Maou-sama Retry! (NL)

Volumen 4

Capitulo 6: Preludio Del Disturbio

Parte 13

 

 

La voz de alguien podría haber hecho eco a través del salón del trono. Sangre y trozos de carne que solía ser el capitán esparcidos por todo el suelo. Los monstruos continuaron arrastrando a la tripulación con facilidad, como para burlarse de los humanos en estado de shock.

“¡Noooo!”

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“¡Ayúdame! ¡Por favor!”

“Tengo… tengo un hijo en casa… No, por favor… ¡No quiero morir!”

Incluso cuando la sala del trono descendía a la locura, los corderos de sacrificio fueron arrastrados. Marlin, cuyos ojos estaban inyectados en sangre por la rabia y el horror, sacó un cuchillo de su cinturón y saltó hacia el obispo.

“¡Bastardo!”

“¡Ha! ¿Qué es esto, escoria…? Blade of Light”.

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Con un movimiento del bastón del obispo, cortó la mano y el muslo de Marlin. Incluso Marlin, quien mantuvo a todos los matones bajo control en el barco, quedó impotente ante el obispo.

“¡M-Marlin!” Hummer corrió hacia él. “Maldita sea, la cagué… Corre, viejo…”

Dos Golems de Roca agarraron a Hummer y Marlin y comenzaron a llevárselos. Mientras los gritos resonaban en la habitación, el rey en el trono entornó los ojos con satisfacción.

“Los gritos de los humanos… Siempre tan placenteros. Hay mucho más espacio para la investigación… ”

Belphegor se volvió hacia el obispo, como si esperara que estuviera de acuerdo. Las cejas del obispo se arquearon. Todo estaba bien siempre y cuando la violencia despiadada del demonio fuera dirigida lejos de él, pero si alguna vez se dirigía hacia él…

“Solo puedo esperar que dicha investigación solo se realice sobre los herejes…” respondió el obispo, e inmediatamente se dio cuenta de lo ridículo que era eso. Supuso que Tzardom de la Luz, que adoraba a la Gran Luz, debía parecer más herético que cualquier otra civilización humana.

Sin embargo, la atención de Belphegor ya parecía haberse desviado. “Tráeme el halcón… Ese es una especie perdida en este mundo. Debo mantenerlo cerca, bajo mi cuidado”.

La magia brotó de Belphegor como una ráfaga de viento, intimidando al obispo. Él asintió con la cabeza, sabiendo que no sería tan afortunado como para salirse con la suya haciendo un truco la próxima vez.

“Mi rey. Espero que nuestro próximo acuerdo sea beneficioso para ambos”.

“Eso espero.”

Con ese intercambio vacío, concluyeron su primera transacción. Su próxima transacción sería el plato principal.

(Malditos demonios… ¡Los exterminaré a todos algún día…!)

Y así, el obispo fue colocado a bordo del barco cargado de carga y enviado de regreso a Suneo. La tripulación restante fue arrojada a jaulas y llevada al mercado de esclavos a través de otro espejo.

Cuando los gritos melódicos de los humanos se desvanecieron en la sala del trono, el silencio retumbó. Belphegor contempló durante algún tiempo con una mano en la barbilla, antes de proferir un comentario siniestro. “No es suficiente…”

Como para responder a sus palabras, un esqueleto sentado junto a la ventana comenzó a clamar. Este era el infame diablo a cargo del mercado de esclavos.

“Incluso con la considerable cantidad de sacrificios, Mi Rey parece insatisfecho…”

Un aura negra giró alrededor del esqueleto, formando una silueta. Un Guerrero Esqueleto ordinario había evolucionado a lo largo de una miríada de edades para convertirse en el Conde Empalador, un demonio de alto rango extremadamente vil. Vestía de negro de la cabeza a los pies, con camisa de vestir, chaqueta y pantalones de cuero.

El Conde incluso llevaba un sombrero de copa, acentuado con peculiares detalles plateados. Vestía como un noble, pero su rostro era literalmente piel y huesos, sin siquiera labios para cubrir sus dientes.

