Mushoku Tensei: Isekai Ittara Honki Dasu (NL)

Volumen 12

Capítulo 1: Llegada

Parte 2

Paul se alojaba en una posada en la esquina de la ciudad. El edificio estaba construido con barro y piedra y estaba destinado a aventureros de rango B, al menos para los estándares del Continente Demoníaco. No era ni lujoso ni ruinoso.

Una vez que llegamos a la entrada, Geese nos dijo: “Escucha bien, Paul está en bastante mal estado ahora mismo. Así que Elinalise, sé que tienes muchas cosas que quieres decir, pero ahórratelo esta vez”.

“No puedo prometer nada”, respondió ella, negando con la cabeza.

Geese forzó una sonrisa y se encogió de hombros, dejándolo así. Sin embargo, estábamos hablando de Elinalise. No iba a volverse hostil y agresiva de repente. “Usted también, jefe. No empieces una pelea como la última vez, ¿entendido? Estoy seguro de que tienes muchas cosas que quieres decir, pero sólo… intenta no culparle demasiado, ¿de acuerdo?”

Tenía que ser muy malo para que Geese hiciera un preámbulo tan largo. Además, ya había visto a Paul cuando estaba más débil y huyendo de sus problemas. Sólo tenía que prepararme mentalmente para algo similar.

Aunque su apariencia pudiera sugerir lo contrario, Paul no era el más resistente mentalmente. Si algo malo sucedía, se hundía en la depresión inmediatamente.

No me atrevería a decir que era un desastre emocional, pero no tenía la capacidad de resistencia necesaria para soportar grandes contratiempos.

Supuse que volvería a ser tan seguro de sí mismo como cuando vivíamos en Buena Village una vez que encontráramos a Zenith, pero¿quién sabía?

Este era un paso esencial. Tenía que ser lo suficientemente abierto como para que la gente me llamara el Buda Rudeus.

“Vale, entremos”, dijo Geese, y entramos.

No había puerta, sólo una cortina que separaba el interior del exterior. El primer piso de la posada era básicamente como todos los que había visto, con mesas para que la gente comiera.

Los materiales utilizados para construir dichas mesas eran diferentes, así como su disposición, pero aparte de eso, era lo mismo.

Reconocí a Paul de un vistazo. Su mitad superior estaba tirada encima de una mesa. “¡Ah…!” Alguien gritó en voz baja.

Era Lilia, que estaba al lado de Paul. Incluso en este continente, seguía llevando su uniforme de sirvienta. Su cabello, normalmente ordenado, se había deshilachado y su rostro estaba demacrado por el cansancio.

Sin embargo, se iluminó cuando nuestras miradas se cruzaron. Se inclinó hacia mí y enseguida dio un codazo a la espalda de Paul.

La mujer que se sentaba justo delante de Paul se levantó. Me miró a la cara y retrocedió varios pasos, luego bajó la cabeza de repente. Su cuerpo estaba envuelto en una túnica.

¿Quién era ella, Vierra o Shierra? Estaba bastante seguro de que era Shierra. La había conocido en Millishion; era contadora, ¿no?

Su rostro estaba cargado de cansancio. Todas las caras lo estaban. Tomé su asiento, colocándome justo enfrente de Paul.

“Maestro, Lord Rudeus ha llegado”, anunció Lilia.

“¿Hm…?” Coaccionado por su insistencia, Paul levantó lentamente la cabeza. Tenía círculos oscuros bajo los ojos. Todo su cuerpo se había vuelto demacrado y escuálido.

Tenía un aspecto terrible, pero no tenía una barba desaliñada alrededor de la mandíbula y su cabello estaba bastante cuidado. Tampoco estaba impregnado del hedor a alcohol.

Aun así, me di cuenta de que estaba al límite de sus fuerzas. Me alegré de haber venido.

Ver el estado en el que estaba me decía que había sido la decisión correcta. “¿Rudy…?”

“Padre. Ha pasado mucho tiempo”.

Me miró fijamente, con los ojos aturdidos y desenfocados. Casi como si no estuviera del todo despierto. No, tal vez había estado durmiendo. Entrando y saliendo de la inconsciencia mientras yacía desplomado sobre la mesa.

Había pasado tanto tiempo desde la última vez que nos vimos. La última vez, me había gritado e increpado. Aunque se sintió acorralado en ese momento, le devolví sus fuertes palabras de la misma manera, y se convirtió en una pelea.

Hoy no. Hoy yo era el Buda Rudeus.

“¿Eh? Qué raro, puedo ver a Rudy. Ja, ja, ¿qué pasa, Rudy? Ha pasado mucho tiempo. Parece que te va bien. ¿Cómo están Norn y Aisha?”, preguntó con el rostro ensombrecido.

