Assassins Pride (NL)

Volumen 4

Lección 03: Desde la Ventana Entre las Estrellas

Parte 4

Habían pasado 3 días siendo sacudidos en el tren desde Flandor. Distanciándose de la gigantesca ciudad con forma de linterna y cruzando a través de las calles de los barrios bajos, la serpiente carmesí que se arrastraba sin descanso por la tierra de la profunda oscuridad finalmente llego a una estación aislada, como si hubiera sido dejada atrás en el final del mundo.

Una gran ovación por parte de los ciudadanos de Diodecollete esperaba al sequito real que salió desde la plataforma—o no, fue solamente una gran carreta sin dosel.

Intercambiando saludos con el hombre que decía ser el cochero enviado desde Diodecollete, se montaron en el carro tirado por cuatro caballos fatigados y partieron de inmediato.

El espacio de carga tenía bastante espacio, pero inevitablemente las sillas eran duras. Además, al no estar muy bien mantenido, cuando las ruedas de madera pasaban por las piedras grandes del camino eran agitados por las grandes sacudidas.

Golpeando su trasero en las sillas algunas veces, Derby fue el primero en alcanzar su límite de tolerancia.

–¿¡¡No es este el campo!!?

Su grito resonó hasta el punto de llamar al eco.

Probablemente era correcto ya que fuera del carro se extendían bosques realmente grandes. Los territorios de los alrededores incluyendo a Diodecollete eran una franja montañosa que las manos humanas casi no habían tocado.

Ante el camino mal mantenido, las gemelas de la compañía se levantaron de las sillas sin poder soportar más y sujetaban el barandal, en cuanto a Elise, estaba sentada en las rodillas de Kufa con un rostro extremadamente natural. Mientras eran sacudidos de arriba a abajo, el chico respondió con un rostro refrescante aun llevando su sombrero de Rey.

–Justo como dije, ya que este es el extremo de Flandor, las personas que vienen de visita son inexistentes. No importa lo malo que sea el camino, lo que están transportando, mucho más que personas, son piedras y Néctar.

–¡Seguro que hablas mucho! Espera Rey-sama, a pesar de que recibiste tantas invitaciones, ¿¡Porque elegiste un lugar tan remoto como este!?

–Hay varias razones—También deberías entenderlo, ¿Cierto?

Kufa le respondió y el director guardo silencio. Melida y las demás solo se miraron entre sí.

Las gemelas de la compañía, Lucil y Laila, pusieron sus dedos en sus labios e inclinaron sus pequeñas cabezas como si se enfrentaran a un espejo.

–¡En primer lugar!

–¿Qué es este lugar?

–Si tengo que explicarlo de forma simple—

Diciendo eso como preámbulo, Kufa dirigió su mirada hacia las escarpadas montañas que se erigían a la distancia.

–Anteriormente, esa franja montañosa era un lugar que destacaba como un tesoro de abundante Néctar y

<Materiales>. Está a bastante distancia de Flandor, pero no es extraño que, al querer recursos, estiren las manos de la colonización. Pero hubo un error de cálculo, la cantidad explotable no fue lo que esperaban… y antes de que se estableciera la ruta terrestre los fondos se acabaron y no tuvieron la capacidad financiera como para expandir la vía férrea hasta el área pionera.

–Por eso se dejó una estación sin acabar en medio del bosque…

–Lo que significa que van y vienen hasta el pueblo de cada uno con este carro, ¿No es así?

Kufa asintió firmemente hacia las jóvenes de la academia para chicas Saint D’Autriche que lo comprendieron.

Mientras estaba sentada a su lado, Melida miro en su dirección y arrojo las dudas que aún no terminaba de aclarar.

–Entonces, sen—Goshujin-sama. A pesar de que ya no tenemos mucho tiempo hasta la ceremonia de coronación, ¿Qué razón hay para elegir un lugar tan distante?

Fuera de las primas Angel, los otros que ya sabían la razón mostraron una expresión ligeramente sombría. Luego de mirar brevemente en dirección del cochero, Kufa acerco su rostro entre las sirvientas.

–… En realidad, desde que comenzó la peregrinación, en los destinos a donde vamos han estado ocurriendo casos en que los poseedores de <Piedras Sagradas> tienen una muerte sospechosa uno después del otro.

–“ “¿¡Eh!?” ”

–Coleccionistas, personas relacionados a la iglesia, joyeros… cada una de esas personas hizo tratos con nosotros y tenían la posibilidad de entregarnos una Piedra Sagrada. Y las <Piedras Sagradas> que ellos tenían también fueron destruidas o llevadas…… en cierta mansión, hubo un caso donde la piedra sagrada fue robada repentinamente mientras nosotros estábamos allí.”

Mirando entre quienes estaban en el carro, las chicas tragaron saliva y Derby miraba hacia el exterior del carro y soltó un bufido pareciendo aburrido.