“Solo que mi querida hija no está conmigo”.

“La señorita es tan libre de espíritu como usted, mi rey. Todavía tiene el potencial de madurar como un buen vino después de un largo viaje… ”

“O perder el gusto por la exposición al aire malo”.

“Dudo que lo diga en serio, mi rey, pero sí lo está… asumiré la tarea yo mismo”. El conde Empalador sonrió.

Belphegor solo se burló, nada divertido. Había estado enviando equipos de asalto a pequeña escala en momentos aleatorios, encontrando diversión en someter lentamente a su hija a una tortura mental.

“Los humanos a menudo envían a sus descendientes a un viaje, ¿no es así…?”

El conde Empalador se echó a reír y rechinó los dientes ante el comentario del rey. Belphegor fue quien allanó el camino de su hija con miedo y angustia, después de todo.

“Espero ansiosamente su regreso”.

Belphegor estuvo de acuerdo, luego se echó a reír desde dentro de su casco, preguntándose si había algo en este mundo tan dulce como un reencuentro con su amada hija, quien seguramente se habría vuelto más fuerte en ira y desesperanza.

Mientras tanto, Hummer intentaba desesperadamente salvar a Marlin después de ser arrojado a la misma jaula. Sin embargo, no tenía medicina, ni siquiera un trozo de tela para vendar las heridas. No pudo detener el sangrado mientras el color seguía desapareciendo del rostro de Marlin.

“¡A-Aguanta ahí…!” Hummer gritó.

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“Un día…” Marlin exprimió a través de su jadeo. Dado que el Golem de Roca llevaba la jaula sin mucho cuidado, los sacudían de izquierda a derecha y de arriba a abajo, lo que dificultaba que Hummer escuchara a Marlin. “Sabía que algo como… esto pasaría… un día…”

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“¿Marlin…?”

“Supongo que es mi castigo… para el capitán también. Hemos hecho muchas cosas horribles”.

El cielo sobre ellos estaba teñido de rojo oscuro y sus alrededores se habían convertido en una tierra desolada de roca desnuda. Para Hummer, parecía que estaban literalmente camino al infierno.

“Y ahora es mi turno de enfrentar la música…” continuó Marlin. “Me escapé de tierra firme y mira dónde terminé”.

“E-Espera, tengo que detener la sangre…” Hummer se quitó la chaqueta y la presionó contra el muslo de Marlin. Su chaqueta barata se puso roja ante sus ojos, como si la tela estuviera absorbiendo la vida de Marlin.

Marlin, habiéndose dado cuenta de algo, sacó un libro de su bolsillo. “Vives una vida honesta, viejo”. Hummer no pudo responder a eso. ¿Una vida honesta? Ni siquiera podía ver el próximo amanecer por delante de él, y mucho menos el futuro. “Tienes lo que se necesita para vivir en el mar… No te quedes atrapado en la tierra aburrida, ¿de acuerdo…? Sal… al mar…”

“¿Marlin…?”

Marlin le entregó el libro a Hummer, su mano temblaba incontrolablemente. Luego, se quedó en silencio. Sus ojos se agrandaron, como si estuviera mirando al cielo. A pesar de las persistentes llamadas de Hummer, Marlin nunca volvió a hablar.

En medio de los sollozos y gemidos, la tripulación finalmente fue llevada a lo que asumieron que era el mercado de esclavos. Si había un infierno en este mundo, era este.

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Había numerosas personas encadenadas y apiñadas en jaulas. Todos ellos  que ya  estaban en  exhibición en el mercado parecían haber perdido las ganas de gritar o protestar. Todas sus expresiones eran fantasmales. Un hedor horrible, a sangre en particular, asaltó las narices de la tripulación.

El Golem de Roca bajó la jaula de Hummer y tiró de Marlin fuera de ella, arrojando su cuerpo a un gran estanque cercano como un pedazo de basura.

