Kimi to Boku no Saigo no Senjo, Aruiha Sekai ga Hajimaru Seisen

Volumen 6

Capítulo 3: La Guerra De Las Tres Hermanas, El Berrinche De Alice

Parte 2

 

 

Basándose  en  la puerta automática,  Iska supuso que el  interior  había sido configurado con misterios mecánicos, pero seguía sin encontrar nada.

…¿Supongo que habrá puesto micrófonos en las habitaciones?

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…No había ninguno en mi habitación. Ni en la de Jhin, ni en la de Nene, ni en la de la Comandante Mismis.

—Es poco práctico intentar registrar toda la mansión. Reduciremos el área que cubrimos y limitaremos nuestras conversaciones importantes allí.

—En ese caso… —Sisbell se cruzó de brazos, mirando al espacio mientras lo meditaba—. Hay algo que me gustaría comprobar. ¿Crees que puede haber algo instalado e incrustado en la habitación contigua a la mía?

—¿Te refieres a escuchar a escondidas? Sí, es posible.

Por suerte, los miembros de la Unidad 907 habían sido alojados uno al lado del otro.

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La habitación de Iska estaba al lado de la de Jhin, y éste ya había hecho un barrido exhaustivo de su habitación. En ese caso, el único que quedaría sería…

—Las dos habitaciones junto a la mía son cuestionables. ¡Al tercer piso! — Sisbell subió corriendo las escaleras.

De un solo vistazo pudo comprobar que las habitaciones eran diferentes a las de los invitados.

Después de todo, un enorme retrato de Sisbell decoraba una de las puertas.

—Puedo decir que esta es tu habitación —dijo sarcásticamente.


—Este óleo es un autorretrato. Lo pinté hace dos años.

—¡No puede ser!

—¿Qué quieres decir?

—¿Qué…? Pensaba que lo habías encargado a un artista.

Iska sabía algunas cosas sobre el arte. Incluso él había confundido su uso de la luz y el color con el toque de un profesional.

—Si pintaste esto hace dos años, creo que tienes mucho talento.

— — —La princesa tiró  de la manga de Iska con una expresión que implicaba algo. Se dirigieron a una habitación situada a unos metros de la de Sisbell. Ella señaló un retrato colgado en esa puerta.

—Este es el autorretrato de Elletear.

—¿Eh? ¿Estás segura de que no es una fotografía…?

¿Qué edad tenía ella en el cuadro? ¿Catorce? ¿Treinta? Elletear ciertamente parecía más joven de lo que Sisbell era ahora.

Era un retrato hiperrealista hasta el último cabello, incluso en los brazos. ¿Este retrato fue realmente creado por una persona? Le habría sido más fácil creerlo si alguien le hubiera dicho que se había pegado una imagen de alta resolución en el lienzo.

…Es increíble.

…¿Cuánta concentración y destreza requirió esto?

Elletear Lou Nebulis IX.

Esta era la encarnación cristalizada del genio de la princesa mayor, la que nació con todo… excepto poder astral.

—Está cerrado —Sisbell intentó empujar suavemente la puerta de la habitación de Elletear, pero ésta no dio señales de ceder—. Pero esto está muy lejos de mi habitación. El problema es la de Alice.

—¿La habitación de Alice también está aquí? —preguntó Iska por reflejo, pero tenía sentido. Este lugar era propiedad de la familia de la reina. Naturalmente, Alice tendría su habitación propia.

—Está a la derecha de mi habitación.

Retrocedieron por el pasillo.

Un retrato colgaba de la puerta. Iska lo miró, parpadeando sorprendido.

—…Uh.

—Este es el autorretrato de mi hermana, pintado hace dos años.

—Recuérdame… ¿Alice siempre tuvo tres ojos?

—No. Creo recordar que no le gustó el primer ojo que pintó, así que añadió otro.

Iska  miraba  el  retrato,  que  no  representaba  a  una  dulce  rubia  sino…  algo inhumano que hasta un niño de dos años podría dibujar.

—Hay como diez brazos ahí.

—Son mechones de pelo.

—¿Y por qué su boca se abre hasta las orejas…?

—Quiso añadir lápiz labial y se pasó.

