Mushoku Tensei: Isekai Ittara Honki Dasu (NL)

Volumen 12

Capítulo 1: Llegada

Parte 3

 

 

Giré la cabeza hacia Shierra, que entró en pánico en cuanto sintió mis ojos sobre ella. “Lo siento mucho. Es que… estaba tan aterrorizada por el capitán. No pude hacer nada”.

“Rudy, por favor, no la culpes. Yo soy el culpable”.

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Cuando Paul estaba excitado, probablemente iba directo a cualquier mujer que estuviera a su alrededor. Tuvo que ser aterrador ver a un hombre como él superado por la lujuria, especialmente teniendo en cuenta que Paul era el principal distribuidor de daños de su grupo.

La magia de desintoxicación no podía realizarse a menos que se tocara físicamente a una persona. No era de extrañar que no hubieran podido inmovilizarlo lo suficiente como para utilizarla. Lilia debió adelantarse para usar su cuerpo y resolver el asunto.

“Sí, me encontré con súcubos en el camino hacia aquí. Entiendo lo aterradores que son. No había nada que pudiera hacer contra ellos”.

“Pero Talhand no se vio afectado en absoluto. Era el único que no podía resistirse”, se desesperó Paul.

Ahora que lo pienso, en su grupo había otro hombre. ¿Talhand era completamente resistente? ¿Cómo funcionaba eso? Era difícil creer que un hombre pudiera salir indemne.

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¿Quizás las artimañas del súcubo no funcionaban con los enanos? Mientras consideraba las posibilidades, Paul fijó su mirada en mí. “¿Qué pasa?” Pregunté.

Paul se rascó el labio superior. “Nada, es que… suenas más seguro y asertivo que antes”.

“¿Eh?”

No me había dado cuenta hasta que me lo señaló. Ahora que lo pienso, ¿cuándo había empezado a hablar tan libremente delante de la gente?

Tenía la intención de mantener mi discurso informal separado de mis hábitos habituales de dirección, pero aparentemente, me había acostumbrado a ello mientras hablaba con Zanoba y los demás.

“Oh, sí, mis disculpas. Seré más prudente en el futuro”.

“No, está bien. De todos modos, suenas más como un hombre cuando hablas así”. Paul se río. Las lágrimas comenzaron a brotar en las esquinas de sus ojos. Cayó una, luego otra, y pronto seguirían más. Salieron de forma espontánea, negándose a detenerse. “Rudy… realmente has crecido mucho”.

Oírle decir eso me hizo llorar a mí también. Éramos familia, y, sin embargo, ni siquiera sabíamos cuánto había cambiado el otro.

“Siento haber sido un padre tan terrible”.

En silencio, lo rodeé con mis brazos. Ni siquiera tuve que estirarme; pude rodear sus hombros con facilidad. En algún momento, sin que me diera cuenta, los dos habíamos llegado a la misma altura.

Y así, los dos lloramos juntos.

Después de un rato, nos separamos. Nuestro reencuentro había terminado. Ahora teníamos que cambiar de marcha. Todavía quedaba un asunto pendiente.

“Hmph”. Elinalise se plantó en una silla cercana, con un aspecto completamente indiferente. Paul se giró lentamente hacia ella y sus miradas se encontraron. Los ojos de Paul se entrecerraron. Elinalise frunció las cejas.

Esto era malo.

“Padre, la señorita Elinalise vino desde la Ciudad Mágica de Sharia para ayudar, sabiendo que nuestra familia estaba en problemas. Vino, aunque no quería verte”.

“…”

Paul se puso en pie poco a poco. Luego caminó con cautela hacia Elinalise. Ella lo observó, con las manos cerradas en un puño, y se puso de pie también.

“Ella también está preocupada por nosotros. Sé que deben haber pasado muchas cosas en el pasado, pero por consideración a mí, ¿podrías dejar que todo eso sea un asunto de poca importancia ahora?”

Elinalise miró a Paul, una cabeza más alta que él. El aire estaba cargado de tensión. “Volátil” fue la palabra que me vino a la mente.

Tal vez acabarían dándose un puñetazo. No, ¡quizás intentarían matarse el uno al otro!

Mierda, ¿era su relación realmente tan mala?

“Geese…” Le miré en busca de ayuda, pero el imbécil se limitó a encogerse de hombros con impotencia y a esbozar una sonrisa exasperante.


Ese hombre realmente no vale nada, pensé. 

“¿Elinalise?”

“Sí, ¿qué pasa?”