(N-No…)

Hummer se dio cuenta de que no era un estanque de agua, sino sangre. Tras una inspección más cercana, innumerables cuerpos flotaban en su superficie. Incluso vio a un diablo sumergiéndose en el estanque con una expresión eufórica. A su lado había una mujer, tal vez el tema de algún “experimento”, cuyos brazos estaban siendo rotos por palos y el resto de su cuerpo estaba apuñalado con agujas. Hummer lanzó un gemido de bestia en estado de shock.


En el centro del mercado, había docenas de personas colgadas de una cuerda, torturadas hasta el contenido de los Hellions. Algunos fueron apuñalados con cuchillas, otros con lanzas. Hummer no supo si alguno de ellos seguía vivo.

Lo peor que se vio hasta ahora fue el gran ataúd de pie.

El interior del ataúd estaba revestido con innumerables púas, en las que los Hellion arrojaban a una persona demacrada a la vez, dejando que sus gritos agonizantes resonaran por el mercado.

El ataúd en sí parecía ser un demonio, ya que arrojaba sangre por un orificio en forma de boca en su cabeza, que servía como una lluvia roja brillante para los demonios que se bañaban en el estanque.

La tripulación dejó escapar un grito colectivo, cuando se escuchó una voz desconcertada desde una jaula vecina a la de Hummer.

“Este es el juicio divino… Juicio divino para todos ustedes… Por vender a sus semejantes…” La voz que salió de debajo de un trozo de tela andrajosa sonaba anciana. La tela se movió hacia arriba y hacia abajo mientras el anciano se reía. “El ángel siempre está mirando… El juicio ha llegado para ustedes, bastardos desalmados”. Ojos de bestia escudriñaron a través del trapo y perforaron la conciencia de Hummer.

Hummer negó violentamente con la cabeza. “N-No es por eso que me uní a la nave…”

“Púdranse en el infierno, traficantes de esclavos. Tú serás el siguiente en…” La jaula del anciano se abrió de golpe y dos goblins metieron la nariz y la olieron por todas partes. “¡P-Paren…!”

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“Esto, no es bueno”, dijo uno de los goblins. “Es inútil. Lo tomamos”, dijo el otro.

“¡Estoy vivo! ¡Lleva a alguien más! He soportado este lugar durante años…”, gritó el anciano, habiendo reservado de alguna manera la fuerza.

Los goblins levantaron sus garrotes y golpearon la cabeza del anciano sin piedad. Dejó escapar un último chillido.

“Silencio ahora.” Los trasgos arrastraron al hombre por el trapo y se lo llevaron.

Toda la interacción parecía sistemática, como si estuvieran oliendo el olor de la muerte inminente.

(Se acabó… Se acabó…) Una desesperanza indescriptible llenó el corazón de Hummer. No veía cómo podía escapar de un lugar así. (Heh… Hasta el amargo final, soy tan… patético…)

Sin vergüenza ni orgullo, Hummer enterró la cara en su chaqueta empapada de sangre y lloró hasta desbordar. ¿Era así como su vida, llena de Hummer tratando desesperadamente de encontrar un medio de vida que pudiera perseguir sin ser llamado inútil, llegaría a su fin…? (Señorita Michi… no creo que vuelva nunca…)

Su mayor arrepentimiento era por la mujer que lo había cuidado en Rookie. Si ella no le hubiera dado las sobras, Hummer se habría muerto de hambre hace mucho tiempo.

(Ojalá pudiera haberle pagado su amabilidad, solo una vez…) Hummer había vivido décadas con el débil sueño de regresar a casa con su monedero lleno de plata, pero parecía que eso no se haría realidad después de todo. (Al menos, al final… mantendré la barbilla… levantada…)

Pasó algún tiempo. Cuando Hummer miró hacia arriba, encontró a una niña parada fuera de su jaula.

“A-Aquí tiene… Señor.”

“¿Qué?”

La niña le había obsequiado un trozo de pan duro y un poco de agua. Hummer los tomó tímidamente, pero no podía comer ni beber en ese momento.