Sinceramente, su reacción no era la que esperaba. Pensé que estaría igual que antes: borracho y huyendo de sus problemas. Llevando una petaca en una mano, gritándome.

“Uh, las acogí. Ahora están viviendo en la Ciudad Mágica de Sharia. Les va bien. Las he dejado al cuidado de gente de confianza, por si acaso”.

“De acuerdo, sí, eso se entiende. Tan fiable como siempre, Rudy. Ah, por cierto, ¿cómo estás? ¿Te va bien?”

“Oh, sí… supongo que lo estoy”.

Sonrió, despreocupado y despreocupada. Una sonrisa impropia de las circunstancias, como si hubiera perdido todo el corazón. “Bien, bueno, eso es bueno. Eso es lo más importante”.

No había vida en sus ojos. Tal vez su espíritu se había rendido y se había convertido en nada más que una cáscara vacía. Miré a Geese con nerviosismo, pero él se limitó a asentir con gesto adusto.

¿En serio? ¿En esto se había convertido Paul?

“Rudy…” Paul se puso en pie y se tambaleó por el borde de la mesa hacia mí. Luego me abrazó con fuerza. “Soy… un cabrón sin remedio”.

Me limité a devolverle el abrazo en silencio.

Tal vez no tenía remedio. Tal vez nunca volvería a ser el que era. Me costaba creerlo, no cuando tenía un nieto en camino. Pero todo estaría bien ahora que yo estaba aquí. Haría algo para arreglar esto. Era la razón por la que había venido.

“No puedo salvar a tu madre. Ni siquiera puedo mantener las promesas que hice. También te he fallado completamente como padre. Realmente soy un bastardo sin remedio”.

“Por favor, no te preocupes. Ahora estoy aquí. Las cosas van a estar bien”.

“Urgh… Rudy, realmente te has hecho grande, ¿no?” Me apretó los hombros con fuerza.

Me dolió un poco, pero no me quejaría.

“En efecto, lo hice. Yo también voy a tener un hijo pronto. Así que deja el resto para mí y tómate un tiempo para relajarte”.

“¿Eh? ¿Un niño?” Un grito estrangulado escapó de la garganta de Paul y la luz volvió a

inundar sus ojos. “¿¡Qué!?” Parecía totalmente desconcertado mientras me daba palmaditas en la cara. “Espera, ¿eres realmente el auténtico?”

“Sí, lo soy”.

“¿Entonces esto no es un sueño?”

“Soy lo suficientemente fantasioso como para que lo parezca, ¿no?”. bromeé. “Sí, definitivamente eres tú”. Parpadeó varias veces y luego miró a su alrededor. Los ojos de Lilia se encontraron con los suyos. “Buenos días, maestro”.

“Oh, eres tú, Lilia. ¿Cuánto tiempo he dormido?”

“Desde que Lord Talhand se fue de compras, así que como una hora”.

“De acuerdo, supongo que aún estaba medio despierto”. Sacudió la cabeza y estiró el cuerpo.

Ah-ha, así que sólo estaba medio dormido, pensé. No era una cáscara después de todo.

Bien. Era demasiado joven para tener que cuidar a mi viejo.

Paul volvió a sentarse y se giró hacia mí. Entonces, como si estuviéramos rehaciendo todo el reencuentro, preguntó: “Rudy, ¿por qué estás aquí?”.

“Ya te lo he dicho. He venido a ayudar”.

“No, no me refiero a eso”.

Sacudí la cabeza. Me había anticipado a esa pregunta. Ya habíamos tenido una confusión de comunicación similar y se había convertido en una pelea, pero esta vez, las cosas saldrían bien. Había visto su carta, y Norn y Aisha estaban a mi cargo. “Todo está bien. Norn y Aisha también. Las están cuidando”, dije, repitiendo lo que ya había dicho hace un momento.

“O-oh, de acuerdo”. Paul parecía confundido. Extendió la mano para acariciar mi cuerpo de nuevo, casi como si estuviera comprobando que realmente estaba aquí. “No, pero… quiero decir, ¿no has llegado aquí demasiado rápido?”

“Tomamos un método de transporte un tanto singular. Seguro que tendré que explicarlo cuando llegue la hora de volver a casa”.

“Singular, ¿eh? Bueno, conociéndote, supongo que es posible”. Paul parecía estupefacto mientras bajaba los hombros, con la boca todavía abierta.

“Bueno, para aclararlo todo, ¿por qué no me cuentas qué pasó después de que Geese enviara esa carta?”.

