía, la larva intentaría aferrarse a cualquier humano que viera.

Nuestra limpieza terminó sin problemas después de eso, sin que una sola larva recién eclosionada saliera a tratar de aferrarse a la entrepierna de Roxy.

***

Finalmente, llegamos a las profundidades del laberinto, el mismo lugar del que se habla en las últimas páginas de nuestro libro. Era una habitación cuadrada y espaciosa construida en piedra. Había tres círculos mágicos cerca de una de las paredes que daban la espalda a la entrada de la sala.

Si eso fuera todo, el lugar no habría parecido especial. Pero la habitación estaba absolutamente vacía, excepto por los círculos. En la sala anterior había un enjambre virtual de Diablos Devoradores, y más de un centenar de sus huevos.

Sin embargo, lo único que había aquí eran estos círculos, casi como si se tratara de un terreno sagrado en el que no se atrevían a entrar ni los huevos ni los bichos que los engendraban. Sólo una palabra podía describir suficientemente este fenómeno: anormal.

“Es el guardián”, dijo Elinalise.

Paul estuvo de acuerdo. “Sí que da esa sensación”.

“Mantén la cordura”, advirtió Roxy.

Los tres mantenían sus armas cerca mientras hablaban. Tal vez era común que la habitación que precede a la guarida del jefe tenga una vibración inquietante.

“Bueno, ¿cuál va a ser?” Geese sostenía nuestra guía en una mano e investigaba cada círculo. Todos los demás se quedaron junto a la entrada, esperando.

“Yo ayudaré”. Me ofrecí a acompañarlo, como alguien que había ayudado a crear círculos de invocación antes.

“Sí, eso sería genial”, dijo Geese.

Por alguna razón, Roxy se escabulló detrás de mí. Su presencia sería tranquilizadora, al menos.

“¿Cómo se ve?” Pregunté. “Justo como dice el libro”.

Uno por uno, cotejé cada uno de los círculos que teníamos delante con lo que estaba transcrito en el libro. El libro, por cierto, decía lo siguiente:

Había tres círculos mágicos. Supimos de inmediato que dos de ellos eran círculos de teletransporte al azar, así que utilizamos una piedra para marcar el que creíamos correcto, y nos subimos. Sin embargo, esto era una trampa. Fui transportado a un espacio desconocido y me encontré atrapado entre cuerpos negros y viscosos muy apretados. Así es, un nido de Diablos Devoradores. En el momento en que me vieron…

Te ahorraré la escena de la batalla que siguió.

Inmediatamente vi la piedra que habían usado como señal. Era una roca del tamaño de un puño, hermosamente pulida. El número seis estaba tallado en su superficie. No habíamos visto nada parecido en los pisos anteriores.

“Te hace sentir un poco de emoción al verlo, ¿no?”

Geese frunció el ceño. “¿Eso crees? Yo digo que es sólo mala suerte. Escuche, jefe, cosas como ésta -objetos dejados por un muerto- dan mala suerte”.

“¿Un gafe?”

“Sí, eso es. Un gafe”.

“De acuerdo”, dije, “pero no es como si todo su grupo hubiera sido aniquilado”.

Mientras hablábamos, seguí inspeccionando el círculo frente a nosotros.

Se parecía perfectamente a los círculos bidireccionales que habíamos usado para viajar de un lado a otro numerosas veces hasta ahora, y sin embargo éste era diferente. Si lo pisabas, éste te teletransportaba al azar.

O tal vez ni siquiera había que pisarlo; tal vez, una vez activado, deformaría todo lo que se encontrara en la sala.

Esto significaba que una de las otras dos tenía que ser la opción correcta. Sin embargo, ambos tenían claramente las características de un círculo de teletransporte aleatorio.

“Rudy, ¿puedes decir cuál es el correcto?” preguntó Roxy.

Sacudí la cabeza. “No, no tengo ni idea. Nanahoshi podría saberlo si estuviera aquí”.

“¿Nanahoshi? ¿Quién es?”

“Una chica que estudia teletransporte -o más bien invocación- en la universidad. Sabe mucho sobre los círculos mágicos, así que podría opinar”.

“¿Podría ser… tu amante?”

“¿Nanahoshi? De ninguna manera”. Me reí de su pregunta. Mientras lo hacía, pensé para mí mismo, Si tan solo Nanahoshi estuviera aquí. O Sylphie, o incluso Cliff.

Los dos primeros habrían sido imposibles, pero tal vez debería haber traído a Cliff, después de todo. ¿Tal vez debería volver a buscarlo? Pero tomaría tres meses para viajar en ambos sentidos.

Tal vez hasta cuatro meses. Cliff no estaba acostumbrado a estar en la carretera.

No. Incluso si lo buscaba, podría decir: “Yo tampoco lo sé”.

“En realidad”, dije. “Investigué un poco sobre el teletransporte en la universidad, pero me

avergüenza decir que no puedo sacar nada en claro de esto”.

“¿Investigaste sobre el teletransporte?” preguntó Roxy, sorprendida. “Sí”.

“Ya veo. Debería haber esperado lo mismo de ti, Rudy. No todo el mundo puede pensar en localizar un problema en su origen en lugar de buscar respuestas a ciegas”.

Parecía haber entendido mal. Sólo había seguido el consejo del Hombre-Dios. No es que pudiera compartirlo con Roxy, ya que mis motivos para hacerlo eran impuros. Algunas cosas era mejor no decirlas.

“Bueno, es una conclusión obvia a la que llegar, como alumno de la gran maestra Roxy”.

“Puedes alabarme si quieres, pero no conseguirás nada por ello”.

Terminamos nuestro examen de los círculos. “Bueno, jefe, ¿descubre algo?” Preguntó Geese. “No, nada”.