“P-Por favor come… aunque sea un poquito…”

“¿En este lugar…? Realmente no puedo…” Hummer ahora estaba seguro de que sobrevivir más tiempo en este lugar solo agravaría su sufrimiento. Podría haber tenido una pequeña oportunidad contra un solo goblin, pero no podría luchar o escapar de la multitud de demonios alrededor del mercado. “No se moleste conmigo… Debería comer esto, señorita…”

“Um… entiendo cómo te sientes… Pero tienes que… comer…” La chica, cuyos hombros habían estado temblando, finalmente miró hacia arriba. Las lágrimas se estaban formando en sus ojos. “P-Por favor, no te rindas… Yo… haré mi mejor esfuerzo, también…”

“Yo-yo…”

“¡Ahh! ¡Lo siento! No debería haber sido tan insistente… ”

“N-No, no es eso…”

La niña y Hummer se disculparon entre sí. Una vez que se dieron cuenta de que ambos se estaban disculpando, compartieron una risa incómoda.

“M-Mi nombre es Cake. ¿Puedo preguntar cuál es su nombre?”

“Soy Hummer”.

Repitió el nombre un par de veces, colocando sus manos sobre su pecho. Cada gesto que hacía era tan dulce que Hummer sentía que no podía mirarla. Su apariencia sucia y el hecho de que estaba encerrado en una jaula acentuó aún más el contraste entre ellos.

“Es un placer conocerlo, señor Hummer”.

“S-Sí…”


Con una reverencia de Hummer, la niña sonrió y pasó a la siguiente jaula. También parecía estar entregando pan y agua a las otras jaulas. En cada jaula, la niña hablaba con la persona que estaba dentro para levantarles el ánimo.

(Incluso esa niña está viviendo fuerte…)

Aunque Hummer se sintió avergonzado por su propia actitud fatalista, no pudo evitar la sensación de que la chica estaba fuera de lugar. Su cuerpo impecable estaba cubierto por un vestido fuera de lugar, lo suficientemente extravagante como para usarlo en un baile real. De hecho, un par de goblins pasaron junto a la jaula de Hummer, mirando a la niña.


“Ese niño. No me gusta. Quiero su brazo. Comer. Brazos suaves”.

“No. El favorito de ese maestro Kale”.

“Hmph. Maestro Kale no vuelve. Se aburre”.

“Ella es una princesa. El conde quiere matarla pronto… ”

Hummer se había acurrucado contra la esquina de su jaula para evitar la mirada de los goblins tanto como fuera posible. Su último comentario lo sorprendió.

(¡¿P-Princesa…?!) Era inconcebible encontrar una princesa en territorio Hellion, y en un mercado de esclavos, nada menos… En circunstancias normales, al menos. En el norte devastado por la guerra, sin embargo, las dinastías subieron y bajaron día tras día, y la realeza de las naciones caídas a menudo sufría finales horribles.

(Tal vez la vendieron… ¿Por venganza?) Hummer sintió lástima por la chica, pero no había nada que pudiera hacer. Se enfrentaba a la cuestión más grave de si viviría o no para ver otro día.

(Oh Gran Luz, Ángel, Diosa del Destino… Por favor, ten piedad de esa chica, si nadie más…) Hummer rezó a cualquier deidad divina que se le ocurriera. Si alguien escuchara su oración, no tendría mucho tiempo para responderla.

Cuando el cielo comenzó a oscurecerse, la niña regresó a la carpa gastada que le habían proporcionado. Si bien muchos humanos todavía se retorcían en el mercado de esclavos, su número se estaba reduciendo. La niña tenía una expresión triste y parecía desconsolada por las vidas perdidas aquí. Garabateó algunas marcas en el papel de su mesa y se partió el cuello, exhausta.

“Mierda”, murmuró de repente la chica para sí misma. “No hay suficientes reemplazos… Esos cabrones caen como moscas”. Su ceño fruncido delataba por completo la delicada fachada que había estado levantando.