“Eh, no, espera. Estoy algo confundido”.

“Muy bien entonces. ¿Por qué no bebes un poco de agua y tratas de calmarte?” Utilicé mi magia de tierra para conjurar un vaso, magia de agua para llenarlo, y luego se lo pasé a Paul.

Lo cogió con facilidad y se tragó el líquido. Una vez que terminó, dejó escapar un gran suspiro. “Lo siento, estaba un poco sorprendido. Sabía que Geese se había ido por su cuenta y había enviado esa carta. Me imaginé que pasaría un tiempo antes de que vinieras”.

“Nos apresuramos todo lo que pudimos”, dije.

Paul forzó una sonrisa. “Apurados es un eufemismo”.

Un mes y medio. Desde la perspectiva de Paul, habían pasado poco más de seis meses desde que enviaron la carta. ¿Eso se consideraba rápido? Suponía que sí. Normalmente, habríamos tardado otro año en llegar. Paul probablemente había calculado que les quedaban otros diez meses de espera.

De repente se llevó una mano a la barbilla, claramente devanándose los sesos. Parecía nervioso cuando preguntó, con voz lenta y decidida: “¿Así que acabas de decir algo sobre tener un hijo?”.

Oh, sí, lo había hecho. No era algo que pretendía ocultarle, pero quizás estaba enfadado conmigo, pensando: “¿Por qué te lo pasas tan bien mientras yo estoy aquí luchando?” 

Construí mi respuesta con cuidado. “Bueno, la verdad es que me casé mientras asistía a la Universidad de Magia”.

“¿Casado?” Paul frunció las cejas. “¿Con quién? Ah, ¿tal vez con Eris?”

“No, con Sylphie”, corregí. “Nos reencontramos en la universidad”.

“¿Sylphie? ¿Te refieres a la de Buena Village? Así que estaba viva, ¿no?”

“Sí, aunque también lo pasó mal por su cuenta”.

Paul se acarició la barbilla, todavía con cara de sorpresa. Le había enviado varias cartas, pero al parecer no las había recibido después de todo. “¿Podría decirme qué llevó a este matrimonio, exactamente?”

“Uh, claro. Sí. Probablemente debería seguir adelante y hacer eso”.

Decidí explicar lo que había sucedido después de enviar la primera carta. Cómo me había matriculado en la universidad, y todo lo que había pasado a partir de ahí, hasta llegar a mi matrimonio.

Elegí mis palabras con cuidado. Sinceramente, no tenía más que buenos recuerdos de mi estancia en la universidad.

Ciertamente había tenido sus puntos bajos, pero tampoco sería exagerado decir que me lo pasé como nunca. Había hecho amigos, había encontrado a mi mujer y me había divertido mucho.

Intenté que mi relato de los hechos fuera lo más objetivo posible, pero no pude ocultarlo. No podía negar que me lo había pasado bien allí.

“Ya veo. Así que… un niño. Mi nieto…”

Estaba preparada para que me regañara. Después de todo, el hecho de tener un hijo significaba que había estado haciendo el acto que llevó a su creación, en un momento en que Paul estaba trabajando desesperadamente para tratar de salvar a Zenith.

Sería natural que estuviera molesto. Se suponía que el disfrute debía ser compartido, y Paul estaba viviendo una vida de abstinencia.

Justo cuando pensaba eso, la cabeza de Paul bajó. “Lo siento. Estás a punto de ser padre, y aun así has tenido que venir aquí porque yo no valgo nada”.

Una disculpa. ¡De Paul, nada menos!

“No, en realidad, soy yo el que se siente mal. Ni siquiera hemos encontrado a mamá todavía, y yo sólo sigo con mi vida”.

“No, no puedo culparte en absoluto por eso. Después de todo, yo también me acosté con Lilia una vez”.

Bueno, eran marido y mujer, después de todo, así que no veía realmente el daño en ello. “Quise esperar hasta que hubiéramos salvado a Zenith. Realmente soy patético”. Paul bajó los ojos, como si fuera a llorar de nuevo. Era tan frágil. Como la porcelana. Lilia interrumpió de repente: “Nos atacó un súcubo. No tuvimos elección”.

“Aun así, tú… Ahh, joder”. Paul se acunó la cabeza con las manos mientras los recuerdos le invadían.

Un súcubo, ¿eh? En ese caso, realmente no era su culpa. Yo mismo me había encontrado con ellos, y realmente no había forma de resistirse a ellos. Exponían los rincones más oscuros de tu corazón… aunque sus ataques podían anularse con magia de desintoxicación. Paul tenía un curandero en su grupo que debería ser capaz de hacerlo.