Habiendo quedado sin palabras, Melida reanudo la conversación con timidez.

–¿Quizás, los culpables fueron los murciélagos negros, de ese ataque sorpresa…?

–No hay error en eso. Esto fue mi error de cálculo. Hasta ahora no pensé que ese grupo actuaría sin importarles las apariencias… y de esa forma, mientras estábamos cruzados de brazos, el tiempo restante hasta la ceremonia de coronación es de una semana. No podemos retrasar el viaje más allá de esto. Quizás esta sea la última oportunidad de reunir las <Piedras Sagradas>.

–Por eso eligieron un lugar apartado como este, ¿Eh? Después de todo, el enemigo tampoco podrá hacer algo. Después de que su pupila puso fuerza en esa última parte, Kufa movió su mirada suavemente.

–Solo roguemos que sea así.

En sus ojos que se dirigían hacia adelante del camino se reflejaron levemente las calles hechas de piedra y los techos de color marrón.

Todos los pasajeros del carro giraron sus rostros. Las calles de Diodecollete, de espaldas a la montaña de un característico rojo como huellas de quemadura, se acercaban. Cerca de la entrada principal pululaban algunos bultos negros. El carro avanzo aún más y finalmente pudieron distinguirlos—eran un gran número de personas que vestían túnicas de color té quemado.

Debido a que todos tiraban de sus capuchas y ocultaban todo su cuerpo, no podían determinar sus edades o géneros. Viendo esta situación justo como si los guardianes del inframundo rodearan la puerta, Melida y Elise inevitablemente se abrazaron a los costados de Kufa.

Incluso mientras apretaba sus labios debajo de su sombrero, Kufa acaricio suavemente sus hombros.

–Tranquilas, Ojou-samas. No son peligrosos. Todos los habitantes del distrito de barrios bajos usan esas túnicas defensivas cuando salen al exterior.

–¿Túnicas defensivas?—¡Ya veo, si las usan pueden defenderse del miasma de la <Noche>!

–No.

Entendiendo la incoherencia, Kufa lo negó claramente, y las chicas fruncieron el ceño aún más.

–No hay ningún poder en esas ropas. Son simplemente para tener paz mental.

En el momento que Melida abrió su boca con sorpresa, el carro finalmente llego a la plaza que se abría frente a la puerta principal. Al mismo tiempo que el caballo a la cabeza pasaba por el arco, los cientos de personas con túnicas que estaban a la espera en el lugar aclamaron al unísono.

–“ “ “ “ “¡¡Su Majestad Serge Shicksal-sama!! ¡¡Vivaa~~~~~~~~~~~~~!!” ” ” ” ”

Junto con su gran voz que parecía querer lastimar los tímpanos de los visitantes, un puñado de pétalos les fueron arrojados como si fueran su enemigo o algo así. Los muchos colores cubrieron en un pestañeo el empedrado, y los cuatro caballos que tiraban del carro se detuvieron pareciendo confundidos.

El sequito real que estaba harto de los duros asientos, rápidamente declaro su despedida a el carro. Mientras repartía sonrisas amistosas en todas las direcciones y después de esperar por un corto tiempo, dos personas dieron un paso desde el grupo de las túnicas.

–Su Majestad—¡¡Lord Serge Shicksal!!

El primero que grito con una voz estúpidamente fuerte fue un hombre en la última mitad de sus veintes. No llevaba una túnica, sino un traje un poco pasado de moda.

Se precipito como si quisiera abrazarlo, pero justo antes detuvo sus pies. Apresuradamente dejo caer su mirada hacia sus pies y le hizo una reverencia.

Midiendo su distancia con el Rey (Kufa), de alguna manera parecía haber practicado este escenario muchas veces.

Aun así, su actitud era exagerada. Melida y las demás solo abrieron sus ojos enormemente.

–¡¡Estaba esperando su visita desde el fondo de mi corazón!! ¡Soy el hijo del alcalde de Diodecollete, me llamo Thymos Diork! ¡Todos en el pueblo estaban expectantes de su llegada! Adelante… ¡¡Por favor quédese aquí los días que quiera!!

–S-Si… gracias.

Tal vez porque la forma de hablar de Kufa se hizo evidentemente mala al estar desconcertado por su posición como Rey o por qué estaba siendo arrastrado por el fervor de Thymos, Derby murmuro para sí mismo, “Un típico noble de campo”.

En ese momento, el segundo hombre que vino a continuación golpeo el hombro de Thymos.

–No pudiste resistirte, ¿Eh, Thymos? Lord Shicksal, buen trabajo por su largo viaje.

Dando un giro con su hijo, este era un caballero de mediana edad de apariencia simple, pero que lucía una buena presencia y un bigote. Pareciendo estar más acostumbrado a tratar con nobles, se acercó a pedir un apretón de manos al Rey sin dudarlo.