Paul me miró de nuevo, y luego a Lilia y a Shierra. Parecía haber algún significado detrás de su mirada, pero no pude descifrarlo.

De repente, se puso de rodillas. Luego apoyó la frente en el suelo. Se estaba arrastrando.

“¡Lamento lo que pasó entonces!”

Elinalise se negó a mirarle. Se limitó a girar la cabeza hacia un lado, a hacer un mohín con los labios y a decir, sin inmutarse: “Bueno, yo también tuve parte de culpa entonces”.

Eso fue completamente inesperado. Sinceramente, había imaginado que empezaría a lanzarle maldiciones.

Paul continuó postrándose. “Te he causado muchos problemas desde que ocurrió el Incidente del Desplazamiento. Lo siento mucho”.

“No pasa nada. Yo también tenía a alguien que quería buscar, así que era conveniente”.

“Gracias.”

“De nada, Paul.”

Ese fue el final. Así de fácil. Los dos tenían una sonrisa en sus rostros. Parecía que el problema que existía entre los dos -cualquiera que fuera- acababa de desaparecer. Sin esfuerzo, a pesar de que Elinalise había hablado largo y tendido sobre cómo no podía perdonarlo.

“Uf…” Paul soltó un largo suspiro, se levantó del suelo y se quitó el polvo de las rodillas.

Luego miró a Elinalise, que le devolvió suavemente la mirada. “La edad no ha sido amable”, dijo ella.

“Lo ha sido contigo”, respondió él asintiendo. “Estás tan hermosa como siempre”.

“Oh, vaya. Le diré a Zenith que has dicho eso”.

“Eso significa que podré ver cómo se pone celosa de nuevo”.

“Algo para esperar, estoy seguro”.

Los dos se rieron. Era agradable verlos así. Pintaron un buen cuadro juntos: una hermosa elfa y un agotado espadachín de mediana edad.

No tenía ni idea de lo que había hecho tambalear su amistad. Tal vez sólo era que Elinalise era obstinada, y el asunto había sido en realidad muy trivial. O tal vez era algo que había requerido tiempo para sanar. En cualquier caso, la amistad era algo hermoso.

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“Aun así, es impresionante que hayas podido soportar el viaje hasta aquí. Es un largo camino desde los Territorios del Norte hasta aquí, ¿no?”

“¿Qué pasó con tu maldición, entonces?” preguntó Paul sin perder el ritmo. “¿No me digas que tú y Rudeus lo hicieron juntos?”

“Desde luego que no. Llegué hasta aquí gracias al implemento mágico de Cliff”. Paul ladeó la cabeza. “¿Cliff? ¿Quién es?”

“Mi marido”.

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“¿Tu qué?” Los ojos de Paul se abrieron de par en par. Luego su voz se hizo más fuerte por la sorpresa. “¿Así que tienes un marido? ¡El hombre debe tener algunos gustos extraños, entonces! ¿Qué clase de broma es ésta? ¿Estás segura de que este hombre realmente aceptó casarse contigo? Oye, Rudy, ¿conoces a este tipo? ¿Este ‘Cliff’?” Se rio mientras me miraba.

Mantuve una cara seria mientras asentía, sobre todo porque Elinalise parecía lista para matar. “Padre, has ido un poco lejos. Sí, creo que Cliff tiene algunos gustos extraños, pero es un hombre muy respetable”. A Cliff le costaba leer la habitación a veces, pero era honesto, y no se avergonzaba de proclamar su amor. Era un individuo increíble.

“¿En serio? Bueno, debe ser bastante increíble para que digas eso”. Paul se sorprendió por lo que escuchó. Parecía incómodo mientras bajaba la cabeza. “De acuerdo, entonces fue mi error. Asegúrate de presentarme cuando volvamos”.

“Sí, deberías sentirlo”, resopló Elinalise. “Es un hombre mucho más increíble que tú”.

Paul forzó una sonrisa e inclinó la cabeza una vez más. “Dejando todo eso de lado…

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Rudeus, Elinalise, gracias a los dos por venir”.

“Sólo estamos empezando”, bromeó.

“Por supuesto que he venido”, dije. “Somos familia”. Ahora bien, ya era hora de ir al grano. “Padre, por favor, explique lo que está pasando”.

***

 

 

Paul comenzó explicando los detalles de cómo había llegado hasta aquí, aunque yo ya conocía lo esencial. Roxy y Talhand se reunieron con él en Millishion, luego recogieron la información que pudieron y cruzaron el mar hasta el continente de Begaritt.

