Maou-sama Retry! (NL)

Volumen 4

Capitulo 6: Preludio Del Disturbio

Parte 11

Un Lugar Para Llamar Casa

——Los Cuartos Reales, el Nuevo Reino de Xenobia.

Kongming suspiró ante la montaña de informes. Mientras su nuevo reino estaba en auge con la vitalidad de su rápida expansión, varios problemas habían surgido en el proceso.

Todos los pueblos y ciudades que habían absorbido tenían sus propias costumbres, tradiciones, culturas y gastronomía únicas.

Naturalmente, la gente de esos pueblos también cumplió con diferentes contratos sociales. Kongming siempre fue la que se quedó con la microgestión de las relaciones entre los xenobianos originales y sus ciudadanos recién adquiridos.

“No hay una situación en la que todos ganen, ¿verdad…?” Hubo todo tipo de problemas, como el drama real, las peticiones de apoyo del campo, las luchas por el poder militar y las batallas judiciales por la tierra y los derechos; todos estos fueron traídos a la atención de Kongming todos los días.

En la raíz de todos ellos estaba el rechazo a ser conquistados y ocupados. No importa cuántas excusas justas pusieran, las personas que fueron obligadas a servir por la fuerza nunca olvidarían ni perdonarían. Las personas ocupadas sabotearon la entrega de bienes al frente, discriminaron a las personas según su región de nacimiento y mucho más.

“Eres un demonio con piel humana, Senpai. No se puede enfatizar con la gente”, dijo Beatrice, masticando una galleta.

Estaba acostada en su cama extravagante con solo la cabeza asomando por las sábanas, como siempre. En la superficie, tenía un encanto parecido a un caracol.

“Solo los más fuertes sobreviven en este mundo. Los débiles nunca serán más que una presa”.

“Pero también te aprovechas de los fuertes, Senpai. Tú, bluegill,” Beatrice se rio.

Bluegill, además de comer cualquier cosa que pudieran comer, eran repugnantes para las papilas gustativas humanas. Beatrice estaba insinuando que nadie tocaría a Kongming con un palo de tres metros.

“Come todo a su paso…”

“¿Senpai?”

“Beatrice, ¿sabes por qué hemos expandido tanto nuestra tierra?”

“¿Nosotras? Yo no participé en esto. Todo esto es obra tuya, Bluegill Senpai”.

“¡Deja de llamarme bluegill!”

“¡Nrah! ¡La violencia nunca solucionó nada! ”

Al ver a Beatrice encogerse bajo las sábanas, Kongming dejó caer los hombros por el cansancio.

No era como si Kongming tuviera algún resentimiento personal contra las naciones vecinas, todo comenzó cuando el incompetente rey antes que ella fue exiliado. Después de este pseudo- golpe, Kongming había creado un enemigo externo claro.

Ella había contado con complacer a la gente expandiendo la tierra de su nación y haciendo a los ciudadanos más ricos… y Kongming tenía razón.

Xenobia había crecido absorbiendo los pueblos y ciudades circundantes, a veces por la fuerza, en un período de rápida expansión.

Cada vez que surgían algunos problemas por la absorción o la conquista, Kongming había desviado la ira de la gente hacia una fuente externa. Xenobia se hinchó rápidamente como si estuviera recreando Supersize Me, para aquellos que recuerdan.

Antes de que ella se diera cuenta, Beatrice fue apodada la “Pequeña Conquistadora del Norte” y Kongming la “Ministra del Hielo”.

(Una piedra rodante no se detendrá tan fácilmente…)

Este pensamiento cruzó por la mente de Kongming. Xenobia parecía ser una nación rica y poderosa desde el exterior, pero siempre corría el riesgo de que sus estructuras improvisadas se desmoronaran de adentro hacia afuera.

Detrás de su fachada intimidante, Xenobia estaba vacía. No podían esperar una lealtad duradera de la gente y los militares que su nación había absorbido. Los corazones de la gente colgaban de un hilo, suspendidos por el carisma ilusorio de su “conquistadora” Beatrice.

(Fue rescatable cuando teníamos enemigos en el exterior…)

Si bien la guerra tuvo un gran costo, estimuló varias industrias y la economía en su conjunto. Más que nada, barrió con todos los problemas internos del país.

Cuando se trataba de vida o muerte, ningún país podía permitirse luchar entre sí. Hubo innumerables naciones que actuaron como Xenobia a lo largo de la historia. La mayoría de ellos se habían derrumbado gradualmente por la corrupción interna, o lo habían perdido todo por una derrota catastrófica en la batalla.

“Pero estás muy relajado últimamente, Senpai. ¿Finalmente aburrido de matar?”

“No lo suficiente para matarte ahora mismo”.

“¡Nrah! ¡El asesinato nunca resolvió nada!”

Después de cerrar el comentario sarcástico de Beatrice, Kongming profundizó en sus pensamientos. Hasta este punto, todo lo que Xenobia tenía que hacer era vagar por el norte como una piraña hambrienta, buscando su próximo trozo de carne.