El papel de la mesa estaba lleno hasta los márgenes de nombres, cada uno de ellos marcado con varios símbolos, desde círculos, triángulos hasta X

Los nombres con X parecían indicar al difunto. “Un montón de perras flacas… A este paso, mi turno va a… Uf, ese maldito diablo…” Se abrió camino a través de la lista con un pincel de tinta y se detuvo cuando llegó a un nombre en particular. : ‘Hummer’. “Ese era gordo, al menos. Quizás dure un poco más. Mientras muestre algunas lágrimas aquí y allá… ”

“¡¿Qué?! ¡Mírate, mi pequeña actriz, tú!”

“¡Ah!”

Una gran calabaza se materializó en la tienda, de la cual Kale, el demonio de alto rango, asomó la cabeza. Tenía una sonrisa desbordante, como si viniera a jugar a la casa de un amigo.

“¡Qué muestra de humildad ahí fuera! Te amas tanto a ti misma, ¿no?

¡Ahahahahahaha!” Al escuchar al diablo riéndose a carcajadas, la niña solo mantuvo los ojos bajos. Sabía muy bien que responder de cualquier manera solo empeoraría su situación. “¿Cuántos más quedan? Es tu turno en el bloque de tortura una vez que muere ese número de personas, así que es mejor que les ayudes con todo lo que tienes. Tienes que darles coraje y espíritu… ¡Tienes que ser su brillante rayo de esperanza!”

Mientras la niña permanecía en silencio, su cuerpo comenzó a temblar, fiel a sus emociones. Sabía demasiado íntimamente de lo que era capaz este demonio excepcionalmente vil.

“¡Ahaha! ¡Mira tu cara! Pero vamos, princesa. ¿Dónde está esa sonrisa real? ¡La gente se sentiría decepcionada si su princesa se viera así! ¡Oh, cierto, ya no tienes gente!” Kale le arrojó un par de cabezas de duende, la sangre todavía goteaba, aunque extrañamente le faltaban ojos, nariz, orejas, labios y dientes. “Estos tipos estaban diciendo cosas malas sobre mí. ¿No es terrible? Contuve mis lágrimas y les di una lección importante…

¡Qué son un par de naranjas podridas! ¡Jaja!”

La conversación unilateral sacó lágrimas de los ojos de la niña, y lágrimas genuinas esta vez. “¡Cuanto más trabajes, más intentarán vivir esas personas! ¡Entonces perderán esa esperanza con el tiempo, hasta que la encuentren y la pierdan de nuevo! ¡¿No es el ciclo más divertido del mundo?! ¡¿Cierto?! ¡Ahahahahahaha!” La carcajada de Kale hizo eco en la tienda y un cuchillo golpeó la mano de la niña que descansaba sobre la mesa.


La sangre empapó el papel de abajo, tiñendo de rojo los nombres de la página como si presagiaran sus destinos. “Tienes que trabajar mucho más duro, ¿sabes? ¡Recuerda, soy tu mayor fan! ¡Recuerda!” Kale apuñaló la mano de la niña una y otra vez. Algunos gritos ininteligibles escaparon de su boca, que solo sirvieron como un tono agradable en los oídos de Kale. “Bueno. Voy a entrar por la puerta principal. ¡No vayas a ningún lado! Ah, y aquí hay algo de medicina”, agregó Kale mientras arrojaba una concha a la habitación. “Si queda algo, puedes usarlo en esos gatos. ¡Oh, me refiero a la gente!”

Con eso, Kale se fue flotando

. Lo único que le quedó a la niña fue su papel empapado de sangre y la cáscara de la medicina en el suelo. Cogió el caparazón con una mano temblorosa y se frotó las heridas con la crema verde que contenía. Lloró de agonía; aunque la medicina era eficaz, le producía un dolor punzante. Incluso un caballero endurecido se habría retorcido de angustia.

“Ayúdame… por favor…” Murmuró débilmente la chica.

Por desgracia, no había nadie más en su tienda, y solo la horda de corderos de sacrificio enjaulados afuera.

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