—…Una  apreciadora  del  surrealismo,  ya  veo.  No  intenta  expresar  su apariencia externa, sino liberarse de los ideales dentro de su mente para…

—No es nada tan difícil. Sólo es una pintora terrible —Sisbell se rió—. A mi hermana le encantan las artes, pero no tiene talento para ellas. Es lo que se llamaría una conocedora. Tiene un paladar sensible pero no puede cocinar en su vida.

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—Cuando lo pones así…

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—Deberíamos mirar dentro de su habitación. Hasta la ha dejado abierta tan generosamente —Sisbell le hizo una seña para que entrara.

Ella ya había abierto la puerta y se deslizó dentro.

—Uh, um. ¿Debería entrar en la habitación de Alice…?

—Por supuesto. Si no, no podrás buscar micrófonos… —La rubia fresa lo miró fijamente, bloqueando la puerta—. ¿O es que realmente tienes una relación con mi hermana que no es estrictamente superficial…?

—¡No! ¡Te equivocas! ¡No hay nada entre nosotros! ¡Nos conocimos por primera vez en Alsamira!

—…Me lo imaginaba. Tú eres un antiguo Discípulo Santo del Imperio, y mi hermana es la princesa de la Soberanía. Es imposible que los adversarios trabajen juntos.

—T-totalmente.

—En ese caso, no debería haber ningún problema. Mira, Iska, por aquí — Ella lo jaló hacia adentro.

Se había preguntado qué extravagancias les esperaban, pero se dio cuenta de que no era tan diferente de las habitaciones de invitados. La principal diferencia era que la mesa y el sofá eran de un color más infantil, pero la sala de estar estaba dentro de lo frugal.

—No he entrado en muchas habitaciones de chicas. No me siento muy cómodo…

—¿En qué habitaciones de chicas has entrado?

—En la de Nene y en la de la Comandante Mismis. Es tradición ayudarlas con la limpieza de fin de año. No creo que esta habitación necesite mucho de eso…

Las estanterías, la mesa y el sofá eran muebles normales. Parecía que buscar micrófonos sería fácil.

—Para escuchar desde su habitación, supongo que los dispositivos se instalarían a lo largo de la pared del salón.

Si el objetivo era escuchar los sonidos de la habitación contigua, eso limitaría lógicamente las posibles ubicaciones de dicho dispositivo.

—Hmm… En cuanto a la pared y el techo… Sisbell, ¿qué hay al otro lado del reloj? Tal vez haya un mecanismo extraño fijado en él.

—No veo ninguna señal de alguno.

—Y  tampoco  veo  nada  fuera  de  lugar  alrededor  de  la  ventana  o  las cortinas… Tal vez nos equivocamos.

—No,  estoy  segura  de  ello.  Tengo una  corazonada  —exclamó  Sisbell mientras daba la vuelta a la alfombra.

—Elletear    nos  trajo   aquí.  Debe  estar  tramando  algo.  Tenemos  que comprobar si hay micrófonos.

—Pero no hemos encontrado ninguno hasta ahora…

—No hemos buscado en todas partes. Por ejemplo, aquí.

Se dirigió al lado opuesto, corriendo hacia el dormitorio de Alice.

—¡Iska, por aquí!

—¡Pero ese es su dormitorio!

—Tenemos   que   investigar.     También   el    baño.   Si    plantara   algo, seguramente escondería algo en esta habitación.

Sisbell saltó a la cama de su hermana mayor. Revolvió la cama bellamente hecha, tirando las almohadas y las sábanas. Sus ojos se centraron en el armario de la esquina de la habitación.

—Tiene que ser aquí. No hay duda. Eso es lo que me dicen mis instintos.

—…¿Estás segura?

—Sólo hay que fijarse. Estoy segura de que haremos un descubrimiento sorprendente.

Abrió el armario y parpadeó ante el contenido.

—¡¿Qué tenemos aquí?! No puedo creer que esconda esto…

—¡¿Qué pasa, Sisbell?!

—Parece que abrí la caja de Pandora. Mira esto.

Sisbell se volteó hacia él, sosteniendo una cuerda… ¿negra? No, esta no era una cuerda ordinaria. Era una tela fina…

—¡Caramba…!  Nunca  he  visto  ropa  interior  hecha  de  un  material  tan delicado en mi vida.

