Assassins Pride (NL)

Volumen 4

Lección 01: El Puente Colgante de los Suspiros

Parte 1

El apuesto joven apoyo sus codos en el escritorio, y dijo con una voz que expuso profundamente el interior de su corazón.

–Por supuesto que me di cuenta. Sus sentimientos y lo que atormenta mi pecho, la verdadera identidad de esta calidez. Los ojos de esa chica que creció hermosamente me lo susurran día a día.

Bebiendo el licor que su camarada le extendió, el joven regreso violentamente la copa a la mesa.

–Por eso te lo digo, ¿Qué demonios debería hacer? Ella y yo somos demasiado diferentes. Yo soy un caballero salido de los plebeyos. Y ella, es la hija del Rey que salvo este país. Incluso en la remota posibilidad de que su majestad haga la vista gorda, dios no consentirá que estemos juntos…

El joven borracho se hundió en la mesa y su camarada que lo miraba le dio palmaditas en la espalda. Al final, esos dos no lo notaron.

La puerta del lugar en el que se encontraban estaba ligeramente abierta. Justo afuera, estaba parada una chica vistiendo una túnica ninja.

La princesa de este país, por la misma razón que el joven, derramaba lágrimas de tristeza— Cerrando el libro, Melida abrazo la novela romántica contra su pecho.

En el distrito educacional cardinal. Recostada en la cama de su propia mansión, miraba el dosel sobre ella. Su falda de estilo occidental estaba desordenada un poco indecentemente, pero la figura de su tutor quien al notarlo la reprendería por su postura para leer, no se encontraba en ninguna parte.

En el momento en que visito su habitación ubicada en la mitad del segundo piso de la mansión, solo una solitaria tranquilidad le estaba esperando. Él había estado ausente de la mansión de Melida desde hace varios días.

Era la primera semana del cuarto mes en Flandor. La próxima semana nuevamente terminaría el periodo de descanso y comenzaría un nuevo año en la academia para chicas Frideswide a la que asistía.

Melida, quien estaba esperando largamente el ascender a segundo año, naturalmente pensó que en este descanso trabajaría vigorosamente en su entrenamiento junto con su tutor privado.

No obstante, tras terminar la Prueba de Acreditación como Bibliotecario de la Bibliagoth durante el periodo escolar anterior y ver partir a su añorada Shenfa, Christa y las demás estudiantes de tercer año que se graduaron de la academia, en el instante en que su vida escolar entro en el descanso de primavera, Kufa le dijo:

“Durante las varias semanas hasta que las clases del próximo año comiencen, quiero pedirte un tiempo libre—”

Melida era la Ama de Kufa, pero no era su cliente directo. ¿Cuáles eran las cláusulas de su contrato? Al parecer, solo la persona de la casa principal que lo contacto y lo envió lo sabía.

Por eso no podía retenerlo. Aunque quisiera, no podía decirle, “Incluso durante el descanso, quiero estar contigo todos los días”. Sin previo aviso, se había dado cuenta de eso.

Lo que había entre ella y él, ¿No era solo una relación de tutor y estudiante?

Si por alguna razón Melida dejara la academia, él sería relevado de sus servicios y se marcharía de la mansión,

¿No es así? Y con eso, se volvería imposible que se encontraran una segunda vez, ¿No es así? Incluso llamarlo “sensei” ya no le seria permitido, ¿No es así…?

Mientras los días en que no podía reunirse con él pasaban y pasaban, en el corazón de Melida una angustia que parecía poder congelar se acumulaba como nieve.

–Haa… Sensei.

Cambiando su posición en la cama, Melida empujo sus labios en las sabanas. Como si la ocultara dentro de su calidez, dijo una simple palabra.

–Kufa… -sama…

–¿Lita?

— —¿¡Wahyaa!?

Siendo llamada repentinamente, Melida salto por la sorpresa.

Al darse la vuelta nerviosamente, una maravillosa hada de cabello plateado estaba a su lado en la cama. Vistiendo su propia ropa de estilo occidental, se arrastró sobre la cama sin preocuparse de que su blusa se arrugara y abrazo la espalda de Melida.

–¿A quién llamaste justo ahora?

–¡A-A nadie! ¡Estaba leyendo un libro!

Melida coloco la novela romántica junto a la almohada y golpeando la portada desvío su atención. Acurrucándose con su prima, Elise se acostó de lado en las sabanas y miro el libro desinteresadamente.

–¿De qué se trata la historia?

–Aún no lo sé. Pero hasta ahora—es una historia triste. Entre la heroína de esta historia y el protagonista hay muchas <diferencias>. Por eso, ambos simplemente no pueden estar juntos…

Melida acaricio la portada con cuidado. Como si fuese una parte de la narración, las emociones se llenaron su voz.