Gracias a la cantidad de miembros de su grupo, pudieron llegar a Rapan. Allí se reunieron con Geese y averiguaron dónde se encontraba Zenith.

“Según la información de Geese, tu madre está a un día al norte de aquí, capturada en un laberinto”.

Eso era vago. Al decir “capturada”, ¿se refería a que alguien la retenía allí? ¿O era el propio

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laberinto el que la retenía? ¿Existen los laberintos que capturan a la gente? “¿Durante seis años enteros?” pregunté con incredulidad.

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Paul negó con la cabeza. “No lo sé”.

“¿Y sigue viva?”

“No lo sé. Hubo un grupo que entró allí hace unos años y, al parecer, uno de los miembros dijo que había visto una persona parecida a Zenith. Además, no hemos sabido nada de ellos desde que entraron de nuevo”.

Así que se habían vuelto oscuros. Eso no era tranquilizador. ¿Era sólo una ilusión esperar que todavía estuviera atrapada allí?

Por otra parte, según lo que Roxy había dicho, Zenith todavía estaba viva cuando Kishirika la vio.

Según la información de Geese, las noticias del mencionado grupo habían dejado de llegar antes de que Roxy hablara con Kishirika. Eso fue hace dos años.

La información de Geese había sido adquirida hace cuatro años. En otras palabras, Zenith había pasado dos años sin contacto con nadie, y seguía viva cuando Kishirika la vio. Eso significaba que había una alta probabilidad de que siguiera viva incluso ahora.

Al parecer, apostaban por esa pizca de esperanza para seguir buscándola. Aunque no hubiera sobrevivido, seguía siendo importante confirmar su muerte. Por supuesto, yo esperaba que estuviera viva. Cuando escuché que podía estar muerta, mi corazón se hundió.

Supongo que ya me había dado cuenta de que era demasiado tarde. Después de todo, habían pasado seis años.


De repente, Geese intervino. “Todo lo que tenemos es información de segunda mano, así que no lo sabemos. Tal vez esté muerta. Tal vez está siendo poseída por algún tipo de monstruo. Todo lo que tenemos es que fue vista en el laberinto”.

Paul añadió: “Este laberinto es muy antiguo y difícil. En este último año, hemos buceado en él numerosas veces, pero ha sido duro. Tenemos cuatro profesionales del buceo en laberintos en nuestro grupo, pero no llegamos ni a la mitad. Bastante triste, la verdad”.

Cuatro de ellos… ¿Paul, Geese, Talhand y Roxy? Tenían otros tres también, pero ninguno de ellos era profesional. Ahora que lo pienso, ¿dónde estaban los otros tres miembros?

“Hm, ¿tienen compañía?”

Justo en ese momento, la luz entró a raudales por la entrada. Alguien había entrado. “¡Oh! Parece que me he perdido una reunión conmovedora, ¿eh?”

Era un hombre pequeño. De hecho, su altura era lo único pequeño en él; tenía tanta circunferencia como altura. Se notaba que era un enano a simple vista. Tenía una barba larga y fluida, y un gran saco de arpillera en la mano. Tenía que ser Talhand.

Detrás de él había una mujer, vestida como una guerrera y con un saco similar. No llevaba la armadura de bikini de antes, pero recordaba su cara. Vierra, ¿verdad? Me hizo una reverencia y luego se apresuró a ir al lado de Shierra.

El cuerpo robusto del hombre se balanceó al acercarse. Me inspeccionó desde la parte superior de la cabeza hasta la punta de los pies. “¿Eres el hijo de Paul?”

“Sí. Un placer conocerte. Soy Rudeus”.

“Talhand. Pareces tan inteligente como he oído. Mm-hm.” Dejó su bolsa encima de la mesa. “Rudeus, será mejor que te alejes de él. Roba lo que los hombres aprecian”, advirtió Elinalise.

¿Lo que los hombres aprecian? ¿Qué significa eso? ¿Su orgullo?

“Ajá, me pareció que esto olía demasiado a mujer”. Talhand miró a Elinalise, con una expresión en la cara que parecía decir que acababa de darse cuenta de que estaba aquí.

“¿Qué es esto, eh? ¿Así que tú también has venido?”

“Vaya, ¿dices que no debería haberlo hecho?”

“Por supuesto que sí. Sólo el hecho de que estés aquí provoca problemas”. Metió la mano en su bolsa y sacó una botella de cristal llena de líquido ámbar. Le quitó el corcho y se lo bebió de un trago. “¡Pwah! Esta es una bebida que te dará un buen golpe en las tripas”.