–Ha pasado un tiempo, Lord Shicksal. No te he visto desde que tenías 15 años. Recuerdas el nombre de Welday Diork, ¿Cierto? Por ahora, estoy enseñándole lo que es ser alcalde a este inexperto hijo mío mientras gobierno el pueblo de Diodecollete.

–S-Sí. Ha pasado tiempo.

–… ¿Oh?

Kufa inevitablemente vacilo y Welday le dio un vistazo a su sombrero pareciendo dudoso. Sin embargo, antes de eso, su hijo que se estaba poniendo agitado lo interrumpió.

–¡Oh vamos, su Majestad seguramente no se acuerda de ti, Padre! ¡Por favor ven hacia el carro de este lado!

Frente al lugar que se les señalo, seis caballos estaban caminando. Aunque Derby mostro una expresión severa por tener que montar un carro de nuevo, los carruajes de esta vez estaban liderados por dos caballos y cada uno estaba equipado con arneses magníficos. Todo el grupo arrastro su mirada hacia uno de los 3 carruajes sin pensarlo.

Obviamente solo el del centro era diferente en cuanto a lujo y el espíritu que se le puso. Los asientos suavemente elevados eran de un color amarillo y daban la sensación de sentarse en plumas.

En remplazo del techo se le había agregado un alero y en ambos extremos hojas como las de un abanico aleteaban debido al viento. La palabra <Altar> cruzo por sus mentes.

Por la mirada llena de expectativas de Thymos, parecía que debían montar en él y avanzar dentro de las miradas del público. Kufa, cuya determinación se doblego más rápido, intento pedir ayuda a sus acompañantes. Por fortuna, en el carruaje había espacio para 2 o 3 personas.

No obstante, en el momento que su mirada se encontró con los 3 de la compañía Derby giraron la cabeza al instante. Era una actitud en la que intentaban testarudamente no encontrarse con su mirada.

Al buscar la figura de Mule, el hada de cabello como cuarzo negro ya estaba tomando posición en un carruaje diferente.

Lo que no sea inteligente (elegante) evítalo incluso con fuerza de voluntad, la altura del orgullo de la casa La Mor se podía ver en esa frase.

Con eso dicho, intento pedírselo a Salacha y aunque probablemente sea cruel para ella que es recatada, considerando en el esquema de ser hermanos de la casa Shicksal probablemente era natural desde el punto de vista de un espectador. Sin embargo, justo cuando pensó de esa manera y estiro su mano, un destello dorado llamo su atención.

–…

Melida estaba sujetando su falda pareciendo muy impaciente. En su posición de sirvienta ella misma no podía decir nada. Sin embargo, siendo su tutor, lo que estaba dentro de su pecho era obvio.

Kufa extendió la mano que había bajado una vez hacia ella quien miraba hacia abajo.

–… V-Ven, Melida. Subamos juntos.

Instantáneamente, una sonrisa floreció en su rostro al instante. Melida se acercó corriendo feliz como un cachorrito y envolvió fuertemente la mano derecha extendida de Kufa.

–¡Ya vine, Goshujin-sama!

En el momento que su mente fue sacudida por su excesivo resplandor, noto la figura de la otra sirvienta. Elise, quien estaba bajando la cabeza como si la hubieran dejado atrás mientras era rodeada por los grandes caballos.

–V-Ven también Elise.

Al mismo tiempo que Kufa la llamo, la belleza de cabello blanco plateado se animó. Elise, quien se acercó corriendo, froto su mejilla en su brazo derecho extendido.

–Ya que no se puede evitar, vine.

Mientras resoplaba con satisfacción, Elise tomo el liderazgo y lo arrastro hacia el carruaje. Derby, quien estaba mirando su acto, saco un lápiz junto con un suspiro.

–También cortaremos esta escena.

Ante la figura del Rey y las dos sirvientas sentadas juntos en el lujoso carruaje, una persona más mostraba una reacción extraña.

El que había preparado los carruajes, el hijo del alcalde, Thymos Diork.

–¿Dejar montar a sus s-s-s-sirvientes…?

Sus mejillas temblaban y sus parpados tenían espasmos. Su rostro parecía el de un zombi que había pasado toda la noche sin dormir.

–Ya que es una tierra desolada como esta, ¿Significa que no necesita adherirse a las formalidades…?

–Su Majestad es bastante torpe de varias maneras. Si te preocupa demasiado, terminaras dañando tu salud.

–¡…!

No estaba claro incluso si la voz de Derby había entro en sus oídos.

Tanto Kufa y las primas Angel, como las otras dos, Mule y Salacha, montaron en sus carruajes correspondientes, sin embargo, Thymos no se recuperó. Incapaz de solo mirar, su padre, Welday, puso un pie en el asiento del conductor del carruaje del Rey.

–¡Muy bien, partamos! ¡Todos están esperando!