Sin embargo, no pudieron seguir luchando para siempre. Después de invadir el Principado de Marmook, con el que habían estado librando la guerra desde el gobierno del anterior rey

de Xenobia, y absorber el infame y militarista Reino de Palma, Xenobia estaba completamente agotada.

“Si él no estuviera cerca… podríamos haber…”

Kongming pensó en un hombre en particular. Un héroe que por sí solo convirtió a Palma en la nación militar que llegó a ser, además de mantenerse firme una batalla cuesta arriba tras otra.

“¿Hablando del general León?”

“No digas ese nombre a mi alrededor. Me molesta solo escucharlo…” Los ojos rasgados de Kongming se agudizaron aún más.

Cada vez que León aparecía en el campo de batalla, Xenobia había sufrido una pérdida. A veces, frustraba por completo todas sus estrategias. Kongming todavía escuchaba ese nombre en sus pesadillas.

“Él es uno de nosotros ahora, Senpai, gracias a tu plan. A diferencia de cierta persona, el general León es honorable y amable… Lo respeto, de verdad. General León. Es un hombre que realmente puedo… ”

“¡Oh, León! ¡León! ¡León! ¡Cállate, ya!”

“…León.”

“¡Sin juegos de palabras sobre él tampoco!”

“¡¿Qué tienes contra los juegos de palabras, Senpai?! ¡Deja de ser tan idiota!”

Después de arrojar una pila de papeles a la cara de Beatrice, Kongming contempló al hombre que todavía perseguía sus sueños.

Para sacarlo del campo de batalla, Kongming había esparcido todo tipo de rumores viles hasta que el rey de Palma sospechó lo suficiente como para retirar al general.

Vale la pena señalar que Kongming había usado la misma táctica en el pasado para alejar a Weeb el Paladín del campo de batalla también. Sin embargo, en su caso, ella solo difundió la verdad.

“Secuestraste a su princesa y la encerraste, ¿no es así, Senpai? Pobre general León, de verdad. ¿Obligarlo a jurar lealtad tomando a su princesa como rehén? Deberías sentirte avergonzada de estar viva. Ahora que lo pienso, eres el epítome de los pecados de la humanidad. En serio, ¿cómo vives contigo misma?”

Kongming casi estranguló a Beatrice, pero logró controlarse. Matar a esta mocosa que habla mal, A.K.A. el gobernante de su país, y ella bajaría con ella. “Beatrice. Recuerdo que te expliqué que esa historia era solo una táctica para controlar a León, y no la verdad”.

“Lo olvidé.”

“¡¿Qué eres, un pez dorado?! ¡Lo único que parece que te crecen son esas tetas! ”

“¡Yo también estoy creciendo! ¡Hrapeh!”

Kongming arrojó montón tras montón de papeleo, golpeando a Beatrice en la cara cada vez. Beatrice no estaba del todo equivocada, ya que ese rumor había sido ampliamente difundido y aceptado como verdad. La mayoría de la gente creía ahora que la Ministra de Hielo había ordenado el secuestro de dicha princesa y la encerró en alguna prisión aislada.

“No he hecho tal cosa… Debe haber sido obra del diablo”.

“Pero eres el diablo, Senpai. Lo admites. Una ejecución, próximamente”.

“¡Te ejecutaré!”

Habiendo alcanzado su límite, Kongming arrojó el edredón y saltó sobre Beatrice, quien apenas pudo luchar con ella antes de ser inmovilizada en su cama.

“¡Ahhhh! ¡Estoy siendo secuestrada por el diablo!”

“Voy a llenar esa boca sucia tuya con hielo… Me pregunto cuánto puedes tomar”.

“N-No… ¡Es demasiado grande, no encaja!”

“No te preocupes. Lo guardaré allí de forma agradable y fácil… ”

“¡¿Senpai?! ¡Me estás asustando!”

La pareja rodó por la cama, diciéndose cosas que fácilmente podrían malinterpretarse de ciertas maneras. Tal como sugería su apodo, por cierto, Kongming se especializaba en magia de hielo, una elevación del agua, con excelente competencia.

“Te haré saber que yo realmente no estaba detrás de eso. Soy inocente.”

“¡Estás mintiendo! ¡Lo sé! Con tu lema de ‘come, duerme, asesina’, secuestrarías a una princesa mientras dormías… ¡Hrmgah!”

“Pongamos otro ahí…”

“¡T-Tú pervertida! ¡Baja en hielo, Senpai!”

La verdad sea dicha, Kongming realmente fue inocente en lo que respecta a este incidente. Sin embargo, era revelador de su poder que el resto del mundo creyera fácilmente que ella podía hacerlo. Usando ese malentendido a su favor, había insinuado que la princesa sería liberada si León servía bien a Xenobia, y así el general siempre leal se convirtió.

“Mi apuesta es que la mataron o la quemaron cuando tomamos su castillo. O se suicidó”.