—¡¿Qué acabas de encontrar?!

—¡Eureka! —La princesa más joven levantó la ropa interior en alto con sus dos manos.

Si esto estaba en el armario de su hermana mayor, tenía que pertenecer a Alice.

…Pensar que Alice usa eso.

…¡Espera! ¿Qué estoy imaginando? 

Iska sacudió violentamente la cabeza de un lado a otro como si tratara de disipar sus pensamientos.

Sisbell continuó su investigación.

—Son como cordones finos hechos de un material ligeramente elástico. El tejido es lujoso. Iska, ¿qué opinas de esto?

—¡¿Ahhh?! ¡No traigas eso cerca de mí! ¡¿Por qué tienes que mostrarme?!

—Me pregunto si esto es lo que el mundo llama un paso hacia la adultez…

—Sisbell jadeó, con los ojos clavados en esas cosas tan adultas—. Qué indecente. No puedo creer que mi propia hermana ande a hurtadillas escondiendo estas cosas. ¡Esto es alarmante! Debo continuar la investigación.

—¡¿Qué pasa con los micrófonos?!

—¡Esto es una emergencia familiar!… ¿Hmm? ¡¿Qué son estos?! —Sisbell sacó otro trozo de tela del fondo del armario, esta vez de color perlado.

Incluso Iska sabía lo que era, una prenda interior para el busto. La cuestión era la textura del material y el encaje translúcido que era lo suficientemente transparente como para mostrar los dedos de Sisbell detrás de él.

Por alguna razón, se llevó esa cosa a su propio pecho.

—…Ugh. Me lo esperaba de Elletear, pero pensar que Alice ha madurado tanto… No es que me importe. Yo sigo creciendo.

Evidentemente estaba midiendo algo, mordiéndose el labio con pesar.

—De todos  modos,  ¡esto  es  muy  sospechoso,  en  efecto!…  ¡Huelo  un complot! ¿Qué está tramando mi hermana?

—¡¿Qué estás oliendo exactamente?!

—Iska,  por   favor  asegura  esto  como  evidencia.  ¡Debo  reanudar  mi búsqueda!

—¡Realmente me gustaría que dejaras de entregarme esto!

Cogió tímidamente en el aire las dos prendas interiores que le habían lanzado.

Cuando sintió la tela, ligera como una pluma y suave en sus manos, Iska apretó los ojos para no verlas de cerca.

…¡Concéntrate, amigo! ¡Concéntrate! ¡Espera! ¡Haz lo contrario de concentrarte!

…No puedo seguir sosteniendo esto. Tengo que ponerlos en otro lugar.

—Tomaré esos de ti.

—¡Gracias a Dios! ¡Tómalos!

—…Realmente estabas agarrando mi ropa interior… ¿Realmente se sienten tan bien?—¡No! Están hechos de un material tan suave que intentaba no arrugarlos… —explicó Iska, y de repente recobró el sentido.

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¿Espera? ¿Con quién estaba hablando hasta ahora?

Era una voz amable y dulce. Algo contrapuesto y que resonaba con fuerza.

—… —Abrió lentamente los ojos.


Allí encontró… a una chica rubia, con el ceño fruncido y los hombros temblorosos. Escondía la ropa interior a su espalda, con la cara enrojecida, como si estuviera avergonzada.

—¡Espera! ¡¿Alice?!

—¡¿Qué crees que estás haciendo en mi habitación?! —gritó.

Las ventanas traquetearon. Sisbell se giró, registrando la voz de su hermana, pálida como un fantasma.

—¡¿Hermana?!

—¡Sisbeeeeeeeell!

—¡¿Ahhhhhh?!

Con una mirada en sus ojos que rara vez mostraría a sus enemigos, la hija mediana se abalanzó sobre la hermana menor. Persiguió a su presa que se escapaba hasta el fondo de la cama.

Era tan rápida como un gato persiguiendo a un ratón.

—… Viste algo, ¿verdad?

—¡¿Ahhhhhhhh?! ¡Para! ¡Cualquier cosa menos el hielo…! ¡Lo sé! ¡Iska me ordenó hacer esto!

—¡Mentirosa!

De espaldas a Iska, Alice se cernió sobre Sisbell.

Él no quería ni imaginar la expresión de su cara. De hecho, estaba dispuesto a retirarse de allí.

