Isekai Mahou wa Okureteru (NL)

Volumen 3

Extra 2: Una Pequeña Fiesta De Té Con Alexis

Cierto día, Suimei estaba visitando cierta mansión en la península escandinava de Suecia. Al llegar al norte de Europa, había hecho un rápido recorrido por Djurgården antes de llegar a su objetivo. Allí, fue recibido por un mayordomo considerablemente robusto y guiado a un lujoso jardín en la propiedad.

Sentado en una mesa circular en una glorieta blanca como la nieve, tenía una gran vista de la residencia principal. En cuanto a la razón por la que estuvo allí en primer lugar…

“Es bueno de tu parte visitar, Starlight.”

Podía escuchar una voz que lo llamaba desde el camino de granito que conducía a la glorieta. Era noble y femenino, pero también tierno. Era la voz del caballero mágico de la Orden de Caballería de la Rosa Cruz, Alexis Van Meizan. Cada vez que la veía, normalmente llevaba su brillante armadura blanca y verde basada en el megingjord, pero hoy llevaba una falda corta y tenía el cabello rubio platino atado con una sola cinta.

“¿Cuántas veces tengo que decirte que dejes de llamarme así antes de que escuches…?”

“Creo que es una forma bastante elegante de dirigirse a ti”.

“¿Qué tan elegante es? Cualquiera que escuchara eso simplemente se estremecería, ¿no es así? Llámame por mi nombre, maldita sea. Tengo uno”.

“Oh vaya. Entonces, Suimei, ¿está bien que te llame por tu nombre de pila?”

“Quiero decir… realmente no me importa, pero…”

“Heehee…”

Alexis sonrió, luciendo bastante encantada. Con su actuación tan diferente de lo habitual, el corazón de Suimei se aceleró un poco. Sin embargo, ocultando eso para que no se mostrara en su rostro, intentó preguntarle sobre el significado detrás de su sonrisa.

“¿Qué es tan gracioso?”

“No es nada en particular. Frederic, un poco de té, por favor.”

“Sí, mi señora.”

A la orden de Alexis, el mayordomo que había estado parado a un lado les sirvió un poco de té.

“El té que hace Frederic es simplemente el mejor”.

“Mm…”

Por recomendación suya, Suimei probó el té de aspecto caro. Mientras miraba a Alexis mientras sostenía la taza de té en su boca, ella parecía una dama elegante y graciosa. Lo estaba confundiendo un poco. El té, sin embargo, como ella dijo, estaba delicioso.

“Suimei, ¿viniste aquí solo hoy?”

“Bueno sí.”

“Gracias a Dios por eso. Si la hija menor de Alzbayne o esa brujita delincuente estuvieran aquí, no habría rivalidad con el ruido que harían”.

La hija de Alzbayne era Hydemary, pero Suimei no tenía idea de a quién se refería con el extraño apodo de “brujita delincuente”.

“¿Delincuente?”

“La bruja arma con esa mirada cruel en sus ojos. El del gatito”.

“¿Isrina? Bueno, ciertamente parece una delincuente de un vistazo, pero…”

“¿Qué es?”

Cuando Alexis le hizo un gesto para que continuara, Suimei dejó su taza de té con un ligero rubor en la cara.

“Ella solo se ve así. Por dentro, tiene un corazón inocente”

. “¿Hmm? ¿Así que ese tipo de chica es tu gusto?”

“¡¿Eh?! ¡¿C-Cómo llegamos a eso?!”

Al ser planteado con una pregunta como esa de la nada, Suimei estaba tropezando consigo mismo. Alexis entrecerró los ojos como si evaluara el significado de su reacción.

“Oh  vaya.  Si  entras  en  pánico  de  esa  manera,  solo  lo  hace  más sospechoso”.

“… P-Pero no están realmente relacionados, ¿verdad?”

“Bueno, tienes razón”.

Con eso, Alexis dejó su taza de té y se acercó a Suimei. Justo cuando estaba a punto de preguntarle qué quería, ella se inclinó hacia adelante contra la mesa, apoyando su pesado pecho encima.

“Heehee…”

Luego le dedicó una sonrisa cautivadora. “Qué…”

“Ya te he dado el derecho de llamarme por mi nombre, así que estaría bien que me llamaras Alex, tu hermana mayor”.