–Por ejemplo esta la diferencia en la posición social. La heroína es de la clase más alta en ese país. Pero el protagonista, es alguien salido de los barrios bajos en los que incluso su nacimiento no está determinado. El protagonista se va haciendo de un nombre en los alrededores por su sobresaliente valentía e inteligencia, pero, las personas de cabeza dura no lo reconocen en absoluto.

En la mente de Melida revivió una escena reciente.

Aunque las dudas habían sido aclaradas, los sucedido en la Gran Catedral de la academia aún permanecía en sus recuerdos junto con la gran sorpresa. El hombre con mascara de payaso que de improviso llevo el caos al jardín de doncellas, miro al joven que llevaba un uniforme de color oscuridad y a Melida quien estaba agarrada a él y dijo:

“Tengan cuidado. Si acaso eso es un amor que no está bendecido, tú también te volverás desdichada como Melnoa—”

La ahora fallecida madre de Melida, Melnoa Angel, incluso siendo de una casa rica era alguien salida de los plebeyos. Melida había escuchado que había enfrentado obstáculos sin fin para unirse con Felgus, el jefe de la casa Angel, y una de las personas más influyentes de este país.

Habiendo superando eso y casándose con Felgus, ¿Qué había pensado de su propia vida al borde de la muerte? Las muchas palabras que menospreciaban a su difunta madre en el falso tribunal que había creado ese Grimorio quemaban dolorosamente el corazón de Melida.

El objetivo de Melida era ser promovida al pináculo del Gremio, la Legión Crest, y que todos en este país la reconocieran como una hija da la casa Angel. El que le estaba dando ese camino era Kufa. Sin embargo, si Melida aseguraba su posición como alguien de la <línea de sangre de la casa del Duque> justo como deseaba, su más irremplazable deseo—el dulce futuro en que se enlazaba con su persona amada, ¿Acaso no perdería su sentido de realidad?

Cuando sus pensamientos comenzaron a dirigirse a un bucle sin fin, Melida sacudió su cabeza con fuerza.

–O-Otro problema más es la diferencia de edad. Esta heroína es mucho menor comparada al protagonista. A la heroína no le importa, pero el protagonista… parece preocuparse mucho por si “está bien verla como una <chica>”.

Melida empujo el libro abierto hacia la almohada. Las nubes de la imaginación se elevaron desde su cabello dorado y tras hincharse cambiaron su forma.

Por ejemplo, ahora Melida y Elise estaban acostadas en la cama con sus faldas de una forma indecorosa, si Kufa estuviera ahí, no mostraría una figura así de descuidada en absoluto.

Con su cabello muy bien arreglado y teniendo un buen comportamiento, debía ser evaluada por él con la mejor imagen posible.

Pero si, por ejemplo, fuese vista con su forma actual—

¿El lado interno de su falda tentaría su mirada? ¿O su pecho desarreglado estaría expuesto frente a sus ojos? Inevitablemente, al ser maestro y pupila que vivián en la mansión juntos, las experiencias en las que su piel pura de 13 años se vio deshonrada por él no podían contarse con los dedos de ambas manos.

Sin embargo, en sus recuerdos, ¿Cuál había sido su reacción en esos momentos? ¿Sonrojarse y avergonzarse? ¿O acaso el maravilloso encanto de Melida le había arrebatado el corazón?—Absolutamente, no.

Algo así era raro—generalmente diría, “Santo cielo”.

Como un hermano mayor separado en edad, repetiría su sermón con un tono asombrado.

–Ojou-sama, lo he dicho muchas veces, pero, ya estás en una edad en la que asistes a una academia de clase alta. No puedes estar con el humor de un estudiante de una academia infantil por siempre. Debes volverse una dama adulta y si no te enfocas en tu día a día—

–¡L-Lo entiendo! ¡Sensei, siempre me tratas como un niña!

Nunca hizo algún gesto vulgar. Las oportunidades en las sin querer le mostro su propia figura vergonzosa fueron muchas. Pero en esos momentos, Kufa no fue cautivado por Melida. Y solo le explicaba los principios de una Dama con un rostro sereno.

Cómo era de esperar, no mostrar interés hasta ese punto hizo que incluso Melida se volviera seria.

–¡P-Por favor no pienses que seré una niña para siempre! El próximo año también cumpliré 14. ¡Y entonces, solo habrá una diferencia de 3 años contigo, Sensei. ¡Te alcanzare inmediatamente y hare que pierdas ese rostro calmado, ya verás!

–¿Es así? Lamentablemente cumpliré 18 el próximo año.

–¿¡Hauuuuu!?

Como un osezno al que le golpearon un punto doloroso, Melida retrocedió y se puso rígida.

Tenía una expresión que claramente decía que no lo había pensado. Kufa se cruzó de brazos seriamente.

–Ya que estoy cumpliendo años pausadamente, igualaras mí misma edad rápidamente, ¿No es así, Ojou-sama?

¿Y cuándo me alcanzarás? ¿El próximo año? ¿O el año siguiente a ese?

–¡¡Fuguuu~~~~~~~~~~~~~~~uu!!