Mi conocimiento de los círculos mágicos provenía principalmente del libro, de todos modos. Si la respuesta correcta no estaba en sus páginas, entonces estaba fuera de mi área de experiencia. Había investigado un poco más sobre el teletransporte, por supuesto, pero esto seguía estando fuera de mi alcance.

Había una cosa que sabía: los tres círculos que teníamos delante eran anormales. Había ayudado a Nanahoshi con suficientes círculos mágicos en el pasado como para saberlo.

Un cambio en las partes más pequeñas e intrincadas de un círculo alteraría sus efectos. Por eso podía decir con seguridad que ninguno de estos círculos era normal.

“Si lo que dice el libro es cierto, uno de estos dos es el círculo correcto”, dije. “¿…Lo que quieres decir es que tú tampoco lo sabes?” Aclaró Geese. “Exactamente”.

Volvimos a la entrada de la sala, sentándonos dentro en la formación circular que Paul y los demás habían tomado mientras descansaban. Allí, informamos de los detalles de nuestra búsqueda con la mayor precisión posible.

Paul chasqueó la lengua: “Tch, dos opciones, ¿eh?”.

Elinalise murmuró: “Vaya, dos opciones…”.

Y Talhand refunfuñó: “Maldita sea, dos, ¿eh?”. Ninguno de ellos parecía satisfecho con la noticia.

“Dos opciones nos van a fastidiar mucho. Sería mejor que tuviéramos tres”. Mientras miraba al techo, Geese me recordó a cierto personaje de anime de la mafia italiana que lleva un extraño sombrero en la cabeza. Parecía que tenía algunos malos recuerdos asociados a la elección entre dos opciones, lo que no me sorprendió.

“¿Esto también es una maldición?” Pregunté.

“Sí, lo es. Cuando sólo tenemos dos opciones, tenemos que dejar que Ghislaine elija. O hagamos lo que hagamos, acabará en fracaso”, explicó Geese. Paul y los demás asintieron con la cabeza.

Ghislaine, ¿eh? Ese nombre me trajo recuerdos. Como mujer bestia, ciertamente tenía un olfato lo suficientemente bueno como para olfatear la respuesta correcta.

“Ghislaine… Si estuviera aquí ahora mismo”, dijo Paul con nostalgia. Elinalise añadió: “Sólo fue útil en momentos como éste”.

“Nunca escuchaba las instrucciones durante la batalla y se lanzaba de cabeza, casi como si no entendiera nada de lo que decían. No sabía leer, ni escribir, ni hacer cuentas, y se enfurecía cada vez que le hablabas de algo que no entendía. Pero al menos, cuando sólo teníamos dos opciones, era extrañamente capaz de elegir la correcta” dijo Talhand.

Vaya, sí que decían cosas crueles sobre ella. Pobre Ghislaine. Esperaba que se detuvieran en eso. Al fin y al cabo, era una de las Maestras que respetaba.

“Por favor, denle un respiro”, les supliqué. “Ahora sabe leer, escribir y hacer cuentas”.

Ghislaine había trabajado mucho. Seguía tropezando cuando se trataba de sumas que requerían llevar números, pero se había dejado la piel para aprender a hacer divisiones.

“Hmph, eso ya lo había oído de Paul, pero no me voy a dejar engañar”, dijo el enano. “Es imposible que ese cachorro pueda funcionar como una persona normal”.

“He oído lo mismo, pero para ser sincera, yo tampoco me lo creo”, coincidió Elinalise.

Las dos eran ciertamente escépticas. No es que no lo entendiera; ciertamente, Ghislaine había sido una cabeza hueca.

Sin embargo, esto resultaba extraño. Todos los antiguos miembros del grupo de Paul estaban reunidos aquí, excepto Ghislaine. La misma mujer que había sido el único miembro del grupo que mantuvo el contacto con Paul después de su caída. La única que conocía Buena Village, de todos los reunidos aquí.

Sí, es extraño. 

“Olvida eso, ¿qué vamos a hacer?” Preguntó Geese, volviendo al punto original de nuestra conversación. Había dos círculos. ¿Por cuál íbamos a proceder?

“Rudy, ni siquiera tú fuiste capaz de decirlo, ¿eh?” preguntó Paul.

Sacudí la cabeza. “Por desgracia, no. Incluso los estudié en la escuela antes de venir. Siento no poder ser de más ayuda”.

“Así que es así…” Paul cruzó los brazos sobre el pecho, cerró los ojos y se puso a pensar. Después de ni siquiera un minuto, levantó la cabeza. “Hagamos una votación por mayoría y veamos en qué lugar nos sitúa. Los que estén a favor de llevar el círculo a la derecha, que levanten la mano derecha. Los que estén a favor de la izquierda, que levanten la izquierda”.

Cada persona levantó su mano a su orden. Paul, Elinalise y Roxy votaron por ir a la derecha, mientras que Geese, Talhand y yo votamos por ir a la izquierda. Estábamos divididos por la mitad.

“Tch, ni siquiera podemos decidir”, escupió Paul.

“Padre”, dije, “tengo que decir que no estoy muy seguro de decidir algo así con un voto mayoritario”.

“Sí, sí. ¿Alguien más tiene alguna idea brillante?”

Cuando Paul preguntó, Elinalise levantó la mano. “¿Qué tal si enviamos a una persona a cada uno de ellos al mismo tiempo?”

“¿Propones que sacrifiquemos a alguien?”

“Tú o yo podríamos quemar incienso y abrirnos paso a través de los Demonios Devoradores si fuera necesario”, dijo con seguridad.

Una persona entraría en cada uno de los dos círculos al mismo tiempo, y la persona que acertara volvería con nosotros.