“¿H-Hermana mayor? Estamos solo con dos o tres años de diferencia, ¿verdad?”

Cuando Suimei se opuso y desvió la mirada, los pechos que había estado descansando sobre la mesa de repente se levantaron y se inclinaron hacia él. Como hipnotizado, Suimei no podía apartar los ojos.

Alexis era una belleza. Además, hoy tenía una elegancia completamente diferente a la habitual. La hizo aún más cautivadora. Y cuando se acercó tanto a él, hizo que incluso el corazón de Suimei palpitara. Sin embargo, aun así, Suimei empujó hacia atrás sobre los hombros de Alexis.

“Dame un poco de espacio aquí”.

“Oh Dios, así que fallé”.

Alexis tomó distancia con una mirada insatisfecha, luego reveló una sonrisa traviesa mientras volvía a sentarse.

“E-Eres… diferente de lo habitual”.

“Claro que soy yo. Siempre que me reúno con ustedes, es cuando estoy cumpliendo con mis deberes para la Orden de Caballería de la Rosa Cruz. En esos momentos soy un caballero. Pero aquí, soy una hija de la casa de Meizan. ¿No es natural que mi comportamiento cambie en consecuencia?”

“¿Estás diciendo que juegas papeles?”

“No es tanto. Es solo que, como caballero, debo ser feroz. Quizás ha habido momentos en los que estaba un poco exagerado, pero…”

Moviéndose para contraatacar, Suimei lanzó una broma rápida. “¿Te refieres a siempre?”

“Oh, no pude escucharte correctamente. ¿Dijiste algo?”

Alexis sonrió mientras formaba un puño. Al final, esa fue sin duda su verdadera naturaleza. Y Suimei se rindió incondicionalmente.

“Nada en absoluto, mi querida hermana”.

“Muy bien.”

Al ver que habían llegado a un entendimiento por ahora, Alexis asintió con una mirada satisfecha. Sus puños eran algo fuera de este mundo. Cuando lanzó un puñetazo, la magia que invocó fue un vendaval de destrucción. Incluso sin el poder divino de su armadura y guantelete, probablemente podría volar una cuarta parte de la mansión. Alexis luego se sonrojó un poco mientras continuaba.

“Bueno, siempre que me encuentro contigo, me recuerda a esa época, y me pongo algo febril”.

“¿Qué es eso? ¿Qué época?”

“El sometimiento del dragón rojo en las Alpujarras”.

Esas palabras le trajeron una ola de recuerdos desagradables a Suimei. En aquel entonces, en la región española de Andalucía, se había despertado un dragón rojo, una calamidad mística en una escala más grande que cualquier otra en la historia de la Magia.

“En ese momento, cuando el cielo y las montañas de Sierra Nevada se quemaron de un rojo brillante, cuando todos habían caído en la desesperación… la hermosa luz nacida de las estrellas centelleantes derribó al enemigo del hombre. Fue uno de los mejores misterios que el hombre podría conjurar…”

“…”

Alexis hablaba de ello como en un sueño febril. Como si se hubiera utilizado Enth Astrarle hace unos momentos. Y después de recordar por un tiempo, pareció darse cuenta del efecto que tuvo en Suimei.

“Mis disculpas por mi falta de consideración. Fue entonces cuando falleció tu padre…”

“No, realmente no me importa. Pero… ¿es por eso que me llamas por ese nombre?”

“Eso es correcto.”

“¿Seriamente…?”

Normalmente ahí era donde ponía una expresión de preocupación, pero Suimei apartó tímidamente la mirada. Si un mago del nivel de Alexis decía que era porque estaba fascinada con su magia, no podía evitar que la vergüenza se apoderara de él.

“Y es por eso que seguiré llamándote Starlight”.

“Te lo ruego. Por favor, usa mi nombre”.

Suimei bajó la cabeza a la mesa débilmente. Y en respuesta a eso, tal vez habiendo decidido que ya habían conversado lo suficiente, Alexis experimentó un cambio de comportamiento al ponerse la cara de un caballero.

“Ahora, es bastante tarde en preguntar, pero ¿con qué negocio viniste hoy?”

“Oh sí. Aquí.”

Con eso, Suimei sacó la carta del líder que tenía en el bolsillo del pecho y se la entregó a Alexis.

Después de esto, Alexis también participaría en la batalla de Suimei, pero esa es una historia para otro momento.