Tragándose las palabras que no podía regresar, Melida inflo sus mejillas ruborizadas.

Recordando uno de los irritantes actos con él, Melida lentamente levanto su rostro desde la almohada. Al hacerlo, su adorada prima pego su mejilla a la suya.

–No hay problema. Lita, comparada al momento en que ingresaste a Saint Frideswide, te has vuelto mucho más linda. Ya que yo lo digo, no hay ningún error. Incluso ese denso Sensei debe haberlo notado.

–Elly… *Hic*

–Por eso, desde ahora esforcémonos más. Aún tenemos tiempo para desarrollarnos. Podremos volvernos atractivas como chicas rápidamente. Entre las dos acabaremos con la bravuconería de Kufa-Sensei.

Con su tono monótono de siempre, Elise apretó su puño de una manera confiable.

Como si pensara en algo, miro fijamente hacia la distancia y murmuro como si viese algo en su imaginación.

–Si hacemos eso con Kufa-sensei en medio, yo y Lita también seremos familia… un brillante plan familiar… todos siendo felices…

–¿Eh, que? ¿Qué quieres decir?

–Ahora aún estamos en la etapa de planificación, así que no te preocupes.

Emitiendo una atmosfera como el de un estratega que había llegado violentamente a la verdad, Elise levanto sus cejas.

Acostadas en la cama una al lado de la otra, Elise puso su frente contra la de Melida. Probablemente también se sentía sola. Como gatitos jugando entre sí, rodearon sus dos brazos alrededor de la espalda de la otra.

La razón por la que, durante las vacaciones de primavera, su prima de la casa secundaria se estuviera quedando en la mansión de Melida se debía a qué su tutora tambien había desaparecido.

Al igual que Kufa, Rosetti quien trabajaba como tutora privada de Elise también pidió un tiempo libre durante este periodo de descanso. Cuando se le pregunto la razón, era realmente para regresar a su hogar después de mucho tiempo.

Oficialmente, la razón por la que Elise se quedaba en su mansión era para aumentar la eficacia de su entrenamiento.

Pero la verdad era que, para enterrar las evidencias de sus corazones que habían estado distantes por largo tiempo, Melida y Elise pasarían su tiempo de descanso en la misma mansión de esta manera y en el momento en que repentinamente se sintieran solas se mimarían la una a la otra.

Y entonces, cuando estaban recostadas de una manera ilimitadamente perezosa si se les veía desde un lado, se escuchó el sonido de la puerta siendo tocada. La puerta se abrió inmediatamente y una chica en traje de sirvienta entró con un rostro resignado.

–Vaya, vaya, pensar que están holgazaneando tanto como quieran. Bueno, ya que están en su descanso, supongo que cosas como estas están bien, ¿No es así? Ambas, ¿Ya terminaron los deberes que recibieron de sus senseis?

Era la Jefa de Sirvientas de la mansión, Amy. Aun tumbada en la cama, Melisa levanto solo su rostro.

–Ya las terminamos. Tambien las tareas de la academia. Por eso, para decirlo claramente—tenemos tiempo libre.

–Tiempo libre. Muchísimo tiempo libre.

–Ara, ara, ¿Es así?—Les traje algo bueno para ustedes.

–¿Algo bueno?

–Un correo de Kufa-san.

Melida y Elise saltaron de la cama como un resorte. Mientras arreglaba su ropa estilo occidental y su cabello casualmente, se coló frente a la Jefa de Sirvientas que era mayor que ella y empujo sus brazos.

–Déjame verlo. ¿Qué está escrito?

–En lugar de escrito—de alguna manera es extraño. No hay ni una carta, ni una tarjeta, en su lugar dentro del grueso sobre—

–Mou, ya está bien, ¿¡Qué es lo que envió!?

En el momento en que Melida dijo eso en voz alta, tres tocados aparecieron desde un lado de la puerta. Eran el grupo de tres sirvientas subordinadas de Amy.

–¿Qué, que? ¿¡Kufa-san escribió una carta de amor!?

–¡Esto no puede ser ignorado!

–¡Déjenme ver a mi también~!

–¡Santo cielo, ustedes tres!

Mientras dejaba escapar exasperado, tomo el sobre que estaba cargando en una bandeja de plata. Cuando lo volteo, un manojo de papeles cayó al piso.

Las miradas de las chicas se reunieron desde todas las direcciones en los papeles que se dispersaron sobre la bandeja.

–¿Qué es esto? Esta escrito… <Asiento con vista especial>… <boleto de cortesía>.

–Y justamente hay seis. Increíble, tiene un estampado de oro.

–Este es de un tipo diferente.

Melida recogió uno desde arriba de la bandeja y sin ningún significado lo dirigió hacia la lámpara de su habitación.

Una fecha y una hora. Y entonces frunció el ceño con dudas frente a la clase del vagón y las letras de <TRAIN>.

–¿Un ticket de tren…?