Cuando cayó un castillo o una fortaleza, se produjo una brutalidad inimaginable. Una avalancha de saqueos, violaciones y asesinatos. Palma no fue la excepción. Cuando su castillo cayó, el fuego furioso se extendió a la ciudad del castillo, quemando toda la ciudad a cenizas. No fue demasiado difícil imaginar a la princesa entre los innumerables ciudadanos que murieron quemados.

“Bien podrías haberla matado, Senpai. No es demasiado tarde. Tienes que entregarte. Te sentenciaré a muerte, no te preocupes. ¡Muerte a todos los pervertidos!”

“Ya veo. ¿Quieres que también enfríe algunos de tus otros orificios…?”

“¡Nooooo!”

***

——En Otro Lugar, Mientras la Pareja Continuaba Peleando…

El famoso héroe estaba de pie en un campo de batalla en la frontera de Xenobia, lejos del palacio real. El frente occidental de la nación se enfrentó a numerosas fuerzas extranjeras y siempre estuvo atrapado en la guerra.

Las otras naciones formaron y rompieron alianzas constantemente, y con todo tipo de mercenarios en la mezcla, esta área era un pozo de caos. Aunque Kongming no confiaba plenamente en dicho héroe, se vio obligada a usarlo en la batalla para proteger su primera línea.

“Ese pueblo está demasiado cerca de donde anticipamos la próxima batalla… Diles que evacuen”.

León dio esta orden, observando los alrededores desde una colina. Era un hombre alto y bien formado, adornado con un arma y una armadura que se convertía en un héroe de guerra.

Prestando en gran parte a su estatura intimidante estaba la lanza que sostenía en su mano: Gladeus the Heaven Piercer.

La visión de León mirando hacia el próximo campo de batalla electrizó a sus hombres con un coraje sin fin. Con solo quedarse allí, León cambió por completo el aire de la línea del frente. Su cabello plateado, que pudo haber perdido su tonalidad debido a sus tribulaciones pasadas, le dio un brillo casi místico a la apariencia del general.

Aun así, hubo un hombre que miró a León con insatisfacción. “¿Ese pequeño pueblo, general León? Deberíamos quemarlo o tomar el control”.

“Esta es nuestra guerra. No debemos arrastrar a gente inocente a eso”.

“Sí, señor… no discutiré con las órdenes”, escupió Zorm, su primer al mando.

León no pudo evitar gemir internamente. Este primer al mando que se le había impuesto era extremadamente vil y poco cooperativo.

Desafió las órdenes con indiferencia y no sentiría ningún remordimiento por quemar una aldea inocente sin el permiso de nadie. León tuvo que mantener a Zorm bajo vigilancia constante para evitar que cometiera algún tipo de atrocidad.

Como resultado, León se vio incapaz de movilizarse a veces. Por supuesto, Kongming era quien había encadenado a León.

(“Defiende la frontera, pero en nuestros términos” es la esencia de este mensaje…) León había captado las intenciones de Kongming, pero no tenía forma de desafiarlas.

Después de distanciarse del rey al que juró lealtad, su nación colapsó. El único rayo de esperanza de León era la niña, ahora princesa de una nación inexistente. Por lo que León sabía, incluso ella había sido encerrada en un lugar secreto por la Ministra de Hielo.

(Debo averiguar dónde está…) Recordando a la princesa, que era tan preciosa como una flor, León apretó con más fuerza el Heaven Piercer. Estaba decidido a salvar a la princesa angelical a la que todos adoraban. Ahora que su país había caído, León era el único que quedaba para salvarla.

(¡Solo mira, Xenobia… salvaré a la princesa y llevaré tus atroces crímenes ante la justicia, no importa lo que cueste…!) Los recuerdos de su princesa desaparecida avivaron las llamas negras dentro del corazón de este héroe.

Zorm pareció haber sentido que algo ardía en León, y comentó sarcásticamente: “General, creo que sería mejor para usted no dejar que su mente divague”.

“¿Vagar por dónde?”

“Es curioso que lo diga, pero ¿conoce el truco para sobrevivir a la guerra, general?”

“…Vamos a oírlo.”

“¡Gah ha! ¡Tienes que cuidar tu espalda más que tu frente!”

Las cejas del héroe se arquearon ligeramente. Zorm había hecho una evaluación inusualmente precisa, en el sentido de que los participantes de la guerra deberían prestar más atención a las personas poderosas que movían sus hilos, incluso más que a los enemigos con los que lucharon.

A lo largo de la historia, muchos héroes de guerra exitosos fueron demonizados por la amenaza que representaban para los poderes gobernantes y terminaron sus vidas en cautiverio o en una muerte trágica, a menudo después de que rumores infundados mancharan su reputación y apoyo público.

—Ya debería haber aprendido esa lección por las malas, general. ¡Solo mantendremos los ojos en nuestras espaldas y cosecharemos los beneficios de la guerra! ¡Es un buffet de matar, robar y follar! El campo de batalla es un paraíso, ¿no es así?” Zorm se rio y se alejó.

Dejado solo, el héroe miró hacia el cielo nublado con una expresión amarga. Ningún rayo de luz brillaba a través de las nubes, como si los cielos reflejaran el estado mental de León.