—Sisbell.

—¡¿Sí, hermana?! —Miró llorando a Alice.

—No viste nada. No viste ni un atisbo del mundo de los adultos en el que me metí por pura curiosidad. ¿Me entiendes? Lo único que había aquí eran prendas de vestir decentes.

—…Uh… ahhh…

—No puedo oírte.

—¡Biiiien!

—¡E, Iska, eso va para ti también! ¡No hables de esto con nadie!

—¡Entendido…!

—Muy bien. Digamos que no hubo testigos —Alice se secó el sudor de la frente.

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Rin entró a trompicones en la habitación, arrastrando maletas.

—Lady Alice, le pedí que no se apresurara a irse sin mí… Ya es bastante difícil alcanzarla. ¿Hmm? ¡El espadachín imperial!

—No te preocupes por él. Debemos encontrar a mi hermana mayor. Ella debe estar en algún lugar de esta mansión —Alice respiró profundamente para calmarse… e inmediatamente miró a su hermana menor—. Sisbell, vamos a regresar al palacio. La reina está preocupada, y hay un trabajo importante esperándote.

—…

—¿Sisbell?

—…No puedo —logró decir, sonando tensa, como si tuviera la boca llena de sangre—. Utilicé una tropa imperial como mis guardias. No creo que me haya equivocado con esa elección. Vichyssoise iba tras mi vida… Y tuve que combatir el fuego con fuego.

—Lo sé. También sé lo que pasó después —respondió Alice, con aspecto serio—. Rin vio a Elletear usar esa información contra ti para llevarte a la villa, y la reina ha sido informada de este asunto. Por eso tengo dos funciones: protegerte y llevar a nuestra hermana de vuelta a palacio.

—…

—Haremos  que  nuestra  hermana  regrese  a  palacio  inmediatamente.

Entonces estarás bajo mi protección.

—Oh, eso será un problema.

Kchak. El pomo de la puerta sonó, y otra figura entró en la habitación de Alice.

—Parece que me he entrometido en algo —La princesa mayor les sonrió amablemente.

Después de mirar a Alice, Sisbell, Rin, y luego a Iska a su vez, la belleza de pelo esmeralda se sonrojó.

—¿Tres chicas y un chico reunidos en una habitación? Qué romántico.

—Por favor, no evites el tema —Alice se dio la vuelta y miró a su hermana mayor, que se abanicaba la mejilla.

Esto sonaba casi como un interrogatorio.

—Vuelve a palacio inmediatamente. Esas fueron las órdenes reales de la reina.

—¿Oh? ¿No vas a preguntar por qué traje a nuestra hermana aquí?

—Puedes explicarle todo a la reina. Eso no tiene nada que ver conmigo —

Alice no iba a aguantar conversaciones inútiles. Dio un paso adelante—. ¡Vamos a casa!

—De acuerdo.

—¡Sabía que no cooperarías! En ese caso, creo que… ¿Eh?

—De acuerdo. Vamos a casa, Alice.

—Uh… ¿umm? —Alice parpadeó sin comprender.

Alice había cuadrado los hombros, dispuesta a acercarse a su hermana, pero Elletear era tan obediente que la desconcertó.

—Con una condición… —Elletear movió un dedo frente a la nariz de Alice—. Volveremos mañana. La cena se está preparando, y los cocineros ya compraron los ingredientes para el desayuno. Las sirvientas ya se tomaron la molestia de hacer las camas. No podemos dejar que eso se desperdicie.

—…¿Mañana?

—Sí.  Lo prometo por mi  dignidad.  Mañana por la mañana,  volveré al palacio. ¿No es eso lo que quieres?

Alice frunció el ceño, pensando para sí misma. En lugar de su lady, Rin hizo una pequeña reverencia.

—Si se me permite ser tan directa, Lady Elletear…

—¿De qué se trata?

—Todavía no hemos hablado de Lady Sisbell. Cuando regrese a casa, ¿se unirá Lady Sisbell a usted?

—Eso no fue parte del acuerdo —La hija mayor negó firmemente con la cabeza.

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—Sisbell me hizo una promesa… ¿Verdad, Sisbell?

—…Sí.

Elletear no cedió en este asunto. Diez días.