El hedor del alcohol flotaba en el aire. Un trago bastante fuerte, si eso era una indicación.

Después de todo, los enanos adoran su licor.

“Toma un poco”. Talhand empujó la botella hacia Elinalise. Ella la tomó sin decir nada y bebió de un trago. No bebió tanto como él, pero aun así pude ver cómo se movía su garganta blanca y pálida mientras tragaba dos veces y luego eructaba.

“Un alcohol muy crudo”.

“Va perfecto con alguien tan crudo como tú”. Volvió a meter el corcho y devolvió la botella a su bolso.

¿Qué era lo que acababan de intercambiar? ¿Se suponía que era un saludo al estilo enano?

Nadie más lo comentaba. ¿Qué demonios…?

“Bueno, ahora que todo el mundo está aquí, vamos a continuar donde lo dejamos, ¿de acuerdo?” La voz de Paul me hizo volver a la realidad. Talhand había causado un gran impacto con su entrada, así que olvidé por completo que estábamos en medio de una conversación.

Espera, ¿ha dicho todos?

“Espera un momento”, intervine. “¿Qué pasa con mi maestra Roxy?”

La cara de Paul se ensombreció cuando pregunté. Y tampoco era sólo él. Todos los demás tenían la misma mirada, excepto Elinalise. La belleza de orejas largas pareció darse cuenta de lo que eso significaba, y sus ojos se abrieron de par en par. “¿Qué? No puede ser…”

En el momento en que la oí decir eso, una sola palabra apareció en el fondo de mi mente.

La peor imaginable.

Muerte.

“Hace un mes, Roxy fue atrapada por una de las trampas del laberinto”.

Podía sentir que mi corazón latía con fuerza. No quería escuchar esto. No esa niña de cabello azul. No podía ser. No quería oírlo. Quiero decir, ella era una aventurera competente, una que ya se había adentrado en un laberinto por su cuenta. No podía usar magia sin voz, pero había logrado acortar sus conjuros. Ella era una maga de agua de nivel real. Mi salvadora.

No quería escuchar más. Aun así, pregunté de mala gana: “No está muerta… ¿verdad?”.

En algún momento, Elinalise se levantó de su asiento y se colocó detrás de mí, poniendo sus manos en mis dos hombros.

“No”, dijo Paul. “Ha pisado un círculo de teletransporte y ha desaparecido. No hemos confirmado su muerte. Es muy probable que siga viva en el laberinto”.

Eso fue suficiente, al menos por el momento. Sentí que la tensión me abandonaba. Pero mi rostro volvió a ponerse rígido ante la consiguiente protesta de Geese.

“Vamos, Paul. No es posible. Entiendo que estamos hablando de Roxy, pero ese no es el tipo de lugar en el que un mago puede sobrevivir solo. Claro, tal vez todavía esté viva, pero las posibilidades son…”

Talhand interrumpió: “No, Roxy no es la típica maga. Hay muchas posibilidades de que aún esté viva”.

“¡Dices eso, pero hemos estado buscando todo el mes y no la hemos encontrado!” exclamó Geese. “¡Hemos ido cinco veces y nada!”

“Geese”, dijo Paul escuetamente. “¿¡Cuánto tiempo vas a seguir así!?”

Paul, Geese y Talhand comenzaron a discutir entre ellos. Geese, al que recordaba como un hombre muy tranquilo, estaba enfadado y discutiendo. Parecía que realmente se sentía como si estuviera en el límite de su paciencia.

Así que Roxy había pisado una trampa de teletransporte. Tendía a ser descuidada a veces, así que supongo que podía verlo. Aun así, si no habían confirmado su muerte, quería creer que estaba viva. No me parecía posible que alguien como Roxy Migurdia pudiera morir tan fácilmente.

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Al menos, quería creer que no podía. Así que esa era la creencia a la que me iba a aferrar.

Uf. Esta noticia me sorprendió aún más que cuando me enteré de que Zenith podría estar muerta.

“Siento haber interrumpido la conversación. Volvamos a donde estábamos. ¿Qué clase de lugar es este laberinto?” Pregunté.

Los tres intercambiaron miradas. Era como si estuvieran conferenciando para ver quién sería el que transmitiera la información. Paul finalmente abrió la boca. “Un laberinto de teletransporte”.

En el momento en que dijo esas palabras, fue como si pudiera oír el crujido de un libro dentro de mis maletas. Como si el libro hubiera escuchado a alguien decir su nombre. El titulado Un relato para la exploración del laberinto de teletransporte.

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