Si Sisbell intentaba regresar al palacio antes de ese tiempo, Elletear expondría su secreto.

…Pero no lo entiendo.

…¿Por qué la princesa mayor querría encerrar a su hermana en esta villa?

Iska y Sisbell no habían podido descubrir ningún dispositivo para escuchar o cámaras de vigilancia. Tenía que haber una razón para que Elletear se empeñara en mantenerla en este lugar específico. Todo lo que Iska  podía pensar era que enviaría a otro asesino como Vichyssoise.

…Bueno, eso parece menos probable ahora que Alice está aquí.

…Cualquier asesino que intente luchar contra Alice recibirá el sabor de su propia medicina.

Por eso esta situación le resultaba tan extraña.

¿Qué estaba planeando la princesa mayor al dejar a Sisbell aquí?

—Alice, por favor envía un mensaje al palacio. Volveré a palacio mañana, y podrás quedarte al lado de Sisbell.

—…Entendido. Rin, mi dispositivo de comunicación —Alice lo tomó de su asistente.

—Además, Alice, una vez que hayas terminado de informar a la reina, ven a la sala de recepción.

—¿…? Creo que es muy temprano para la cena.

—No para cenar. Si vas a pasar la noche, tenemos que hacer algo antes.

Elletear le guiñó un ojo juguetonamente.

—No nos hemos presentado todos, ¿verdad?

La mansión Lou Erz. La Cámara del Atardecer, la sala de recepción.

La Unidad 907 fue convocada al salón de banquetes. Elletear fue quien los recibió. La repentina intrusa, Alice, también estaba en el salón.

—Permítanme  presentarlos. Esta es mi hermana menor, Aliceliese.

Pueden llamarla Alice.

—Yo… soy la hermana intermedia, Aliceliese. Encantada de conocerlos…

Qué saludo tan rígido.

Como era de esperar. Después de todo, ella estaba hablando con Iska y la Comandante Mismis, quienes conocían a Alice.

—Alice trabaja como representante de famosos ídolos en las ciudades neutrales. Está encantada de conocerlos.

—…¿Qué? ¡Nunca he trabajado como representante!

—Pero esa es una apariencia asumida. En sus días libres, se transforma en una misteriosa modelo con cien mil fans.

—¡¿Qué?! —Alice intentó detener a su hermana.

Desde la perspectiva de un extraño, aquello parecía una broma secreta entre hermanas, pero no estaba claro si esa era la verdadera intención de Elletear.

La preocupación de Iska era cómo reaccionaría su unidad.

…Creo que Jhin conoce a Alice por primera vez.

…Nene parece estar desorientada, pero no creo que haya visto la cara de Alice.

Luego estaba la Comandante Mismis. Ni en sus sueños hubiera esperado reunirse con la Bruja de la Calamidad Helada, la mayor amenaza para las fuerzas imperiales.

Y efectivamente…

—¿Eh? Me parece que te he visto en alguna parte… ¡Aaaaaah! —chilló la Comandante Mismis, señalando con el dedo a Alice delante de las sirvientas—. T-tú eres la Bruja de la-

—Oh, perdóneme.

—¡¿Yip?!

Con un golpe por detrás asestado por Rin, la Comandante Mismis se desplomó en el suelo.

—Creo que nuestra  invitada está cansada.  Yumilecia, Nami,  por favor llévenla a su habitación.

—…Uh… uhhhh —La Comandante Mismis fue arrastrada.

Me debes una, espadachín imperial, por mis rápidos reflejos. Rin lo miró fijamente.

Bruja de la Calamidad Helada era un apelativo ofensivo que circulaba por el Imperio. Si Mismis hubiera soltado eso en la villa, las cosas se habrían puesto feas. Aunque Alice lo hubiera dejado pasar, las sirvientas y el cocinero habrían salido disparados ante la mera mención de ese nombre.


—Oye, Iska, ¿Escuchaste lo que dijo la jefa? —susurró Jhin.

—…En realidad no. No creo que sea para tanto —Iska fingió ignorancia, mirando a alguien en su periferia.

—Esto es muy divertido. Estoy tan emocionada.

…Elletear aplaudió con satisfacción.

—Me hace mucha gracia tener a las tres hermanas durmiendo bajo el mismo techo.

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